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  • 28 noviembre, 2024

Al borde de la III Guerra Mundial


Por: Hedelberto López Blanch*

La anunciada decisión de Estados Unidos, Francia y Reino Unido de permitir a Ucrania utilizar misiles de largo alcance contra territorio ruso, abrirá una puerta hacia el incremento de una guerra que no tendría para cuando acabar y que su posible conclusión sería el estallido de la III Guerra Mundial.

Joe Biden un presidente aletargado que se tambalea al caminar quiere acabar con el mundo antes de dejar la Casa Blanca y en un afán casi demencial ha autorizado, según medios de prensa, el uso de esos misiles contra Rusia.

Los primeros en divulgar la información fueron The New York Times y Reuters que al citar sus fuentes autorizadas, señalaron que Biden accedió a la petición del régimen ucraniano de dar luz verde al uso de los cohetes ATACMS de fabricación estado-unidenses que poseen un alcance de 300 kilómetros.

Seguidamente, el rotativo francés Le Figaro informó que Paris y Londres también dieron la autorización al régimen de Vladimir Zelenski para que dispusiera de los misiles Storm Shadow (nombrados en Francia SCALP) con el mismo objetivo.

Los Storm Shadow, desarrollados conjuntamente por Francia y Reino Unido son de tipo crucero sigiloso de clase aire-tierra con alcance de más de 250 kilómetros.

Estados Unidos, Francia y Reino Unido no han confirmado hasta el momento la información divulgada por la prensa.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, recordó que Putin ya se ha pronunciado sobre esta cuestión y sobre las consecuencias que tendrá para Occidente.

El presidente de Rusia el pasado septiembre enfatizó que “Si se toma esta decisión, significará, nada menos, que la implicación directa de los países de la OTAN [] en la guerra de Ucrania. Y si es así, con vistas a cambiar la naturaleza del conflicto, tomaremos la decisión adecuada en función de las amenazas que se nos planteen”.

Al mes siguiente, durante una entrevista con el periodista Pável Zarubin, explicó que “no se trata de si se permitirá o no que alguien utilice estas armas contra Rusia”. Puesto que “las tropas ucranianas no pueden usar estas armas por sí mismas y solo lo harían especialistas de los países de la OTAN, porque necesitan medios de reconocimiento espacial, que Ucrania naturalmente no tiene”.

Recordemos que en marzo de este año, la editora jefe de la agencia Sputnik, Margarita Simonián, publicó la trascripción de una conversación entre altos oficiales alemanes de la Bundeswehr que estaban discutiendo la posibilidad de un ataque con misiles Taurus al puente de Crimea.

En la grabación, los oficiales alemanes comentaron que los británicos tienen “algunas personas sobre el terreno” en relación con el despliegue de sus misiles de crucero Storm Shadow entregados a Ucrania. Aseguraron que los británicos han participado en la planificación de ataques con misiles Storm Shadow contra instalaciones en Rusia.

En la conversación se oye: “Tenemos que suponer que ellos (los ucranianos) pueden utilizar aviones con montajes para misiles Taurus y para los Storm Shadow. Los británicos estuvieron allí y equiparon los aviones. Los sistemas no son muy diferentes, pueden utilizarse también para Taurus”.

El 27 de febrero, el presidente Enmanuel Macrón tras la Cumbre Especial sobre Ucrania efectuada en París, sugirió en conferencia de prensa la posibilidad de enviar tropas europeas a Kiev.

Al parecer, la Organización del Atlántico Norte (OTAN) vuelve otra vez a encaminar sus pasos para incentivar el inicio de una Tercera Guerra Mundial pese al costo que conllevará para sus respectivos países y para la casi segura desaparición de la especie humana.

Se calcula que hay más de 12 500 ojivas o cabezas nucleares en manos de nueve países. Encabezan la lista Rusia y Estados Unidos, con un arsenal combinado de más de 11 000 ojivas, muchas veces más potentes y devastadoras que las lanzadas por Washington contra Hiroshima y Nagasaki en 1945.

También poseen armas nucleares China, Francia, Reino Unido, Pakistán, India, Corea del Norte e Israel.

La pregunta es: ¿Quedará algún ser vivo sobre la Tierra?

 

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