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  • 27 abril, 2020

Peste del miedo contagia al mundo


Por: Francisco Javier Bautista Lar

1- La peste del miedo contagia al mundo, el virus de la desigualdad evidencia injusticias acumuladas, la pandemia de la manipulación y la desinformación contaminan redes, mentes y emociones, fracturan la organización y funcionamiento de la sociedad, y afectan la convivencia, frente al riesgo real, sobredimensionado e imprevisto en el mundo egoísta de consumo que “hemos construido”, evidenciando fragilidad e inconsistencia frente al coronavirus Covid-19 (declarado pandemia por OMS, 11 de marzo*), que llegó (o conocimos) para quedarse y con el que los humanos tenemos que convivir y aprender a superarlo. Ello obliga a medidas sostenibles, sanitarias y sociales, a un nuevo sistema de salud preventivo y solidario, no mercantilista, egoísta y reactivo.

2- Ambos: el problema epidémico y el abordaje improvisado, ocurren y se desencadenan de manera precipitada, a veces tendenciosa, con connotaciones que ignoramos y apenas sospechamos. Han llevado a acciones globales, económicas, militares, policiales, laborales, comunitarias, sanitarias y personales, quizás desproporcionadas, inoportunas, irracionales y excluyentes que agravan la marginalidad, perjudican a las personas más vulnerables y a los países más pobres, tienden a aumentar el estancamiento y las injustas relaciones de dependencia.

3- Las consignas o frases de moda generadas desde organismos hegemónicos, élites pudientes, privilegiados que pueden vivir del trabajo de otros o de la renta: gerentocracia, cúpula jerárquica, burocracia virtual, tecnocracia, propietarios o herederos del capital, aristocracia, y que son reproducidas de manera inercial, o asumidos por voluntad político-sanitaria, o por quienes pretenden “codearse” con los que pueden, cuando “quedarse en casa” es estatus del pudiente, del que tiene, no del imposibilitado a confinarse en el domicilio, -limitado, de escasez-, porque es “ciudadano de segunda categoría” expuesto al riesgo, empleado formal o informal, con poco o nada, vive del salario, del día a día, o emprendedor que busca prosperidad con su trabajo cotidiano. El “quédate en casa” no puede ser general ni absoluto, sería inefectivo, de amplias contraindicaciones.

4- Deberán estar en casa, en el espacio posible: adultos mayores, jubilados, desocupados, enfermos… Los que no pueden, no deben o no necesitan salir. Es necesario balancear la condición real de riesgo frente a la vulnerabilidad personal y social, y la medida para reducirlo con congruencia, proporcionalidad y oportunidad, frente al peligro previsible, no imaginario. Son insostenibles medidas radicales de paralización socioeconómica. Confinar, excluir e imponer desigualdad, no es saludable si generaliza, provoca más daño a la salud personal y colectiva, a la vida humana y social.

5- Cierto miedo –sin ser prisionero de ello- es humano, pero el pánico es irracional y enfermizo, cuando es colectivo es más peligroso, es la verdadera pandemia de la paranoia la que alimenta lo “injustificables”. El miedo es instrumento de sometimiento y dominación. El pánico frente al riesgo no es precaución, exacerba inmovilidad y aísla, no como debería ser, a los vulnerables por su sistema inmunológico, para prevenir y proteger. Desencadena “terrorismo global” cuya víctima es la sociedad que está siendo llevada -ojalá temporalmente- a romper la convivencia, limitar o eliminar las expresiones de afecto y la indispensable proximidad, propios de la naturaleza humana.

