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  • 15 diciembre, 2024

La implacable realidad de las relaciones internacionales


Por: Stephen Sefton

Varias realidades fundamentales de las relaciones internacionales han llegado a ser cada vez más evidentes desde el inicio de la Misión Especial Militar de la Federación Rusa hace dos años en defensa de la población de Donetsk y Lugansk. Más que todo, se ha demostrado de manera contundente que la capacidad productiva económica determina el poder geopolítico. La República Popular China es la primera economía del mundo porque su capacidad productiva supera por mucho lo de las economías norteamericanas y europeas. La tremenda capacidad industrial de la Federación Rusa lo ha hecho la cuarta economía mundial y, por mucho también, el poder militar más avanzada del mundo por motivo de la demostrada superioridad de su tecnología militar.

Rusia y China desarrollan una colaboración estratégica cada vez más estrecha. Esta realidad significa que, contra estos dos países, las élites gobernantes norteamericanos y europeos y sus gobiernos no pueden ganar una guerra convencional. En una guerra nuclear los gobiernos y las sociedades de los países occidentales dejarían de existir. La guerra de los países de la OTAN en Ucrania, iniciada contra la población rusoparlante de Donbass en 2014, ha confirmado a Rusia que los gobiernos de los Estados Unidos y de los países de la Unión Europea son falsos y traicioneros. La República Popular China ha llegado a la misma conclusión en relación a la provincia china de Taiwan, donde los gobiernos occidentales dicen que respeten el principio de una sola China, mientras venden a las autoridades de Taiwan enormes cantidades de armamentos y amenazan al gobierno chino. .

Los repetidos ejemplos del cínico oportunismo y mala fe de parte de las y los dirigentes norteamericanos y europeos desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, señalan su cada vez más claro rechazo del derecho internacional. No respeten los principios fundamentales de la Carta de la Organización de Naciones Unidas de la no agresión y la no intervención. Tampoco respetan la autodeterminación de los pueblos y la igualdad de las naciones, originalmente incluidos en la Carta de la ONU por motivo de la insistencia de la Unión Soviética. El apoyo al régimen de simpatizantes nazis en Ucrania, al genocidio sionista en Palestina y a la ocupación de Siria por fuerzas terroristas confirman que los países de la OTAN apoyan el terrorismo en todas sus formas e ignoran el derecho internacional a su conveniencia.

El colapso del gobierno de Siria ha provocado mucho comentario sobre el contexto geopolítico y geoeconómico de ese acontecimiento, como si pudiese significar algún cambio radical en la región o en las relaciones internacionales a nivel mundial. Es cierto que es un catástrofe para la población siria, sin embargo, no cambia las tendencias ya claramente evidentes en la región. Se trata del expansionismo sionista, las ambiciones expansionistas de Turquía, la permanente interferencia occidental en el Caucaso Sur, la interminable odisea del pueblo kurdo, la persistencia del Eje de la Resistencia con Palestina, el oportunismo de siempre de parte de todos los estados árabes aparte de Yemen y la milenaria preeminencia en la región de la República Islámica de Irán por motivo de su poder político-militar y su geografía.

El colapso de Siria en ese contexto cambia un poco la configuración de fuerzas en la región pero no la realidad fundamental. A pesar de haber absorbido terribles golpes, Hezbollah derrotó la invasión terrestre sionista del Líbano y sigue alistándose para la próxima etapa de agresión sionista contra ese país. Irán y Rusia, libres de sus compromisos con el antiguo gobierno sirio, observan el desarrollo de la situación desde posiciones fuertes y seguras. No será gran cosa para el gobierno ruso mover sus bases militares de Tartus y Hmeimim a otra parte del Mediterráneo, por ejemplo, a Egipto, Libia o Argelia, si fuera necesario. Estados Unidos tiene sus fuerzas en Siria e Irak desplegadas de manera aislada, lejos de sus bases principales en los países árabes del Golfo y aquellas bases en sí son muy vulnerables a ataques con los avanzados misiles de Irán o, posiblemente, Rusia, si se desarrolle una guerra regional de gran envergadura.

