Detalles del Momento: El secuestro del queso
Moisés Absalón Pastora.
Elementos distorsionantes de cualquier economía son los especuladores. Los que a cambio de desproporcionados beneficios compran grandes volúmenes a precios de guate mojado o sea a costos ridículamente bajos, para vender más caro después, aunque corran el riesgo de que el tiro les salga por la culata cuando de perecederos se trata, es decir no es lo mismo especular con alimentos que con productos con materiales que por característica no tienen vencimiento.
Los especuladores pueden ser inversores, empresas comerciales, gestores de carteras, creadores de mercados que influyen obviamente en los precios y lo hacen tanto que la práctica divorciada de los valores éticos del comercio en sí puede resultar en delitos punibles o sea perseguidos y castigados con cárcel sobre todo cuando lo que se afecta es lo que refiere al área alimenticia que impacta directamente sobre la población.
Los especuladores en el encarecimiento de los productos no son los únicos existentes como distorsionantes económicos e inflacionarios porque también están los acaparadores que tienen una voracidad insaciable por tenerlo todo para sí que desaparecen cualquier mercancía que sea sustancial de manera que encontrarla represente un tesoro por el cual vale cualquier aventura a correr para tenerla.
Para remate a los especuladores y a los acaparadores se les junta el agiotista que es el rematador inflacionario de cualquier economía macro o micro porque es el que impone los precios y facilita el fin para el que compra a guate mojado y el que almacena terminen, en esa trilogía criminal, reduciendo a la nada el pago del asalariado.
Hago esta introducción porque el nicaragüense es víctima del especulador, del acaparador y del agiotista, que pueden ser uno solo o pueden estar separados, pero de cualquier forma son un problema irresoluto por aquello de que la economía de libre mercado los hace“intocables”, al menos por ahora, porque aquí nadie lo debe ser.
En Nicaragua somos profundamente queseros y parte de nuestra cultura gastronómica depende de este derivado del lácteo y es tan importante que en la mesa puede faltar cualquier cosa, pero si no hay queso nada sabe igual. No hay frijoles sin queso, ni gallo pinto sin queso, ni tajaditas, ni maduritos sin queso y si este es puro y no pasteurizado mejor porque cuando se compra con olorcito y sabor a campo más gustado es.
Es tan vital el queso en nuestra vida que hay para todos los gustos y su venta tiene puestos por todos lados y cada quien tiene su propio lugar de compras de acuerdo al sabor, calidad y precio que se nos ofrezca como consumidores, independientemente de las distancias que tengamos que recorrer por obtenerlo y de las filas que hagamos para llevarlo al hogar donde se nos vuelte un alimento básico y elemental con el que siempre podemos quedar planchados.
Así somos de dependientes los nicaragüenses de nuestro queso y de ahí el gran brinco que Nicaragua pega cuando una pinche libra de este tan imprescindible producto ya cuesta hasta C$ 120 córdobas el frescal, C$ 70 el de freír y C$ 60 media libra de crema. Se imaginan ustedes hasta dónde llegaron estos precios, jamás en la historia había pasado. En otros tiempos llegó a ochenta, ochenta y cinco, tal vez, y charchaleábamos por eso, pero que, desde hace dos meses, a C$ 120, eso ya el fin del mundo, es demasiado, es tan ofensivo como cualquier crisis política que hayamos vivido antes en el país.
Muchas veces los nicaragüenses, muy acostumbrados a reírnos de nuestras pesadumbres, respondemos a las circunstancias que nos son adversas asumiendo posturas irónicas y jocosas que para nada representan conformidad o resignación con lo que nos golpea sino por el contrario son una protesta indignada contra las tropelías que productores, intermediarios y distribuidores de determinados ítem alimenticios cometen contra el consumidor de manera descarada, aunque entre todos se boleen la culpa.
Ante los actuales precios que pintan ir en aumento hay varios niveles de protesta que se expresan entre grandes verbos contra los abusadores, patentizándose el llamado a no comprar lácteos y lo que más me gustó, de la cantidad de memes y videos que se siguen produciendo, para mostrar la inconformidad del consumidor, es que en medio de su enojo no dejamos de mostrar el gran ingenio y humor que nos caracteriza.
