¿Código de ética?
Por: Moisés Absalón Pastora.
Uno de los tucos dispersos que habitan el oscuro inframundo del oposicionismo, reinventándose desde el mote de otra sigla, aunque su componente sea siempre el mismo y erigiéndose como el bueno para excluir a los que considera son los malos y los feos, asombró una vez más porque desde la profundidad de sus vísceras, sin que nadie se la otorgara, se atribuyó ponerse encima la toga judicial para determinar quién o no puede ser parte de su club, siempre y cuando cumpla rigurosamente con un “Código de Ética”, hecho por su puesto, por los que ahora creen ser la conciencia moral de un chiquero donde ellos también son parte y en consecuencia se revuelven en caca.
Cuando viniendo de donde viene la invocación, que con acento de seriedad hace del concepto del “Código de Ética”, a mí francamente me estallan los oídos porque el Chip se me desconfigura porque la historia del oposicionismo me niega conferir a la expresión un ápice de legitimidad.
Un código es un símbolo aplicado a muchas cosas. Un código es una simbología inserta en un sistema con valores propios que permite un monitoreo sostenido para que algo o alguien funcione correctamente. Un código, sobre todo ahora que nos encontramos en la era de la modernidad, es importantísimo para acceder a muchas partes y en consecuencia es una especie de llave para entrar a determinados lugares y eso, aplicado a los seres humanos, significa un testimonio de disciplina, perseverancia y coherencia, que si existe en el oposicionismo es solamente para su propia autodestrucción porque es en lo único que han demostrado ser buenos, expertos, imbatibles e insustituibles.
La ética, por otro lado, es la intimidad del estudio moral y de la acción humana. Ella determina, cuando hay conciencia en el ser, lo que es bueno, malo, obligatorio, permitido, correcto y justo en lo referente a cada una de las decisiones que lleguemos a tomar de manera qué cuando hablamos de ética tenemos que tener antes que todo un encuentro muy cercano con el testimonio de vida y de ninguna manera me parece que esto exista en el oposicionismo.
Cuando uno de esos bárbaros en la ahora llamada “Colisión Nacional” empezó a decir como Pinocho que la base de su unidad o una unidad mayor en el futuro lo determinaría un “Código de Ética”, además hecho por ellos mismos, se me impuso una gran interrogante; ¿CÓDIGO DE ÉTICA?
Los códigos son normas y leyes, de tipo obligatorio y vinculado al derecho para regular diversas actitudes humanas mientras que ética se refiere al carácter y es una rama de la filosofía que estudia la moral y los comportamientos de las personas y persigue determinar actitudes que son consideras como buenas o malas en la sociedad y sus valores están compuestos por el respeto, la honestidad y liderazgo.
El código de ética es formulado con la finalidad de crear un marco normativo que controle las acciones de las personas o conductas organizacionales, así como establecer los valores que deben ser respetados y considerados por todos los integrantes de una organización que en este caso deberían ser los de la llamada “Coalición Nacional” que se han proclamado la conciencia moral de los demás.
Soy de los que creo que el código de ética debería estar en todo conglomerado, pero por mucho que algunos digan tenerlo, el código de ética solo puede existir o ser posible si el liderazgo que lo impulsa y propone está revestido de autoridad moral porque si aquí una parte del oposicionismo condiciona su pretendida unidad, léase “los demás únanse a mí”, entonces no es difícil determinar una realidad que de todas formas no va a variar aunque venga el Papa Francisco en persona a bendecirlos y es que están fritos, listos y servidos por ahora y en la medida que nos vayamos acercando a noviembre del 2021 su estado más tétrico porque será el de una tumba donde ni cenizas habrán.
Esta gente definitivamente tiene que ser extraterrestre para venir a decir, a los que tenemos los pies bien puestos en Nicaragua y que les conocemos muy bien, que el oposicionismo tiene que observar un “Código de Ética” parido por corruptos, por inmorales, por estafadores, por vivianes, por oportunistas, por vende patria y por peleles, para que otros de idéntica condición sean parte del mismo club de perdedores y de agoreros de la fatalidad.
Por Dios a estos individuos no les queda el menor resquicio de vergüenza, son los clásicos cara dura porque de qué “Código de Ética” me puede hablar un terrorista que puede decir que es y vestirse de Obispo, de empresario, de banquero, de estudiante, de campesino, de activista de derechos humanos, de diplomático, de catedrático, de periodista, de intelectual o de lo que sea si al final su condición de asesino, de ladrón del erario público, de sirviente del amo extranjero, de tranquero, de torturador y otras yerbas aromáticas lo inhibe, lo descalifica, lo desautoriza para proponer no solo un “Código de Ética”, que no le cabe por ningún lado, pero además para decidir quién puede o no estar bajo su paraguas, por favor que droga se metieron que les terminó de deschincacar el maní que tienen por cerebro.
Esta gente es de la que habla al bolsazo, es la que nunca conectó la lengua al cerebro, porque chimó corruptos que reaccionaron diciendo que eso no es posible porque si así fuera el oposicionismo se queda solo en la sigla porque si aquí se empieza a hacer un recuento entonces tendríamos que deducir que hacen falta celdas para guardarlos.
Saben quiénes son los que están hablando de un “códigos de ética” los estafadores de la política que quieren que sus víctimas, el pueblo de Nicaragua, crea en algo que no tiene existencia real, como por ejemplo que ellos son los salvadores de un país que de caer en sus garras estará realmente mal; Los egoístas que no tienen el menor concepto del altruismo y cuyo horizonte de vida solo existe para él y si ve en otro algo que no tenga él entonces va y lo arrebata y lo roba; Los vanidosos los que se manifiestan a través la soberbia y arrogancia. Los que se siente superiores a su prójimo, desde un punto de vista intelectual. Los que no dudan en destacar su supuesta capacidad cada vez que pueden, menospreciando al resto de la gente, aunque no tengan nada ni de cultos, ni de sabios, ni de inteligentes y así todos esos hipócritas que ponen cara de preocupados por la crisis económica que vive el país cuando fueron ellos los que se la trajeron abajo y son tan cínicos que asumen una actitud de malestar cuando desde los medios de comunicación hay quienes los señalamos con nombres y apellidos a los causantes del mal causado donde por supuesto hay hasta sotanudos que en cualquier otra parte estarían presos.
Es absurdo que quienes no tienen ni la más mínima idea del honor estén proponiendo un “Código de Ética” que rija a una manada de delincuentes públicos que ya desgobernaron éste país, que ya lo ordeñaron, que se metieron todo el erario nacional a su bolsa y que ahora vengan a proponerse otra vez para volver a remangarnos la vida porque más allá de sus pleitos y berrinches, no han sido capaces de hacer aún una sola propuesta que nos diga, en el remoto e hipotético caso de que recuperen el país, que es lo que van a hacer para arreglar la economía que ellos mismos destruyeron.
Son impresionantemente cínicos estos que balbucean eso de un “Código de Ética” porque este no puede derivar de quienes han hecho del odio, el asesinato, la tortura, el crimen organizado, el filibusterismo, la venta de nuestra nacionalidad y el irrespeto de nuestra bandera una escala de lo que ellos consideran son sus valores y que el pueblo de Nicaragua repugna y detesta desde todo punto de vista.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.