Por su parte, los gobiernos de Turquía e Israel se han expuesto a nuevos riesgos y desafíos complejos en momentos en que ambos países están en profunda crisis económica. Ahora sus fuerzas están sobreextendidas por tener que asumir mayores compromisos político-militares en territorios ajenos que han aventurado a ocupar. Sus respectivos dirigentes Recep Tayyip Erdoğan y Benjamin Netanyahu no tienen asegurados sus liderazgos nacionales en momentos de estar empantanados en conflictos que son lejos de tener una conclusión inevitable. La existencia de Israel depende absolutamente de la ayuda militar y los subsidios económicos de Estados Unidos.

Todo el mundo puede ver cuán mañosas y falsas son las declaraciones en defensa del Islam, de los derechos de la población de Siria y de la integridad del territorio sirio, de parte del presidente Erdoğan y las fuerzas terroristas que él ha instalado en Siria, junto con Israel, Estados Unidos y las monarquías árabes. De manera deliberada, han destruido en Siria una sociedad con una milenaria cultura multi-religiosa y la única república árabe socialista. En su lugar queda un país descuartizado, ocupado por fuerzas subalternas a poderes extranjeros, los cuales se odian entre sí, pero comparten el único fin de intentar imponer sus mezquinos intereses a costa de la población siria, parecido a lo que ha pasado en Libia.

Todas estas consideraciones tendrán sus secuelas correspondientes en el futuro desarrollo de las relaciones internacionales, especialmente en el mundo mayoritario. En Asia, África y América Latina, los gobiernos observan detenidamente las acciones de Israel, de Turquía y de los estados Árabes y hacen sus respectivas valoraciones. Mucho comentario ha notado acertadamente que la región del oeste de Asia es solo un teatro en una guerra mundial de múltiples frentes, algunos político-militares, otros geoeconómicos, otros culturales y espirituales. Todos los teatros son importantes y, de una u otra manera, todos son interconectados. Es una guerra entre un Occidente en relativo declive y el mundo mayoritario en ascenso, que busca un mundo más justo y equitativo de respeto e igualdad.

Los cínicos que creen que solo las estrechas consideraciones de los intereses nacionales cuentan en las relaciones internacionales se equivocan. A mediano y largo plazo, el aspecto político-afectivo también lleva un peso sumamente importante, como los gobiernos africanos han demostrado de manera categórica con el marcado aumento positivo de sus relaciones con la Federación Rusa y la República Popular China. En general, mientras los países occidentales se comportan con soberbia y falta de sinceridad para imponer acuerdos injustos, tramposos y altamente condicionados, China y Rusia ofrecen relaciones solidarias basado en el respeto, la igualdad y la comprensión mutua.

El grupo de países BRICS+ es la expresión más ambiciosa de los países del mundo mayoritario en este sentido, aunque su expresión más sólida y exitosa hasta la fecha ha sido la Organización de Cooperación de Shanghai enfocado en la región eurasiática. Una diferencia crucial entre ambos es que la OCS tiene sus orígenes en la lucha contra el terrorismo fomentado en Asia Central por los Estados Unidos norteamericanos y sus aliados. Esto quiere decir que la OCS tiene un cierto aspecto político-militar, enfocado en la seguridad y defensa de sus países miembros mientras el proyecto BRICS+ prácticamente no contiene ese elemento. Este hecho ratifica la afirmación de parte de los gobiernos de los países fundadores del grupo BRICS que su razón de ser es la cooperación positiva entre naciones soberanas y no se dirige contra nadie.

Hay dos corolarios básicos a esta formulación del concepto del BRICS+. Primero, será prácticamente imposible a profundizar mayor integración económica hacia una moneda común porque hacer eso sería difícilmente compatible con el principio de la soberanía nacional. Pero, segundo, la defensa de la soberanía nacional de los países miembros de BRICS+ exige precisamente mayor armonización de los sistemas de pagos transfronterizos, de los sistemas de seguros, de las agencias calificadoras independientes, entre otros aspectos, para lograr tener un sistema financiero independiente del Occidente. Lejos de ser problemático, esta aparente contradicción debe permitir el grupo BRICS+ a consolidar su visión de la unidad entre diversidad y la asimilación exitosa de los diferentes caminos del desarrollo humano de sus pueblos.

