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  • 20 marzo, 2023

“Rusia y China, una asociación de cara al futuro”


El presidente ruso, Vladímir Putin, escribe en un artículo con fecha 20 de marzo, para el “Diario del Pueblo” de China que actualmente las relaciones entre Moscú y Pekín han alcanzado el nivel más alto en su historia y que siguen fortaleciéndose.

El mandatario de China, Xi Jinping, llegará este lunes en una visita de Estado a la capital rusa, Moscú. Se prevé que la visita se prolongue hasta el miércoles 22 de marzo. Durante su estancia, el mandatario chino mantendrá una serie de conversaciones, incluidos diálogos con Putin y el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin.

La portavoz de la Cancillería china, Hua Chunying, subrayó que será un encuentro “por la amistad y la paz”.

“La forma en que China y Rusia desarrollan una asociación estratégica de coordinación es totalmente diferente de lo que han estado haciendo ciertos países, como aferrarse a la mentalidad de la Guerra Fría, confabularse con otros países, crear camarillas y avivar la confrontación entre bloques, además de participar en prácticas hegemónicas, dominantes e intimidatorias”, resaltó Hua Chunying.

Este es el artículo íntegro escrito por Vladimir Putin, Presidente de Rusia

Me complace tener esta oportunidad de dirigirme al amistoso pueblo chino en vísperas de la visita de Estado a Rusia del Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, desde las páginas de uno de los mayores y más autorizados periódicos del mundo. Este importante acontecimiento confirma una vez más el carácter especial de la asociación ruso-china, que siempre se ha basado en la confianza mutua y el respeto de la soberanía y los intereses de cada uno.

Tenemos grandes expectativas puestas en las próximas conversaciones. No nos cabe duda de que darán un fuerte impulso a todo el complejo de la cooperación bilateral. Para mí, es también una gran oportunidad de ver a un buen viejo amigo con el que mantenemos las más cálidas relaciones.

Conocimos al camarada Xi Jinping en marzo de 2010, cuando visitó Moscú a la cabeza de una amplia delegación china. Nuestro primer encuentro fue muy profesional y, al mismo tiempo, sincero y amistoso. Este estilo de comunicación me resulta personalmente muy atractivo.

Sé que en China conceden gran importancia a la amistad y a las relaciones humanas. No en vano el sabio Confucio dijo: “¡Qué alegría cuando un amigo viene de lejos!”. En Rusia también valoramos mucho estas cualidades. Para nosotros un verdadero amigo es como un hermano de sangre. Nuestras naciones son muy similares en este sentido.

Tres años más tarde, por las mismas fechas de marzo, volvimos a encontrarnos en la capital rusa. Xi Jinping

realizó su primera visita de Estado a nuestro país tras su elección como Presidente de la República Popular China. Aquella cumbre marcó el tono y el impulso de las relaciones ruso-chinas durante muchos años, se convirtió en una prueba vívida de la naturaleza especial de las relaciones ruso-chinas y determinó el vector de su desarrollo acelerado y sostenible.

Ha transcurrido una década, lo que no es más que un instante para la historia de nuestros países, unidos por los lazos de tradiciones centenarias de buena vecindad y cooperación.

Durante este tiempo, muchas cosas han cambiado en el mundo, y a menudo no para mejor, pero lo que ha permanecido constante es la fuerte amistad ruso-china, que se refuerza constantemente en beneficio e interés de nuestros países y pueblos. Los progresos realizados en los lazos bilaterales son impresionantes.

Relaciones más fuertes que nunca

Las relaciones ruso-chinas han alcanzado el nivel más alto de su historia y siguen fortaleciéndose, son superiores en calidad a las alianzas político-militares de la época de la Guerra Fría, no tienen un líder y un seguidor, no hay limitaciones ni temas prohibidos.

Nuestro diálogo político se ha hecho extremadamente confiado, la interacción estratégica se ha hecho integral y está entrando en una nueva era. El Presidente Xi Jinping y yo nos hemos reunido unas 40 veces y siempre hemos encontrado tiempo y oportunidad para comunicarnos en diversos formatos formales y en un entorno “libre de ataduras”.

Una de nuestras prioridades es la asociación comercial y económica. El ya robusto volumen de comercio bilateral se duplicó hasta alcanzar los 185,000 millones de dólares en 2022. Se trata de un nuevo récord. Y tenemos todos los motivos para creer que el objetivo de 200,000 millones de dólares que nos fijamos con el Presidente Xi Jinping se superará este año, no en 2024.

Además, es importante que la proporción de liquidaciones en monedas nacionales en nuestro comercio mutuo esté aumentando, y nuestras relaciones se están volviendo aún más soberanas.

Los planes y programas conjuntos a largo plazo se están llevando a cabo con éxito.

◙ Por ejemplo, el gasoducto ruso-chino Power of Siberia se ha convertido, sin exagerar, en el “acuerdo del siglo” por su envergadura.

◙ Los volúmenes de suministro nacional de petróleo y carbón han aumentado considerablemente.

◙ En China se están construyendo nuevas centrales nucleares con la participación de nuestros especialistas.

◙ Las empresas chinas se están incorporando activamente a proyectos de Gas Licuado (GNL)

◙ La cooperación industrial y agrícola es cada vez más estrecha.

◙ Juntos exploramos el espacio exterior y desarrollamos nuevas tecnologías.

Rusia y China son países con antiguas tradiciones originales y una enorme riqueza cultural. Y ahora que se han levantado todas las restricciones a los contactos mutuos relacionadas con la pandemia, es importante intensificar cuanto antes los intercambios humanitarios y turísticos, reforzando así la base social de la asociación Rusia-China.

La celebración de años temáticos interestatales desempeña un papel especial en este sentido. Por ejemplo, los años 2022-2023 están dedicados a la cooperación en cultura física y deportes, muy demandada por nuestros ciudadanos.

Puentes y no muros

Rusia y China están construyendo puentes en sentido literal y figurado, a diferencia de algunos países que pretenden la hegemonía y causan discordia en la armonía mundial. Por ejemplo, el año pasado nuestras regiones fronterizas conectaron dos puentes sobre el río Amur, que desde hace tiempo es un “río de amistad”.

En medio de las “olas y vientos” del planeta, cooperamos estrechamente en los asuntos internacionales y, hombro con hombro “como una roca en medio de una corriente turbulenta”, coordinamos eficazmente las posiciones de política exterior, combatimos las amenazas comunes y respondemos a los desafíos contemporáneos.

Estamos promoviendo activamente estructuras multilaterales democráticas como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y los BRICS (alianza de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que cada vez tienen más autoridad e influencia y están ganando nuevos socios y amigos. Este es también el propósito del trabajo para alinear la construcción de la Unión Económica Euroasiática y la iniciativa “Un cinturón, una ruta”.

Junto con personas de ideas afines, nuestros países han abogado sistemáticamente por la formación de un orden mundial multipolar más justo, basado en el derecho internacional y no en unas “reglas” al servicio de las necesidades de unos “mil millones de oro”.

Rusia y China trabajan sistemáticamente en aras de la creación de un sistema de seguridad equitativo, abierto e integrador en la región y en el mundo en su conjunto, no dirigido contra terceros países. A este respecto, observamos el papel constructivo de la Iniciativa de Seguridad Global de China, que está en consonancia con los planteamientos de Rusia en este ámbito.

Vemos que el panorama geopolítico exterior está experimentando cambios radicales. El “Occidente colectivo” se aferra cada vez más desesperadamente a dogmas arcaicos y a su esquivo dominio, poniendo en juego el destino de Estados y pueblos enteros. La política estadounidense de doble contención de Rusia y China, así como de todos aquellos que desafían los dictados estadounidenses, es cada vez más aguda y asertiva. Se está desmantelando la arquitectura de la seguridad y la cooperación internacionales. Rusia ha sido declarada “amenaza inminente” y China “competidor estratégico”.

La crisis de Ucrania

Agradecemos el enfoque equilibrado de China ante los acontecimientos que están teniendo lugar en Ucrania y su comprensión de sus antecedentes y causas reales. Acogemos con satisfacción la voluntad de China de desempeñar un papel constructivo en la resolución de la crisis.

Al igual que nuestros amigos chinos, abogamos por la estricta observancia de la Carta de las Naciones Unidas y el respeto del derecho internacional, incluido el derecho humanitario.

Estamos comprometidos con el principio de la indivisibilidad de la seguridad, que está siendo flagrantemente violado por el bloque de la OTAN. Nos preocupan profundamente las acciones irresponsables y sencillamente peligrosas que pueden socavar la seguridad nuclear mundial. No aceptamos sanciones unilaterales ilegítimas, que deben ser levantadas.

Rusia está abierta a una solución política y diplomática de la crisis ucraniana. Sin embargo, en abril de 2022 no dimos por terminadas las conversaciones de paz. El futuro del proceso de paz depende únicamente de la voluntad de hablar seriamente, teniendo en cuenta las realidades geopolíticas actuales. Desgraciadamente, los ultimátum lanzados contra Rusia sólo revelan una desconexión con dichas realidades y una falta de interés por encontrar una salida a la situación actual.

Al mismo tiempo, la crisis de Ucrania, provocada y alimentada diligentemente por Occidente, es la manifestación más llamativa, pero en modo alguno la única, de su intención de mantener su dominio en la escena internacional y un orden mundial unipolar. No podemos dejar de entender que la OTAN intenta dar a sus actividades un alcance global, con el objetivo de penetrar en la región Asia-Pacífico, y que algunas fuerzas tratan persistentemente de fragmentar el espacio pan-euroasiático en una red de “clubes exclusivos” y bloques militares destinados a frenar el desarrollo de nuestros países y a vulnerar sus intereses. Sin embargo, nadie lo conseguirá.

Hoy en día, las relaciones entre Rusia y China son, en efecto, la piedra angular de la estabilidad regional y de hecho mundial, estimulan el crecimiento económico y sirven de garante de una agenda positiva en los asuntos internacionales. Son un ejemplo de cooperación armoniosa y creativa entre grandes potencias.

Estoy seguro de que nuestra amistad y asociación, basadas en la elección estratégica de los pueblos de ambos países, seguirán creciendo y fortaleciéndose para el bienestar y la prosperidad de Rusia y China.

Y ello se verá sin duda facilitado por la actual visita a Rusia del Presidente de la República Popular China.

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