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  • 15 noviembre, 2021

Diez claves en elecciones soberanas de Nicaragua que claman al mundo


By:  Francisco Javier Bautista Lara 

Nuestros sueños no caben en sus urnas solo en las nuestras de la dignidad
patriótica”.
Consigna de la lucha popular.
“Washington apoya a dictadores y bloquea democracia y desarrollo, como hacen sus aliados”. Noam Chomsky.

Contexto de defensa soberana:

  1. El año 2021, conforme el marco constitucional, realiza la 8va. elección general desde 1984, la campaña electoral del 25 de septiembre al 3 de noviembre y la votación del domingo 7 que transcurrieron en paz, orden, seguridad y tranquilidad. Fue exitosa antes, durante y después de la jornada patriótica, popular y voluntaria no solo por la responsabilidad cívica ciudadana, sino por las condiciones sociales e institucionales que facilitaron el libre ejercicio democrático. Ha prevalecido entre los nicaragüenses un comportamiento sereno, pacífico y cívico. Es imposible obviar esta evidente verdad que constituye la primera gran victoria de Nicaragua.
  • La organización y participación electoral se realiza en el complejo escenario de la confusa pandemia COVID19 que perturba con crisis global al mundo, contamina con el virus del miedo y contagia con abundante desinformación y Nicaragua, desde su auténtico modelo social y de salud preventivo, comunitario y solidario ha abordado con serena inteligencia, desde su realidad y capacidad comunitaria e institucional. La emergencia sanitaria no paraliza, pero limita con responsabilidad la movilidad y concentración masiva ante el riesgo y los temores humanos por la salud personal, familiar y colectiva.
  • El país avanza en medio de las dificultades comunes y particulares continuando con la actividad económica (espera crecimiento no menor a 6% PIB en 2021), social, cultural, política e institucional cotidiana, expande la red vial, transforma la generación energética, mejora la infraestructura urbana, social y recreativa, más viviendas, agua potable y acceso a servicios básicos con equidad y solidaridad, todo ello sin interrupción durante el presente año electoral.
  • En el escenario de injerencia extranjera evidente en el frustrado golpe de estado (2018) y que, a pesar del dinero externo, de la desinformación y de la exacerbada manipulación creando escenarios ficticios divulgados de manera descomunal, se esfumó, no prevaleció ni vulneró la voluntad popular ni la fortaleza institucional que restauró el rumbo de prosperidad. Esa intromisión contaminó personas, grupos y organismos que se embarcaron como instrumentos financiados, instruidos y manejados desde fuera, violaron el marco jurídico, pretendieron atentar contra la soberanía, la independencia y autodeterminación de la nación. Con la sistemática agresión, la proliferación de sanciones y amenazas desde la cúpula imperial y la periferia colonial, estuvo el denigrante rol de lacayos locales. El estado, obligado a defenderse con dignidad con sus instrumentos de derecho, actuó contra los delitos de traición a la patria, lavado de activos, falsedad y gestión abusiva que vincula a 39 individuos de la oligarquía, sector empresarial y político, quienes frente a la presunción de delinquir deben asumir su responsabilidad en el proceso penal. Violaron la condición de “perdón y no repetición” (amnistía 2019). Figuraron en la Casa Blanca y el Congreso norteamericano, ocuparon privilegiados espacios en cadenas de comunicación y expansivas plataformas virtuales para rogar agresión, continuar desestabilizando y manipulando, atentar contra el bien común para frustrar la oportunidad de desarrollo equitativo de los nicaragüenses, esencia de la democracia popular. Desconocemos, como dijo Sandino, padre de la lucha popular y antiimperialista: “los tratados, pactos y convenios celebrados entre el Gobierno de los Estados Unidos y los oligarcas impuestos por ellos” (1929).

Legítima participación electoral:

  • El Consejo Supremo Electoral, poder del estado encargado del asunto electoral, la identificación ciudadana y el registro de las organizaciones políticas, desde la experiencia de casi cuatro décadas de elecciones nacionales, municipales y regionales, ha consolidado la capacidad para impulsar estos procesos con eficiencia y efectividad. Las elecciones soberanas de noviembre demuestran una mejorada organización con participación de diversas instituciones y miles de voluntarios que coadyuvan con la entidad electoral desde información, divulgación, educación cívica, verificación, automatización, flujo del voto, acompañamiento, protección, despliegue logístico y organización para un proceso seguro, ágil y transparente que facilite la participación popular y respete el resultado soberano. La práctica acumulada ha llevado a perfeccionar el ejercicio democrático de votar lo que resulta ejemplar si el prejuicio de algunos ni la irracional desinformación no se impusiera.

En Nicaragua el voto no es obligatorio como si es en Bolivia, Argentina, Brasil, Honduras y otros. El padrón electoral superó 4 millones (4,478,334), distribuidos en 3,106 Centros y 13,459 Juntas Receptoras de Votos (JRV), 332 votantes por junta. La participación media en elecciones es 73%, unos 242 por JRV. Con más juntas territoriales, menos votantes por junta y reducción a la mitad del tiempo para votar (1 m. y 20 seg.), el flujo del proceso se ha simplificado, ello limita la posibilidad de filas (quizás ocurra solo en la primera hora) y permite a más personas votar en menos tiempo. Durante la jornada que abre las JRV (7 a.m. – 6 p.m.) el ritmo holgado por hora es 20 votantes. De 17 agrupaciones (10 nacionales, 7 regionales) legítimamente constituidas, inscribieron candidatos cumpliendo requisitos de ley, 6 casillas nacionales, como partidos o alianza de partidos.