Una rata muerta por el infarto que le provocó el altísimo precio del queso; Un profesional que renunció a su trabajo para dedicarse a vender queso; Un novio que conquistó al suegro que lo detestaba y que cambió cuando el yerno le dijo que ahora vendía queso; un vendedor que canjeo una lámina de queso a cambio de una camioneta del año, son entre otras cosas, manifestaciones indignadas contra el especulador, el acaparador y el agiotista que sin justificación alguna de repente encarece un producto que ayer fueron los frijoles, los huevos, el pan o cualquier ítem, que, por ser tan básico, elemental y de consumo masivo, entonces se acapara para encarecerlo y así lanzarse después sobre el bolsillo de todos los hogares del país. Menos mal que ahora quitamos de esa lista los hidrocarburos porque de no ser por el gobierno a estas alturas andaríamos a pie o en bus en el mejor de los casos que sigue costandoC$ 2.50 el pasaje.
¿Pero bueno qué hace el gobierno para frenar este abuso; dónde está el MIFIC cuando pasan estas cosas?
En economía vuelvo a recordar está la frasecita esa, que en lo personal nunca me hizo clic, pero me guste o no es una regla básica y elemental de la economía, según afirman los entendidos en el tema y es aquella que invoca el “libre mercado” sobre el cual no puede haber injerencia por parte del estado porque lo contrario es intervenir en temas de comerciales y empresariales donde a todas luces el que resulta desprotegido es el abusado, el consumidor.
Aunque ciertamente el gobierno deNicaragua por esas mismas “reglas” del mercado no se involucra, ni es parte del sobre precio del queso, pienso que, sabiendo dónde está la causa del mal causado, se debe seguir haciendo eco de la indignación de los nicaragüenses promoviendo masivamente que los productores honestos y conscientes sigan vendiendo directamente el producto desde cualquier cantidad de quioscos habilitados por diversos lugares de nuestro territorio nacional.
La medida ha sido efectiva porque de la misma manera que el especulador, acaparador y agiotista se escudan tras llamado “libre mercado”, los consumidores también, desde las ferias del queso le estaban diciendo a los asaltantes y aprovechados que en economía también existe la figura de “la oferta y la demanda” como arma poderosa contra los abusadores.
Haber tomado la decisión de multiplicar ferias del queso, para que el pueblo pueda comprar a precios realmente solidarios, le quiebra el esquema a los asaltantes vendedores de queso y es tal el impacto que poco a poco se impondrá un precio más aceptable particularmente para la economía familiar en nuestros hogares.
Estos abusadores siempre tienen un pretexto para todo y los que son parte de ese club, productores, distribuidores, intermediarios y vendedores te hablan hasta técnicamente del golpe de leche, de la sequía, del invierno, de la mala calidad del potrero, del tórsalo, de las exportaciones a El Salvador, de cualquier cosa que le justifique el asalto a mano armada contra nosotros los consumidores.
Cuando estos golpes pegan y representan un sobre precio contra el bolsillo del consumidor no hay que dejarlos pasar, pero ni un tantito, y cuando haya que hacer alianzas de interés mutuo entre el comprador hogareño y el productor solidario se debe actuar, porque cruzarnos de brazos solo significará una resignación por la cual mañana el abuso será peor.
Aquí hay temporadas que por el nivel de consumo encarecen algunos productos, y uno puede llegar a entender eso, por ejemplo, cuando la Navidad se aproxima el pavo, el cerdo, la gallina de patio, la alcaparra, aceituna, pasas etc. suben; Llega la apertura del año lectivo y entonces trae por compañía que los utilajes escolares, los uniformes, mochilas y zapatos se disparan; se acerca el día de los enamorados o la amistad,-preparémonos- los bares, las comiderías, los moteles, las floristerías hacen lo suyo; Nos toca el día de las madres y los menús en los restaurantes cambian y salen a relucir precios hasta de 30 o 40% más altos de lo que normalmente es y para colmo se anuncian diciendo que están en promoción.
Así es desgraciadamente el comercio y por eso mismo muchísimos negocios y negociantes, que se las quisieron pasar de vivos, quebraron y desaparecieron porque el consumidor también sabe pasar cuentas y con esto del queso, que es lo que nos ocupa, debemos estar alertas porque francamente no hay nada que justifique el asalto a mano armada que con él se hizo y lo que me parece que está a vista es que su injustificado encarecimiento siempre deriva en un ensayo para el cañón con el que siempre nos están disparando inmisericordemente.
Contra cualquier amago de los abusadores estemos listos a alzar la voz y evidenciar a los aprovechados. La principal línea de defensa contra el abusador somos nosotros mismos apoyando en igual medida al productor honesto que siempre podrá encontrar espacios para que pueda vendernos con decencia y honestidad para suplirnos y para que en la misma medida gane lo que merecidamente le corresponde.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.