Detalles del Momento: No es una guerra es una masacre
| Moisés Absalón Pastora
Es difícil, muy difícil, comprender lo que pasa en el Medio Oriente. Es una zona geográfica sinónimo de conflictos y de ausencia de paz. Es un tema de disputas territoriales, de fundamentalismos religiosos y de historias milenarias de profetas patriarcas y de la cuna del Mesías, Jesús de Nazaret, que, aunque es la piedra fundacional del cristianismo es un irrelevante minoritario entre una Palestina musulmana y un Israel judío que son el centro de un choque sobre el cual siempre requerimos que nos medio orienten porque francamente es algo muy complicado para digerir.
Identificado desde el punto de vista humano con el que más padece o el más débil, de ninguna manera quiero decir que tenga dudas, sobre de qué lado estoy en este conflicto que no se trata, aunque así lo manejen los consorcios mediáticos imperiales y sus aliados, de una guerra entre dos países sino de una masacre de un victimario contra una víctima.
He sostenido desde razones que ya expliqué en su oportunidad sobre mi renuncia al catolicismo que las religiones no salvan, que más bien generan distancias por lo que en mi caso yo tengo una relación personal con Dios, con Jesucristo, con el Espíritu Santo, dado que los religiosos son hombres de carne y hueso que terminaron en su tiempo crucificando a quien desde mi punto de vista es y seguirá siendo el más grande de todos los grandes porque entre los Dioses es el único del que se sabe, tres días después, regresó de la muerte, resucitó.
La mayoría de las religiones adoptan la idea de un “salvador”, y afirman que el mundo seguirá lleno de maldad hasta que llegue este salvador y lo llene de bondad. Tal vez nuestro problema en este planeta es que la gente espera que alguien más venga a arreglar sus problemas en lugar de hacerlo nosotros mismos, pero lo más triste es que aquellos que como laicos abrazan con pasión una religión a veces pierden de vista que los religiosos posibilitan ambientes que niegan no solo la espiritualidad, sino que además generan condiciones para matar a nombre del salvador.
Entre Palestina o Israel o entre Israel o Palestina, no importa el orden hay un problema muy serio que siendo religioso en lo fundamental lo que lo vuelve más complejo, por su naturaleza religiosa donde pugna el Islamismo, el Cristianismo y el Judaísmo, las Naciones Unidas, que no sirven para nada, lo pretendieron resolver en 1945, tras la segunda guerra mundial, dando un territorio a los judíos arrebatado a Palestina, pero los gobiernos Israelíes, no el pueblo judío, fueron por más y más y desde un poder de fuego que Estados Unidos les confirió para incidir con fuerza sobre un Oriente Medio dominado por los árabes, convirtieron a Palestina en prácticamente un gueto donde el sionismo redujo a su vecino a la condición de baja clase o de menos que gentes.
Los conflictos religiosos, desde que la humanidad es humanidad, son necesarios intereses de los religiosos que en este caso se desarrollan sangrientamente en tierra santa a través de lo que para Israel es una guerra que ya declaró, pero para Palestina que solo ha pretendido reaccionar y defenderse, es una verdadera masacre.
Tristemente toda guerra tiene efectos y consecuencias dolorosas y la mejor estrategia debería ser la de evitarlas, pero en este caso específico tras 78 años de avance sionista, sobre tierras que no son suyas, Israel, empujado por el enemigo de la humanidad,Estados Unidos, no es cierto que terminará con la resistencia palestina y no hablo aquí de que si lo que hace Hamas, declarado terrorista por el imperio norteamericano, aunque nadie lo es más que Washington, la Casa Blanca, su oficina Oval y su inquilino, es bueno o es malo, sino de que esta carnicería, declarada ahora por Benjamín Netanyahu, en el estricto objetivo de agenciarse totalmente la Franja de Gaza o posiblemente hasta la Jerusalen del Este de la que Palestina hizo su capital, vaya a terminar a través de una ocupación, del aniquilamiento o del crimen de lesa humanidad como ya sucede, sino que cuidado y genera lo impensable con toda esta incalificable indolencia de las Naciones Unidas que haciéndose la Shakira pues no ve, no oye, no habla, terminará cultivando planetariamente hablando, la conformación de un organismo dónde nos reflejemos los que construimos un mundo multipolar.
No podemos hablar de los sufrimientos de la Palestina de hoy, tenemos que hablar de los sufrimientos de palestina de hace 78 años; no podemos quedarnos con que Hamas lanzó misiles contra Israel, no se justifica, pero al final es una reacción contra los asesinatos directos del ejército Israelí contra los Palestinos todos los días dentro y fuera de la Franja de Gaza, de esa inmensa cárcel al aire libre donde ya hay una devastación producto de una desproporcionada reacción de poder que ya consumó otro holocausto, no el del nacismo sobre los judíos sino del sionismo sobre los palestinos.
Para ocultar esta triste realidad los medios corporativos que son parte del mismo andamiaje político ideológico del fascismo y sionismo imperial han dicho de Palestina que es un estado fallido o que es una de las tantas cunas del terrorismo más extremo y fundamentalista, aunque la verdad todo apunta a que hablamos de un pueblo milenario que es atormentado por un vecino de reciente data que además fue creado por países que desde las Naciones Unidas se les ocurrió que así debía.
Contra sentidos en cuanto a lo que es Palestina podemos resaltar que es reconocida por 139 de los de los 193 estados miembros de la ONU. Mientras la mayor parte de los países africanos, latinoamericanos y asiáticos lo consideran como un estado soberano, Estados Unidos y Europa, cuando no, que raro, decidieron referirlo, pero solo como parte del territorio israelí como apoyo al estado judío. Por otra parte, a pesar de tener el reconocimiento de la gran mayoría de los países que conforman la ONU, este organismo no lo integra, sino que solo lo tiene como observador.
