Detalles del momento: ¿ guerra civil en el imperio?
Por: Moisés Absalón Pastora
El sistema político de los Estados Unidos, cancerígeno desde hace muchísimo tiempo, como era de esperarse hizo metástasis o sea las células malignas se desprendieron del tumor principal, la Casa Blanca, e ingresaron al torrente sanguíneo o al sistema linfático del “establishment” lo que significa que el problema se volvió terminal y que se desplazó hacia otros órganos para formar nuevos tumores en las diferentes partes del monstruo.
Para muchos es inconcebible el estado agónico del sistema político imperial. Es más, hay aquí quienes están aterrados por las trompetas apocalípticas, que, se comienzan a escuchar con anuncios que advierten el estallido de una guerra civil a la que Donald Trump fascistamente comenzó a estimular desconociendo los resultados que pusieron a Joe Biden en la presidencia lo que para el anarquista ex republicano o lo que ahora sea fueron un fraude.
Esa imagen que descompone aún más la falsa democracia que siempre proclamó Estados Unidos, ante un mundo que tiende a aislarlo o dejarlo solo, es observada con más fisuras desde que las expresiones del más rancio racismo renacieron para refundar a los arios encapuchados del ku klux klan, que con licencia para matar estimulan el odio de la supremacía blanca contra la raza negra o afro descendiente.
Por lo anterior y otros factores, la piedra que el imperio lanzó contra otros países para descarrilarlos democráticamente como puede ser nuestro caso, es que hace un año el ala extrema del fascismo derechista se tomó a sangre y fuego el capitolio en Washington generando así la renuncia en masa de altos, medianos y pequeños secretarios que acompañaron a un loco que como Donald Trump ahora se sabe señalado por tener una alta cuota de responsabilidad en el desbarajuste político y moral que padece el Tío Sam que ha sido expuesto en toda su dimensión como lo que siempre fue el enemigo de la humanidad que terminó siendo una caricatura de lo que pretendió ser pero que terminó como León sin melena o Tigre sin rayas.
Lo que está pasando en Estados Unidos es de locos y es así porque lo terminó de consumar un loco que jamás debió llegar a la presidencia de un país que siempre pretendió hablar de valores y principios morales, pero que su sistema puso en la más alta oficina de poder de Washington a un demente que ya arrastraba consigo un historial delictivo como violador, como defraudador fiscal desde la imagen de magnate que se construyó y que valió para escuchar, previo a su llegada a la Casa Blanca, a una gran cantidad de testimonios que lo denunciaban como prepotente, altanero, vulgar, ordinario y misógino, que entre otras cosas, se caracterizó por espectáculos cobardes y de poco hombre contra mujeres y la primera de ellas su propia esposa, Melania.
Hay quienes se alegran íntimamente por lo que está pasando en Estados Unidos, pero públicamente con cara de tristeza te dicen que lo lamentan, ya saben, son esos que no quieren lucir como malos por disfrutar del mal ajeno, aunque claramente todo el mundo sepa que es una clara apariencia. Yo no voy a decir que me alegro por el mal ajeno, refiriéndome en específico a lo que le sucede al imperio, pero sí diré que la venganza es un plato que se disfruta y se come en frío y que sabroso paladear cada bocado.
Esta expresión de que la venganza es un plato que se come en frio refiere a que es mejor planificar seriamente el momento de ejecutar en vez de sólo reaccionar emocionalmente frente al agresor y en este caso lo más sabroso es que la veníamos venir y más rico aun, que el mundo no tuvo que mover un solo dedo para halar el gatillo porque lo que le sucede al imperio es que Estados Unidos se fue contra Estados Unidos, lo que pasó al establishment es un suicidio y el castigo a tanta maldad hecha a la humanidad.
El imperio toma ahora muchas tazas del mismo chocolate que a fuerza de poder y soberbia rempujó al mundo y entre esas naciones Nicaragua es una de las más afectadas y no voy a ser hipócrita de decir que me siento triste por la agonía del sistema político de los Estados Unidos. Por el contrario, me siento feliz porque de tanta miasma ojalá nazca para su pueblo, asaltado por el capitalismo salvaje del establishment, un nuevo país donde existan los valores humanos, donde la moral entierre la hipocresía de la falsa libertad que predican mientras esclavizan y arrasan con países enteros, donde el orden aplaste el libertinaje, donde la paz fundamente el derecho a la vida y no que sean las armas vendidas a cualquiera y al por mayor las que determinen la seguridad de los ciudadanos.
Estados Unidos se fue contra Estados Unidos. De ellos mismos vino toda esta desconfiguración política a un sistema podrido que se volvió un poder desde hace 246 años y desde aquel 4 de julio de 1776, cuando después de firmar su independencia se vistieron como los policías del mundo, como los jueces de horca y cuchillo del planeta, a fin de saquearlo a nombre de la libertad para imponernos la esclavitud.
