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  • 3 julio, 2023

Detalles del Momento: Nacionalismo


Moisés Absalón Pastora

Es imposible humanamente hablando, cuando la conciencia y la realidad nos dice que hemos hecho un esfuerzo titánico, único y ejemplar por salir adelante, por construir prácticamente de la nada y de ver como resultado de esa proeza nuestra casa linda, limpia y honorable, no reaccionar frente al ajeno, frente a nuestro vecino inmediato, cercano o más distante que por envidia por ver nuestra capacidad de levantarnos ante la adversidad, nos lanza todos los días lodo, nos insulta, nos difama y nos calumnia teniendo ellos en su vida, en su entorno, en sus relaciones, en su quehacer diario, un enjambre de problemas y situaciones sobre las que no resuelven nada y que representan ante los demás una promiscuidad que no les concede ni una pisca de moral para señalar a los demás y menos a nosotros.

Hemos sido testigos de la actitud digna de nuestras máximas autoridades reaccionando a las canalladas infames de quienes ni siquiera hablan por ellos mismos, sino por ese maldito imperio que enredado en una madeja de inmoralidades obliga a sus sirvientes a unírseles en la macabra misión de destruir a una Nicaragua que como la nuestra levantó la bandera y puso en su lugar, con las palabras que son y por encima de la hipócrita diplomacia, para responder a esos a quienes se les ocurrió que somos suyos, que les pertenecemos, que no entienden que ahora sí somos legítimamente independientes y soberanos, que tenemos un marco jurídico hecho por nosotros los nicaragüenses y que representa leyes que aquí se deben respetar y que jamás son materia de consulta con aquellos que también las tienen y que las hacen cumplir y que por hacerlo nosotros no les decimos absolutamente nada, aunque claro en su aplicación existan suficientes elementos para asegurar que ahí hay hasta crímenes de lesa humanidad.

Nosotros reaccionamos frente a todo aquel que siendo extranjero quiera venir a nuestra casa a decirnos como arreglarla, lo que desde todo punto de vista es inaceptable porque esas son injerencias fundamentalmente abusivas que desde métodos coloniales o imperiales lesionan la dignidad de cualquier pueblo al que siempre se le quiere lacerar el lomo para robar la dignidad y después hacerlos esclavos y así hacerse con los tesoros de naciones enteras con los que los conquistadores, a nombre de la democracia, de la libertad y de la justicia hicieron lo que son, países podridos y corroídos por profundos problemas políticos, económicos y sociales que no van a solucionar jamás nicaraguanizado sus problemas, pues ya este es un asuntito puesto muy de moda.

Hoy los nicaragüenses, que tenemos dignidad y tenemos conciencia porque tenemos historia, respondemos a través de nuestro gobierno a una agresión constante a la que había que ponerle detentes a fin de que los sirvientes del imperio en el mundo y el propio imperio, sepa que somos pequeños, que somos pobres como consecuencia de lo que los atracadores nos robaron, pero que hemos tomado la decisión de salir adelante cargando un nacionalismo que otros pueblos ya empiezan a hacer suyo para enfrentar a quien se cree es el dueño del mundo.

El nacionalismo amigos es una ideología política basada en el principio de que cada nación tiene derecho a formar su propio Estado para realizar los objetivos o aspiraciones sociales, económicas y culturales de un pueblo, sobre todo en la búsqueda de un estado verdaderamente libre e independiente.

Nuestro nacionalismo debe ser la convicción de que Nicaragua es mejor que todas las restantes naciones. A veces el nacionalismo hace que la gente no quiera trabajar con otros países para resolver problemas comunes, pero que son nuestros, que demandan una solución entre nosotros y en la que no influyan los intereses de naciones que por ser poderosas nos quieran avasallar por el delito de no pensar como quienes las gobiernan y por aspirar a construir nuestro propio modelo político, social y cultural, que alejado de moldes prefabricados llenos de fallas, buscamos modelos que nos conduzcan a la construcción de una democracia propia y auténtica que se origine en nuestra propia receta, condimento, sabor, características e idiosincrasia con el olor de nuestra tierra, de nuestro aire y océanos.

Es importante entonces no confundir el nacionalismo con el patriotismo. El patriotismo es un orgullo por tu país que produce sentimientos de lealtad y un deseo de ayudar a los demás ciudadanos, por vernos a los nicaragüenses cobijados por una prosperidad que nos abrace a todos sin distingo de colores políticos o conceptos ideológicos.

