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  • 13 septiembre, 2024

El Cura Zalamero del invasor extranjero, Patriarca de obispos filibusteros y presbíteros cizañeros


Canonizó a San William Walker con las advocaciones de “Enviado de Dios, Iris de concordia, Ángel tutelar de la paz y Estrella del Norte de las aspiraciones de un pueblo atribulado”

Por: Edwin Sánchez

I

Entre los ajenos, ajenjos y deformes Próceres de la Dependencia, de los que entienden por Patria el brillo miserable de las cadenas que aprisionaban aquella profanada Nicaragua, destaca uno muy especial, de tan “sacrosanto” que fue…

Pero aclaremos.

Cualquier parecido con la época actual, cuando algunos se jactan de exhibir su áspero “amor” a la Patria, es pura reincidencia.

Vean.

Para estos días se ponen de moda los nombres de la Hacienda San Jacinto, Walker, Byron Cole…

Y reconozcamos que los del General José Dolores Estrada y del sargento Andrés Castro son casi permanentes…

De quien no contamos ninguna referencia es de aquel que procreó la ruin estirpe eclesiástica de los que maldicen el Acta de la Independencia del 15 de Septiembre de 1821 y bendicen la subyugación extranjera.

Porque en algún momento de la historia debió aparecer el Báculo de la Demolición de la Soberanía Nacional de Nicaragua, induciendo al pueblo a la resignación y absolviendo los actos de la canalla traidora como “la voluntad de Dios”.

Podría ser hasta “natural”, más no justificable, que los hijos de la oligarquía se crean su cuento de que nacieron con la venia del Altísimo para mandar, alabar el colonialismo, mantener en el atraso al país y demás deleznables etcéteras. Pero todavía es más execrable deshonrar el altar para glorificar la entrega de la Patria a otro Estado.

Eso tampoco tiene perdón ni en el Cielo ni en la Tierra.

¿A cuenta de qué un prelado va a degradar el púlpito —para hacerlo palpitar en su propio beneficio— y arrasar con el Amarás a tu prójimo como a ti mismo; pasando por encima del Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios, y derogando por sus estolas, tranques, hogueras, fusiles AK y pistolas “bendecidas”, el VI Mandamiento: No matarás?

Hablaremos, pues, del cura zalamero del intervencionismo, padre de los presbíteros cizañeros y patriarca de los obispos filibusteros que en los anales del país han blasfemado a Dios, corrompido la religión y desgraciado a Nicaragua (así, en ese orden).

Antes, vale la pregunta ¿a quién corresponde el miserable primer lugar de vender la patria?

¿A gazmoños mundanos o tipejos santulones?

Quizás algunos historiadores podrían proponer algún nombre, otros objetarlo, y ninguno ponerse de acuerdo.

Máximo Jerez podría ser el desprestigio encarnado más calificado para esa triste condecoración de la indignidad.

Él y Francisco Castellón, la mancuerna de la traición a la Patria, pueden disputarse el Máximo sitial en el Museo de la Infamia.

El segundo, a la sazón, era el gobernante “democrático” de León, enfrentado al gobierno “legitimista” de Granada.

Este par de antipatriotas contrató a Walker, con el “ipegüe” de otorgarle el grado de “coronel”, en junio de 1855.

Vaya que sus “méritos” son innegables.

Sin embargo, entre los lacayos más admirados por los pérfidos a lo largo de la historia, parecería que Jerez se lleva las palmas.

Los Somozas lo honraron durante su tenebrosa dictadura.

No se ahorraron textos escolares, barrios, calles, colegios y hasta devociones numismáticas y reverencias filatélicas.

Todo enaltecía su nombre.

Ya no digamos su estampa, santificada con un acentuado aire a Don Bosco.

La Revolución Sandinista eliminó el aborrecible nombre en los 80, exaltando al del niño inmolado Luis Alfonso Velásquez Flores, en la Escuela que aquel infame paradigma de la ignominia ensuciaba.

