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  • 29 julio, 2024

Detalles del Momento: París bien vale una mentira


Por: Moisés Absalón Pastora.

Arrancaron los juegos Olímpicos 2024. Su marco inaugural sobre el manto acuático del Sena, los techos sobre los edificios de la arquitectura antigua parisina, los museos aromatizados por los oleos de sus valiosas obras de arte, empezando por la enigmática Gioconda o Mona Lisa, la imponente e irradiante Torre Eiffel, ícono de la capital que presume de la Liberté, Égalité, Fraternité, fueron el lienzo mágico de un guion televisivo ciertamente lleno de magia pero seguramente magia negra que excluyó a grandes protagonistas del olimpismo, como Rusia, castigado por la acción que decidió tomar en su defensa contra Ucrania, que sí pudo alzar la bandera Nazi, en un evento más político que deportivo.

Arrancaron los juegos Olímpicos disfrazando a Paris de una capital embriagada por los encantos de la paz para esconder bajo la tela de la sana competencia el putrefacto hedor de la representación sionista de Israel que con una delegación multitudinaria contrastó con la de Palestina, muy reducida, pero sorprendentemente tan ovacionada, por la concurrencia, que Macron muy asustadizo debió descifrar que los israelitas eran más porque son los que están exterminando al pueblo donde Jesús de Nazaret tiene su cuna terrenal.

Arrancaron los juegos olímpicos con el descarado despliegue de una ideología anti natura, abrazada a la vida en rosa que sirvió una pasarela como la mesa de la última cena donde Jesús de Nazaret, simbolizado por un inflamado disc-jockey y sus doce apóstoles, aunque en Paris pusieron más, se banqueteaban a uno de los tantos de la diversidad, vestido casi de Adán, de barba, con movimientos pretendidamente femeninos y con genitales tan definidos que aunque pose, se contorsione, hable o cante fino, sepa usar tacones, tenga cinturita de avispa o se cercene el pene nunca será capaz de parir, nunca será capaz de reglar, nunca tendrá glándulas mamíferas y aunque haya nacido con cuerpo equivocado o en el transcurso se haya hecho o para creerse más se hubiese sometido a procesos quirúrgicos, nunca, jamás, olvídense de eso serán mujeres porque las mujeres son las más altas creaciones de Dios y toda esa barbaridad que vimos en el marco inaugural de Paris 2024 no me representa porque es un evento político divorciado de la esencia deportiva y desnaturalizado porque promueve descaradamente aberraciones que por encima de todo blasfeman y ofenden al mundo cristiano contra el cual reaccionan porque nos ven corderos que se inclinan ante su verdugo, pero que no lo intentan contra los musulmanes porque saben que hasta ahí llegarían los juegos olímpicos. Sin embargo, tengan plena certeza que Dios ofendido por semejante barbaridad en su momento hará uso de su justicia, en el momento preciso que corresponda, porque eso que Paris hizo de la última cena no tiene nombre.

En lo personal creo que cada quien debe hacer con lo suyo lo que se le antoje, pero eso es muy diferente a que me quieran imponer que lo que otros hacen debe ser también bueno para mí, verlo con buenos ojos, aplaudirlo y además promocionarlo porque de lo contrario entonces soy un cavernícola, un descontextualizado que no comprende los modernos y nuevos tiempos cuando hay cosas que vienen siendo incorrectas e inmorales desde siglos atrás y desde que los padres de los padres de mis tatarabuelos, bisabuelos y abuelos, estudiados en la palabra de Dios, nos enseñaban valores y principios que no debíamos traspasar.

Para el mundo lésbico, homosexual, transexual o como se le quiera llamar, París, que parece vale para una gran mentira, puede ser ahora la capital del libertinaje y como no lo sería después de esa última cena antinatura que pusieron en el guion, pero créanme moralmente la humanidad está siendo comida por un discurso al que hay que poner una contra marcha porque todos los días la falta de respeto avanza desde la promoción descarada de algunos medios de comunicación que ponen a géneros confundidos a invadirnos con la deformación que hacen de la equidad, del derecho, de la igualdad o de la inclusión que no son más que condiciones que se vienen estableciendo en una falsa normalidad que ojalá la practicaran los que así la quieren en su propia intimidad, sino que lo hacen ya públicamente, a vista y paciencia de la misma infancia.

