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  • 3 diciembre, 2019

Francisco Rosales Argüello: La justicia social debe ser nuestro norte


Versión estenográfica del mensaje del Dr. Francisco Rosales Argüello, representante del Secretario General del Frente Sandinista de Liberación Nacional y Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra, en el marco de la inauguración de la XXXVII Reunión Plenaria Ordinaria de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe, realizada en Managua, Nicaragua, el jueves 28 de noviembre de 2019.

A continuación texto íntegro:

Buenos días, compañeras, compañeros.

En nombre de Daniel Ortega Saavedra, Comandante Presidente, y de la Vicepresidenta, Rosario Murillo, me dirijo a ustedes, en primer lugar, para saludarlos efusivamente y transmitirles ese abrazo que ellos les envían a todas y todos los presentes.

Hablar en la inauguración de la COPPPAL, significa recordar su momento de fundación, en el cual los principios de libertad, igualdad, justicia social, democracia, eran los que guiaban a la COPPPAL, en medio de una situación coyuntural en América Latina, que se había generado a partir de la Revolución Popular Sandinista, la cual acababa de triunfar el 19 de julio de 1979.

Paralelamente, en el otro extremo, Irán accedía también a su revolución; son las revoluciones gemelas. Aquí, en Nicaragua, evidentemente la situación, como todos sabemos, generó inmediatamente la reacción y se vino encima la guerra de la contrarrevolución.

Oaxaca sirvió en ese momento como un soporte político, tanto para la Revolución Sandinista, como para los movimientos revolucionarios en El Salvador, Guatemala y otros países de América Latina, que tenían movimientos guerrilleros vigentes.

Producto de la Guerra Fría en el mundo, se instaló una visión que pretendía ser multipolar, pero que en realidad era unipolar, porque en Yalta, Teherán y Potsdam se decidió el destino de la humanidad y se decidió la división entre las grandes potencias.

Eso, en la época contemporánea, porque desde 1850 Gran Bretaña y Estados Unidos decidieron delimitar sus zonas de influencia a través del Tratado Drayton-Buller, en el cual Inglaterra se reservaba algunos protectorados, pero el resto, América para los americanos, de la Doctrina Monroe, ganaba toda su mayor trascendencia en ese momento.

Lo que estaba en discusión era la construcción del canal interoceánico y desde ahí comenzó la separación y la determinación de las zonas de influencia entre Gran Bretaña y los Estados Unidos de Norteamérica.

Los pasos siguientes fueron precisamente la aplicación de ese país, que se consideraba un (inaudible) por el destino manifiesto, de la misma manera que otros pretenden ser los ungidos de Dios.

Los Estados Unidos se convierten, en ese momento, con la Doctrina Monroe, en los ungidos. Y eso lo vemos, de manera patente, cuando se meten en la guerra hispanoamericana, en la Bahía de la Habana.

Y como pretexto, entraba en la guerra hispanoamericana, para apoderarse de las colonias de España en América y en Asia, para poder incluso, en su momento, penetrar en Cuba, cuando se firma el tratado que le pone fin a la guerra hispanoamericana, el Tratado de París y pretende en ese momento, a través de la Enmienda Platt, introducir lo que le llamábamos nosotros -y que le llaman los hermanos cubanos- como la república mediatizada.

Eso que se hace en Cuba, se hace inmediatamente después en Nicaragua, cuando se da, en 1907, el ajusticiamiento -porque no lo puedo llamar de otra manera-, el fusilamiento de los yanquis que andaban haciendo operaciones indebidas en nuestro país, los sujetos (inaudible) y entonces el yanqui responde con la nota Knox, obligando al presidente Celaya prácticamente a exilarse en el año 1909.

Nos ocupan ininterrumpidamente desde 1912 hasta 1934, pero provocan la caída de Celaya, precisamente en un incidente por el fusilamiento de dos individuos que andaban haciendo actos de sabotaje en nuestro país.

Pero eso que vivimos Cuba y Nicaragua, lo vive también Panamá y se produce -más que Panamá, la gran Colombia-, la separación de la gran Colombia, para crear la República de Panamá con el Tratado de Nueva Granada de 1903-1906.

Se inicia la República de Panamá y luego el yanqui, en compensación con Colombia, en 1929 firma el tratado en esa guerra y trata de darle parte del territorio de Nicaragua a Colombia.

Y firma paralelamente, con Honduras, otro tratado, para tratar de minimizar -según él- el impacto de lo que había hecho: Nicaragua estaba bajo las fuerzas de ocupación desde 1912-1934.

