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  • 16 enero, 2023

El Caribe – del colonialismo a la soberanía


 | Stephen Sefton

El Caribe está compuesto de 34 naciones y territorios con historias muy diversas y con diferentes formas de gobierno. De estos 34 naciones y territorios 18 son todavía dependencias o territorios de países coloniales. Puerto Rico y las Islas Vírgenes Estadounidenses son dependencias de Estados Unidos, seis islas son dependencias británicas y cinco islas son dependencias neerlandesas aunque dos de estos, Aruba y Curaçao, tienen cierto grado de autonomía.

Cinco países son dependencias francesas incluyendo el territorio de Guyana Francesa y las islas de Guadelupe y Martinica que son formalmente departamentos en ultramar de Francia. Siete de estos territorios y dependencias son monitoreados por el Comité Especial de Descolonización de la ONU siendo estos los territorios británicos Anguila, Bermudas, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes británicas y Montserrat más las Islas Vírgenes estadounidenses. Otro ejemplo de la herencia colonial en el Caribe es la pequeña isla de San Martín que tiene una extensión de 87Km2 con 60% de su territorio francés y 40% neerlandés, dividido así desde el año 1648.

De los 16 naciones independientes del Caribe, ocho, a pesar de ser naciones independientes, todavía reconocen como jefe de estado al Rey Carlos del Reino Unido. Las otras ocho naciones independientes son repúblicas. Haití ganó su independencia de Francia en 1804, República Dominicana de España en 1844, y Cuba se liberó del imperio español en 1902. Dominica ganó su independencia en 1978 como una república. Trinidad y Tobago y Guyana se declararon repúblicas varios años después de recibir su independencia. Barbados se declaró una república en 2021. Surinam se independizó de los Países Bajos como una república en 1975.

Las dos más importantes organizaciones regionales son la Comunidad de Caribe (CARICOM) y la Asociación de Estados Caribeños (AEC). CARICOM se fundó en 1973 como un renovado esfuerzo de integración regional que remplazó iniciativas anteriores como la Federación de las Indias Occidentales y la Asociación Caribeña de Libre Comercio. La AEC se estableció en 1994. Sus miembros son todos los países independientes del Caribe y los países del Sistema de Integración Centroamericano junto con Colombia, México y Venezuela. Miembros Asociados de la AEC son Aruba, Curaçao, Guadalupe, Martinica, San Martín neerlandés, Francia, en nombre de Guyana Francesa, San Bartolomé y San Martín francés y los Países Bajos, en nombre de Bonaire, Saba y San Eustacio.

A este breve resumen de la configuración política en la región que explica la extensa influencia europea en el Caribe, hay que añadir la lucha por la soberanía de las naciones independientes del Caribe frente a la opresiva realidad del poder económico y militar de los Estados Unidos. Entre la historia lamentable de constante intervención, opresión y sufrimiento en la región, la historia de Haití es una de los más impactantes. Luego de independizarse bajo la república francesa, la restaurada monarquía francesa impuso a Haití por la fuerza militar en 1825 el pago de una deuda extorsionista que al final sumó al equivalente de US$21 mil millones para recompensar los franceses dueños de esclavos por las pérdidas provocadas por la independencia. La deuda finalmente se canceló solamente en 1947, 123 años después.

Estados Unidos ocupaba Haití militarmente desde 1915 hasta 1934. Luego, desde 1956, apoyado por Estados Unidos y sus aliados, el gobierno de crimen organizado de la familia Duvalier gobernó el país de la misma manera brutal que Trujillo en República Dominicana o Somoza en Nicaragua. Desde el fin de la dinastía Duvalier en 1986, Estados Unidos y sus aliados, principalmente Canadá y Francia han intervenido constantemente en la política interna de Haití y promovieron el golpe de estado de 2004 contra el Presidente Jean Bertrand Aristide. El golpe de 2004 en Haití fue una prueba de la solidez y consistencia de CARICOM que ya había sufrido una profunda crisis política diez años antes por motivo de la invasión de Grenada por Estados Unidos en 1983.

Así que, la decisión contundente por CARICOM de rechazar el golpe contra el presidente Aristide en 2004 fue una afirmación decidida de la independencia y soberanía del Caribe frente a otra intervención imperialista más en la región. Otros ejemplos de la determinación de los países de CARICOM de seguir una política externa independiente y soberana han sido el mantenimiento de buenas relaciones con Cuba, la participación de la mayoría de sus miembros en la iniciativa venezolana de Petrocaribe y la integración de Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas en la Alianza Bolivariana de nuestras Américas (ALBA).

