José Luis de Francisco: “Hay sandinismo para rato”
Por Jorge Cenci
El libro “Nicaragua, una Revolución Viva”, escrito por José Luis de Francisco, aborda la realidad social y el gobierno de Nicaragua, explorando su historia desde los siglos XIX, XX y XXI, y resaltando la resistencia del pueblo nicaragüense frente al intervencionismo de Estados Unidos.
Recientemente, comenzó a circular entre dirigentes y militantes críticos del neoliberalismo y del progresismo laxo la segunda edición de un libro que desde su título rompe marras con esas corrientes de pensamiento y se adentra en el pasado y presente de Nicaragua.
Nicaragua, una Revolución Viva, escrito por el periodista y militante político José Luis de Francisco, con un gran trabajo de diseño de Carlos Iborra, abarca un amplio abanico de temas que descubren a la curiosidad del lector el relato de la visita a Managua del autor del texto, su percepción de la realidad social y de la obra de gobierno, anécdotas y vivencias, pero por sobre todo desarrolla lo sucedido en ese país en los siglos XIX, XX y lo que va del XXI en los cuales el injerencismo de EEUU enfrentó la resistencia y el heroísmo de miles de hijos de esa tierra cuyos nombres y apellidos permanecen en el surco profundo de la conciencia colectiva del pueblo.
El Argentino tuvo oportunidad de entrevistar a José Luis de Francisco en Mar del Plata, ciudad donde reside, e indagar en las razones que lo llevaron a encarar la obra.
- ¿Por qué Nicaragua, una Revolución Viva?
En primer lugar, por agradecimiento al hecho de haber recibido dos invitaciones del gobierno de ese país hermano. La primera de las cuales, que era participar como acompañante electoral en los comicios del 7 noviembre de 2021, fue imposible concretar debido a la anarquía que hubo luego de la pandemia en los vuelos internacionales. Y la segunda, a la que felizmente pudimos corresponder un grupo de cinco compañeros que estuvimos como delegación no oficial argentina, fue para la asunción por cuarto mandato consecutivo del Comandante Daniel Ortega, el 10 de enero del año pasado.
José Luis de Francisco
No conocía Nicaragua, pero sí los aspectos centrales de su historia, sobre todo lo relacionado con la actuación de Augusto César Sandino y del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Además, me rebotaba, sin lograr influenciarme en lo más mínimo, la campaña que desde afuera y desde adentro del país hacían y hacen los medios de comunicación alineados con la visión del occidente imperial. De manera que llegar a Managua constituyó en sí mismo un revivir lo que tanto nos había conmovido en la juventud. Regresé de allí muy contento por lo vivido, pero sobretodo convencido de que aquello que está siendo combatido, vilipendiado, distorsionado e incluso ignorado por los cínicos campeones de los derechos humanos y de la democracia, mantiene incólume la llama del espíritu revolucionario, de una opción por lo pobres innegociable y lleva a cabo una gestión transformadora de una sociedad a la que percibí como muy dinámica, pintoresca y viva. Todo esto inspiró el nombre del trabajo. La nicaragüense, es una revolución totalmente viva, con pasado, presente y con mucho futuro. Hoy pienso que hay sandinismo para rato.
- Tu trabajo a la vista de quién lo recibe tiene una impresión excelente y fotografías magníficas. ¿Cuáles son los temas aborda el libro?
En su primera parte, desarrolla los pormenores del viaje, de aquellos aspectos que me parecieron interesantes y originales. El acto de asunción del Comandante Daniel está muy resaltado; la belleza de la Plaza de la Revolución, su parque central, el ex Palacio Nacional con las imponentes intervenciones de homenaje a Sandino y a Carlos Fonseca Amador, la masividad de la uniformada juventud sandinista y un palco de autoridades e invitados que mostró la integración del país con aquellas naciones que forman parte de esa nueva realidad euroasiática que cuestiona la unipolaridad occidental; no faltó tampoco la presencia de representantes de naciones latinoamericanas, entre ellas Cuba y Venezuela, y africanas.
Como lo señalé anteriormente, el trabajo tiene un repaso por la historia de este país, siempre en la mira del expansionismo de EEUU por su ubicación estratégica y sus riquezas naturales. Ahí aparecen las figuras del mulato Cleto Ordoñez, de José Santos Zelaya, de Benjamín Zeledón, protagonistas de rebeliones y gobiernos que enfrentaron al colonialismo y a las oligarquías locales. Luego, en las primeras décadas del siglo pasado, irrumpe en la escena política y militar el General de Hombre Libres, Augusto César Sandino, cuya lucha e ideas tienen mucho espacio en el libro. Lo mismo ocurre con el nacimiento, crecimiento y victoria contra la dictadura de Anastasio Somoza del Frente Sandinista de Liberación Nacional, resaltando con mucha gráfica la entrada a Managua en 1979. La mirada se posa después en lo ocurrido en los primeros gobiernos de las Junta de Reconstrucción Nacional, la restauración electoral de neoliberalismo durante tres etapas y el regreso por la misma vía del sandinismo al poder en los últimos cuatro períodos con el liderazgo de Daniel Ortega y, en los últimos dos, acompañado como vicepresidenta por la compañera Rosario Murillo, sobrina nieta de Sandino.
