¿Hoy el queso y después?
Por: Moisés Absalón Pastora.
En Nicaragua somos profundamente queseros y parte de nuestra cultura gastronómica depende de este derivado del lácteo y es tan importante que en la mesa puede faltar cualquier cosa, pero si no hay queso nada sabe igual. No hay frijoles sin queso, ni gallo pinto sin queso, ni tajaditas, ni maduritos sin queso y si este es puro y no pasteurizado mejor porque cuando se compra con olorcito y sabor a campo más gustado es.
Es tan vital el queso en nuestra vida que hay para todos los gustos y su venta tiene puestos por todos lados y cada quien tiene su propio lugar de compras de acuerdo al sabor, calidad y precio que se nos ofrezca como consumidores, independientemente de las distancias que tengamos que recorrer por obtenerlo y de las filas que hagamos para llevarlo al hogar donde se nos vuelve un alimento básico y elemental con el que siempre podemos quedar planchados.
Así somos de dependientes los nicaragüenses de nuestro queso y de ahí el gran brinco que Nicaragua pegó cuando una pinche libra de este tan imprescindible producto llegó a superar más de los cien córdobas. Se imaginan ustedes hasta más de cien córdobas la libra, jamás en la historia había pasado. En otros tiempos llegó a ochenta, ochenta y cinco, tal vez, y charchaleábamos por eso, pero que hace una semana atrás, a más de cien córdobas, eso ya nos resultó el fin del mundo, fue demasiado, fue tan ofensivo como cualquier crisis política que hayamos vivido antes en el país.
Muchas veces los nicaragüenses, muy acostumbrados a reírnos de nuestras pesadumbres, respondemos a las circunstancias que nos son adversas asumiendo posturas irónicas y jocosas que para nada representan conformidad o resignación con lo que nos golpea sino por el contrario son una protesta indignada contra las tropelías que productores, intermediarios y distribuidores de determinados ítem alimenticios cometen contra el consumidor de manera descarada, aunque entre todos se boleen la culpa.
Hasta hoy, aunque algo ha bajado, lo cierto es que hubo varios niveles de protesta que se expresaron entre grandes verbos contra los abusadores, llamados a la no compra del producto y lo que más me gustó, la cantidad de memes y videos que se produjeron para mostrar la inconformidad del consumidor, pero que en medio de su enojo no dejó de mostrar el gran ingenio que nos caracteriza.
Una rata muerta por el infarto que le provocó el altísimo precio del queso; Un profesional que renunció a su trabajo para dedicarse a vender queso; Un novio que conquistó al suegro que lo detestaba pero que cambió cuando el yerno le dijo que ahora vendía queso; un vendedor que canjeo una lámina de queso a cambio de una camioneta del año, son entre otras cosas, manifestaciones indignadas contra el agiotista o el acaparador que sin justificación alguna de repente encarece un producto que ayer fueron los frijoles, los huevos, el pan, los hidrocarburos o cualquier ítem, que, por ser tan básico, elemental y de consumo masivo, entonces se acapara para encarecerlo y así lanzarse después sobre el bolsillo de todos los hogares del país.
¿Qué hace el gobierno para frenar este abuso; dónde está el MIFIC cuando pasan estas cosas?
En economía hay una frasecita que en lo personal nunca me hizo clic, pero me guste o no es una regla básica y elemental de la economía según afirman esos que dicen son los entendidos en el tema y es aquella que invoca el “libre mercado” sobre el cual no puede haber injerencia por parte del estado porque lo contrario es intervenir en temas de comercio o de empresa donde a todas luces el que resulta protegido es el abusado, el consumidor.
Aunque ciertamente el gobierno de Nicaragua no investigó a través del MIFIC el porque del sobre precio en el queso, que yo pienso sí debió hacer al menos para que se supiese donde está la causa del mal causado, sí debo decir que se hizo eco de la indignación de los nicaragüenses cuando en diferentes partes del país promovió que los productores vendieran directamente el producto desde cualquier cantidad de quioscos habilitados por diversos lugares de nuestro territorio nacional.
La medida fue efectiva porque de la misma manera que el agiotista y el acaparador se escudan tras llamado “libre mercado”, los consumidores también, desde las ferias del queso le estaban diciendo a los asaltantes y aprovechados que en economía también existe la figura de “la oferta y la demanda” como arma poderosa contra los especuladores.
Haber tomado la decisión de hacer estas ferias del queso, para que el pueblo pudiera comprar a precios realmente solidarios, le quebró el esquema a los asaltantes vendedores de queso y fue tal el impacto que poco a poco está volviendo al precio más o menos aceptable de compra que tenía hace un mes aproximadamente.
Los especuladores siempre tienen un pretexto para todo y los que son parte de ese club, productores, distribuidores, intermediarios y vendedores te hablan hasta técnicamente del golpe de leche, de la sequía, del invierno, de la mala calidad del potrero, del tórsalo, de las exportaciones a El Salvador, de cualquier cosa que le justifique el asalto a mano armada contra nosotros los consumidores.
Cuando estos golpes pegan y representan un sobre precio contra el bolsillo del consumidor no hay que dejarlos pasar, pero ni un tantito, y cuando haya que hacer alianzas de interés mutuo entre el comprador hogareño y el productor solidario se debe actuar, porque cruzarnos de brazos solo significará una resignación por la cual mañana el abuso será peor.
Aquí hay temporadas que por el nivel de consumo encarecen algunos productos y uno puede llegar a entender eso, por ejemplo, cuando la Navidad se aproxima el pavo, el cerdo, la gallina de patio, la alcaparra, aceituna, pasas etc. suben; Llega la apertura del año lectivo y entonces trae por compañía que los utilajes escolares, los uniformes, mochilas y zapatos se disparan; se acerca el día de los enamorados o la amistad,-preparémonos- los bares, las comiderías, los moteles, las floristerías hacen lo suyo; Nos toca el día de las madres y los menús en los restaurantes cambian y salen a relucir precios hasta de 30 o 40% más altos de lo que normalmente es y para colmo se anuncian diciendo que están el promoción.
Así es desgraciadamente el comercio y por eso mismo muchísimos negocios y negociantes, que se las quisieron pasar de vivos, quebraron y desaparecieron porque el consumidor también sabe pasar cuentas y con esto del queso, que es lo que nos ocupa, debemos estar alertas porque francamente no hay nada que justifique el asalto a mano armada que con él se hizo y lo que me parece que está a vista es que su injustificado encarecimiento es un ensayo para el cañón con el que nos quieren disparar para la semana santa o zángana que se nos avecina.
Contra cualquier amago de los especuladores estemos listos a alzar la voz y evidenciar a los aprovechados. La principal línea de defensa contra el abusador somos nosotros mismos apoyando en igual medida al productor honesto que siempre podrá encontrar espacios para que pueda vendernos con decencia y honestidad para suplirnos y para que en la misma medida gane lo que merecidamente le corresponde.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.