No obstante, los feligreses del injerencismo, empezando por el Gobierno de los Chamorros, restablecieron la titularidad del Contratista de Walker en 1990, y quitaron el de LAVF, literalmente, por dos “pecados” de la misma clase: no nacer en cuna de encajes y ser mártir del Sandinismo.

Así que tanto el clan Chamorro como las sucesivas y lesivas administraciones de Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, tributaron honores a la abyección, igual a los que hoy quieren ver ondear la bandera de Walker.

Para el historiador Jerónimo Pérez, “los liberales y, en particular, Máximo Jerez y Francisco Castellón cargan la responsabilidad de la llegada de los filibusteros a Centroamérica”.

“Eso no obsta para que Pérez reconozca la responsabilidad de Fruto Chamorro, presidente conservador, en el desencadenamiento y en el desarrollo de la guerra civil, que culmina con la toma de Granada por parte de Walker en octubre de 1855” (Memorias comparadas: las versiones de la guerra contra los filibusteros en Nicaragua, Costa Rica y Estados Unidos [Siglos XIX – XX] Víctor Hugo Acuña).

He ahí tres nombres, pero es el abolengo el que establece el PATRIARCADO DEL OPROBIO: la Calle Atravesada en la Historia de Nicaragua.

¡Ea! Un Chamorro, ¡El Patriarca de la Alta Traición a la Patria!

Lo confirmó el católico feudal, Pedro Joaquín Chamorro Alfaro, presidente del Congreso de la Nación en 1882, quien le negó una beca, súper bien ganada, al jovencito Rubén Darío para que estudiara en Europa.

¿El pecado?

El mismo que “cometería” Luis Alfonso: ser hijo de la plebe.

¡Un Crimen de Lesa Cultura!

Luego, en este vergonzoso cuadro del servilismo a las potencias destaca el General Emiliano Chamorro y también Diego Manuel Chamorro.

Tomo apuntes del texto “Misión histórica del Clan Chamorro: impedir Canal”, El 19 Digital, 30 de Septiembre de 2014:

Chamorro, sabiendo que ni remotamente pertenecía a su alcurnia, “democráticamente” echó a la basura el proyecto de decreto que decía:

“La Cámara de diputados y la del Senado de la República de Nicaragua, decretan: Se faculta al Gobierno para enviar a España, por cuenta de la nación, al inteligente joven Rubén Darío, a fin de que obtenga una educación que corresponda a las elevadas dotes intelectuales que ya revela”. (La dramática vida de Rubén Darío, Edelberto Torres, p 62).

“Iluminado”, como se han creído siempre, el jefe parlamentario modificó la noble propuesta de los congresistas liberales, para mandarlo más bien a Granada. Su fanático celo católico se confundía con su colonial convicción oligárquica.

Por supuesto que Rubén no le hizo caso a Chamorro, a quien la historia lo identifica como el primer Presidente (1875-1879) que “UTILIZÓ LA INFLUENCIA DE SU CARGO PARA ENRIQUECERSE, comprando legalmente-—a través de una compañía constituida con su amigo Joaquín Zavala— los bonos del tesoro a precio de mercado, bastante inferiores a los nominales”. (Gobernantes de Nicaragua 1821-1979, Aldo Díaz, 2002 p 76). Hasta aquí parte del texto.

¡He ahí los siglos XIX, XX y aún del XXI, testigos de los pasados y presentes tiempos, dirías Sancho amigo, de la coherencia, cohesión y obsesión de este linaje por su tradicional y celosa sumisión a los intereses foráneos sin reserva alguna, y su desprecio de clase al pueblo!

Su vernáculo aporte al ultraje de la nación los vuelve irremediables accionistas mayoritarios del Tabernáculo donde se rinde culto a la intervención de los Walkers de todas las épocas, desde los días del presidente Franklin Pierce (1853 – 1857).

No es poca cosa haberle arrebatado a los Somozas el privilegio de estar a la altura de donde se colgó Judas.

Sin embargo, a pesar de los tintes idolátricos del LAMEBOTISMO de estas deplorables prosapias a los imperios, al final son terrenales, aunque parecieran eternas en su Vileza Consanguínea.

