Delincuentes bajo sotanas
Por: Moisés Absalón Pastora.
Evidentemente la Iglesia Católica Nicaragüense, cuya cabeza dirigencial la representa la Conferencia Episcopal de Nicaragua, ha decidido descaradamente meterse de cuerpo entero al tinglado político a través de algunos obispos y otros curas que ya ni se preocupan por esconder las apariencias sino que tomaron la decisión de escudarse en la sotana y ejecutar la estrategia imperial de descarrilar la paz que tanto nos ha costado recuperar y asumir el lugar oposicionista que sus pupilos en la Alianza Cínica no pudieron ocupar en el primer intento de golpe de estado de 2018.
Hace un tiempo atrás tuve en Detalles del Momento, siempre como un invitado de lujo, porque era exquisito escuchar la naturaleza de su habla, de su decir, al célebre comandante “Cero”, Edén Pastora Gómez, un hombre muy metafórico que siempre me recuerda aquello de que “a veces uno muestra una pluma y otros ven un cañón”.
En aquella ocasión, fueron tantos los programas en que lo tuve de invitado, Edén Pastora dijo, refiriéndose a los obispos y curas golpistas, “que a las sotanas también les entraba el plomo” y claro aquella expresión generó el escándalo en los medios vandálicos y por supuesto en los que encajándose sotanas ya se sentían acribillados y en consecuencia se declararon amenazados.
Edén, bandido como siempre fue y jochador por excelencia, de previo y fuera de micrófono, riéndose me dijo; “vas a ver el brinco de los curas por lo que voy a decir “ y dicho y hecho no había terminado de decir que “a las sotanas también les entra el plomo” cuando aquellos sotanudos que se sintieron aludidos hasta lagrimosamente decían que lo afirmado por el comandante “Cero” era una amenaza y que era una barbaridad.
Edén Pastora entonces lo que quiso decir es que las sotanas no están por encima de la ley, que no es cierto que sean divinas, que bajo ellas hay hombres y mujeres, -porque también están las monjas vandálicas-, quienes también las visten, pero que eso a la hora del delito, no les concede ningún privilegio.
Hace poco más de una semana una auto llamada “Comisión de la Verdad” de la Arquidiócesis de Managua, en otro de sus manifiestos claramente políticos, fue tan acentuado en asuntos que corresponden estrictamente a los laicos, que no solo cuestionó las elecciones, sino que terroristamente llamó a no votar y eso es un delito, porque leída la letra menuda de otra forma, el llamado que hacen es a la guerra porque la alternativa a un proceso cívico electoral es el derramamiento de sangre y el cerebro pervertido y criminal que escribió ese manifiesto terrorista es indudablemente un criminal.
La ley electoral claramente establece En su título XIV, capítulo único de los delitos electorales, en su artículo 174, que será sancionado con arresto inconmutable de seis a doce meses “El que o la que soborne, amenace, fuerce o ejerza violencia sobre otro u otra, obligándolo a”:
Adherirse a determinada candidatura.
Votar en determinado sentido.
Abstenerse de votar. El o la que dolosamente obstaculice el desarrollo de los actos de inscripción o votación.
El o la que asista armado a los actos de inscripción, votación o de escrutinio, excepto las y los miembros de la Policía Electoral que estuvieren cumpliendo funciones de su cargo.
Quien en forma dolosa extraviare el Acta de Escrutinio de la Junta Receptora de Votos y demás documentación electoral.
El o la que se inscriba o vote dos o más veces.
La o el miembro de la Junta Receptora de Votos o cualquier funcionario o funcionaria electoral que realice inscripciones o votaciones fuera del lugar y horas señalados para ello.
Amigos la ley existe, nadie aunque bajo sotanas, puede aducir ignorancia de la misma, llámese como se llame, sea quien sea. Pues bien, esto es exactamente lo que algunos políticos bajo sotanas con rangos de obispos, monseñores y curas rasos están promoviendo desde la teoría del caos cuando llaman descaradamente a que el ciudadano no vaya a ejercer su derecho al voto y no porque a los politiqueros con sotana, que asumieron totalmente la pretendida reedición del segundo golpe de estado así se les ocurrió, sino porque ahora son ellos, ante el fracaso de la Alianza Cínica, los ejecutores de las ordenanzas imperiales para crear una atmósfera destructiva contra los resultados de las elecciones.
Uno no puede ponerse un tapón en el ojo para obviar lo que fácilmente se percibe, aun siendo no vidente; uno no puede barrer y esconder la basura bajo la alfombra porque tarde o temprano será descubierta o nadar contra la corriente porque todo eso es un desgaste que no conduce a nada y al final te dejará expuesto como alguien que no será absolutamente fiable para nadie.
Lo más triste de todo esto es cuando los individuos a nombre de Dios, arropados hasta con túnicas pontificias dicen ser los representantes del Creador y lo que hacen es todo lo contrario a sus mandamientos y después a sus propias reglas, sobre todo aquellas impuestas por una Iglesia Católica que ha sido víctima de sus componentes humanos en quienes recae obviamente el desprestigio y devaluación de la misma porque vive una crisis en cualquier parte del planeta y por supuesto la de Nicaragua no puede ser la excepción.