6- Oportunismo circunstancial difunden desesperanza y desinformación. La pandemia de miedo y manipulación ha renovado conceptos y prácticas anacrónicas, de modelos autoritarios y del atraso que creíamos superado: epidemia, pandemia, confinamiento, estado de sitio, ley marcial, medidas de excepción, suspensión de libertades, restricción general de movilidad, distanciamiento social, campos-estadios de internamiento para enfermos y presos, hospitales de campaña, ejército en la calle, detenciones masivas, golpeados o muertos por circular en vía pública, escasez de productos, acaparamiento, desabastecimiento, aeropuertos y fronteras cerradas, paralización del transporte colectivo, saqueos, morgues improvisadas y saturadas, familias sin acompañar al enfermo ni velar al muerto, fosas comunes,… Además, lo viejo conocido sigue en abierta violación al derecho internacional: bloqueo, sanciones, intervenciones, golpes de estado, saqueo y expropiación de recursos, usurpación (robo descarado) del patrimonio de naciones, todo ejecutado con impunidad por transnacionales imperiales. La realidad parece supera una vez más a la ficción.

7- Cada país, según su dinámica, circunstancia y percepción, asume las acciones que estima conveniente y, en consecuencia, los resultados frente a la complejidad incierta del fenómeno en marcha. Nicaragua, pequeño pero digno país centroamericano, a pesar de dificultades, incomprensiones y provocaciones mal intencionadas internas y externas, es una de las pocas excepciones del desborde precipitado que ocasiona la peste de miedo, gracias a la prevalencia del sistema de salud comunitario y familiar con énfasis preventivo y a decisiones congruentes y oportunas desde una visión solidaria, con participación social, comunicación directa y educación popular, frente al riesgo posible, valorado con responsabilidad y sostenibilidad desde sus limitaciones, aprovechando las condiciones organizativas, naturales y humanas para la salud y el bien común, y que la “medicina no sea más grave que la enfermedad”. Durante un mes la organización comunitaria y de salud realizaron tres millones de visitas domiciliares para prevención e higiene y la jornada anual de vacunación contra influenza, neumococos y otros a 2 millones de personas. Cuando se supere el escenario distorsionado y perturbador mundial, queden atrás los prejuicios y prevalezca el aprendizaje, cuando la humanidad vuelva con serenidad a la dinámica social, la experiencia de Nicaragua será referente que, desde la participación comunitaria e institucional, supo enfrentar el impredecible y complejo fenómeno de salud pública.

8- Los datos de casos del coronavirus en Nicaragua hasta ahora, -fase 1: casos importados- debido a que son pocos, no tienen valor descriptivo ni de inferencia comparable ni proyectable. La epidemia es un complejo problema de salud pública con complicaciones adicionales por manipulación mediática global y miedo. Está presente de manera tardía y leve, pero se difundirá en Nicaragua, es inminente que pase a transmisión local comunitaria y medidas para mitigar contagio. Lo importante es continuar enfrentando de manera sostenible el riesgo frente a las vulnerabilidades, con responsabilidad, sin pánico ni excesos incongruentes, sin paralización, con las capacidades humanas, sociales e institucionales del país. Algunos especulan con mala intención para “traer agua a su molino” por la tragedia humana mundial, mienten y pretenden sembrar desconfianza con oscuros propósitos que atentan contra la salud pública y bien común.

9- Hay un dramático impacto humano por la epidemia y otro más grave se prolongará en el tiempo, por la manera desproporcionada de abordarlo. Existen múltiples versiones sobre origen, solución, propósito y consecuencia de la pandemia. Las hipótesis van desde lo que dice la ciencia hasta la ficción de lo posible o increíble, se difunden especulaciones disímiles, incluyendo las confusas connotaciones conspirativas política, tecnológicas, económicas y transnacionales, la de una “tercera guerra mundial de nuevo tipo” en marcha y el establecimiento del “nuevo orden mundial”. Lo cierto es que se han puesto a la luz medidas extremas, dictatoriales y autoritarias de diversa naturaleza, que trascienden la responsabilidad institucional, empresarial y social, cuyas respuestas parcialmente se explican cuando son sustentadas por pánico, improvisación y premura.

