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  • 16 febrero, 2023

Carta abierta a Pepa Bueno, Directora de El País, sobre Nicaragua


| Ismael Sanchez

Estimada Sra. Bueno, en las últimas semanas he seguido con interés las publicaciones en la edición digital del medio de comunicación que dirige sobre el contexto político y social de Nicaragua.

Me llama la atención que en tiempos de guerra dediquen tanto esfuerzo a intentar criminalizar a un proyecto político que desarrolla un proceso de transformación en América Latina en búsqueda de la paz.

Paz, que es vital para la especie humana, vital para enfrentar los grandes retos que tiene el mundo y especialmente Latinoamérica respecto a la lucha contra la pobreza, a las desigualdades y las injusticias.

Hasta parece contradictorio que muchos países de América Latina y el Caribe, entre ellos Nicaragua, construyan procesos que buscan la paz mientras sufren invasiones, injerencias, intervenciones y agresiones de todo tipo. Desgraciadamente no he visto que su medio de comunicación ponga el foco e informe sobre ello.

Desgraciadamente no es algo exclusivo de los países de Latinoamérica, más de 2.000 mil millones de personas viven en países que sufren agresiones por parte del imperialismo.

Ejemplo acabado de estas brutales agresiones es el genocida bloqueo contra Cuba, que la Revolución socialista responde con vacunas solidarias, brigadas médicas, programas docentes como el reconocido por la UNESCO, Yo, sí puedo, entre otras muestras de internacionalismo. O las agresiones a Venezuela, Bolivia… a cualquier país que defienda su soberanía frente al capitalismo salvaje.

Lo vemos también con el Sáhara Occidental. Tampoco le han dedicado mucha tinta en su periódico a la vergonzosa posición unilateral del Presidente Sánchez sobre la marroquinidad del Sáhara, que no representa al conjunto del Gobierno y mucho menos es una posición de Estado; el Congreso de los Diputados, de forma muy mayoritaria ha manifestado, con la aprobación de una Resolución, la voluntad del órgano constitucional en el que reside la soberanía nacional española, de defender una solución conforme a las resoluciones de las Naciones Unidas para nuestro hermano pueblo saharaui o con la toma en consideración de un proyecto de ley para otorgar la nacionalidad española a los saharauis nacidos antes de 1976 y sus descendientes en primera línea de consanguinidad.

No sé si comparte que un principio para la paz es la soberanía. Si no hay soberanía, no puede haber paz.  Si no hay soberanía lo que hay es dependencia, esclavitud, que dijeran varios líderes políticos latinoamericanos. Si no hay soberanía son las cadenas las que se imponen. Entonces, luchar por la soberanía es luchar también por la paz. Y eso es lo que están haciendo muchos pueblos de América Latina y el Caribe, entre ellos Nicaragua.

Nicaragua, la Tierra de Sandino, estaba humillada, oprimida, esclavizada por los EEUU a través de la tiranía somocista y a la que la Revolución sandinista puso fin en 1979.  Fin al terrorismo yanquie, etapa negra que ha sido condenada por el propio Tribunal de la Haya y de la que EEUU aún no ha asumido responsabilidad alguna.

Y pese a que la dictadura cae, EEUU no cesa en su intervencionismo. Miles de muertos desde el 79 al 90, un país roto de dolor, tanto es así que las familias revolucionarias como las contrarrevolucionarias,  en las elecciones del 90, fueron a votar “con una pistola en la cabeza”, en algún caso de forma literal. O se votaba contra el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) o continuarían las agresiones y asesinatos, las amenazas y el miedo.

Antes, en 1984 se celebraron elecciones, pese al boicot de EEUU, el apoyo al FSLN por parte del pueblo nicaragüense fue claro. En el 87 se aprobó la Constitución, cuyas bases siguen estando vigente a día de hoy.

En el 90 ese ambiente de terror permanente auspiciado por el gigante norteamericano hace que el Frente pierda las elecciones, muchas familias revolucionarias votaron contra el Frente con tal que parara la masacre y el Frente y especialmente Daniel Ortega lo entendió y lo aceptó.