Eso de que Paris bien vale una gran mentira es algo tan real como el baño de paz que con los juegos olímpicos se está dando Francia porque durante las próximas dos semanas la capital de la Liberté, Égalité y Fraternité aplicará en su rostro toneladas de maquillaje para disimular la amenaza que es para el mundo entero porque a su presidente, Emmanuel Macron, le pica la mano por empujar al planeta a la oficialización de una tercera guerra mundial.

Los símbolos son los símbolos y eso de que una imagen vale más que mil palabras es más que cierto. Como cerezas del pastel o como postre las últimas delegaciones en navegar sobre en Sena en enormes yates fueron Estados Unidos y de último Francia como anfitrión y la primera escolta de abanderados tras el jinete libertario que iba a entregar los aros olímpicos a ser izados eran igualmente Estados Unidos y Francia los más altaneros perros rabiosos de la OTAN contra una Rusia que fue excluida de estos juegos y los discursos del presidente del comité olímpico francés y del propio presidente del comité olímpico internacional tuvieron un caris profundamente político, que son razones añadidas para insistir que para el interés fascista, que determinó dejar a un lado lo olímpico, efectivamente Paris bien valió una mentira y cuidado que si esto empezó así ojalá no termine mal porque los niveles de toxicidad ideológica sobre algunos temas, planteados más allá de lo deportivo, terminen creando una nueva multipolaridad deportiva.

Podrán decir que hay más de 200 países y más de 10 mil atletas participando en las Olimpiadas de Francia 2024, que además no es la más numerosa, y que apenas solo Rusia, excluida y castigada por el Comité Olímpico Internacional por la auto defensa que asumió contra la OTAN que la ataca tomando a Ucrania como cabeza de playa y además Bielorrusia que apoyó la acción de Putin en la operación especial, son los únicos que no están en Francia, pero sí está Ucrania que reeditando y perfeccionando el nazismo, con un loco comediante que dejó de ser presidente, quiere poner en las costillas de Moscú los misiles nucleares con los que quieren acabar con el Oso Ruso, que piensan está coto y peor aún, que no debe defenderse; pero sí está Israel que tiene bajo un proceso de exterminio sionista a los palestinos de la Franja de Gaza; pero si está Estados Unidos, el enemigo de la humanidad, que instruido por la industria armamentista nos conduce oficialmente a la tercera guerra mundial.

No nos enredemos el marco inaugural de los juegos olímpicos de Paris fue de lujo, muy original, divorciado de un final de apertura dentro de un estadio como sucedió en todos los olímpicos anteriores, seguramente con la más cercana equidad de género en la competencia de las muchas disciplinas, aunque poniendo en relieve algunas degeneraciones de las que ya hablé al comienzo, pero amor no quita conocimiento pues también es una mentira ni siquiera disfrazada, sino que burdamente expuesta.

Detrás del marco inaugural de estos juegos olímpicos queda por supuesto una ola de protesta y condena contra sus organizadores que ahora han salido a pedir disculpas a los ofendidos por la escena que sobre “La Última Cena” de Leonardo da Vinci, montaron” y que fríamente dicen jamás estuvo en sus cálculos perturbar a nadie, pero también pesa sobre el Comité Olímpico Internacional un profundo cuestionamiento porque no puede decir a mí no me consultaron, a mí no me dijeron, porque esos grandes rectores de esos grandes eventos son los primeros en ser consultados porque temas que atañen a la religión, a la contrariedad de la naturaleza humana y a la política misma no pueden de ninguna ser un punto aparte de las decisiones que se toman en esos niveles porque si fueron capaces de excluir a Rusia y Bielorrusia de la competencia por “razones” calibradas y acomodadas desde sus propios intereses, entonces debieron también haber excluido del guion esa ofensa contra el mundo cristiano del que somos parte miles de millones y millones de seres humanos que exigimos respeto a nuestra espiritualidad.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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