He hecho esta breve introducción, porque Sandino y Bolívar son el ejemplo de eso que se llama unidad: la materialización concreta de la búsqueda de esa unidad, de esa gran alianza. Cuando nosotros hablamos de una visión pluralista en COPPPAL, yo sólo pensaba, cuando leía la primera Declaración de Oaxaca, en Sandino.

¿Por qué?, porque Sandino forma una gran alianza con todos los sectores que se oponen a la ocupación. Y ahí están pequeños comerciantes, pequeños burgueses, burgueses, intelectuales, profesionales, campesinos, obreros, todos los sectores, en un frente amplio contra la ocupación.

Ese es el legado, uno de los legados más grandes que nos deja a nosotros Sandino. Y cuando luchamos contra Somoza, ¿qué hacemos nosotros, en un momento dado, los sandinistas?

Buscamos precisamente, a través del desarrollo de una política bien clara y definida de desarrollo paralelo en la lucha política, en la lucha armada, buscar la alianza con todos los sectores que se oponen a Somoza.

Y de ahí que los ejes de la Revolución sean pluralismo político, no alineamiento y economía mixta, principios que los encontramos después en la misma Declaración de Oaxaca.

Cuando hablamos de no alineamiento, estamos precisamente partiendo de que no estamos a favor de ningún bloque, que la visión unipolar o bipolar del mundo no existe para nosotros, y por eso nosotros somos miembros de los No Alineados.

Cuando hablamos en el programa nuestro de que vamos a tener como temática acá el multilateralismo, es porque precisamente creemos que sólo con una visión multilateral y poniéndole fin a la visión unipolar del mundo, podemos lograr la justicia social y la democracia en el mundo.

Creemos, incluso, que la visión unipolar que nos quiere imponer Trump no sólo violenta nuestra soberanía y nuestra autodeterminación, sino que atenta contra la dignidad de nuestros pueblos.

Nosotros no podemos aceptar que se diga que Cuba, Venezuela y Nicaragua son un atentado para la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Nos quieren aplicar la Ley Patriótica, a partir de la caída de las torres gemelas, provocada por ellos mismos, porque no es cierto que hubiera armas de destrucción masiva en Irak. Hasta el día de hoy no se han encontrado.

Sin embargo ¿qué pasó? Permitió que el yanqui, en un concepto nuevo, se erigiera, y dijera: “guerra preventiva, porque aquí, hay armas de destrucción masiva”.

¿Qué pasó? Las agencias de inteligencia dijeron después que no había, ¿y qué contestó Bush? “Qué pena”, claro, porque no murió ninguno de sus hijos, ni murieron yanquis blancos; murieron los hispanos y los negros en Irak.

Nosotros, desde COPPPAL, es cierto, buscamos la unidad en la diversidad, pero estos son puntos torales para nosotros.

La autodeterminación, efectivamente, es uno de los grandes principios de la Declaración de Oaxaca: autodeterminación, soberanía, independencia, democracia, justicia social, van paralelo.

Está claro, sí, que no puede haber verdadera democracia, mientras no haya una democracia económica y social. Mientras no haya justicia social, tendremos, siempre, una espada de Damocles sobre la humanidad, porque no hay peor consejero que el hambre.

Y entonces, ¿cuál es la guerra principal en este momento para nosotros?

La guerra es contra el hambre, contra la pobreza, contra esos 3 mil millones 200 mil habitantes que viven con dos dólares al día, en pobreza extrema.

América Latina, desgraciadamente, es uno de los Continentes, por no decir el Continente, más desigual. El reto, entonces, para nosotros, como COPPPAL, cuando decimos que es una refundación de COPPPAL, es que nuestros partidos sean capaces de ofrecer alternativas para el cambio y luchar, precisamente, por una mejor redistribución de la riqueza.

Cuando nosotros hablamos de Estado social democrático de derecho en algunos campos, estamos pensando en Nicaragua, no en esa entelequia, sino en una sociedad donde impere un mercado justo, donde se cese, precisamente, esa violación sistemática que se le hace a los pobres, so pretexto de ejercicio de una libertad y de la posibilidad de expresar un consenso que, como muy bien decía Mario de la Cueva, al referirse a los trabajadores que aceptaban salarios de hambre, era libertad para morir.

Estamos convencidos que no puede haber democracia real si no hay justicia social. Si revisamos el Tratado de Versalles, en su primer considerando, vamos a encontrar la invocación a la necesidad de una democracia social y de una justicia social.

Revisamos la carta de San Francisco y comienza igual, con la creación de las Naciones Unidas, que le había puesto fin a la sociedad de las naciones creadas por el Tratado de Versalles.