Estados Unidos fueron los sucesores de España como los neo colonizadores de la historia más contemporánea, pero igual que Colón en América a cambio de espejos nos robaron territorios para ellos y para otros, se nos llevaron el oro, a nuestras mujeres, a nuestros morenos que los hicieron esclavos y no satisfechos por eso nos dejaron también, como cereza sobre el pastel, hasta presidentes como lo hicieron con nosotros con Willian Walker y fueron tantos sus latigazos, puñetazos, ofensas y asesinatos que incubaron contra ellos mismos, a lo largo del tiempo, odios que ahora les regresaron porque ahora sufren la violencia, los golpes de estado, las dictaduras, los locos de poder, los fraudes electorales, la anarquía y el caos que ellos llevaron a todas partes del mundo con el cuento de haber sido llamados como “salvadores” por lacayos como los que tenemos aquí y que ahora saltan del barco como ratas, los mismos que ahora entierran el puñal en la espalda de aquel que los convirtió en mercenario por la plata que les puso en manos para que nos asesinaron y todo para acercarse con al nuevo inquilino que entró solo a la Casa Blanca el loco, rompiendo con otra tradición norteamericana no participó en nada de la toma de posesión de Joe Biden.
Aquí en Nicaragua hay clavijas que tiemblan. Aquí hay traidores a la patria, fácilmente identificables, que están emproblemados, que están viendo cómo el poder coercitivo de la pretendida paradigmática democracia norteamericana puso el orden y cachiporreó a los terroristas que envalentonados por Donald Trump, se tomaron el capitolio y reactivamente los empresarios privados del imperio corrieron de sus trabajos a los terroristas que identificados tras el golpe de estado incendiaron Washington, mientras que la policía tiene a más de 700 terroristas presos, bajo proceso judicial y no los tienen bajo la condición de “presos políticos” sino como lo que son TERRORISTAS a los que por supuesto ni liberan ni liberarán.
Aquí hay terroristas presos, terroristas prófugos, terroristas que aún andan libres y terroristas que ya saben que si las hacen o repiten sus crímenes van directamente al Chipote Resort por mucho que por ellos aboguen algunos obispos y sacerdotes que quieren hacer creer que son blancas palomas cuando en realidad son murciélagos porque ya los vampiros están guardados y bajo proceso.
Esos terroristas que refiero están peor que un perro en procesión porque al menos los canes tiene olfato para orientarse, pero estas miserias humanas no lo tienen porque el odiovirus se los quitó y ahora saben que el mundo ha condenado lo que el loco de Trump hizo en Estados Unidos que es exactamente lo que nos hizo aquí pero con la diferencia que allá la hicieron norteamericanos y aquí mercenarios, traidores, mal nacidos, hijastros y politiqueros de la más alta realeza porque lo único en lo que nadie les puede superar es en la capacidad de maldad que tienen contra un país que como el nuestro nunca mereció parir a estos accidentes que hoy, mañana o pasado mañana pagarán porque para ellos todo lo actuado es Game Ower, es un juego que murió el pasado 7 de noviembre de 2021 y fue sepultado este 10 de enero cuando el Presidente Daniel Ortega, que tiene mandato para cinco años más, dijo claramente que lo del 2018 es un periódico de ayer y que la página está doblada y que el círculo se cerro.
Quiero decir con todo lo expuesto que la implosión de la política norteamericana es una secuencia de agresiones, imposiciones y malos ejemplos contra el mundo, que como un efecto boomerang le regresó de una manera insospechada y multiplicada, que siempre supimos que llegaría, pero sin imaginar cómo ni por donde, pero que ahora tenemos a vista de una manera tan clara que muchas cosas no volverán a ser igual.
Burros y elefantes, demócratas y republicanos respectivamente, han proclamado desde un bipartidismo histórico la propagandizada principal potencia del mundo, lo que es parte de otro debate. Estas han sido dos visiones opuestas o dos caminos diferentes, pero al final hacia un mismo destino, el capitalismo salvaje que es su puerto común.
Sin embargo, las diferencias entre burros y elefantes se profundizaron precisamente durante los cuatro años de Donald Trump en el poder. El periodo de semejante loco condujo al surgimiento de un movimiento que ahondo abismalmente las diferencias al interior del Partido Republicano: el “Trumpismo”, el fascismo, el racismo, la superioridad de la raza aria o blanca contra el afrodescendiente, el latino o ya en el extremo contra cualquier extranjero, es decir al mejor estilo nazi o hitleriano es la “democracia” que sueña el imperio que nosotros acojamos.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA