Declaración del Partido de los Trabajadores de Irlanda
Estados Unidos tiene un régimen de sanciones de amplio alcance que afecta a dos docenas de países de todo el mundo. Tres de estos se encuentran en América Latina: Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Estas sanciones son extremadamente severas y causan un sufrimiento incalculable a la población de los respectivos países. Estas sanciones también son ilegales según la carta de la ONU.
Durante la administración Trump, los tres países experimentaron un aumento en el alcance y la severidad de las sanciones.
Las sanciones no son la única forma de agresión utilizada por Estados Unidos. Las tres naciones han sido objeto de desestabilización interna a través de la financiación estadounidense de grupos de derecha. A través de un aparato mediático dócil, difundieron desinformación con el objetivo de socavar, aislar y desacreditar a estos países dentro de la comunidad internacional e influir en la opinión pública en su contra. Invariablemente, el objetivo final es el cambio de gobierno para asegurar la dominación económica y política del imperialismo estadounidense en la región.
El daño continuo a estos países es inmenso.
Para Cuba, 60 años de bloqueo le han costado a su economía más de 105.000 millones de libras. La vergonzosa Ley de Asistencia Exterior de 1961 permite al Presidente de los Estados Unidos mantener un embargo completo sobre el comercio con Cuba y bloquear la ayuda al gobierno cubano.
En Nicaragua, Estados Unidos utiliza la “Nica Act” (Ley de Condicionalidad de Inversiones de Nicaragua), introducida en diciembre de 2018, por Trump luego de que no se pudiera lograr un cambio de régimen. El objetivo de esta ley es aislar a Nicaragua de cualquier préstamo o asistencia financiera de instituciones como el Banco Mundial o el FMI. Además de esto, Estados Unidos continúa apoyando generosamente a las fuerzas antigubernamentales en el país.
Dado que parece probable que el presidente Ortega y el FSLN sean reelegidos en noviembre de este año, el conocido cómplice del gobierno de Estados Unidos, USAID, está trabajando arduamente para desestabilizar a Ortega y reemplazarlo como presidente.
En cuanto a Venezuela, el premio aquí sería mayor debido a las grandes reservas de petróleo y la riqueza mineral.
Las sanciones impuestas a Venezuela son tan duras como las impuestas a Cuba y estas sanciones provocaron un estimado de 40.000 muertes solo durante 2017-18.
Covid ha significado que estos países han sufrido aún más con sanciones que limitan su capacidad para comprar equipos o medicamentos. Sin embargo, Estados Unidos sigue comprometido con causar mayores dificultades a la población hasta que se salga con la suya.
Ahora más que nunca la comunidad internacional debe expresar su solidaridad y defensa de la soberanía de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Debemos tener claro que estas sanciones ilegales e inmorales no son aceptables y deben terminar.
End sanctions against Cuba, Nicaragua and Venezuela
The United States has a wide-ranging sanctions programme which affects two dozen countries around the world. Three of these counties are in Latin America: Cuba, Nicaragua and Venezuela.
These sanctions are extremely severe and cause untold suffering to the population of the respective countries. These sanctions are also illegal under the UN charter.
During the Trump administration all three countries experienced an increase in the scope and severity of the sanctions.
The sanctions are not the only form of aggression used by the United States. All three counties have been subjected to internal destabilisation through the US funding of right-wing groups. Through a pliant media apparatus they spread disinformation with the goal of undermining, isolating and discrediting these countries within the international community and sway broader public opinion against them. Invariably the ultimate aim is regime change so as to ensure the economic and political domination of United States imperialism in the region.
The ongoing damage to these countries is immense.
For Cuba, 60 years of a blockage has cost it’s economy more than £105 billion. The disgraceful Foreign Assistance Act of 1961 allows the US president to uphold a complete embargo on trade with Cuba and blocks aid to the Cuban government.
In Nicaragua, the US use the “Nica Act” (Nicaraguan Investment Conditionality Act), introduced in December 2018, by Trump following the failure to enforce regime change. The aim of this act is to isolate Nicaragua from any loans or financial assistance from institutions such as the World Bank or IMF. In addition to this the United States continues to generously financially support anti-government forces in the country.
As President Ortega and the FSLN looks likely to be re-elected in November this year the well known shill of the US government – USAid – are working hard to destabilise Ortega and replace him as President.
As for Venezuela, the prize here would be greater due to the large oil reserves and mineral wealth.
The sanctions imposed on Venezuela are just as harsh as those imposed on Cuba with these sanctions leading to an estimated 40,000 deaths during 2017-18 alone.
Covid has meant that these countries have suffered even more with sanctions limiting their ability to buy equipment or medicine. Yet the US remains committed to ensuring further hardship on the populations until they get their way.
Now more than ever the international community must be vocal in their solidarity and defence of the sovereignty of Cuba, Nicaragua and Venezuela. We must be clear that these illegal and immoral sanctions are not acceptable and must end.