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  • 1 julio, 2024

Detalles del momento: “El nacionalismo”


Por: Moisés Absalón Pastora.

Le damos la más cordial bienvenida a julio en este primer lunes de semana y primer día del séptimo mes de año. Este no es un mes cualquiera, es una de las 12 estaciones del 2024 cargada de historias epopéyicas que desde su momento explosivo se calaron para la posteridad de los tiempos como ejemplos instructivos que marcaron desde su enseñanza la conciencia de un pueblo que mayoritariamente hizo de su enraizado nacionalismo su gran universidad.

Julio es julio en Nicaragua es el receptor de dos revoluciones, la de 1893, con el General liberal José Santos Zelaya al frente y la de 1979 con el Frente Sandinista de Liberación Nacional a la vanguardia de lo que fue el derrocamiento por la vía armada, -no había de otra- de la dictadura dinástica más salvaje que haya conocido en su historia américa latina. Ambos acontecimientos transformadores que no tienen vuelta atrás fueran inspirados en el tema del que hoy me apropio, del nacionalismo.

Es imposible humanamente hablando, cuando la conciencia y la realidad nos dice que hemos hecho un esfuerzo titánico, único y ejemplar por salir adelante, para construir prácticamente de la nada y ver como resultado de esa proeza nuestra casa linda, limpia y honorable, no reaccionar frente al ajeno, frente a nuestro vecino inmediato, cercano o más distante que por no tener la capacidad de entender de qué estamos hechos, porque nos envidian y por la fuerza de levantarnos la adversidad, nos quieren lanzar todos los días lodo, nos insulta, nos difama y nos calumnia teniendo ellos en su vida, en su entorno, en sus relaciones, en su quehacer diario, un enjambre de problemas y situaciones sobre las que no resuelven nada y que representan ante los demás una promiscuidad que no les concede ni una pisca de moral para señalar a los demás y menos a nosotros.

Estos que desde su propia indigencia nos quieren dar cátedra a nosotros que estamos venciendo a la pobreza, hoy nicaraguanizan sus crisis como si los pueblos a los que se deben estuvieran interesados en nuestros asuntos cuando lo que quieren es vivir lo que nosotros tenemos.

Hemos sido testigos de la actitud digna de nuestras máximas autoridades reaccionando a las canalladas infames de quienes ni siquiera hablan por ellos mismos, sino por ese maldito imperio que enredado en una madeja de inmoralidades obliga a sus sirvientes a unírseles en la macabra misión de destruir a una Nicaragua que como la nuestra levantó la bandera y puso en su lugar, con las palabras que son y por encima de la hipócrita diplomacia, para responder a esos a quienes se les ocurrió que somos suyos, que les pertenecemos, que no entienden que ahora sí somos legítimamente independientes y soberanos, que tenemos un marco jurídico hecho por nosotros los nicaragüenses y que representa leyes que aquí se deben respetar y que jamás son materia de consulta con esos que teniéndolas no las hacen cumplir y por no hacerlo nosotros no les decimos absolutamente nada, aunque claro en su aplicación existan suficientes elementos para asegurar que ahí hay hasta crímenes de lesa humanidad y lo vemos en el narco estado de Costa Rica, en el inestable Ecuador, en Perú, en Chile, Argentina y por supuesto a la cabeza en nuestro hemisferio al que menos autoridad tiene, Estados Unidos.

Aquí reaccionamos frente al que siendo extranjero quiere venir a nuestra casa a decirnos como arreglarla, lo que es inaceptable porque esas son injerencias fundamentalmente abusivas que desde métodos coloniales o imperiales lesionan la dignidad de cualquier pueblo al que siempre se le quiere lacerar el lomo para robar la dignidad y después hacerlos esclavos y así hacerse con los tesoros de naciones enteras con los que los conquistadores, a nombre de la democracia, de la libertad y de la justicia  hicieron lo que son, países podridos y corroídos por profundos problemas políticos, económicos y sociales que no van a solucionar jamás nicaraguanizado sus problemas, pues ya este es un asuntito puesto muy de moda. Hoy los nicaragüenses, que tenemos dignidad y conciencia porque aquí hay historia y respondemos a través de nuestro gobierno a esa agresión constante a la que ponemos detentes a fin de que los sirvientes del imperio y del propio imperio, sepan que somos pequeños, empobrecidos como consecuencia de los que nos robaron, pero que nuestro escudo es un nacionalismo que otros pueblos ya empiezan a hacer suyo para enfrentar a quien se cree el dueño del mundo.

