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  • 18 abril, 2022

Abril de 2018: Una nueva Victoria antiimperialista


Por Margine Gutiérrez, Radio La Primerísima

Fabrizio Casari describe, con exactitud y en tan pocas palabras, lo que vivimos en abril del 18 cuando el somocismo redivivo regresó para nuevamente torturarnos, secuestrarnos, matarnos, quemarnos vivos, destruir Nicaragua.

“Hace 4 años el odio se mezcló en el aire de Nicaragua. El país debió soportar y el sandinismo, disciplinado, debió aguantar. Hasta que llegó la orden de limpiar el país y en pocas horas Nicaragua volvió a ser lo más bello. Recordatorio útil para el pucho-golpismo”, escribe Fabrizio.

En esos días resplandeció nuestra legendaria disciplina y Fabrizio lo corrobora.

Todos y todas nos cuadramos ante la orientación de Daniel de no dejarnos provocar, de permanecer en nuestras casas, de evitar que nos mataran porque la orden de traidores y oligarcas vende patrias estaba dada: matar a los sandinistas, acabar con el sandinismo.

Lo hicimos, estuvimos acuartelados casi tres meses al igual que el Ejército y la Policía, pese a que todas y todos queríamos salir a defender a nuestra patria con lo que tuviéramos a mano. Y ya se sabe que el pueblo nicaragüense, que el pueblo sandinista tiene entrenamiento militar y capacidad, desde 1934 cuando Sandino expulsó a los yankis, de derrotar al imperialismo, como lo hicimos en el 79 y lo volvimos a hacer en el 90 cuando derrotamos a la contra.

Hubiera sido cosa de horas acabar con ellos pero acatamos la sensata y políticamente correcta orden de nuestro Presidente Constitucional, orden que el tiempo se ha encargado de demostrar que lo único que buscaba era evitar un baño de sangre y preservar todos los logros que habíamos alcanzado desde el 2007.

Evitamos un baño de sangre o una mayor destrucción a nuestras instituciones estatales, culturales y arquitectónicas. Protegimos la economía mientras la pequeña y mediana producción agropecuaria, industrial o comercial no dejó, ni un segundo, de producir siendo la forma más efectiva de respaldo a nuestro gobierno y de amor a Nicaragua.

Mesura y sabiduría de Daniel

Y esa mesura, esa ponderación y calma con la que actúa nuestro Presidente y de la que hizo gala en la mesa de rendición, mal llamada de diálogo, que le montó la Conferencia Episcopal en esos días aciagos, fue el inicio de la derrota de los golpistas.

La larga y enriquecida experiencia política de Daniel Ortega, cimentada durante años en los momentos más duros y sangrientos de nuestra lucha, hizo que este Presidente de Nicaragua –calumniado, ofendido, denigrado, agredido por la derecha local e internacional más recalcitrante– se alzara a los ojos de nuestro pueblo como un gran Estadista, como un estratega que nunca perdió de vista que lo fundamental era preservar la vida de nuestro pueblo, protegerlo.

Por eso nunca le hicieron mella los gritos histéricos de quienes querían hacerse del poder en cosa de horas. Daniel actuaba en nombre del pueblo y por lo tanto tenía que hacerlo de la mejor manera.

En los primeros días de la intentona golpistas, las hordas mataron, torturaron, quemaron personas vivas, secuestraron poblaciones, derribaron símbolos, destruyeron instituciones y también se autonombraron ministros, jefes de todo y de cualquier cosa; se pusieron al frente de las instituciones, mandaron a destituir de sus cargos a los representantes del pueblo en los distintos poderes del Estado, sacaron comunicados y “decretos” convocando a reformar la Constitución en solamente un par de días, todo de espaldas al pueblo e ignorando supinamente nuestro ordenamiento jurídico. En Nicaragua jamás habíamos presenciado una mojiganga tan siniestra como ridícula.

Fueron días duros que los afrontamos con espíritu vietnamita. Estuvimos “emboscados”, siempre confiando en Daniel, esperando el momento oportuno de caerles para derrotar la nueva agresión imperialista con un mínimo de pérdidas en vidas humanas.

Llegado el momento, y bajo la dirección de Daniel Ortega, el Estado Nicaragüense, en un solo puño con el pueblo, empezó a desmontar el criminal plan de los Estados Unidos para derrocar al legítimo Presidente Constitucional de Nicaragua y ¡los derrotamos!

La Paz volvió a brillar en Nicaragua y el Estado Nicaragüense empezó a tomar acciones para que nunca más vuelvan a sembrar la zozobra y el terror en nuestro pueblo, que nuevamente se alzó victorioso ante la agresión imperialista.

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