II

Ahora, veamos la sacrosanta parte de la “Tendencia a vender los intereses patrios a intereses extranjeros”, como define el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, el término con que alcanzan la plenitud de su mediocridad, las heráldicas profanas y sus hijos de casa: el Entreguismo.

Nos referirnos a los VICARIOS de esos Principados, Potestades y Huestes espirituales de maldad (Efesios 6:12) que durante “lenguos siglos” no han dejado en paz a Nicaragua.

Concretamente, identifiquemos al padre del filibusterismo religioso de trágicas implicaciones en vidas, y destrucción de bienes materiales y económicos, —y de la moral de sus mismos clérigos y acólitos fascistas—. Su “legado” de vasallaje absoluto, al parecer, sigue en boga…

Sí, hablamos también de esas mitras que llevan en la sangre la veneración perpetua no al Santísimo, sino al esclavista del Sur.

De esos que si fueran investigados y acusados en Europa, los fiscales encontrarían —como reporta RT sobre el horrendo asesinato de Miss Suiza 2007— “un nivel notablemente alto de energía criminal, falta de empatía y sangre fría”.

Que así actuaron, autorizaron y “bendijeron” los párrocos de los tranques de Jinotepe y Masaya, respectivamente, despedazar a Bismark Martínez y quemar vivo al jovencito Gabriel de Jesús Vado.

Ah, pero continúan presidiendo la Eucaristía como si nada.

Victimarios con vestiduras sagradas, lejos de ser enjuiciados por las leyes de los hombres, y las del Derecho Canónico para ser despojados de su estado clerical, más bien fueron declarados por El Vaticano “perseguidos”, “presos políticos”, “profetas”, y por los infundios de la “prensa” vendida, “víctimas de la escalada represiva contra la Iglesia”.

Bien, el padre de los tales hijos de la… perdición, en el siglo XXI, es Agustín Vijil, Capellán de facto de las hordas de Walker…

Y no solo meloso confesor de los invasores…

III

El finado Alejandro Bolaños narra que en Granada, durante “el sermón de la misa mayor el domingo (14 de octubre de 1855) en la parroquia, el padre Agustín Vijil se hincó de rodillas ante las perspectivas halagüeñas de una paz duradera que, de lograrse —dijo— convertiría a Walker en ´el enviado de la Providencia… iris de concordia, ángel tutelar de la paz y estrella del Norte de las aspiraciones de un pueblo atribulado´” (William Walker, El predestinado [biografía], Enrique Bolaños Biblioteca ).

En febrero de 1856 “escribió un artículo en el periódico de Walker, reiterando los sentimientos que expresara en el mentado sermón del 14 de octubre anterior, viendo en el filibustero al Macabeo de su pueblo, al hombre enviado por Dios ´para sojuzgar lágrimas, para curar heridas, y para reconsiliar la familia Nicaraguense que jenios inquietos habian dividido´” (así en el texto original de El Nicaragüense, el periódico del “presidente de Nicaragua”, oriundo de Tennessee).

Walker “premió” las eclesiales lisonjas de Vijil —que religiosos de esa ralea se han encargado de reciclar durante 168 años—, nombrándolo “su embajador” en Washington.

De acuerdo al historiador, el presidente Pierce envió a Granada al mayor de la Milicia de Tennessee, John P. Heiss “para que regresara a Washington con un representante oficial del gobierno Walker-(Patricio) Rivas. El padre Vijil era ese representante, escogido por Walker y nombrado por Rivas durante la corta estadía de Heiss en Granada”.

De esta forma, el sacerdote fue recibido en la Casa Blanca por el presidente.

Pero como no todo es blanco ni todo es negro, es meritorio destacar la DIGNA ACTITUD del HONORABLE SECRETARIO DE ESTADO, William L. Marcy, un modelo responsable y respetuoso en materia de política exterior que debiera restablecer Estados Unidos de América.