- ¿Qué opinión trajiste a tu regreso de cómo vive el pueblo en Nicaragua?
Aclarando que sólo estuvimos en Managua y en ciudades cercanas, que no tuvimos tiempo para conocer las importantes ciudades como Granada y León, ni las costas del Pacífico y del Caribe, puedo testimoniar que el pueblo es el gran protagonista de esta revolución, al punto que en la políticas sociales poco se habla de cantidad de beneficiados sino de cantidad de protagonistas, lo que a mi juicio no es una diferencia meramente lingüística sino más bien ideológica. La actitud creativa de un protagonista, por un lado, y la pasividad del beneficiado por otro. En consonancia con esto, las expresiones “Pueblo Presidente” y “Buen Gobierno” están muy presentes en la comunicación del gobierno.
Recientemente escuché en un programa radial de Buenos Aires a un periodista -no digo su nombre por aquello de que es mejor hablar de las cosas que de las personas- que hizo una salida en directo desde Nicaragua y remarcaba la bondad y alegría de su pueblo, la riqueza de su cultura, la diversidad de su música, sus bellezas naturales, omitiendo que esa alegría -que yo también comprobé- está directamente vinculada a las políticas del “buen gobierno”. Pero claro está que por estos lares abundan los comunicadores especialistas en hacer buena letra con los poderosos.
Me vine con la idea de que la sociedad nicaragüense tiene un nivel de suficiencia en la satisfacción de sus necesidades está muy por debajo de la insaciabilidad que exhiben las sociedades desarrolladas y consumistas. Las marcas internacionales de zapatillas o ropa fueron casi imperceptibles para mi observación; las hay, pero en muy poca cantidad. Estuvimos en Masaya, en su volcán activo, en sus miradores de la belleza del paisaje, en sus mercados municipales donde el bullicio denotaba gran actividad comercial, con mucha oferta de artesanías, zapatos y productos textiles, además de bares en los que conseguir mesa se nos hizo muy difícil. Esa alegría aparece luego corroborada en el apoyo al oficialismo en los procesos electorales. Preguntamos sobre la incidencia de las drogas en la juventud y nos dijeron que era atacada tanto por la Polícía Nacional como por el Ejército de manera contundente. Igual sucede con lo relacionado al robo y la delincuencia, pues Nicaragua es el país más seguro de la región, corroborado esto por el Foro Económico Mundial.
- ¿Cómo ha sido la recepción del público lector a la segunda edición del libro?
En líneas generales he recibido muy buenas devoluciones y la expresión “no me imaginaba que así era Nicaragua” es casi un común denominador. Personas medianamente informadas se sorprendieron con la lectura de los aspectos centrales del Plan de Desarrollo y Lucha contra la Pobreza, que es quinquenal, desde el 2021 al 2026, y también con el relato de la oferta turística que acompañamos con buena cantidad de fotografías.
En la militancia política el tema de la política exterior del país, tan alineado con China, Rusia, India, Irán, Venezuela, Cuba, lo que se conoce como el “eje del mal”, es materia de profundo análisis pues muestra que ella es viable y genera fortaleza cuando la decisión soberana de los gobiernos, su autodeterminación, se deciden a jugar grande en el tablero mundial.
De la política doméstica de Nicaragua, o sea la ejecución del Plan Quinquenal, impactan al lector del libro casi todos los temas. Los concernientes a la Educación y la Salud, ambas totalmente gratuitas y universales, son en mi opinión las joyas de esta Revolución y están muy explicitadas en el trabajo. La participación de la mujer en todos los estamentos (siempre rondando el 50%), los bajos índices de desempleo, la reducción sustancial de la pobreza, la promoción de la economía familiar, el éxito del programa crediticio Usura Cero,la proliferación de mega carreteras a lo largo y ancho del territorio que han aumentado la conectividad del comunidades que estaban aisladas, el apoyo al acceso a la vivienda propia, la casi totalidad de electrificación alcanzada, las fuentes de energía renovable que colocan al país en el tercer lugar mundial, la permanente recepción de Inversiones Extranjeras Directas, el rol apuntalador del Banco Centroamericano de Integración Económica, en fin son muchos los temas que han sorprendido al lector de Nicaragua, una Revolución Viva.
- Como podrías calificar, además del concepto de Revolución Viva, al proceso político nicaragüense?
Es a todas luces una Revolución Integral. Lo desarrollado en la respuesta anterior lo muestra con claridad. Lo vivido personalmente en esa Plaza de la Revolución, cuando la asunción del binomio presidencial, y todo lo hablado con gente común, no sólo con dirigentes, me dejó la sensación de un pueblo protagonista y totalmente consustanciado con el proceso que se vive. Un pueblo que participa mediante su organización desde las bases de la sociedad, un pueblo al que no se lo maneja desde arriba porque su misma historia es ejemplo de indocilidad. Y señalo lo de integral porque los cambios estructurales se dan en casi todos los aspectos, son cambios que están a la vista. Si bien Nicaragua tiene una economía muy primarizada, las cifras macroeconómicas son muy positivas, su endeaudamiento muy manejable, la inflación anual es siempre de un dígito y lo que es más importante es que las obras de gobierno se ven, el pueblo las disfruta y la alegría es palpable.