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  • 1 marzo, 2021

El Derecho humano a vivir en paz


Por: Edwin Sánchez


Biden: “No hay cabida para la violencia y el extremismo”
El Derecho Humano a Vivir en Paz

I
Cuando el presidente Joe Biden exclamó que ni la violencia ni el extremismo tienen cabida en los Estados Unidos, asumió una bandera universal. No es patrimonio exclusivo de la derecha o de la izquierda.

Es el sentir de los hombres y mujeres de buena voluntad.

El mandatario se pronunció así tras la declaración de absolución al expresidente Donald Trump, acusado con evidencias de sobra, de haber incitado el golpe de Estado el 6 de enero.
Ese fue el día en que la Casa Blanca se convirtió por primera vez en la Embajada de los Estados Unidos en los mismos Estados Unidos.

Ni al propio Richard M. Nixon, en aquel agosto de desgracia de 1974, le pasó por la mente la tentación de aplicarle al Capitolio la carnicería de Kissinger al Palacio de la Moneda, ni siquiera en su versión más vegetariana: Clasificación PG-13, de Advertencia severa a los padres.

El brutal golpe de Estado que el protagonista del Watergate autorizó al general Pinochet, en 1973, le costó el martirio al presidente Salvador Allende. Le costó a Chile el derrumbe de la Democracia. Le costó miles de asesinados, torturados y desaparecidos. Le costó al pueblo aprender que el “periodismo independiente” de “El Mercurio”, espoleaba la desestabilización criminal. Le costó saber que patronos involucionados en decadentes politiqueros no significa libertad de empresa. Le costó percatarse que una línea editorial basada en desinformaciones, manipulaciones y rumores envenenados no es libertad de prensa, sino el prólogo de una dictadura fascista. Le costó averiguar en español, en el alma y en la carne, el significado de esta dedicatoria de amor de los Eisenhower, Nixon y Trump de toda la vida:

“Apoyamos al pueblo en su demanda de democracia”.

Fiscales y congresistas como el demócrata Joe Neguse, señalaron que Trump, al comprender que no ganaría las elecciones en la pasada primavera, empezó a plantar “las semillas del odio” entre sus seguidores. Porque para asaltar El Capitolio necesitaba una superchería tan grande como el obelisco conmemorativo a Washington: el magnate “solo podía perder si se la robaban”.

Por algo, el cuadragésimo sexto presidente de EE.UU. dijo:

“Este triste capítulo de nuestra historia nos ha recordado que la democracia es frágil, que siempre hay que defenderla y debemos estar siempre atentos. Que la violencia y el extremismo no tienen cabida en Estados Unidos…”.

II

La sombra del terrorismo donde se atrincheraron sicópatas y engañados –con la unción de sus despiadados azuzadores, los Caifás y fariseos menores–, y todo el muladar de maldiciones lanzados en 2018 contra Nicaragua en formatos de fake news, editoriales, “sermones” y desinformes, han caído sobre las cabezas de sus responsables intelectuales y materiales. Y también en los que ya traman sus candidaturas Nazi-das de la barbarie.

Y por la víspera se saca el 7 de noviembre.

Una encuestadora identificada con este disminuido sector político, pretendió una investigación cuyos deplorables resultados debieron titularse “A confesión de parte”.

Sin trabajo de campo y ni una sola visita a un barrio, el “estudio” fue a la distancia y pensado más para las portadas del embuste internacional, los “análisis” y “entrevistas de fondo” que como indicadores objetivos. Muestra, mil 200 llamadas a celulares.

Con todo y eso, el saldo, por mucho que la quieran dibujar sus patrocinadores, es rojo. De ese rojo lúgubre, de tonalidad bancarrota, que hace juego con el magullado catastrofismo de los usuarios politiqueros y mediáticos del sondeo, valga el pleonasmo.

Que a menos de nueve meses de los sufragios la “Unidad Nacional Azul y Blanco” tenga un magro y dietético 4% de respaldo “popular”, es patético.

Este grupito que ha querido secuestrar la Bandera Nacional como sus paramilitares cuando se apoderaron violentamente de varias ciudades, de acuerdo a la agencia Efe está compuesto “en su mayoría por personas que participaron en las masivas protestas antigubernamentales de 2018”.

¿Masivas?

¿Qué es el 4% de casi 7 millones de nicaragüenses?

¿Qué monarquía le enseñó a la Unión Europea que la Democracia para que sea perdurable como el Partenón se sostiene con 4 (%) palillos de dientes en vez de las 25 sólidas columnas de mármol del pueblo mayoritario?

El “dato” de “protestas antigubernamentales”, como ya es una costumbre, no es dato, sino relato, distorsionado, incompleto y demasiado falaz: fue un alzamiento armado que exigió desde el primer día “la rendición” del gobierno constitucional.

