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  • 26 noviembre, 2019

La corrupción está en nosotros


Moisés Absalón Pastora | 26/11/2019

La corrupción es un tema inevitable que identificar como ancla del desarrollo social o personal de los países y sus ciudadanos. Su peso es un tonelaje que hunde toda aspiración humana para acelerar los procesos que conduzcan a la superación en todos los sentidos y si no se extirpa se convierte en un fenómeno cancerígeno agresivo y expansivo que solo puede revertirse con el nivel de conciencia que sobre esta peste tengamos todos.

La corrupción es un mal endémico que avanza porque tenemos una visión hipócrita de ella. Cuando la traemos al banquillo de los acusados para determinar fusilarla todos queremos halar el gatillo, pero muchos de los que se adueñan de ese rol de gatilleros en realidad deberían estar frente al paredón para ser fusilados porque son los pecadores que son expertos en señalar a otros.

Es decir, desde el lente de quien señala todos están enfermos, pero en realidad ni el que te acusa está fuera de la contaminación de la peste porque tendría que ser Dios o Jesús de Nazaret para ostentar la pureza e integridad que solo la santidad emanada de lo alto puede conferir.

En el gobierno tiene que haber gentes que incurren o han incurrido en la corrupción. Es así porque son no son Santos los que están ahí sino hombres y mujeres llenos de fortaleces, pero también llenos de debilidades y son seres humanos, gentes de carne y hueso y aunque no se trata de justificar nada, la verdad es que en esta área no he sabido de una sola denuncia ante la Contraloría General de la República, por parte de personas que así lo afirman, que sustenten el acento político que imprimen a su discurso cuando acusan.

Otro aspecto alrededor del endoso que de la corrupción se hace al área gubernamental y que hay que tomar muy en serio, es que uno solo de los organismos internacionales con los que Nicaragua trabaja y recibe asistencia y financiamiento ha dicho o denunciado que sus fondos fueron desviados, que alguien abusó de ellos o se los robó. Si así hubiese sucedido el divieso ya habría explotado.

Sobre este tema de la corrupción, que también ha sido puesto sobre la mesa por la empresa privada y que la he conversado con algunos visibles dentro del partido gobernante, lo que debo compartir es lo que está a vista y es que no pocos alcaldes, funcionarios municipales sobre todo en zonas turísticas y costeras y hasta altos administrativos de los cuales dependieron concesiones, permisos o similares y que se dedicaban a pedir coimas para avalar tal o cual cosa fueron despedidos de sus funciones una vez que fueron cogidos en la ilegalidad, irregularidad o el robo y eso me parece excelente porque la corrupción se combate dónde está y no donde se inventa.

Saben qué es corrupción cuando en el matrimonio hay infidelidad; cuando los padres de familia prefieren una cerveza antes que comprar un cuaderno para los apuntes del hijo; cuando nos hacemos los enfermos para no llegar al trabajo o nos robamos los lapiceros o la papelería de la oficina para llevarla a nuestra casa; cuando traveseamos la pesa para vender menos de lo que el cliente quiere y ganarle más; cuando acumulamos los productos para disparar los precios y crear inflación; cuando botamos la basura en la calle y nos quejamos de que la alcaldía no la recoge; cuando inventamos cosas para no pagar los impuestos; cuando le robas agua, luz, cable y la señal de internet a tu vecino; cuando en un bus ves una persona de edad avanzada, una mujer con un niño en brazos, o algún minusválido y la persona que viene sentada en el asiento se hace la dormida para no dárselo y si alguien te reclama te levantas, pero para dar un golpe o decir una mala palabra que se oye a kilómetros; cuando el vendedor por ver en el rostro de cualquier ciudadano a alguien bien vestido, se le ocurre que tiene riales, entonces te aumenta más él precio; cuando haces una publicidad falsa y mientes desde un black fridey diciendo que la mercadería está rebajada y no es cierto.