Pero voy a hacer hincapié aquí, en algo: la Revolución Mexicana y la Constitución de Querétaro, introducen a nivel mundial la primera cláusula social en las relaciones laborales.

Y la introducen, a través de su Artículo 123 Constitucional, que le sirve de modelo y es transcopiado prácticamente por el Tratado de Versalles, en su apartado 13, donde se introduce la primera cláusula social.

Esa cláusula social perdura hoy, cuando hablamos de jornadas de 8 horas; era la gran reivindicación del movimiento obrero a nivel mundial. Pero seguimos, todavía, reivindicando menor tiempo de trabajo. ¿Por qué? Porque, efectivamente, vemos cómo, incluso los países desarrollados, en Europa, por ejemplo, en Francia, tenemos una jornada de 35 horas.

Obviamente, el desarrollo desigual no nos permite a todos plantear unas jornadas reducidas de trabajo, sino que tenemos que buscar que nuestros países sean, efectivamente, libres, independientes, que dejen de ser economías dependientes.

Por eso, cuando hablamos de las recetas del Fondo Monetario Internacional, y escuchaba, en alguna intervención, a Andrés Manuel López Obrador, que le decía: ¿y ustedes qué piensa con el FMI? “Yo no pienso nada. Esos señores no tienen nada que ver con nosotros. Sus recetas no sirven”. Y esa es la real verdad.

Ajuste estructural de la economía, reestructuración de la economía: ¿qué fue lo que pasó con ellos en los años del 70 hasta el día de hoy? ¿Cuántos países viven en ese proceso de ajuste estructural de la economía?  ¿Y han logrado salir de la pobreza? No.

He ahí, efectivamente, cómo se equivocó Fukuyama, cuando decía que el fin de la historia comenzaba con la caída del Muro de Berlín. Qué gran equivocación de Fukuyama. Pensaba que el neoliberalismo iba a resolver los problemas urgentes de la humanidad.

Pero, ¿qué nos demostró?, que los (inaudible) fracasaron, que el neoliberalismo fracasó. La realidad está ahí: 3 mil millones 200 mil, según Naciones Unidas, viven con 2 dólares al día. ¿Se superó la pobreza? No se superó la pobreza.

¿Qué es lo que se produjo, según los economistas más conspicuos? Se produjo una concentración de la riqueza en unas cuantas manos, profundizándose la brecha entre los ricos y pobres. El 1 por ciento de los ricos, 57 familias, detenta el 53 por ciento de la riqueza mundial. Es una vergüenza.

Nosotros estamos claros que la única salida para encontrar la verdadera democracia es la justicia social, que desprenda la burguesía de esas utilidades que obtiene en base a la explotación de la clase trabajadora, porque la riqueza la producen los trabajadores. Incluso, el dinero con el que el capital de trabajo que se utiliza en nuestra áreas, lo facilitan nuestros bancos.

Y a la hora en que pierden, porque hubo un mal invierno o porque hubo problemas de x, y, z motivos, quieren que se reestructuren las deudas y  que sea el pueblo el que pague.

¿Qué fue lo que pasó con los reajustes estructurales? ¿Quienes pagaron todo el fracaso de las privatizaciones? Fue el pueblo.

Convencidos plenamente de que, para refundar la COPPPAL, necesitamos, en este relanzamiento de COPPPAL, unidad, en primer lugar. Sin unidad, no logramos nada. “La unidad en  la diversidad” tiene que ser nuestro lema. La unidad, decía el Che Guevara, no puede perderse. Y no podemos perder, de ceder al yanqui, ni un tantito.

Sánchez Cerén, en su discurso de toma de posesión, decía: “unidos, podemos todo”. Pero antes de que lo dijera el Che y Sánchez Cerén, ya lo había dicho Bolívar. Ya lo había dicho Sandino: “Unidad frente al imperio”.

En una ocasión, en México, hablando precisamente sobre la crisis que había a nivel mundial, decíamos que pretendía monsieur Trump hacer un muro. Y en esa ocasión, decía yo: “está bien, monsieur Trump, haga el muro, pero después de los 2 millones 200 mil kilómetros cuadrados que le robó a México”.

Nuestra solidaridad con México, en ese sentido, es absoluta, y por eso cuando hablemos aquí de política de migraciones, efectivamente el triángulo del norte, Honduras, El Salvador, Guatemala y México, deben sin duda alguna estar ahí presentes,  porque además el problema no es sólo latinoamericano, el problema es mundial. Son  10 millones de desplazados a nivel mundial,  y no a nivel mundial: 10 millones de desplazados en el Medio Oriente, producto de la guerra de Iraq, Afganistán, donde el enemigo de manera clara ha expulsado a los pueblos en su tierra para apoderarse de las riquezas nacionales.