El doctor, juez y renombrado estadista se negó a recibir al tal Vijil.

El Mayor se las arregló con Pierce para ese encuentro casi clandestino, a espaldas del señor Marcy, opuesto a la intervención filibustera.

Ni siquiera el secretario privado del presidente se enteró.

A pesar de ello, “Los demócratas de Nueva York celebraron un Gran Mitin de simpatía para Walker el 9 de mayo, en el que enarbolaron la bandera de Nicaragua y adornaron la fachada del National Hall con letreros iluminados por candilejas: NO INTERVENCIÓN BRITÁNICA EN EL CONTINENTE DE LA AMÉRICA Y ENGRANDECED LOS LÍMITES DE LA LIBERTAD”.

Además, “se nombró un comité que recibió suscripciones y contribuciones para ´Walker y su valiente ejército en Nicaragua´, mientras los concurrentes enardecidos echaban vivas al padre Vijil y MUERAS AL SECRETARIO MARCY”.

Y vendría lo “mejor” que ahora desearían obispos filibusteros y “políticos” matreros:

“Al día siguiente zarpó el Orizaba hacia San Juan del Norte con otro contingente de reclutas filibusteros; en el mástil ondeaba un banderín con la letra ´W´, que se dijo significaba ´Walker´”.

Hoy quisieran que la W directamente representara “Washington”.

El oficialista Partido Demócrata, con Pierce a la cabeza, expresó claramente su respaldo a la ocupación de la pobre Nicaragua.

La misma “Convención Nacional Demócrata en Cincinnati adoptó como suyo a Walker el 5 de junio, pasando una resolución de apoyo a su causa”.

Queda bien claro que la invasión Walker-Cole-Jerez-Castellón no fue solo una maquinación del abominable cuarteto:

“El reconocimiento del padre Vijil por el Presidente Pierce le dio ímpetu a la causa ´nicaragüense´ de Walker. El Sur se movilizó. Los mitines en pro de ´Nicaragua´ proliferaron en las ciudades sureñas: en el del 17 de mayo en Nashville, por ejemplo, al que asistió una enorme concurrencia, los notables de la ciudad, sin distingo de partido, aprobaron resoluciones laudatorias en pro de Walker”.

Sin embargo, “La carrera diplomática de Vijil fue corta y amarga. Sus colegas centroamericanos en Washington lo rehuyeron”. Empero, Bolaños juzgó la denuncia unánime como “denigración” “en lo que era más importante para él —su sacerdocio”.

“La recepción fría que le brindó el clero católico le dolió mucho; pasaron varias semanas antes de que el Arzobispo de Baltimore (Francis Patrick Kenrick) le concediera permiso de celebrar Misa”.

Para entonces ya había canonizado en vida a San William Walker, Santo Patrono de los traidores, vendepatrias, cipayos, “líderes” sin pueblo, “ungidos” al carburo estilo a-mí-me-llamó-(Su Intrigantísima)-obispo-Rolando Álvarez…

Más toda la planilla de infierno que el Prelado de la Cofradía Filibustera, Su Tranquerísima Maledicencia, obispo Báez, se esmeró en incorporar, al mediar, con una misa negra, ante los Priostes de las Tinieblas en 2018.

Se trataba de los fieles del pirómano Charles Frederick Heningsen, quien, en nombre de Walker, incendió la Gran Sultana el 14 de diciembre de 1856.

El incendiario plan de los promesantes —que fracasó por obra del DIOS VIVO Y VERDADERO— consistía en una nueva edición fascista, corregida y aumentada para pasar del Here was Granada al Aquí fue Nicaragua.

Su fatídica intercesión que desató la barbarie — que merece el nombre de fascismo-emeerreese— durante tres largos meses, logró, como el vil espíritu de Vijil lo confesó en labios de Báez:

“Incluir todos los opositores al gobierno, aunque haya sospecha de ser oportunistas, abortistas, homosexuales, narcotraficantes…para lograr el objetivo final”:

…Morir soñando.

Y no precisamente con un buen trago de Camoapa.

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