Hay corrupción cuando somos de un país donde su gente está llena de faltas que ignora, pero que disfruta criticando a sus gobernantes. Seremos corruptos mientras existan jóvenes imberbes e irrespetuosos que hablan pestes de sus mayores creyéndose mejores personas que todos pese a haber comprado las preguntas de los exámenes de mañana. Seré corrupto por haber estafado a un cliente al que ofrecí mis servicios y le hice un fraude para ayudarme a pagar algunas deudas o comprar para el domingo el guarito que tanto me gusta y al que priorizo en vez de llevar la comida que tanta falta hace en mi hogar. Seré corrupto cuando desesperadamente busco cómo prestarle dinero a alguien y después me le hago el chancho y no le pago.

Le decimos mentirosos a todos y nos quedamos fuera, pero le pegamos o regañamos al hijo porque lo mandamos a la pulpería y lo maltratamos porque nos mintió al decir que estaba llena, cuando en realidad se quedó jugando con sus amiguitos, pero minutos después de haberlo castigado, llegan los cobradores de cualquier cosa a nuestras casa y le decimos al niño: “diga que no estoy”, ¿ENTONCES QUÉ? le mostramos que la honestidad y la mentira está en dependencia del momento, el lugar y de quien es la autoridad para ejercerla.

Esos defectos, esa alardeada “VIVEZA” congénita, esa deshonestidad en pequeña escala que después crece y evoluciona hasta convertirse en casos de escándalo; esa falta de calidad humana, más que Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán, Enrique Bolaños o Daniel Ortega, es lo que nos tiene real y francamente mal y debemos ponerle atención porque cualquiera que venga después del actual presidente no va a evitar que nos sigan diciendo corruptos. No tengo ninguna garantía de que alguien lo pueda hacer mejor, pero mientras nadie señale un camino destinado a erradicar primero los vicios que tenemos como pueblo, nadie servirá y así seguiremos hipócritamente viendo en otros la enorme viga que tenemos en el propio como lo hacen algunos del clero católico que siendo corruptos hasta los tuétanos se la pasan desde los púlpitos señalando a otros.

Aquí hace falta otra cosa y mientras esa “otra cosa” no empiece a surgir  desde abajo hacia arriba o desde arriba hacia abajo o del centro para los lados, o como quieran, seguiremos igualmente condenados, igualmente estancados, igualmente sumergidos y hechos, paste porque el pesimista, el más corrupto de los corruptos, es lo que quiere y desgraciadamente hay gente tonta, dunda e ignorante que les cree y no solo les cree sino que además hasta se tiran al abismo sin paracaídas para hacer campaña difamatorias para culpar a otros de lo que en realidad somos culpables todos porque somos en persona la percepción que de corrupción tienen de nosotros.

Es muy bueno ser nicaragüense. Pero cuando esa nicaraguanidad autóctona empieza a hacerle daño a nuestras posibilidades de desarrollo como Nación, ahí la cosa cambia porque es cuando por vanidad o ansiedad de protagonismo invocamos nuestro gentilicio, supuestamente para salir en defensa de la nación y lo que hacemos es cagucearnos en la tierra que nos vio nacer y mucho de esto ha pasado en los últimos tiempos.

No esperemos encender una velita a todos los Santos, a ver si nos mandan un Mesías. Nosotros tenemos que cambiar, porque un presidente diferente, con los mismos nicas, no podrá hacer nada, no podrá extirpar la corrupción en un país donde los ladrones de corbata en el sistema bancario y financiero te exprimen; donde el costo de la energía eléctrica no solo es alto, sino que pagamos hasta aquella que usufructúan ilegalmente los que se pegan al tendido; donde los taxistas te asaltan con la tarifa y te montan en cloacas rodantes donde te subes limpio y bajas sucio y además insultado si protestas; donde los mecánicos en sus talleres hacen chanchadas con el carro que llevas a reparar y después te das cuenta que le quitaron una pieza para vendérsela a otro; donde vas a un restaurante de supuesta reputación y cuando te das cuenta lo que te pusieron es recalentado y para colmo en la factura te metieron y cobraron algo que no consumiste.

Así señores cuando vamos a superar esa imagen corrupta que tenemos y cuando vamos a dejar de ser hipócritas pensando que los otros sí y nosotros no. Posiblemente no faltará alguno que diga que no lo es y si es así lo felicito porque será un Santo que privilegiadamente a lo mejor se sienta con la autoridad moral para tirar todas las piedras que quiera, pero cuidado porque si se miran al espejo podrían ver en el reflejo la imagen viva del corrupto.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA

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