Entre otras demostraciones “cívicas”, se bloquearon las ciudades con tranques donde se mató y torturó gente, e incluso, se violaron mujeres; incineraron personas vivas y destrozaron la economía.
Por si fuera poco, los paladines de la “libertad de expresión” le pegaron fuego a las radios “Nueva Ya” y “Nicaragua, La Voz del Estado”, sin importarles que en sus estudios se encontraran padres de familias, entre periodistas, artistas, técnicos, personal administrativo y de mantenimiento.

La encuestadora retrató, además, la “importancia” del partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) en este año electoral: 3 %.

Los consultados, aun en este tipo de encuestas, castigaron al Partido Liberal Constitucionalista, PLC. Creyendo que iban a crecer en popularidad, algunos de sus líderes familiares o diputados alentaron la crueldad de los tranques, solo para cosechar el vasto rechazo nicaragüense al terrorismo: 2 % de simpatía.

Este es “el pueblo”, las “multitudes” de Trump, que en 2018 intentaron el golpe de Estado: 4% de la “Unidad Nacional Azul y Blanco” y “el resto”… ¿O los restos?

Según afirma Efe, se trata de la “Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, liderada por empresarios”. La agencia concluye que este sector –que igual a sus cómplices siempre se llena la boca hablando en nombre de Nicaragua– “no aportó datos de valor”.

¿Hay razones morales o de derecho internacional para dilapidar millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos para costear la violencia y el extremismo en Nicaragua?
Sería una alevosa violación de los derechos humanos del pueblo de Nicaragua que un menguado sector opositor que no convence al 91% de la sociedad –certificado por sus mismos investigadores–, deba ser declarado “victorioso” en noviembre por el árbitro acreditado, sólo para que el proceso electoral sea “creíble”, según los “estándares” colonialistas.

De acuerdo al determinista concepto de “democracia” de algunas pre-potencias europeas, estamos condenados por los siglos de los siglos a un perpetuo 1492: que a cambio del oro de la soberanía nacional, “vuestra merced” regale los espejitos de su “aprobación”.

El apóstol Pablo exhortó a los oprimidos de la Tierra: “… Si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo.

“Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres” (1 Corintios 7:22-23).

III

En contraste a la debacle de la incierta y desierta derecha, el Frente Sandinista contó con el 25% de apoyo cívico, según observa la encuestadora desde el escritorio, donde se redacta la “realidad” a la medida de lo que se quiere publicar.

No obstante, el 51% de la ciudadanía se decanta por el FSLN, comprobó M&R desde el territorio.

Tal la diferencia entre las especulaciones y delirios de escritorio, y la vida en el territorio. Y esta nada tiene que ver con el chamorrancio Departamento de Ardides y Patrañas, DAP.

Desde esa megafinanciada fuerza de tarea de la desinformación, los mefistofélicos adictos a prefabricar crisis o conflictos domésticos expelen edictos y veredictos ilícitos para instigar, justificar y afianzar el oligárquico mito sin corazón de que el destino escrito del Guardabarranco es ser devorado, per saecula saeculorum, por el Águila.

Lo que no es mito es la estafa perpetrada por la extrema derecha, en sus diversas presentaciones, al erario de Estados Unidos. Al final del día, a pesar de los millones de dólares que cobraron sus operadores a Trump, ni sumando las dos encuestas “aportaron datos de valor”.

M&R visitó en enero los hogares de mil 700 familias, en los cuatro puntos cardinales del país, incluido el Caribe, zona por zona, región por región. Y escudriñó en el terreno que la oposición se reduce a un 3.3%.

La otra firma consuela a la oposición con una suposición del 9%.

De ahí que, a falta de pueblo para lograr un modesto desempeño en la próxima justa, han hecho de la mentira un perverso oficio con el deleznable fin de importar la acusación de “fraude” lanzada por Trump en EE.UU., para deslegitimar los comicios de Nicaragua.

Por eso es fundamental el llamado del presidente Biden que no es válido solo para la Unión Americana:

“… cada uno de nosotros tiene el deber y la responsabilidad, como estadunidenses, y en especial como líderes, de defender la verdad y derrotar las mentiras”.

Y para no dar pie a la ruindad, es necesario avanzar en el perfeccionamiento del proceso democrático de Nicaragua.

Por supuesto, la sensible labor de enriquecer la diafanidad del voto no se le puede encargar a los que actúan en nombre de poderes malignos.
¿Quiénes?

Digamos, el Secretario General don Luis Almagro, quien deshonró la dignidad de su cargo al prevaricar y degradar a la OEA en una Organización de Golpes de Estados Americanos.

El Derecho Humano de Vivir en Paz y Desarrollo en Nicaragua no pasa por ningún despacho del odio o la arrogancia, sea local o foráneo, de alcurnia o mengalo (*), con incienso o azufre…
Solamente pasa por el decoro de ser nación de verdad.

(*) “Persona que le gusta figurar pero carece de posesión económica e intelectual” (Academia Nicaragüense de la Lengua).

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