El Octavo Cumbre de CARICOM con Cuba en Barbados el año pasado dio un fuerte impulso a las relaciones de las naciones del Caribe con la revolución cubana. La Declaración de la Cumbre reiteró el compromiso de CARICOM de mantener los fuertes lazos fraternales que unen sus países, a promover las relaciones económicas y comerciales con Cuba de todo tipo y reconoció con aprecio la cooperación médica cubana con CARICOM. La Declaración también expresa la visión de los países el Caribe en relación al mundo multipolar en desarrollo, “la presidencia de Cuba del Grupo de los 77 y China durante 2023 es una excelente oportunidad para aprovechar las sinergias entre las agendas de CARICOM y el G-77 para promover el desarrollo de sus miembros, y fomentar la solidaridad y la cooperación internacional”.

Otro tema que demuestra la firmeza moral de las naciones caribeñas y su determinación de reivindicar sus derechos es el tema de las reparaciones por la esclavitud. CARICOM ha establecido una Comisión de Reparaciones como resultado de una iniciativa de parte del compañero Ralph Gonsalves, Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas en 2013. La iniciativa recibió el apoyo unánime en la Conferencia de Jefes de Gobierno de CARICOM de aquel año. El mandato de la Comisión de Reparaciones es: “Establecer los fundamentos morales, éticos y jurídicos para el pago de Reparaciones por parte de los Gobiernos de todas las antiguas potencias coloniales y las instituciones pertinentes de esos países, a las naciones y pueblos de la Comunidad del Caribe por los Crímenes de lesa Humanidad del Genocidio Indígena, la Trata Transatlántica de Esclavos y un sistema racializado de Esclavitud con seres humanos tratado como bienes.”

Aunque es muy difícil formular un caso con una firme base en el derecho internacional, CARICOM ha desarrollado un plan de diez puntos, lo cual es una iniciativa importante que fortalece el movimiento internacional que exige reparaciones de los poderes occidentales que se enriquecieron y se desarrollaban en base a la esclavitud. El tema de reparaciones por la esclavitud tiene elementos parecidos a los reclamos a los países desarrollados por motivo de sus responsabilidades por el cambio climático. Las naciones caribeñas comparten con sus hermanos países centroamericanos la demanda por la Justicia Climática.

Los países de CARICOM emiten 0.2% de las emisiones de gases invernaderos globales pero, igual que América Central, sufren los cada vez peores efectos del cambio climático. CARICOM exige apoyo prioritario para los Pequeños Estados Insulares y de Baja Altitud en Desarrollo en el contexto de la aprobación en el COP27 de Glasgow de un fondo para pérdidas y daños, aunque en la práctica los países desarrollados todavía no han cumplido su compromiso anterior de garantizar un fondo de US$100 mil millones para combatir el cambio climático. Sin embargo para la guerra en Ucrania estos países ya han desembolsado o están al punto de desembolsar un total de más de US$155 mil millones. En cambio, ya el año pasado la República Popular China acordó establecer un fondo para ayudar el Caribe con la mitigación y prevención de desastres. Durante la crisis provocado por el Covid-19, en contraste con la mezquindad de los países occidentales, China ayudaba mucho a los países del Caribe con insumos para permitir un mejor manejo de la pandemia en la región. Además varios países del Caribe se han juntado a la Iniciativa de la Franja y Ruta, entre ellos Jamaica, Trinidad y Tobago, las Bahamas, Barbados, Antigua y Barbuda, Dominica y Grenada.

Paso a paso, los países del Caribe van superando su histórica herencia colonial y los patrones de la intervención neocolonial de las últimas décadas. En este contexto, Nicaragua se está desarrollando como una nación clave en la región porque ha demostrado las grandes victorias que se puede lograr en base a los esenciales valores de desarrollo soberano, cooperación regional y solidaridad complementaria promovidos por la Alianza Bolivariana de nuestras Américas con su enfoque sobre las necesidades y aspiraciones de la persona humana. La integración de su Costa Caribe que ha abierto tantas oportunidades de intercambio económico, social y cultural hace de Nicaragua un modelo para sus hermanos países centroamericanos y un contraparte natural para las hermanas naciones caribeñas.

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