Y digo esto porque cuando hablamos de autodeterminación de los pueblos, hablamos de autodeterminación para que  no se nos saqueen nuestros recursos naturales, para explotarlos nosotros mismos, para ponerle fin al imperialismo. Por eso es importante tener claro quién es el enemigo. Cuando nosotros hacemos una estrategia, qué decimos. Quién es el enemigo, primero.  Definamos quién es el enemigo.

El enemigo uno, el imperialismo yanqui. Pero el imperialismo yanqui, además,  no sólo es el yanqui. El imperialismo, como categoría económica, lo representan quiénes. Según Lenin, las grandes corporaciones, que son  las  que están hoy en el conflicto con el Estado,  queriendo silenciar al Estado como un instrumento de oposición de sus políticas imperiales. La  contradicción, entonces, es entre el mercado y el Estado, pero ya no es entre el Este y el Oeste.

Es mentira que ayer había Guerra Fría y que ahora vivimos otro momento. Y por qué digo que es mentira. Porque la guerra Fría no existió nunca. Eso fue una creación de los medios.

En 1945 termina la Guerra, y ahí nomás comienza la Guerra de China. Entra la aguerra en China  y entra la Guerra en Corea. Pero seguimos con Corea y vamos a  Vietnam. Los franceses salen el 54, y  continúan los yanquis porque se quieren apoderar de Vietnam.

Los yanquis son derrotados, como fueron derrotados en Nicaragua. Y cuando  se van, el Pentágono encuentra dos placas, en donde dice:  El yanqui ha sido derrotado, dónde, en Nicaragua y en Vietnam.  Y debería haber otra: ha sido derrotado dónde. En Bahía de Cochinos.

El yanqui pretendió suplir, sustituir al colonialismo francés. ¿Y terminaron  ahí las  guerras? Falso de toda falsedad. Estaba la guerra de Argelia. Terminó en 1962 con el Tratado de Evian.

Comienza la Guerra de Etiopia. Pero además de eso, tenemos todas las guerras de liberación en África. ¿Por qué? Porque el imperio francés y los colonialistas ingleses habían ofrecido la independencia si ellos participaban en la guerra con el Führer. Sin embargo, todavía hay muchos países que no han accedido a la independencia, quedó la promesa de De Gaulle en el aire.

Hoy por hoy entonces, nosotros como COPPPPAL, como partido que pretendemos transformar las sociedades latinoamericanas, debemos de abordar con  claridad la visión del multilateralismo, y hacer aquellos que no están como partidos en el poder, la presión  suficiente ante sus gobiernos para que las cosas cambien. Pero no como decía Lampedusa, sino para que sea una realidad.

La justicia social debe ser nuestro norte. Terminar, en esta lucha contra la pobreza. Y a sabiendas de que no vale, frente a la visión imperial y de las grandes transnacionales, hacer las cosas bien. ¿Por qué? Porque Nicaragua hacía las cosas bien y nos dieron un golpe de Estado. Un golpe de Estado de Estado fallido por hacer las cosas bien.

Por reducir la pobreza del 42 por ciento al 20 por ciento.  Por reducir la extrema pobreza del 17 al 9 por ciento. Por obtener de la Unesco premio por la merienda escolar y por la mochila escolar, y por tener nuestros proyectos de desarrollo económico y social, que en suma son 39 y al que tenga interés les podremos dar toda la información sobre ellos.

Pero hacer las cosas bien para el yanqui no está bueno, porque son mal ejemplo. Y lo mismo podemos decir hoy de Bolivia. Es mal ejemplo. Y lo mismo decimos de Venezuela (falla de audio).

Pero no permitamos entonces, hoy por hoy, que el reposicionamiento de la derecha se apodere de nuestras sociedades.

Vemos con mucha preocupación ese reposicionamiento. Hemos sufrido golpes de Estado. Tenemos entonces que estar alertas y evitar que el reposicionamiento de la derecha se consolide. Debemos empujar los cambios en nuestras sociedades para mantener precisamente esa utopía, que es el socialismo en el mundo. Sin utopía no hay cambio.

El desafío nuestro es que esa utopía sea una realidad.

Con esto concluyo.

¡Viva la solidaridad latinoamericana!

¡Viva la unidad de los pueblos latinoamericanos!

¡Luchemos por la integración y por la unidad!

Gracias.

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