Acompañaron las elecciones 232 personas de 27 países, más de 1,300 acompañantes nacionales y 600 periodistas nicaragüenses y extranjeros. Acompañar es recorrer juntos el camino del proceso institucional soberano y propio sin intromisión para manipular o contaminar, sin el prejuicio condicionado del “observador” inquisitivo, perturbador, injerencista y prejuiciado, sino con actitud objetiva, respetando la dignidad de los ciudadanos, la institucionalidad democrática y la voluntad popular.

  • En las elecciones del 7 de noviembre de 2021, por primera vez en la historia, la asistencia a las urnas se aproximó a 3 millones ciudadanos. Según el 3er. informe preliminar del CSE hubo 2,921,430 votantes, representan el 65.3% del padrón electoral. La no asistencia a ejercer el sufragio universal tiene diversas razones: enfermedad, temor al Covid, estar fuera del país o lejos del lugar, pereza o falta de interés, trabajo o impedimento de última hora, precepto religioso (ej.: Testigos de Jehová), voluntad de abstenerse, etc. La mayoría optó y pudo ir a votar de manera voluntaria, a pesar de la pandemia y del intento por frustrar el proceso electoral según la antidemocrática maniobra de EE.UU. con desacreditados cómplices internos, políticos, empresariales y religiosos. Fue derrotado el abstencionismo, fue vencida la manipulación antipatriótica,  la asistencia fue superior al rango inferior histórico y, en estas particulares condiciones, apenas no más de 8 p.p. menos que la media.

El 61% de los electores son menores de 40 años (16-39), ellos y ellas deciden el resultado electoral, representan casi 2 millones de votantes, porque, como dijo el Che Guevara: “La arcilla fundamental de nuestra obra revolucionaria es la juventud”, porque es cierto lo que afirma Salvador Allende: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.

El resultado es legitimado con contundencia por la alta participación. Al acudir a las urnas expresan su voluntad cívica y el rumbo de dignidad, patriotismo y auto-determinación.

  • El voto nulo fue 5.5% (161,687) de la votación total (2.92 millones), quizás no más de 2 p.p. de otras elecciones generales que se estima cerca de 4%. La papeleta es excluida cuando no evidencia con claridad la intención del votante, porque no marcó ninguna casilla, marcó más de una, escribió fuera, manchó inadecuadamente la papeleta. Es posible que ocurra por error o duda, falta de información o intencional al no identificarse con ningún candidato. El ciudadano, aunque anula su voto por error o intención, al asistir a la urna, confirma su voluntad cívica.
  • Los partidos políticos participantes legitiman su responsabilidad institucional con el voto ciudadano. En la contienda democrática todos ganan, gana Nicaragua. En la papeleta nacional hubo seis casillas: Partido Liberal Constitucional, Frente Sandinista de Liberación Nacional (Alianza: Unida, Nicaragua triunfa), Camino Cristiano Nicaragüense, Alianza Liberal Nicaragüense, Alianza por la República y Partido Liberal Independiente. El voto popular favoreció con 75.8% de los votos válidos a la casilla 2: Alianza-FSLN y a la casilla 1 del PLC con 14.3%. La Alianza FSLN obtuvo la cantidad más alta de votos de la historia en cualquier elección, superó 2 millones: 2,093,834.
  • Especulamos que la sumatoria de la posible abstención adicional por las razones enumeradas en el punto 5 y el ligero incremento del voto nulo indicado en el punto 6, no pasan de 10 p.p. por lo que es sólido afirmar que no modifican el resultado electoral, confirman la legitimidad respaldada por la institucionalidad democrática y la alta participación cívica. Los que no votan o anulan su voto, ceden a quienes votan y lo hacen válido, la facultad de decidir y elegir.

Defensa digna y soberana de la verdad

Manifestada la voluntad soberana del pueblo de Nicaragua, se evidencia la continuidad y agudización desmedida de la descalificación injustificada, la amenaza injerencista y desestabilizadora confabulada por EE.UU., algunas naciones europeas con la triste o confusa sumisión de otras, junto a traidores autoexcluidos que persisten en desconocer la autodeterminación e independencia de la digna nación centroamericana, se empecinan en mentir y manipular con prepotencia imperial. El norteamericano Noam Chomsky reconoce: “¿Quién es la comunidad internacional? Es Washington y cualquiera que coincida con nuestro gobierno”.

La voz de verdad de Nicaragua pretende ser callada, secuestrado el demostrable resultado electoral e impuesta la falsedad y la descalificación, somos víctimas de censura global, estamos siendo sistemáticamente agredidos, somos blanco de violencia injerencista con pretensión de callarnos, atemorizarnos, ahogarnos, arrodillarnos y someternos a la hegemonía imperialista para descontinuar nuestro genuino camino político social e institucional por la prosperidad con equidad y solidaridad, en la aspiración de los nicaragüenses de paz y estabilidad, dignidad, soberanía y autodeterminación, es la “utopía que está en el horizonte” como dijo Eduardo Galeano, que nos sirve para continuar caminando, sin detenernos. No perdamos de vista lo fundamental, no nos dejemos confundir por la viral y masiva desinformación que repite y repite mil mentiras, el poderoso agresor sin escrúpulo violenta nuestro derecho soberano. “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario” escribió el escritor británico George Orwell. Nicaragua es símbolo visible de la lucha popular y de la dignidad patriótica de los pueblos y organizaciones progresistas de América Latina y el mundo. ¡Venceremos!, por la razón de la verdad, la voluntad popular y la bendición de Dios, que están con nosotros.

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