El nacionalismo amigos es una ideología política basada en el principio de que cada nación tiene derecho a formar su propio Estado para realizar los objetivos o aspiraciones sociales, económicas y culturales de un pueblo, sobre todo en la búsqueda de un estado verdaderamente libre e independiente.

Nuestro nacionalismo debe ser la convicción de que Nicaragua es mejor que todas las restantes naciones. A veces el nacionalismo hace que la gente no quiera trabajar con otros países para resolver problemas comunes, pero que son nuestros, que demandan una solución entre nosotros y en la que no influyan los intereses de naciones que por ser poderosas nos quieran avasallar por el delito de no pensar como quienes las gobiernan y por aspirar a construir nuestro propio modelo político, social y cultural, que alejado de moldes prefabricados llenos de fallas, buscamos modelos que nos conduzcan a la construcción de una democracia propia y auténtica que se origine en nuestra propia receta, condimento, sabor, características e idiosincrasia con el olor de nuestra tierra, de nuestro aire y océanos y esa es la Nicaragua que nos gusta.

Es importante entonces no confundir el nacionalismo con el patriotismo. El patriotismo es un orgullo por tu país que produce sentimientos de lealtad y un deseo de ayudar a los demás ciudadanos, por vernos a los nicaragüenses cobijados por una prosperidad que nos abrace a todos sin distingo de colores políticos o conceptos ideológicos.

Por eso el nacionalismo debe ser la convicción de que Nicaragua, en nuestro caso es superior, sin pregunta o duda, porque demostramos y así nos lo reconoce el mundo que en paz logramos crecer, que desde el 2007 y hasta 2018 íbamos catapultados hacia un futuro promisorio y aunque caímos por la tragedia que ya conocemos y nos quisieron detener a través de todo ese odio que nos han lanzado, hoy nos estamos volviendo a levantar y estamos mejor que hace seis años y estaríamos mejor si las pichurrias y las miserias humanas no hubieran nacido aquí, y somo el Ave Fénix gracias al nacionalismo que tenemos la inmensa mayoría de los nicaragüenses y que es una voluntad de hierro forjada por una historia que nos hizo dignos ante las intervenciones externas.

En algunos casos el nacionalismo inspira a la gente a luchar para liberarse de un opresor extranjero y contra eso guerrearon José Dolores Estrada y Andrés Castro y lo hicieron liberales como José Santos Zelaya, Benjamín Zeledón, Augusto C. Sandino y Rigoberto López Pérez, líderes visionarios como Carlos Fonseca Amador y Daniel Ortega y ese sentimiento prevalece en la mayoría de los nicaragüenses contra el Tío Sam y es legítimo porque no fue una vez que la arrogante águila nos sangró con sus garras, y no aisladamente, sino que de siempre y hasta nuestros días.

El nacionalismo se caracteriza ante todo por el sentimiento de comunidad de una nación, derivado de su origen, lengua e interés común. Es una forma de pensar que defiende una nación por encima de todo, incluso por encima de las personas.

Yo quisiera que el pelele criollo que aún habita aquí, que está ahí bajo las piedras, al acecho para morder y picar, pues hay otros que ya están en su verdadera patria, en países que no son el nuestro, al menos tuvieran, aunque solo fuese un poquito, la creencia de que el país que los vio nacer es mejor que todos los demás y en esa ruta, respondiendo a los vende patria de su época, es que Rubén Darío nos dejó célebremente aquella frase de que “Si la patria es pequeña uno grande la sueña”.

El nacionalismo es la creencia de que tu país es superior sin pregunta o duda y la Nicaragua hasta el 2018, hace un poco más de seis años era mucho mejor que otros países, hasta que los vende patria se coludieron con el imperio para devaluarlo y trágicamente insisten en ello, no descansan en sus malévolos propósitos y hasta ahora se dan cuenta que eso se paga porque contra la traición no hay perdón.

