Detalles del momento: “Vacaciones para reflexionar”
Por: Moisés Absalón Pastora.
Venimos todos de muy unas merecidas vacaciones. Dios primero usted las haya disfrutado con la responsabilidad debida a la familia y que esa semana le sirva para recargar energías y reincorporarnos ahora con ganas de seguir marchando, de seguir construyendo y con el ánimo lleno de nacionalismo y patriotismo porque es lo que nos deja esta fiesta azul y blanco que por todo el territorio nacional nos recordó la historia al ritmo de bandas musicales, vistosos trajes, danzas rítmicas y los acordes más emblemáticos de nuestros más caracterizados temas musicales.
Estas vacaciones fueron para reconocer la nación para adentrarnos en su naturaleza y redescubrir lo bella que es nuestra patria desde todo punto de vista, y más el histórico, para apropiarnos de lo que fue la Batalla de San Jacinto y de la Independencia, fiestas coloridas, espectaculares y conmemorativas en las que las familias respiramos paz porque el propósito central es siempre honrar la letra del himno nacional que suplica a los nicaragüenses que no ruja más la voz del cañón, que no se tiña con sangre de hermanos el glorioso pendón bicolor porque precisamente de esa realidad está llena la historia que nos demanda a cada uno de nosotros romper con los ciclos de muerte desde que somos nación.
La inmensa mayoría en este país estamos conscientes que el camino hacia el abismo es negarnos la paz y porque al fin lo que aprendimos es que cada paso que damos tiene por destino el puerto de la esperanza, pero con la certidumbre que es una decisión que debe nacer de nosotros mismos y eso implica ser coherentes con lo que la historia nos muestra.
Hay unos cuantos que no saben ni cómo se llaman porque jamás se preocuparon por leer la historia y porque en vez de hacerlo actuaron como hijastros contra el país que los vio nacer para asumir una conducta anti nacionalista que nos redujo al atraso, a la esclavitud y al saqueo que la injerencia, la intervención y la invasión extranjera hizo contra nuestra nicaraguanidad en tanto nuestras divisiones y nuestras distancias así lo permitieron.
A finales de 1969, Carlos Fonseca Amador escribía “Nicaragua hora cero”. Algunos extractos de este documento profundizan en el tema de la agresión norteamericana, destacando la rebeldía y la dignidad, que han caracterizado al pueblo de Nicaragua a lo largo de su historia por sacudirse de flagelos en los que aún insisten los malos hijos de este país.
Para entender la situación política actual de Nicaragua, es necesario tener en cuenta determinados rasgos que se han manifestado a través de la historia nacional. Nicaragua es un país que ha sufrido a lo largo de más de cuatro siglos la agresión y opresión extranjera. Nicaragua afrontó junto con el resto de países de América Latina el dominio de la península ibérica. También sufrió la Costa del Atlántica o nuestro Caribe la dominación británica, que se prolongó ciento cincuenta años, hasta 1893. Nicaragua al mismo tiempo se cuenta entre las primeras víctimas de la política agresiva de Estados Unidos. Poco después de ser proclamada por el gobierno de Estados Unidos la llamada doctrina Monroe en 1823, Nicaragua fue escogida como blanco de la rapacidad imperial. En la década del 30 del siglo pasado, representantes del gobierno de Washington recorrieron Nicaragua con el propósito de obtener información para preparar los planes de intromisión en el país.
A continuación, enumero una parte de los actos agresivos yanquis padecidos por Nicaragua directa o indirectamente con el concurso de sus lacayos nacionales.
1850: Los gobiernos de Inglaterra y Estados Unidos suscriben el llamado tratado Clayton-Bulwer, por medio del cual dichas potencias, sin tomar en cuenta al gobierno de Nicaragua, deciden arbitrariamente compartir el derecho a construir una vía interoceánica en Nicaragua.
1854: En el mes de junio de ese año un barco de guerra de Estados Unidos, capitaneado por un marino de apellido Hollins, bombardea y reduce a cenizas el puerto nicaragüense de San Juan del Norte.
1855: Varios millares de filibusteros norteamericanos, encabezados por William Walker, intervienen en Nicaragua. Walker se proclama presidente de Nicaragua y es reconocido como tal por el gobierno yanqui de Franklin Pierce. Entre otras salvajes medidas decreta la esclavitud. El pueblo de Nicaragua, con el respaldo de los demás pueblos de Centroamérica, empuña las armas y logra expulsar a los intervencionistas.
1870: El titular de Relaciones Exteriores del gobierno de Nicaragua, doctor Tomás Ayón, dirige patrióticas notas al representante del gobierno de Estados Unidos, en las cuales protesta contra la intromisión de ese país en los asuntos internos de Nicaragua y exige la reparación de los daños materiales causados por el bombardeo de 1854, así como el cumplimiento de compromisos fiscales del millonario inversionista Cornelius Vanderbilt.
1907: Naves de guerra del gobierno de Estados Unidos ocupan las aguas del Golfo de Fonseca.
