Nicaragua, descubriendo un paraíso salvaje
Bienvenidos a Nicaragua, la tierra de los lagos y volcanes, frase escrita en el gran panel de bienvenida, apenas bajas en el aeropuerto Augusto C. Sandino en Managua.
El país más grande de Centro América, riquísimo por su biodiversidad, mantiene las expectativas, cuando partimos para descubrir este increíble País, ubicado entre el Océano Pacífico y el Caribe. Aquí la flora, la fauna y la naturaleza salvaje son de una belleza impactante, que lo convierten en un destino ideal para el ecoturismo.
Los amantes de la aventura podrán satisfacer sus deseos, porque el país además de montañas, lagos,llanuras, playas, bosques inexplorados y volcanes activos, ofrece tres reservas de biósfera.
Gracias a un hábitat aún no contaminado, hay numerosas especies de animales que viven libremente y se pueden encontrar: loros, tucanes, osos perezosos, osos hormigueros, gatos salvajes, erizos, búhos, pumas, etc.
Nuestro recorrido inicia en la capital, Managua, la ciudad más grande del país.
A orillas del lago Xolotlán, tiene un centro histórico donde se eleva una catedral de estilo colonial y una parte moderna reconstruida después de los diversos terremotos que tuvieron lugar en el país.
A pocos kilómetros, se encuentra la Laguna de Apoyo, con agua mineral tibia, formada dentro de un cráter que cuenta con una profundidad de 120 metros y que se formó hace más de 23 mil años después de la explosión de un volcán.
Este lugar fue considerado sagrado por los nativos, quienes pescaban en sus aguas, dejando un patrimonio con rastros de dos cementerios antiguos, además de varios petroglifos en honor a los dioses.
A poca distancia de la Laguna de Apoyo, se encuentra un lugar increíble, el Parque Nacional Volcán Masaya, el primer parque nacional del país, que cuenta con dos volcanes y cinco cráteres, que se extiende en un área de 54 kilómetros cuadrados. Aquí hay uno de los cinco lagos de lava visitables, existentes en el mundo y apreciable desde arriba del cráter.
Para lograr alcanzarlo, es necesario subir a través de las rocas oscuras de los restos de algunos flujos de lava, mientras las columnas de humo emitidas por el volcán se acercan cada vez más a la parte superior de la boca del cráter del volcán Santiago.
Un balcón protector separa el mar de lava que hierve dentro, en el fondo del abismo. Es recomendable llegar al anochecer, cuando el rojo de la lava se vuelve más brillante y el espectáculo es aún más hipnótico y fascinante.
La siguiente visita obligatoria es Granada, tan hermosa que recibe el sobrenombre de París de América Central.
Además de ser una de las principales ciudades de Nicaragua, es la ciudad colonial más antigua del país y la primera ciudad europea en el Continente Americano, fundada por los españoles en 1524, poco después de su llegada al nuevo mundo.
Su centro histórico, envuelve una atmósfera que evoca tiempos pasados, su característica arquitectónica refleja la época colonial típica del siglo XVI, un recorrido a pié te hará descubrir las casas coloridas con tiendas con escritas curiosas como la farmacia “La Milagrosa”, las numerosas iglesias , como la Merced, desde el campanario ofrece una vista asombrosa de la ciudad y del horizonte infinito, la catedral, el convento de San Francisco convertido en museo y centro cultural es un antiguo monasterio de estilo colonial ha sido transformado en el Hotel Granada, un hotel que ofrece un encantador ambiente de tiempos remotos, donde puede detenerse para redescubrirla dimensión pérdida que sólo una ciudad antigua como Granada ofrece.
Granada
No te pierdas Las Isletas, un archipiélago de 365 pequeñas islas de origen volcánico, formado después de una violenta erupción del volcán Mombacho, uno de los siete volcanes activos en el país.
Las islas, habitadas por pescadores o bien transformadas en resorts de lujo, son hábitats de una gran variedad de aves acuáticas y migratorias que se detienen aquí, son un lugar ideal para ser exploradas en barco o kayak.
Posteriormente, nos dirigimos hacia San Juan del Sur, situado en la costa del Pacífico. La ciudad es un puerto importante, siendo uno de los destinos turísticos más famosos de Nicaragua y un verdadero paraíso para los surfistas.
San Juan del Sur
Desde el Mirador del Cristo de la Misericordia, una de las 18 estatuas más grandes del mundo que se encuentra en una colina sobre la ciudad, es un espectáculo que se aprecia el inmenso paseo marítimo de la ciudad, donde los surfistas disfrutan de las olas de un océano impetuoso y grandioso.
En el paseo marítimo nos detenemos para comer en uno de los muchos restaurantes de playa, que ofrecen menús de pescado a precios favorables. Incluso la langosta aquí es accesible. Pero la gastronomía nicaragüense también ofrece carne de excelente calidad, suave y sabrosa, procedente de ganado criado en la naturaleza.
Inmediatamente después del almuerzo, volvemos a saborear la naturaleza a través de un camino dentro del Parque de Aventuras “Las Nubes”, una reserva privada, completamente inmersa en numerosas hectáreas de bosque con una terraza con vistas al océano y los volcanes gemelos de Ometepe y que ofrece experiencias de adrenalina, con su canopy en el bosque tropical donde puedes admirar tucanes,monos, osos perezosos y tanta flora maravillosa.
Lo que queda para terminar esta aventura inolvidable, en la tierra de los volcanes, es pasar al menos una noche en un resort completamente inmerso en el bosque.
En el Morgan’s Rock Ecolodge, te sumergirás en una dimensión olvidada en otro lugar, inmediatamente después de salir de la carretera principal y entrar en la reserva donde se encuentran dispersos los 15 bungalows y tres villas de este complejo de lujo.
En el centro se encuentra el restaurante y el spa con vista al océano. A partir de aquí, inician los senderos cuesta arriba que conducen a los diferentes refugios, cada uno con un jardín, una piscina privada, una terraza y un columpio doble con vista al océano.
Todos tienen grandes ventanas con mosquiteros, que dan a la playa de abajo, pero cada bungalow está construido para ser invisible hacia los demás y dar la sensación de estar completamente solos. Por la noche dormimos acompañados por los sonidos del bosque y el estruendo de las olas.
Aquellos que deseen, pueden participar en programaciones cotidianas (yoga temprano en la mañana, clases de cocina, etc.), pero también pueden optar por quedarse y disfrutar del columpio del pórtico o dar un paseo por la costa de una playa interminable reservada solo para huéspedes. Para saborear el espectáculo de la naturaleza una última vez, antes de regresar a casa.