En algunos casos, el nacionalismo puede inspirar a la gente a liberarse de un opresor extranjero, como en la propia revolución americana contra los ingleses, como Cuba y Nicaragua y Venezuela contra el imperio, desde sus propias revoluciones, entre más agredidos y bloqueados han sido, más amigos y solidaridad del mundo encuentran como reconocimiento a su nacionalismo y estoicidad porque la verdad, en el caso específico nuestro, somos verdaderos tayacanes vencedores del dolor.

A mí me hace nacionalista no el acento de la lengua que me enseñaron a hablar, no mi recorrido político, ni mis hazañas, ni mis victorias, ni mis fracasos, sino tener en común grandes cosas hechas en el pasado y la voluntad de hacer otras en el futuro con gentes que supieron poner a la altura de su nacionalismo y del orgullo de saberse nicaragüense, no por haber nacido aquí, sino por amar a la patria.

A nosotros, hombres y mujeres, de este país se nos fue impuesto el catolicismo cuando nuestros padres sin preguntarnos si lo queríamos nos bautizaron por esa religión, pero eso no nos hizo cristianos, cristianos nos hace ser nuestra actitud ante nuestros semejantes.

Podemos ser italianos, británicos, argentinos, colombianos, costarricenses, o cualquier otra cosa y así sucesivamente, pero eso, aunque nos confiere una nacionalidad, no nos hace nacionalistas porque conozco a algunos que nacidos en mi propia patria andan donde los enemigos de mi país, donde los enemigos de la humanidad, pidiendo que venga el extranjero a robarnos la paz, a confiscarnos la esperanza, a negarnos el derecho de decidir por nosotros mismos, a construir nuestra propia democracia y esto en lo particular lo traigo a colocación porque hay quienes se quieren envalentonar con eso de que la nacionalidad es inherente, irrenunciable e imprescriptible, pero eso solo puede ser cierto cuando no asumes la traición contra tu país, cuando no pides que asesinen a tu país y cuando todos los días escupes el rostro de la nación en la que dejaste el ombligo.

El General de Hombres Libres Augusto C. Sandino respecto a los que no merecen nuestra nacionalidad dijo:

Es traidor:

1.    Todo nicaragüense que con miras políticas traficare con la honra de la Nación, solicitando apoyo oficial de los invasores de la Patria, así como del gobierno de la Casa Blanca y el que saliere del país como delegado o representante del gobierno del traidor Adolfo Díaz. (Aquí hay quienes lo hicieron a nombre de los Chamorro y de los Somoza).

2.    El que haya celebrado pactos secretos con el enemigo, ya sea como jefe militar o civil. (Y no fueron pocos los que en el contexto de lo de hace seis años lo hicieron).

3.    El que prestare ayuda a los invasores y traidores para asesinar a los patriotas nicaragüenses que están defendiendo la soberanía de la patria. (Y aquí el listado de sandinistas o simpatizantes sandinistas asesinados por los traidores es extenso).

4.    El que suministrare informes oficiales, ya sea verbal o por escrito, declarando en contra de los nacionales. (Los expedientes de los traidores y desnacionalizados están llenos de abundantes pruebas saturadas de infamias, calumnias y mentiras).

5.    El que solicitare protección de los invasores con el pretexto de defender sus intereses, ya sea nacional o extranjero, le será aplicada la misma pena que la Constitución Política señala para a los traidores a la Patria. (Y aquí hubo quienes anunciaron hasta portaviones que salían y venían en camino para acabar con Nicaragua).

Al mismo tiempo, hago saber a la sociedad nicaragüense, al pueblo con quien los vínculos de espiritualidad me ligan a defender sus derechos, así como a los extranjeros radicados en el país, que: siendo el Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua una institución perfectamente organizada y disciplinada, dará toda clase de garantías efectivas a nacionales y extranjeros siempre que guarden estricta neutralidad.

Lo dicto, Sandino en el “El Chipote”, a los catorce días del mes de noviembre del año 1927.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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