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  • 10 diciembre, 2024

Detalles del momento: “La Policía Nacional comprometida con la seguridad”


Por: Moisés Absalón Pastora.

Regresamos hoy de un fin de semana largo donde en cualquier parte del territorio nacional las actividades marianas acapararon devocionalmente la fe de los nicaragüenses en la tradición que se vivió en el contexto del 7 y 8 de diciembre como inicio de lo que prácticamente es la temporada navideña y aunque no todo fue mariano no hay duda que la divinidad de la Concepción Virginal estuvo presente aquí en managua en la plaza de la revolución, en la Avenida Bolivar, en el Salvador Allende, en el Paseo Xolotlán y en todo espacio de esparcimiento y entretenimiento de los departamentos y municipios donde felizmente la familia disfrutó a más no poder y fíjense que mi referencia no es solo Managua, hablo de todo el país, porque de todos los municipios las propuestas de los gobiernos locales y del INTUR para disfrutar de todos estos días fueron más que abundantes, seguras, en orden, en tranquilidad y en paz desde el esfuerzo interinstitucional para lograrlo.

Gracias al Creador la familia, a pesar de los eventos políticos de los que venimos y nos fueron impuesto desde afuera y que indudablemente nos golpearon y atrasaron,  el nicaragüense sabe también que son circunstancias superadas y que ahora le corresponde disfrutar lo defendido y además vivirlo felizmente, asumiendo la responsabilidad de cada quien para cuidarse y dejarse cuidar porque cuando andamos por las calles, las carreteras, por los barrios por los parques no solo nos acompaña Dios cuando se lo pedimos sino que de oficio está siempre cerca la Policía Nacional y quiero hoy ofrecer un reconocimiento público a nuestros azulitos porque son seres humanos muy sacrificados a los que les toca vivir sin tiempo, expuestos a cualquier cosa, sin la normalidad de un hogar tradicional, sujeto al peligro, sin saber si al salir de casa volverá y ejerciendo su profesión en condiciones de alta presión que contrastan muchas veces con la incomprensión de sujetos que son beneficiarios de su labor y de su sacrificio, pero que hablan al peso de la lengua para ensuciar el uniforme de esos hombres y mujeres que siempre nos protegen, nos ordenan y nos cuidan, es más dan su vida por la nuestra.

La Policía Nacional de Nicaragua está en el medio de dos visiones equidistantes con respecto a la misión que tiene como garante del orden y la seguridad. Por un lado, están aquellos que quisieran que no hubiera un solo agente o una sola patrulla en las calles para hacer su agosto y estamos otros, la inmensa mayoría, que queremos más presencia de ella porque deseamos la indispensable estabilidad para recuperar la economía y el desarrollo que el terrorismo nos arrancó en 2018 de una manera devastadora, pero ya estamos en la ruta inalterable de ese propósito.

Estas posiciones, tan contra puestas, obedecen claramente a los acontecimientos derivados del 2018 porque antes de esa fecha, que marca la ejecución del fallido golpe de estado, Nicaragua estaba en la cresta de la paz que había alcanzado y nuestro país se preciaba, sitial que ya hemos nuevamente recuperado, de ser la nación más segura de la región y una de las más en América Latina y esas son medallas en el pecho de nuestros azulitos porque a ellos con el auxilio del pueblo y la voluntad del gobierno por poner las cosas en orden es que vivimos la navidad del presente.

Recurrentemente hablamos en éste programa de los hechos de violencia que se desataron a raíz del fallido golpe de estado, ejecutado por delincuentes que llegaron al país con procedencia de El Salvador donde son cabecillas de las Maras Salvatruchas, que impusieron los tranques, que torturaron, que asesinaron, que secuestraron y que empujaron a un enfrentamiento donde nicaragüenses que eran perseguidos por ser sandinistas tuvieron que defender legítimamente su vida de asesinos sin escrúpulos que terminaron con la vida de 21 policías a los que llegaron a quemar vivos y lo que desembocó en 199 muertos que pesan sobre la inconciencia de algunos obispos, de algunos sacerdotes, de algunos empresarios de maletín, de algunos politiqueros, de algunos chateles que dijeron ser universitarios y de algunos periodistas que se pusieron al frente de una sedición que en cualquier otro país del mundo seguramente hasta los hubieran fusilado y para que esos demonios se mantengan en la oscuridad de las tinieblas es que sotanudos centroamericanos, a la cabeza el Cardenal hondureño, deberían orar porque fueron esos los diablos que pretendieron acabar con nuestro país.

El baño de sangre terminó cuando el pueblo de Nicaragua con la Policía Nacional al frente decidió levantar los tranques, pero aún la violencia persiste porque es parte de la estructura del odio y lo hace siempre con el financiamiento del imperio que además de lanzarnos misiles quiere que nos crucemos de brazos ante sus agresiones y no movamos un dedo en nuestra defensa.

