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  • 8 agosto, 2022

Adaptarse a la coyuntura para seguir venciendo…


Escrito por Germán Van de Velde

En medio de la pandemia y una crisis económica mundial, los Pueblos de Nuestra América Latinoamericana y Caribeña son los más vulnerables y expuestos ante la guerra provocada e impuesta por la terquedad y el autoritarismo del gobierno de EE.UU.

Los laboratorios biológicos y las bases militares en Ucrania, el reconocimiento del gobierno ilegítimo en Taiwán, el servilismo de la Unión Europea y la utilización de su brazo armado en Europa, la OTAN, son solo algunas de las fichas que mueve el gobierno de Estados Unidos para generar conflictos y tensiones cerca de la Federación de Rusia y en el propio territorio de la República Popular China.

Como consecuencia de esto, el mundo está sufriendo estragos económicos. Desde el inicio del conflicto entre Rusia – Ucrania todos los mercados en que estos tienen participación importante presentaron distorsiones de precios, tal es el caso de productos como los hidrocarburos y alimentos. Estas distorsiones se trasladaron a los precios internos de cada nación, afectando los costos de producción y los costos de las canastas de consumo de la población.

Ante el incremento de los precios internacionales de hidrocarburos, los gobiernos de América Latina adoptaron medidas para intentar regular los mismos. Sin embargo, en países como Ecuador y Panamá no fue sostenible con el tiempo. El elevado costo de vida en estas naciones provocó descontento y generó manifestaciones populares.

En Nicaragua se adoptaron medidas para evitar afectar la economía familiar. Es así que, a través del Ministerio de Energía y Minas, desde mediados de marzo de 2022 (poco después del inicio del conflicto entre Rusia – Ucrania), el gobierno decidió asumir el 100% del incremento del precio del gas licuado, gasolina y diésel, semana a semana. Según datos suministrados por nuestro Presidente Daniel Ortega, este gasto se traduce en un monto de 4 millones de dólares por semana que podrían ser utilizados en proyectos sociales[1].

De igual manera, los precios de los principales productos básicos agrícolas a nivel internacional aumentaron[1]. A muchos países de la región esto les afectó directamente, convirtiendo a Panamá, Guatemala, Costa Rica y Honduras en los más caros para vivir en América Central[2].

En Nicaragua se destaca la visión estratégica que promueve nuestro Gobierno mediante economía popular, la cual proporciona el 70% del empleo del país y ha hecho posible que el país produzca el 90% de sus propios alimentos[3].  De esta manera, hasta finales de julio de 2022, un total de diecisiete productos de la canasta básica mantuvieron sus precios[4].

Según datos del Banco Mundial, en 2021 el Producto Interno Bruto real de Nicaragua creció 10.3%[5]. Según informe del Banco Central de Nicaragua, en términos de perspectiva económica, en 2022 se estima que la economía crezca en un rango de 4-5%[6].

El Pueblo de Nicaragua, con gran conciencia, sabe enfrentar las coyunturas que se presentan. La evidencia más directa es que, en los últimos años, el Pueblo ha tenido que enfrentar una serie de fenómenos que han golpeado la economía del país, uno de ellos el fallido intento de golpe de estado en 2018, el paso de los huracanes Eta e Iota, la pandemia de la Covid-19 y ahora la crisis mundial por el conflicto entre Rusia-EEUU / OTAN usando a Ucrania y las tensiones China-EE.UU.

Gracias a las históricas luchas populares, en Nicaragua existe un gobierno por y para el Pueblo con un proyecto de Nación que se centra en el desarrollo socio – económico del país (Plan de lucha contra la Pobreza y el Desarrollo Humano) con lo cual se reducen las desigualdades sociales y se restituyen los derechos humanos del Pueblo.

Es esta la razón por la cual el Presidente Daniel Ortega y la Vicepresidenta Rosario Murillo destacan en la región. Según la última encuesta M&R, el Presidente de Nicaragua obtuvo un 77.3% de aprobación en la gestión del Gobierno, lo cual lo ubica como el segundo mejor presidente del continente americano[1]

Todo esto no se podría lograr sin la capacidad e inteligencia para interpretar y actuar en la coyuntura actual; tanto el Gobierno como el Pueblo avanzan con fuerzas y esperanzas victoriosas por un futuro mejor.

El Pueblo de Nicaragua merece todo, trabaja día a día para alcanzar la plena felicidad; por su valor, por su espíritu de lucha y por su voluntad de vencer siempre sale y saldrá victorioso ante cualquier adversidad.

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