Por eso el nacionalismo debe ser la convicción de que Nicaragua, en nuestro caso es superior, sin pregunta o duda, porque demostramos y así nos lo reconoce el mundo que en paz logramos crecer, que desde el 2007 y hasta 2018 íbamos catapultados hacia un futuro promisorio y aunque caímos por la tragedia que ya conocemos y nos quisieron detener a través de todo ese odio que nos han querido imponer, hoy nos estamos volviendo a levantar gracias al nacionalismo que tenemos la inmensa mayoría de los nicaragüenses y que es una voluntad de hierro forjada por una historia que nos hizo dignos ante las intervenciones externas.

En algunos casos el nacionalismo inspira a la gente a luchar para liberarse de un opresor extranjero y contra eso guerrearon José Dolores Estrada y Andrés Castro y lo hicieron liberales como José Santos Zelaya, Benjamín Zeledón, Augusto C. Sandino y Rigoberto López Pérez, líderes visionarios como Carlos Fonseca Amador y Daniel Ortega y ese sentimiento prevalece en la mayoría de los nicaragüenses contra el Tío Sam y es legítimo porque no fue una vez que la arrogante águila nos sangró con sus garras y no aisladamente sino que de siempre y hasta nuestros días.

El nacionalismo se caracteriza ante todo por el sentimiento de comunidad de una nación, derivado de su origen, lengua e interés común. Es una forma de pensar que defiende una nación por encima de todo, incluso por encima de las personas.

Yo quisiera que el pelele criollo que habita aquí, pues hay otros que ya están en su verdadera patria, al menos tuviera, aunque solo fuese un poquito, la creencia de que el país que le vio nacer es mejor que todos los demás y en esa ruta, respondiendo a los vende patria de su época, es que Rubén Darío nos dejó célebremente aquella frase de que “Si la patria es pequeña uno grande la sueña”.

El nacionalismo es la creencia de que tu país es superior sin pregunta o duda y la Nicaragua hasta el 2018, hace un poco más de cinco años era mucho mejor que otros países, hasta que los vende patria se coludieron con el imperio para devaluarlo y trágicamente insisten en ello, no descansan en sus malévolos propósitos y hasta ahora se dan cuenta que eso se paga porque contra la traición no hay perdón.

En algunos casos, el nacionalismo puede inspirar a la gente a liberarse de un opresor extranjero, como en la propia revolución americana contra los ingleses, como Cuba y Nicaragua y Venezuela contra el imperio, desde sus propias revoluciones, entre más agredidos y bloqueados han sido, más amigos y solidaridad del mundo encuentran como reconocimiento a su nacionalismo y estoicidad.

A mí me hace nacionalista no el acento de la lengua que me enseñaron a hablar, no mi recorrido político, ni mis hazañas, ni mis victorias, ni mis fracasos, sino tener en común grandes cosas hechas en el pasado y la voluntad de hacer otras en el futuro con gentes que supieron poner por encima su nacionalismo y el orgullo de saberse nicaragüense, no por haber nacido aquí, sino por amar a la patria.

A nosotros, hombres y mujeres, de este país se nos fue impuesto el catolicismo cuando nuestros padres sin preguntarnos si lo queríamos nos bautizaron por esa religión, pero eso no nos hizo cristianos, cristianos nos hace ser nuestra actitud ante nuestros semejantes.

Podemos ser italianos, británicos, argentinos, colombianos, costarricenses, o cualquier otra cosa y así sucesivamente, pero eso, aunque nos confiere una nacionalidad, no nos hace nacionalistas porque conozco a algunos que nacidos en mi propia patria andan donde los enemigos de mi país, donde los enemigos de la humanidad, pidiendo que venga el extranjero a robarnos la paz, a confiscarnos la esperanza, a negarnos el derecho de decidir por nosotros mismos, a construir nuestra propia democracia.

Lo que hace un país, no es el habla, la lengua no es ser parte del mismo grupo etnográfico, sino el poseer en común grandes cosas en el pasado, y la voluntad de hacer otras en lo futuro” y ese activo de identidad no lo tienen porque la anti nicaraguanidad habla y piensa en un inglés machacado y desfasado.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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