De este conflicto sean dicho muchas cosas para explicarlo y no pocos, para quedar bien proyectados como ratones de biblioteca que devoraron cualquier cantidad de la historia fundacional de los orígenes del problema, repiten a través de palabras lo mismo y lo mismo y en gran medida lo hacen los consorcios mediáticos del sionismo para favorecer la posición Israelí pero no tienen la misma suerte los Palestinos porque son contados los que quieren ir a la zona devastada a conocer la verdad de los sin voz.
Para dar una imagen de que Israel tiene apoyo internacional Joe Biden visitó y se sentó con Benjamín Netanyahu y muy cómodamente ambos conversaron sobre temas de seguridad, aparentemente abordados por dos hombres fuertes de este planeta, par de ancianos que en la senilidad se tomaron en serio el papelón de hacer la guerra y francamente no creo que nadie en el mundo se haya sentido representado por este par de hijos de Hitler que se quieren llevar a sus tumbas al mundo.
Qué triste que este par de cobardes, Biden y Netanyahu, igual que sus antecesores en Washington y Jerusalén, no pelean ninguna de las guerras que provocan y desencadenan porque solo así, a lo mejor tendríamos paz o al menos una idea de lo que significa, porque saben qué ellos imponen al mundo el conflicto que deriva entre los que agreden, toman y arrebatan y entre los que sufren y defienden el sentido de pertenencia. Tristemente la mentira siempre bendice y santifica desde las religiones a los agresores que dan por legítimo el exterminio de pueblos que como los Palestinos merecen no solo su propia tierra sino vivir en paz como humanos que son.
No hay duda que detrás de toda la tragedia del pueblo Palestino siempre ha estado el enemigo de la humanidad moviendo los hilos para pintar de terroristas a cualquier expresión islámica que asuma una posición de resistencia o defensa ante su exterminio y como siempre ocurre lo hacen a nombre de la llamada libertad y justicia occidental que no se detiene a ver los temas que afectan a una gran parte de la humanidad como aquellos que temen por sus vidas, nada que ver con el miedo, el hambre, con la sed, con las heridas y las vendas, con las criaturas, los jóvenes o los ancianos.
Palestina fue siempre Palestina hasta 1948 que Israel le arrancó una porción de su territorio para declararse estado independiente y desde entonces los palestinos comenzaron a ser cazados como animales, bombardeados, excluidos, ofendidos, denigrados y degradados a la condición de cualquier cosa y la “civilización” de occidente jamás levantó la voz contra eso o en beneficio de un pueblo desangrado que no tiene ejército y cuya indefensión contrasta con la superioridad sionista de su invasor.
Las imágenes que nos llegan del conflicto nos hablan de una respuesta de Israel contra los misiles lanzados por Hamás el pasado 7 de octubre y para ser objetivos en lo que corresponde específicamente a este último enfrentamiento uno concluye que para toda acción hay una reacción, pero por favor esto es tan desproporcional, tan brutal por parte de los sionistas, que eclipsó la guerra que Washington se tiene a través de sus perros de pelea en Ucrania contra Rusia y cuidado, ahora que el tema jinca al mundo islámico, la cosa se desborda y se acelera una tercera guerra mundial que vaya en beneficio de un nuevo mundo y en contra de los enemigos de la humanidad, los fascistas, los sionistas, que son lo mismo.
Ante toda esta situación al final no se trata de tomar bandos, aunque nuestro corazoncito siempre se incline lógicamente hacia el que sufre, hacia el desplazado, hacia aquel que lo perdió absolutamente todo. Se trata de que el mundo escuche que detenga la masacre que oiga el llanto y comprenda la tragedia de todas las partes para que se atienda el problema y no escale más el conflicto.
Los llamados países que conforman la tal “democracia occidental” que dominan a las Naciones Unidas, que solo dice lo que Estados Unidos quiere, deben dejar a un lado su hipocresía porque de todas formas ni engañan ni convencen a nadie con sus medias tintas. Esta diplomacia de marras debe dejar a un lado como argumento el aspecto de una religiosidad muy cuestionada alrededor de a quién pertenece la tierra prometida o cual es el pueblo de Dios porque Palestina ya era Palestina antes de que Israel la ocupara y fue en Belén, Palestina, donde nació Jesús de Nazaret, el fundador del cristianismo, que paradójicamente en la zona de conflicto representa solo a un 3% de creyentes ante el claro predominio de los musulmanes que creen en su propio profeta y los Judíos que solo abrazan el viejo testamento.
Aquí el problema es invasivo, es ocupacional, es interventor, es confiscador, es de genocidio, de raza, marginación contra los empobrecidos y de desprecio a la vida de Palestinos a los que el sionista considera que no son seres humanos y que ha sido históricamente masacrado.
Los Palestinos que viven una trágica realidad son obligados a reaccionar, a explotar, a decir basta a su exterminio y eso es lo que se está viviendo hoy particularmente en la Franja de Gaza y esta es una situación de violencia que nadie que ame la paz puede aceptar y la comunidad internacional tiene que interceder y no solo por lo que atormenta hoy al Medio Oriente sino por lo que pasa en otras partes del mundo donde hay un patrón común el de Estados Unidos financiando y patrocinando el odio y el derramamiento de sangre mientras Washington no arriesga nada, al menos por ahora porque lo de las Torres Gemelas aquel 11 de septiembre de 2021 fue una reacción a la muerte que el imperio ha sembrado en el mundo.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.