Y así se dio paso a un gobierno neoliberal, luego vino otro gobierno neoliberal, después otro tercer gobierno neoliberal; fíjese, señora Bueno, tres gobiernos neoliberales, y no se le ocurrió al FSLN, teniendo la fuerza para hacerlo y habiendo condiciones, no solo objetivas incluso subjetivas, dar un golpe de estado.

Estaban privatizando todo, la educación, la sanidad, la pobreza se disparó, el hambre, la corrupción… todo iba mal para la clase trabajadora y el campesinado.

Y aún habiendo condiciones, para la rebelión, el Frente Sandinista entendió que así como salió del poder por los votos, debía regresar por los votos, y pasaron 17 años, hasta que logró.

Con las mismas leyes electorales que los liberales llegaron al poder hoy lo hace el FSLN. Leyes que hoy no acepta parte de la comunidad internacional y que parece tampoco gustan en su periódico, porque esto no va de garantías democráticas, esto va de si ganan los míos. Lo hemos visto no hace tanto, por ejemplo, en Venezuela, en las elecciones de Barinas. Pierde Arreaza el método vale. Si hubiera ganado los titulares hubieran sido otros.

En Nicaragua desde el 84 se han celebrado 19 procesos electorales. El pueblo vota y elige, cuando ha querido ha puesto en la presidencia al Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y ahora quiere al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

En el año 2007 el FSLN gana las elecciones. Desde ese momento y hasta el 2018, hubo 11 años de estabilidad, de avance en todos los campos, reducción de la pobreza, avance en programas de salud, de educación y crecimiento exponencial de la economía y aquí está la clave de la bóveda.

El imperio no va a dejar que ningún pueblo de América Latina se desarrolle si no es bajo su control. En 2018 y sabiendo que en Nicaragua no era posible organizar un golpe de estado con el ejército, ni con la policía, EEUU inyecta millones de dólares a empresarios corruptos, supuestas organizaciones no gubernamentales, incluso al clero y organizan una campaña de desestabilización para derrocar al Gobierno legítimo de la República.

Paralelamente, se organiza una campaña internacional a la que se suma inmediatamente toda la derecha mundial, las fuerzas que han sido ejemplo de colonialismo y por supuesto, se acompaña de una campaña informativa o desinformativa.

Y hay que señalar el papel que en todo esto juega la iglesia, como si fuese una autoridad electa, como que tuviese derecho… Yo no sé desde cuándo el pueblo elige a los obispos y menos sabía que eran funciones de un obispo dar un ultimátum a un Gobierno. 24 horas daban a Daniel Ortega para dejar el Gobierno, entregarlo, entregar el Poder Judicial, entregar el Poder Electoral, entregar la Asamblea Nacional… ¡Entregarlo todo!  Oligarquía eclesiástica y financiera de la mano para dar un golpe de estado sin mancharse los zapatos, usando a algunas personas movidas por intereses personales.

El intento de golpe fue duro y bloqueó el país, en momento de crecimiento económico, y todos los planes de desarrollo humano. 

Las consecuencias de ese atentado antidemocrático fueron demoledoras, terribles: 298 víctimas mortales, 205 millones de dólares en pérdidas del sector público, 231 millones de dólares en pérdidas del sector turístico, 525 millones en pérdidas en el sector del transporte, 7 mil millones de córdobas en reducción del presupuesto general de la República y supresión de 119.567 puestos de trabajo.

Nicaragua, tras el golpe del 2018, es sometida a sanciones arbitrarias por parte de EE.UU. y otros países, pero pese a ello, se han conseguido grandes avances sociales y derechos para el conjunto del pueblo en los últimos años.

Lo más importante, se ha avanzado en la estabilización política, social y económica del país y, en estos momentos, se vive una etapa de recuperación y reconciliación.

Derechos como la sanidad o la educación están blindados, en el último periodo se han inaugurado 30 nuevos hospitales y otros están en fase de construcción.

Nicaragua es ejemplo de autosuficiencia alimentaria, el 90% de sus necesidades son cubiertas con la producción nacional y durante el confinamiento mundial motivado por la pandemia, ha visto aumentar sus exportaciones en un 17%. Modelo productivo arraigado.

En materia de energía, el país produce el 77% de forma sostenible a través de las renovables y cada vez es menor su dependencia a los combustibles fósiles. Hoy en día el 99,2% de las familias nicaragüenses tienen acceso a la energía y las más necesitadas la reciben de forma subsidiada.

La campaña de vacunación contra la COVID 19 ha sido ejemplo, para todo Centro América. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) y estudios de la Universidad de Harvard demostraron que Nicaragua, en las primeras etapas de la pandemia, era uno de los 10 países del mundo más seguros para viajar.

El país cuenta con la mejor red de carreteras de Centroamérica, ha reducido en 24 puntos la pobreza y en 14 la extrema pobreza.

Y en esta situación de crecimiento y fortalecimiento de derechos se celebraron las elecciones presidenciales del 7 de noviembre del 2021. Elecciones libres, casi 4,5 millones de ciudadanos llamados a ejercer su derecho al voto en alguno de los 3.106 centros habilitados para elegir a 90 diputadas y diputados a la Asamblea Nacional y 20 al Parlamento Centroamericano (PARLACEN).

Concurrían 7 Partidos Políticos y Alianzas: Partido Liberal Constitucionalista (PLC) que ya gobernó, Alianza Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Partido Camino Cristiano Nicaragüense (CCN), Partido Yapti Tasba Masraka Nanih Asla Takanka (YATAMA), Partido Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), Partido Alianza por la República (APRE), Partido Liberal Independiente (PLI). 

Y siguen con el mantra de que la oposición nicaragüense ha sido excluida de las elecciones, que presos políticos opositores han sido liberados y expulsados del país y no es verdad.

Partidos de oposición al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) sí se han presentado a las elecciones y han contado con toda la seguridad jurídica que contempla la Ley Electoral.

Otros han decidido no concurrir, como el Partido Conservador (PC) ha decidido de forma unilateral no presentarse a los comicios.

Y otros es que han incumplido la Ley electoral, como el Partido de Restauración Política (PRD) cuya candidatura ha sido cancelada por modificar estatutos e intentar firmar una alianza electoral fuera de los plazos establecidos por la Ley Electoral. En cualquier democracia real sería inentendible que se autorizara una papeleta que no haya sido registrada en tiempo y forma.

El Partido político Ciudadanos por la Libertad (CxL) incumplió la Ley Electoral al intentar que una de sus representantes obtuviera su cédula de identidad nicaragüense de forma irregular.

Sin embargo, ha habido una campaña perfectamente diseñada para intentar desestabilizar al Gobierno nicaragüense deslegitimando este importante proceso electoral.

Insisto en un concepto, las reglas democráticas son las mismas que en procesos anteriores, pero sólo les dan reconocimiento si sirven para que ganen los suyos, en caso contrario toca sacar a pasear la palabra “dictadura”.

Señora Bueno, le aseguro que pese a la gran presión y manipulación mediática, le aseguro, que las elecciones del 7 de noviembre se desarrollaron en un ambiente de paz y libertad.

Con una participación por encima del 65% el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), obtiene una contundente victoria al imponerse con un 75% de los apoyos, esto es más de 2 millones de votos.

Este proceso ha contado, además con los 230 acompañantes electorales internacionales y 40 medios de comunicación extranjeros acreditados

Esta es la voluntad de un pueblo, por mucha campaña de medios de comunicación internacionales, de la UE, de EE.UU. y varios países alineados con las políticas de agresión de los anteriores. La soberanía del pueblo nicaragüense radica en su ciudadanía y ha hablado, no quiere injerencia ni agresiones.

Nicaragua vence cada día, al imperialismo. Puede parecer un análisis simplista pero en estos momentos de agresión respecto a Nicaragua, se está con el Frente Sandinista o con el Imperio. Como decía Leonard Cohen, a veces uno sabe de qué lado estar simplemente viendo quiénes están del otro lado. También algo parecido manifestó, hace unos años Julio Anguita: “Mientras haya dos trincheras, siempre estaré en la de Fidel”. Esta afirmación nos podría servir para fijar una posición política respecto a cualquier proceso antiimperialista en general, y el de Nicaragua en particular.

Nicaragua, mal que pese, da cada día una nueva lección de dignidad al mundo. El pueblo pide respeto a su soberanía, no quiere ser colonia ni patio trasero de nadie. A la parte injerencista de la comunidad internacional le toca retomar la senda de la mediación y el diálogo, respetando a un pueblo que ha decidido ser libre, soberano y vivir en paz.

Ismael S.C.

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