Digo esto porque la iglesia católica de Nicaragua, profundamente cuestionada como está debería realizar un examen profundo de su actuar y el Nuncio Apostólico, acreditado en nuestro país, igualmente, debería tomar nota de esto, porque aquí el clero no actúa en el campo de la evangelización, ese campo hoy lo domina la iglesia evangélica y con muchísimo éxito, sino que el papel de un cardenal, de otros tres obispos y algunos sacerdotes, es el de activistas políticos descaradamente comprometidos con la muerte, la mentira y el terrorismo, es decir con todo aquello que es la negación de la palabra de Dios y de la supuesta misión de la Iglesia Católica de Nicaragua.
Esta iglesia católica de la que hablo perdió la esencia de su humildad, dejó de ser la opción preferencial por los pobres, abandonó el púlpito de la evangelización y lo convirtió en un estrado político, se olvidó que su rol mediador y se dedicó a lanzar gasolina sobre la hoguera y lo peor es que se convirtió en la cabeza intelectual de toda una campaña de terror aceitada por la mentira que al final es la negación de la verdad que nos predicó Jesús de Nazaret y de ahí que eso de que son “hijos del demonio” les talla como sotana a la medida.
La iglesia católica de nicaragua está integrada por personas de carne y hueso, que por ser humanas pueden cometer errores podrían ser comprensibles y perdonables, pero en el caso de la iglesia de Nicaragua, aquí hablamos de horrores de quienes abiertamente han cedido a las tentaciones de creerse líderes políticos, de pensar que por tener sotana son intocables y que pueden actuar impunemente contra todos y contra quien sea porque se les ocurrió que son los representantes de Dios en Nicaragua.
No es por casualidad que la historia de la iglesia católica en el mundo, desde la existencia del primer obispo de Roma en el Vaticano sea tan tristemente recordada y condenada. La iglesia católica universal, y la nicaragüense no es la excepción, tiene pecados abominables que pesan sobre la conciencia de los hombres y mujeres que la han representado y hay sobre ella océanos de sangre que son el piso y no la roca que citó Jesús de Nazaret para levantarla.
Son páginas terribles de la historia que nada tienen que ver ni con Cristo, ni con Dios; Hablo de las cruzadas; la inquisición, la conquista de América y cómo a nombre de Dios nos saquearon y esclavizaron; la vinculación de la institución eclesiástica con intereses imperiales opresores e inhumanos, ayer con Roma hoy con Washington; la pedofilia, el homosexualismo, la hipocresía del celibato y tantos horrores más prolongados a través del tiempo hasta nuestros días que nunca les impuso una reflexión sino que por el contrario aquello de ser “profesionales de la fe” es decir guías o portadores de la buena nueva lo convirtieron en un gran negocio, en un gran poder económico que se mezcló con tanto del bajo mundo que se convirtieron en cualquier cosa menos en iglesia.
La alta jerarquía de la iglesia católica universal a pedido perdón al mundo cierta de sus atrocidades, pero la nuestra no ha hecho lo mismo con los nicaragüenses por sus graves pecados contra la nación y hay mucho que recordarles en ese sentido del 2018 a esta parte, aunque desde mucho antes tejieron todo el crimen consumado con el fallido golpe de estado sobre el cual insisten.
Si estos obispos y sacerdotes que son la causa del mal causado en Nicaragua tuvieran la intención de rescatar lo poco que queda de la iglesia católica que dicen representar deberían dejar de mentir, deberían deponer sus ambiciones políticas, porque solo esa acción es la primera gran negación al hijo de Dios.
Me es difícil verme como un crítico de la religión católica que hasta antes del 2018 profesaba con orgullo y seguramente soy apenas uno entre cienes de miles que decidieron irse con su fe donde los hermanos evangélicos o ser parte de los que nos declaramos simplemente Cristo céntricos porque descubrimos finalmente hasta donde esos individuos arropados bajo una sotana fueron capaces de llegar con el fallido golpe de estado que dirigieron.
Estos que están encumbrados en el clero católico nos deben un perdón que por soberbia no piden; No concibo que Juan Abelardo Mata, siendo obispo, haya amenazado de muerte al Presidente de la República; No concibo que un terrorista como el sargentón de Silvio Báez haya llegado a decir que los tranques de la muerte fueron una espectacular idea de la alianza cínica; No concibo que un sacerdote como el bisnero de Harvin Padilla, párroco de la Iglesia Juan Bautista de Masaya, haya ordenado tirar a un escusado el cuerpo de un policía al que quemaron vivo en el contexto del golpe de estado; No concibo a un sacerdote dipsómano, borracho profesional, que como Edwing Roman, también de Masaya, abiertamente actúe como terrorista.
No concibo muchas cosas más y pienso que el Nuncio Apostólico debería tomar nota de esto y otras cosas más que me tomarían una gran cantidad de tiempo particularizar, pero que en la memoria de la inmensa mayoría de los nicaragüenses son huellas imborrables que ya se comenzaron a escribir para la historia y que al final se acumulan como medios de prueba porque se equivocan los de sotana porque a ellos también les cae la ley que para dejarlo más claro es el plomo del que Edén Pastora nos hablaba en vida.