Quienes hacen el ridículo de ensuciar la labor policial porque esta hace su trabajo y no va a permitir que los bochornosos eventos derivados del 2018 se repitan, son en realidad delincuentes que ya están fuera, desnacionalizados en calidad de traidores, pero hay otros que estando aquí se siguen moviendo, no para hacer oposición, sino para hacer terrorismo y están claramente frustrados porque ya no pueden seguir en lo mismo y para victimizarse, una vez que son agarrados con las manos en la masa, y son puestos al otro lado de la frontera hacen todo tipo de escenas, distorsionan los hechos y omiten decir, que otra vez la estaban montando desde una especie de rebelión interna que nada tiene que ver con el derecho de pensar distinto, sino con el derramamiento de sangre.

Quienes han minimizado e ignorado la capacidad técnica de la policía de Nicaragua para seguir las fechorías de los delincuentes  deberían verse en lo que exactamente hacen en otros país del mundo contra escorias como ellos, empezando por el imperio que financia todos sus delitos, Estados Unidos, donde te calmas o te amansan a garrotazos, a golpes, patadas, descargas eléctricas o si te la das de  valientito a balazos y esa es una receta que más de un curita, de esos que creen que la sotana les da impunidad, ya han probado en carne propia y no solo ellos sino que hasta monjas que en peso han sido lanzadas a la zaranda por escandalosas.

Estos delincuentes que no sé quién les dijo que hacen política quieren ver limpias las calles de “Azulitos” para repetir, según ellos, lo hicieron en los tres meses posteriores al 18 de abril de 2018 y no se quieren dar cuenta que esta nuestra Policía Nacional les está haciendo un favor y con ese favor, un favor a toda Nicaragua, porque hay que saber, que los que queremos la paz para este país y hemos sido maduros, responsables, tolerantes y ciudadanos ejemplares, no estamos cotos, que si nos buscan nos encuentran, que tenemos el legítimo derecho a defendernos con la misma contundencia con que nos ataquen y que eso no ha pasado, ni queremos que pase, gracias a que la Policía Nacional, nuestros “Azulitos” han estado en las calles controlando y sometiendo a brutos profesionales que no respetan los espacios familiares del nicaragüense que quiere vivir en total y absoluta normalidad, pero que es asaltado por la estupidez. Estos individuos confunden la presencia policial en las calles con la falta de libertades y te dicen en ese sentido de la Policía Nacional cualquier cosa que se les ocurra.

Son tan, pero tan brutos los puchos, que desde la más absoluta y ortodoxa ignorancia llegaron a decir preferían estar más cerca de un delincuente que de un policía y saben qué, tienen razón porque el delincuente tiene que estar cerca de otro delincuente para sentirse bien y estar seguro; tienen razón porque la relación entre un policía y un criminal es como la del agua con el aceite que por más que se pretenda no se pueden juntar como no se puede juntar el crimen con la justicia, la sedición con la institucionalidad, el asesinato con la vida, la paz con la guerra, el amor con el odio.

El bueno ciudadano, aquel que tiene valores y principios, sí se siente seguros por la cercanía de cualquier policía porque nos infunde respeto y confianza, porque al no tener nada por lo que temer podemos acercarnos a él para solicitar su asistencia, su ayuda en caso que lo requiramos para cualquier orientación o simplemente hasta solo para saludarlo como un reconocimiento a la inmensa labor y responsabilidad que carga sobre sus espaldas porque son gentes especiales y muy sacrificadas que lo dan todo para nuestra propia seguridad.

Aprovecho ahora que se nos vienen próximamente las vacaciones navideñas para que atendamos no solo las orientaciones de la Policía Nacional en pro de nuestra propia seguridad, sino que además asumamos gestos de humanidad de nuestra parte hacia ellos porque mientras la inmensa mayoría saldremos a disfrutar con la familia y los amigos sin más misión que el placer, nuestros “azulitos” se llevarán la peor parte bajo el sol, bajo el frio, con hambre, de pie, desvelados, sin ver a los suyos y haciendo de todo para que usted o yo no suframos la estocada de la delincuencia común o la delincuencia política gocemos en paz.

Facilitémosles es trabajo, sepamos acatar sus recomendaciones, si actuamos ciudadanamente amables con ellos que viven bajo intensas presiones e inclemencias lo serán igualmente con nosotros y si queremos ser condescendientes con ellos seamos solidarios, tengamos presentes que son seres humanos, que se alimentan, que requieren refrescos, pero más que cualquier otra cosa necesitan saber que se les quiere y que somos agradecidos con su labor.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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