Daniel Ortega gana las disputadas elecciones de Nicaragua por amplia mayoría
Katrien Demuynck
(“De Wereld Morgen”, Bélgica)
Desde que Nicaragua rompió su rumbo neoliberal en 2007, Estados Unidos ha hecho todo lo posible por desestabilizar el país y provocar un cambio de régimen. A pesar de esta presión, el presidente gobernante, Daniel Ortega, consiguió ganar las elecciones con una amplia mayoría.
El domingo pasado acudieron a las urnas casi 3 millones de nicaragüenses, es decir, el 65% de los habilitados para votar (casi 4.5 millones). Eligieron un nuevo presidente y vicepresidente, 92 parlamentarios y 20 diputados para el Parlamento Centroamericano para el período 2022-2027.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el partido del presidente Daniel Ortega, obtuvo el 76%. Además del gobernante FSLN, participaron el Partido Liberal Constitucional (PLC, 14,4%), Camino Cristiano Nicaragüense (CCN, 3,4%), Partido Liberal Independiente (PLI, 1,70%), Alianza Liberal Nicaragüense (ALN, 3,3%) y la Alianza por la República (Apre, 2,2%).
Este resultado está en consonancia con las encuestas sobre la satisfacción de los nicaragüenses con su gobierno, en las que Ortega obtuvo hasta un 70%.
Aunque Nicaragua es uno de los países más pobres de América Latina, tiene una puntuación social especialmente buena. La sanidad y la educación son mucho mejores que en los países vecinos. El gobierno también ha invertido mucho en vivienda e infraestructuras en los últimos años. El país produce el 90% de sus alimentos. En términos de igualdad de género, el país ocupa el quinto lugar en el mundo.
Estos datos contrastan fuertemente con las campañas de desprestigio que minimizan los avances socioeconómicos de Nicaragua y acusan principalmente al FSLN de represión, corrupción, etc.
En contra de lo que se dice en la prensa, 232 observadores de 27 países (entre ellos Bélgica) estuvieron presentes para vigilar el correcto desarrollo del proceso electoral, además de 600 periodistas de Nicaragua y del extranjero.
Las elecciones se celebraron pacíficamente, pero es de esperar que los opositores sigan afirmando que son inválidas. El pueblo nicaragüense volvió a votar al FSLN en 2006 tras 17 años de neoliberalismo. En ese momento, América Latina se encontraba en una ola de izquierdas con varios países como Venezuela, Uruguay, Argentina, Brasil y Bolivia que llegaban al poder con gobiernos progresistas elegidos democráticamente.
Junto con Cuba, estos países crearon organizaciones internacionales como la CELAC y el ALBA, mediante las cuales América Latina se liberó de la tutela de Estados Unidos y adoptó su propio rumbo de izquierda, destinado a mejorar las condiciones de trabajo y de vida de sus habitantes.
Esta ola de izquierdas sufrió posteriormente un revés. Basta pensar en la llegada al poder de Piñera en Chile, Bolsonaro en Brasil y Macri en Argentina. Se refuerza el bloqueo contra Cuba. Venezuela y Nicaragua también se enfrentaron a un bloqueo estadounidense y a implacables intentos de derrocar a sus gobiernos progresistas. En Bolivia, incluso hubo un golpe de Estado. En todo esto, la mano de Estados Unidos y sus cómplices nunca está lejos.
No se escatimó ni se escatima ninguna noticia falsa para deslegitimar al presidente Ortega y a su partido, el FSLN. Facebook, Instagram y Twitter bloquearon sistemáticamente a personas y publicaciones de sus medios de comunicación que apoyaban la política del gobierno.
Al fin y al cabo, no encaja con la imagen de “patio trasero de los Estados Unidos” que el pueblo reafirme masivamente un gobierno de izquierdas en las elecciones. Por ejemplo, se afirma que el presidente nicaragüense puso entre rejas a siete candidatos presidenciales. Esta afirmación es completamente falsa, pero se repite una y otra vez sin la menor duda y sin ninguna prueba, y es reproducida fielmente por todos los grandes medios de comunicación.
Prácticamente ninguno de estos supuestos candidatos presidenciales son miembros de un partido político nicaragüense y ninguno de ellos fue seleccionado como potencial candidato presidencial. Todos ellos están siendo investigados por recibir financiación extranjera con el objetivo de desestabilizar el país. En casi todos los países, incluida Bélgica, existen severas sanciones para la actividad política dirigida desde el extranjero.
El mismo día de las elecciones, Biden hizo una declaración de prensa sobre las “elecciones falsas” en Nicaragua. Unos días antes, Josep Borrell, portavoz de la política exterior de la UE, había declarado que era imposible considerar legítimos los resultados. Así, establecen un marco en el que los medios de comunicación, consciente o inconscientemente, intervienen.
Por su parte, Evo Morales, ex presidente de Bolivia, felicitó al pueblo nicaragüense y a su reelegido presidente por el resultado de las elecciones. “Saludamos al digno pueblo de Nicaragua que, en una demostración de coraje y madurez democrática, eligió al hermano Daniel Ortega como presidente constitucional a pesar de la campaña de mentiras, chantajes y amenazas de los Estados Unidos. El triunfo de Ortega es la derrota del intervencionismo yanqui”.
Es evidente que la campaña estadounidense no ha captado las numerosas conquistas sociales que los nicaragüenses deben al FSLN.
Artículo original: