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  • 30 julio, 2024

Detalles del momento: “La reciprocidad”


Por: Moisés Absalón Pastora.

Los seres humanos somos profundamente complicados. No debemos extrañarnos de ello porque es nuestra naturaleza. Por supuesto que hay también realidades que marcan la diferencia entre situaciones que son tóxicas o extremas, otras que se muestran moderadas y resultan tolerantes y claro el estado deseable que representa el balance que solo la madurez y la sabiduría te pueden dar y por el que aquel que tiene esa virtud genera envidia de la buena.

Hablo por supuesto de la forma en que reaccionamos, del trato que damos, de la conveniencia, del egoísmo, del oportunismo que asumimos en nuestras relaciones personales o de grupos para conferir o negar a la reciprocidad la dimensión que tiene como espacio para hacer más agradable y llevadera la vida desde cualquier punto de vista que se tenga porque todo absolutamente todo de la misma manera que va, viene.

Somos parte de una sociedad donde el impulso nos lleva a medir lo que damos y porque es justo recibir, o al menos así debería ser, lo que entregamos, aunque no necesariamente tenga que venir por la misma vía ya que también valoramos lo que los demás nos devuelven a cambio de nuestra entrega de manera que la reciprocidad es una moneda de cambio y no hablo en modo de comercio sino de siembra y cosecha.

Dar es, para quien tiene ese Don, una felicidad y es una bendición para quien así lo hace, aunque debo decir que me quedo con aquellos que viven para ayudar al que lo necesita y no para que otros vean la mano que se extiende a quien no la tiene porque también están esos que lo hacen para la fotografía o el video cuando lo más cristiano es que lo que haga tu izquierda no lo sepa tu derecha o al revés y además sin esperar nada a cambio, aunque muchas veces nos vayamos a dar cuenta que terminamos recibiendo menos de lo que fuimos capaces de dar perdiendo de vista que lo que hacemos por el necesitado lo hacemos por Dios que como dueño del oro y la plata ni se queda ni pierde nada.

Todo proceso de socialización, de hermandad, de desprendimiento juega un papel importante en el cultivo de la reciprocidad y la naturaleza humana no deja de ser coherente si piensa que si haces un favor a una persona otras personas lo podrán hacer por ti porque altruismo que me muestra, altruismo que se goza y es correcto, pero a veces tendemos a esperar de otros lo mismo que les diste y cuando no resulta caemos en lo que conocemos como amor no correspondido y nos frustramos y nos indignamos porque la primera sensación que se nos viene es que fuimos utilizados, en consecuencia eso de esperar algo de los demás, de una determinada forma y manera, y no ver cumplidas nuestras expectativas puede terminar en una dura decepción y a veces conduce por asuntos de rabia a replantearnos el hecho de seguir dando y empecemos a mirar con buenos ojos la alternativa de ser más conservadores, más prudentes, menos tontos o dejar de seguir poniendo la mejilla ante aquellos que jamás serán no solo recíprocos sino que además son imperdonablemente mal agradecidos porque les hiciste el favor y se te cogieron el pie, la rodilla, el codo y terminaron comiéndote.

Este tema de la reciprocidad termina mal cuando enemistados te extiendo mi mano para reconciliarnos y vos a cambio me entregas un puño cerrado; cuando mi lealtad hacia tu amistad recibió una puñalada; cuando a mi respeto respondiste con una ofensa; cuando mi compromiso por la causa lo convertiste en una sujeción a tus caprichos personales; cuando por uno, dos o varios favores que me hiciste me quisiste convertir a manera de cobro en tu esclavo; cuando creíste que mi agradecimiento hacia vos debía ser soportar todas las pestilencias que de frente o a mis espaldas me proferiste ante los demás; cuando en vez de preguntar sobre la veracidad o no de cualquier cosa creíste en la cizaña del chismoso.

Hay que saber entender perfectamente lo que es la reciprocidad cristiana si te doy amor, me das amor; si te doy felicidad dame felicidad; si soy tu amigo se mi amigo; si te respeto, respétame; si te ayudo, ayúdame, es decir la reciprocidad es de dos vías, de la misma manera que va de la misma manera viene y repito hay que saber entender perfectamente bien esto.

En Nicaragua gracias a la reciprocidad entre lo que el gobierno devuelve al pueblo y lo que el pueblo reconoce se le está entregando es que tenemos hoy la mejor patria de todos los tiempos. Dígase lo que se diga la razón de un presidente con un fuerte liderazgo, capaz de hacer mucho con poco y de un pueblo que lo ubica como el mejor de todos los tiempos es posible porque la reciprocidad del bien está en los factores del desarrollo y del bienestar de todo un país conectado entre quienes lucha para servir y entre quienes nos sentimos servidos a través de la salud y educación gratuita; de los hospitales, escuelas centros tecnológicos y universidades; de la iluminación nacional y del cambio de la matriz energética; de los puentes y carreteras del primer mundo; de la integración entre el pacífico y el atlántico; de las comunicaciones y cobertura telefónica; de los parques, canchas, gimnasios  y estadios; de los inagotables proyectos sociales; del trato especializado a temas como la infancia, la maternidad, la mujer, la juventud y la tercera edad; al fomento del espíritu creador; a la mano solidaria que siempre aparece cuando sin que nadie lo espera aparecen las desgracias.