1909: El gobierno de Nicaragua, de orientación nacionalista, fusila a dos norteamericanos, de apellidos Cannon y Groce, culpables de participar en acciones armadas contra el gobierno de Nicaragua. El gobierno de Estados Unidos, por intermedio del secretario de estado de Estados Unidos, dirige una nota, conocida con el nombre de «Nota Knox», al gobierno de Nicaragua, en la cual declara abiertamente el derecho de intervenir en los asuntos internos de Nicaragua.
1910: Barcos de guerra de Estados Unidos intervienen a favor de los conservadores que se rebelan contra el gobierno de Nicaragua. En esa forma Estados Unidos impone un gobierno entreguista en Nicaragua.
1912: El país es ocupado por millares de infantes de marina de Estados Unidos. Se prolonga durante varios meses la resistencia armada contra la ocupación yanqui, al final de la cual muere con las armas en la mano el jefe patriota Benjamín Zeledón.
1914: Emiliano Chamorro, embajador del gobierno conservador en Estados Unidos, suscribe con Bryan, secretario de estado de Estados Unidos, el oprobioso tratado canalero conocido con el nombre de Chamorro-Bryan.
1927: José María Moncada, representante de la burguesía liberal y jefe militar del ejército popular que se ha enfrentado al gobierno impuesto por la intervención norteamericana, perpetra una traición y entra en arreglos con el representante del Departamento de Estado, Henry L. Stimpson, quien años más tarde llegó a ocupar la secretaría de guerra en el gobierno de Truman. Durante su permanencia en ese cargo, se produce el bárbaro bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki. Augusto César Sandino, jefe de una columna del Ejército Popular, desconoce los arreglos de Moncada y se alza en armas contra la ocupación norteamericana y los traidores que la apoyan. El Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, encabezado por Sandino, sostiene más de quinientos encuentros contra las fuerzas de ocupación. A los ocupantes yanquis les resulta imposible derrotar militarmente a los patriotas de Nicaragua, pero antes de abandonar el país a comienzos del año 1933, dejan organizada la fuerza reaccionaria denominada Guardia Nacional.
1934: El 21 de febrero de ese año. Augusto César Sandino cae asesinado. Anastasio Somoza García, jefe director de la Guardia Nacional, ordena la ejecución de este crimen después de recibir instrucciones del embajador yanqui Arthur Bliss Lane. El asesinato se produce en los días en que Augusto César Sandino y sus compañeros se preparaban para combatir contra el rumbo antipopular que llevaba el país. A fin de disipar las afirmaciones calumniosas en el sentido de que no le interesaba la paz, y tras recibir garantías de que su vida sería respetada, Sandino había decidido participar en conversaciones.
Además de lo anteriormente señalado el imperio utilizó a la dictadura de Somoza y a la Guardia Nacional, para agredir a otros pueblos, a actuar en representación del ejército norteamericano para invadir naciones vecinas o estimular golpes de estado contra gobiernos en la región y eso es lo que pretenden continuar haciendo individuos que sin escrúpulos quieren el poder para que Estados Unidos nos gobierne y sobre eso es que ya los nicaragüenses hemos decidido.
Aquí la decisión tomada de rescatar nuestra soberanía es legítima. Es un acto soberano y una decisión como estado de extrema y fundamentada dignidad: Es decir no a la injerencia extranjera, no a la manipulación, es un no rotundo y categórico para desvirtuar los mecanismos e instituciones regionales concebidos para propósitos distorsionantes que azuzan y buscan “justificar” romper el orden constitucional.
Nicaragua ha rechazado categóricamente y en el momento que siempre correspondió todo amago de cualquier agente extranjero o de cualquier organización injerencista hemisférica o continental por interferir en nuestros asuntos. Nicaragua no invita como lo hicieron sirvientes y lacayos que ya conocemos a intervenir en asuntos que solo son nuestros: Antes ni siquiera se les rogó venir a decidir en nuestra casa sino que simple y abusivamente llegaron y se metieron en ella y como eso se acabó definitivamente hay peleles que lloran porque se quedaron con las ganas de seguir destruyendo el país porque aquí la decisión tomada es reiterar que no tenemos caras de maje y que la paz la seguimos construyendo los que somos mayoría sin retorno al odio y a la violencia con que pretendieron pulverizar nuestra democracia y nuestra constitución.
Todos estos eventos descritos por la historia, que fueron consumados, que no son el resultado de una opinión sino marcas escritas en piedra para las presentes y futuras generaciones, sin dejar de mencionar que contra ellos miles y miles murieron, son la esencia de lo que recordamos en resistencia en todas estas efemérides patrias y en todas estas vacaciones para que no vuelven a suceder y esas reflexiones indudablemente energizan para reiniciar la tarea y el trabajo porque este trecho nos conduce al cierre de este 2024, que nos representa una plataforma de despegue hacia un 2025 que sin duda será la llave que abra la puerta hacia tantas cosas buenas que asoman para nuestro país.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.