10- El economista canadiense Michell Chossudovsky comentó: “Cerrar la economía, clausurar fronteras y paralizar la sociedad es un mecanismo de empobrecimiento sin precedente en la historia, es instrumento de guerra, no casual, sirve como pretexto para una operación financiera de grandes proporciones, un crimen contra la humanidad, basado en propaganda y mentiras para sostener el miedo y someter”. Son actos contra la humanidad a nivel mundial, en donde la mayoría de la población es prisionera del pánico por la pandemia inducida o crisis planificada que usa instrumentos de emergencia sanitaria y campaña mundial de miedo. Una aplanadora global opaca voces y conciencias, presiona para que los gobiernos tomen medidas radicales y generales como presunta condición para “salvar a los afectados del virus” y “evitar propagación”. Serán inminentes los “paquetes financieros” de ajustes estructurales masivos en todos los países, comprar voluntades e imponer modelos de dependencia como proyecto imperial hegemónico global. Según la CEPAL, por la fuerte caída del PIB (-5.3%), habrá en América Latina 29 millones más de pobres. El PMA reconoció que se duplicará la hambruna, pasará a 270 millones, será de enorme proporción, afectará a 30 países y provocará más muertos que la pandemia. Efectos inmediatos y de pospandemia son dramáticos para el mundo. Miles de negocios cerrados y millones de empleos perdidos. Presente y futuro demandan diálogo con todos los sectores y empresas, “infección viral” y consecuencias, no diferencian posiciones políticas ni religiosas, provocan afectación general; es indispensable enfrentar juntos la incertidumbre. Alejandro Dumas escribió: “Los peligros desconocidos son los que inspiran más temor”, y Nelson Mandela: “El valiente no es el que no siente miedo, sino el que lo vence”, es el panorama inmediato y su prolongación que requerimos enfrentar y vencer.

11- Preguntas para reflexionar:

i. ¿El daño humano causado a la fecha (y el que falta) es realmente menor gracias a las medidas de confinamiento e inmovilidad social y económica?

ii. ¿Otras medidas preventivas sociales e institucionales hubieran sido más efectivas y menos dañinas que las tomadas por la mayoría de países?

iii. ¿La naturaleza de las acciones reconoce la prevalencia del sistema de salud pública mundial incompetente y reactivo que descuidó prevención sanitaria lo que llevó a medidas “remediales” desesperadas con alta contraindicación social y humana?

iv. El virus tiene gran capacidad para difundirse, pero es frágil: lo elimina higiene: agua y jabón; letalidad es un poco mayor a otras enfermedades del sistema respiratorio, entonces: ¿Por qué medidas extremas y pánico exacerbado?

v. ¿Cuántos fallecen a causa directa del virus u otros padecimientos o vulnerabilidad inmunológica por terror generado, acciones aplicadas, información contaminante e incertidumbre?

vi. ¿Estimamos daño humano, social y económico si acciones hubieran sido otras? Y las que mayoría de países tomó, ¿cuál es el impacto, más que por el virus, por esas acciones? Mayor daño humano (aún impreciso): físico, emocional, social y económico, es ocasionado por medidas aplicadas: insostenibles, generalizadas y precipitadas, medievales y autoritarias.

vii. ¿Qué falló? ¿Cuál el aprendizaje obligado? ¿Qué se esconde e ignoramos los habitantes comunes y corrientes de la Casa Común que “perdió el equilibrio” (=enfermedad) por excesos del “capitalismo salvaje” e injustas relaciones entre naciones, seres humanos y con la naturaleza?

viii- ¿Aprenderemos? Si lo que ocurre y falta no lleva a cada uno, a la humanidad y a las naciones a aprendizajes responsables, a superar el egoísmo, el actual orden económico, político y social mundial desigual, todo “habrá pasado de noche”.

Confío que el amanecer está por llegar, vendrá un nuevo sol y una nueva luna de esperanza y cambio. Desde nuestra convicción cristiana, humanista y revolucionaria estamos convencidos que un mundo mejor es necesario e inevitable, está en nuestras manos construirlo.

Salud y paz.

* Datos 25.4.2020: 2.9 millones infectados en el mundo, 33% en Estados Unidos; de 200 mil fallecidos, 34%; letalidad en ese país es 5%. Siete naciones: E.U, España, Italia, Alemania, Reino Unido y Turquía, tienen 67% de infectados y 78% de muertes. El 31% están recuperados. Letalidad mundial: 6%. Pronóstico: 2020 concluirá con 30 millones infectados y 2 millones fallecidos…
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