Es inevitable que la ampliación del grupo de países BRICS+ va a abrir oportunidades para la intromisión occidental por medio de gobiernos miembros susceptibles a la presión y coacción norteamericana y europea. Pero no va a impedir el rumbo del mundo mayoritario hacia su objetivo de relaciones internacionales más justas y equitativas y en la medida posible más democráticas, cooperativas y solidarias. Y en relación a estos objetivos, en estos días se ha celebrado el veinte aniversario de la fundación de la expresión más pura de las relaciones internacionales solidarias que es la Alianza Bolivariana para nuestra América.

Allí en Caracas, nuestro Presidente Comandante Daniel observó al Presidente Nicolás Maduro, “Realmente és admirable la energía, el esfuerzo, la dedicación a la defensa del Pueblo que realizás día a día, y a pesar de las sanciones, a pesar de los atentados, a pesar de las difamaciones, las calumnias, este Pueblo es un Pueblo que es leal a Chávez, es leal a Bolívar, y sabe que la Espada de Bolívar, que te entregó Chávez, vos Nicolás la estás levantando para defender, frente a cualquier amenaza, frente a cualquier intento de agresión. Porque las amenazas son de todos los días, las conspiraciones son de todos los días, los intentos de agresión son todos los días, porque vos estás por la Paz, nosotros estamos por la Paz, pero el demonio es enemigo de la Paz y está por la destrucción; siempre están pensando cómo destruir este Proceso, un Proceso que ha venido a levantar a Nuestramérica.”

El caso de Siria ha demostrado la verdad de las palabras del Comandante Daniel, porque el Occidente colectivo conspira constantemente, cada día para destruir los procesos del desarrollo humano de los pueblos que resisten su fascista sed del dominio. Y solo se requiere unos momentos de debilidad de parte de un país independiente para llevar a cabo su destrucción, como pasó con la República Árabe Siria. El día anterior a la Cumbre en Caracas, el Comandante Daniel y la Compañera Rosario presidieron un ejemplo emblemático de la solidaridad entre los pueblos que fue la entrega de 400 buses chinos para mejorar el transporte público en Nicaragua, especialmente hacia la Costa Caribe.

El Comandante Daniel comentó :

“La República Popular China, con el Presidente Xi Jinping, levanta con toda firmeza la Bandera de la Paz, y donde llegan los Hermanos de la República Popular China, llegan con la Bandera de la Paz. No llegan a promover guerras, no llegan a arrebatar riquezas, a arrebatar tierras, llegan a promover el Desarrollo a los Pueblos de África, de Asia, de América Latina…. las Potencias Imperialistas, encabezadas por los yanquis y por los europeos, los amenazan… ¡Imagínense, los amenazan! Los amenazan porque ellos lo que tienen es el diablo, el diablo es él que tienen adentro en lugar de Corazón, tienen diablos, tienen demonios, hambrientos, para dominar el Mundo…

“…todos los días escuchamos las amenazas y las lanzan los grandes Líderes de Europa Occidental, los grandes Líderes de la OTAN, los grandes Líderes de los Estados Unidos de Norteamérica, lanzando amenazas en todos los campos contra la República Popular China, simplemente porque el Pueblo chino, el Gobierno chino, se está ganando y se ha ganado el Respeto, el Cariño, la Amistad de los Pueblos del Mundo, y se ha ganado el Corazón del Pueblo nicaragüense.”

La realidad de las relaciones internacionales en este momento es la implacable batalla explicada por nuestro Presidente Comandante Daniel entre las malévolas, sádicas élites norteamericanas y europeas con sus hipócritas gobiernos y los pueblos y gobiernos que defienden la Paz, la cooperación solidaria y el derecho internacional que las Naciones Unidas nunca ha podido hacer prevalecer. De hecho, la Federación Rusa ya ha vencido militarmente a los países de la OTAN en Ucrania, lo cual es otro elemento de la realidad implacable de las relaciones internacionales de este momento histórico. Mientras tanto, los demonios y diablos occidentales siguen tramando, día tras día, la destrucción de los pueblos y gobiernos que los resisten, pero conspiran con cada vez mayor desesperación desde una situación de progresiva debilidad y declive.

 

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