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  • 18 septiembre, 2023

El fin de la dictadura somocista


| Xavier Díaz-Lacayo Ugarte

De su propia declaratoria, cada uno de los “Tachos” Somoza habrían profetizado que “solo a balazos” podrían sacarlos de la presidencia de Nicaragua; cargo que cada uno de ellos usurpó de manera impopular, a cambio de comprar la venia mercenaria que caracteriza -hasta hoy- la  política exterior norteamericana.

 

TACHO VIEJO

Cuando las tropas yankes -contratadas para imponer el fin a la guerra nacional– proclaman una orden de desarme –a ambos bandos– advirtiendo que de no hacerlo usarían su poderío mortal; Somoza García les funcionó como diligente traductor, especialmente ante Sandino y su negativa a deponer sus armas como muestra de decoro y dignidad nacional.

Este punto de inflexión trasladó la guerra civil a una contra la intervención mercenaria -liderada por el General de hombres y mujeres libres- que terminó enviando de regreso a Estados Unidos a sus derrotadas tropas.

El mismo Tacho viejo se ocuparía mas adelante de fraguarle una trampa a Sandino, invitándolo a cenar y asesinándolo; consagrándose con los vencidos mercenarios y recibiendo a cambio la presidencia de Nicaragua y el control de la guardia nacional; además de la oportunidad de multiplicar su capital con la usurpación, y en alianza comercial con los monopolios estadounidenses.

La institucionalidad militar -de entonces- no soportó ésa aberración y altos cuadros se rebelaron a lo interno, apresurando un complot que falló en Abril de1954 para cobrar su destitución; quizá hasta su vida.

Algunos de los conjurados fueron liquidados en el mismo momento de ser capturados, a otros los asesinaron cuando ya estaban en prisión, después de someterlos a torturas. Al -entonces mayor de la guardia- Agustín Peralta se le culpó durante mucho tiempo de haber sido el responsable de los asesinatos. En 2005, él mismo aclaró que -el entonces coronel de la guardia- Anastasio Somoza Debayle era el verdadero responsable del hecho, pues éste falsificó la firma de su padre con una orden escrita.

A la par también fracasó otra intento de ajusticiamiento contra el asesino de Sandino; donde Aldo Díaz Lacayo parte.

Ambos fracasos se debieron a traidores pro gringos.

 

EL PRINCIPIO DEL FIN

En septiembre de 1956, Rigoberto López Pérez ofreció el precio que exigían estas acciones y actuó con certeza contra el mayor de los tiranos. De los disparos que le acertó el poeta de León, se dice que ninguno era mortal; y que terminar con la vida de Tacho viejo se decidió en Washington, desde donde se dio la orden al hospital militar en Panamá.

Tras morir, su hijo Luis Somoza Debayle accedió a la presidencia y junto a sus hermanos Anastacio y Lillian heredaron 200 millones de dólares de la época.

 

LUIS SOMOZA

A partir de entonces, el decoro nacionalista y anti imperialista fraguó y creció como ideal revolucionario en la herencia de Sandino, a través de sus tropas, incluyendo al General Ramón Raudales y al Coronel Santos López; quienes formaron la nueva sangre en una nueva guerrilla; la más conocida es la de El Chaparral en 1959, encabezada por Rafael Somarriba y donde también participaron Aldo Díaz Lacayo y Carlos Fonseca Amador; en el eslabón de conciencia previo a la fundación del FSLN en 1961.

En una muestra de vergüenza nacional; aristócratas y burgueses -cuñados de Luis Somoza y amigos de los gringos- pretendieron esconderse en haciendas fuera de Managua -en el mismo mes y año que El Chaparral- y llegar a golpearle el escritorio simulando una revolución armada. Este episodio está plagado más de comicidad que otra cosa, por conservar el retrato de los cobardes vende patria.

Apoyado por la política internacional de los Estados Unidos y respaldado por su hermano al frente de la guardia nacional, Luis Somoza murió el 13 de abrir de 1966.

TACHITO EL SANGUINARIO

La muerte de Luis Somoza animó a Tachito a apertrecharse para la presidencia de Nicaragua, llegando a ella tras la masacre del 22 de enero en 1967 hasta el 1 de mayo de 1972 que entregó el poder a una Junta Nacional de Gobierno, después de un pacto vergonzoso entre partidos conocido popularmente como kupia kumi.

Cuando un terremoto devastó Managua el 23 de diciembre del 1972, se declaró ley marcial, convirtiendo a Tachito -entonces jefe de la Guardia Nacional- en el dirigente de facto del país. Posteriormente se descubrió que la familia Somoza se había apropiado de la mayor parte de la ayuda internacional ofrecida tras el terremoto.

Durante su gobierno se instalaron importantes entidades estadounidenses en Nicaragua como Citigroup, Bank of America, Chase Manhattan Bank, Morgan Guaranty Trust, Wells Fargo Bank, Banco de Londres y Montreal Limitada, Sears, Westinghouse y Coca Cola.

Somoza seguía la tradición de su padre de vender Nicaragua a los mercenarios, hasta que su brutalidad contra el pueblo contabilizó 50 mil almas y cedió ante la conquista del poder de la revolución popular sandinista en julio de 1979.

Huyó de Nicaragua y ante la negativa de la mayoría de las naciones de otorgarle asilo y residencia, la compró finalmente en Paraguay; hasta donde la justicia por los crímenes de su Famila -contra Sandino y el pueblo sandinista- le alcanzó un 17 de septiembre de 1980.

Para Nicaragua, desde entonces vivimos el fin de la dictadura somocista.

Los mercenarios norteamericanos y sus agencias de inteligencia ubicaron y confiscaron de manera subrepticia los bienes que Somoza le había robado a Nicaragua. “Ladrón que roba a ladrón”, del manual del filibustero.

Más adelante, en un intento de revivir su estirpe sangrienta, la CIA financiaría con narcotráfico y terrorismo una guerra fratricida que cobraría otras 50 mil almas a la construcción de nuestra digna soberanía. Estados Unidos y sus somozas volverían a ser derrotados militar y diplomáticamente por un poder popular; uno con consciencia ideológica, histórica y revolucionaria.

Y así será siempre: los yankes mercenarios serán doblegados con sus mentiras y secuestros; serán desenmascarados en sus intentos de provocar ira, miedo y culpa en la mente de los nuestros, para imponer su imperio virtual de mentiras; uno que se muere de hambre.

En el proceso revolucionario permanente, nuestra nación mantiene vigente el programa histórico del FSLN y el Pueblo Presidente lo cosecha en el plan nacional de lucha contra la pobreza para el desarrollo humano.

Viva Nicaragua, bendita y siempre libre. Hija de Sandino.

Xavier Díaz-Lacayo Ugarte

17 de Septiembre de 2023

 

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