Esa reciprocidad, la buena, la cristiana, la que nos permite vivir en paz, en orden, en estabilidad y con seguridad es la que nosotros, los que vivimos aquí, deseamos como única materia prima para construir nuestro futuro y es lo que deben entender los mal agradecidos, los inadaptados esos que deportados como agentes extranjeros y desnacionalizados por traidores a la patria nunca comprendieron y que ciertos de que solo pulgas les faltaron para rascarse lo que terminaron haciendo fueron actos abominables contra los que no podía haber ningún tipo de condescendencia.

¿Muchos de esos bárbaros, que usted bien sabe quiénes son, siguen diciendo que la reacción del gobierno sandinista o del sandinista con ellos fue desproporcionada, pero y es que en verdad piensan que debió existir reciprocidad a lo que ellos nos hicieron a nosotros como ciudadanos y a lo que en lo general causaron al país?

¿Estarán claros estos de lo que representaría una reacción recíproca de nosotros el pueblo contra aquellos eventos tristes del 2018?

Profundizando y para dejar claro lo que significa este tema de la “reciprocidad”, dado que existe la buena y la mala, debo decir que la primera es cristiana y humanista y la segunda es la del ojo por ojo y diente por diente, es decir hasta quedar todos ciegos y chintanos porque entonces así como ellos lo hicieron debimos haberlos quemados vivos; debimos haberlos torturado; debimos haberlos desnudado y en pelotita, como Dios los trajo al mundo, pintados de rojo y negro, soltados en la vía pública bajo una tormenta de morteros; debimos haberlos asesinado, desmembrado y desaparecido como hicieron con Bismarck Martínez; debimos ir a pegar fuego a las casas de sus familiares; debimos trancar sus empresas; debimos violar a sus mujeres; debimos dejar en cenizas las casas de sus partidos o siglas, pero no fuimos recíprocos, no fuimos vengativos, por el contrario fuimos hasta ingenuos porque respondimos con una amnistía inmerecida y como no la entendieron nos limitamos a dejar que la justicia actuara y por eso fueron detenidos por la existencia de pruebas que ellos mismos proporcionaron porque hasta de auto incriminaron.

Claro, por supuesto, era natural que así fuera y resultaron condenados a tantos años que todavía estarían tras las rejas lejos de pagar, pero como el padrino del terror y de los terroristas se los quisieron llevar pues se fueron, pero desnacionalizados, confiscados y como traidores, pero jamás tratados con reciprocidad porque la nuestra es otra.

Nosotros solo podemos ser recíprocos con el que es capaz de saberse un instrumento de paz; con el que siembra amor dónde hay odio; Con el que lleva perdón dónde hay ofensa; dónde haya un puente que una; donde existe fe ante la duda; donde la verdad sea más que el error; donde cante la alegría por encima de la tristeza; dónde la luz sea más que la oscuridad.

Así reaccionamos los que con un alto espíritu Franciscano consolamos, comprendemos, damos, perdonamos y amamos tanto que somos capaces de entregar lo más preciado, nuestras vidas, no solo por el próximo, sino por la madre patria con quien nos ata la más grande reciprocidad, el agradecimiento por la nacionalidad que nos dio.

Tengamos presente que la reciprocidad, es un acto absoluto de libertad y que corresponde a cada persona decidir qué quiere dar, cuándo y cómo, pero de la misma manera entendiendo que uno recibe lo mismo que es capaz de dar y que solo respetando las decisiones de los demás podremos disfrutar plenamente de los beneficios de la reciprocidad que nada tiene que ver con el infame y con el ingrato que adjura del beneficio recibido y que como decía Lucio Anneo Séneca tampoco no solo lo devuelve sino que además se olvida de él.

La reciprocidad amigos es determinante para una sociedad que desarrollada en la confianza entre gobierno y gobernados comprenda que nunca se alcanzará el puerto deseado si en la relación solo uno es el que aporta porque equivaldría exactamente ha hablar permanentemente con una pared y eso que expreso no es un cuento como sí lo es esa locura de que se ama sin esperar nada a cambio porque el amor puro, el verdadero, exige y demanda un equilibrio entre saber dar y en consecuencia merecer recibir porque nada es incondicional, nada es gratis y todo cuesta.

Así las cosas, si no eres capaz de dar, no pidas; si no sumas, no restes; si no apoyas, no critiques; si no preguntas, no supongas; no exijas lo que no das; no hables lo que no sabes; no hagas lo que ignoras; no desees lo que te puede retornar; no maldigas lo que está bendito.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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