La Necesidad de un nuevo contrato social global
Presentado a SICA, Semanario Uno
(27 Julio, 2020)
LA NECESIDAD DE UN NUEVO CONTRATO SOCIAL GLOBAL
Dr. Paul Oquist, Ministro
Secretario Privado de
Políticas Nacionales.
Presidencia de la
República de Nicaragua
Un nuevo contrato social global tiene que componer el maltrato de las mayorías del contrato social del neo-liberalismo que ha llevado a la concentración extrema de los ingresos y la riqueza. Los mercados concentran la riqueza, mientras se requiere la acción estatal para redistribuir. Como el neo-liberalismo aborrece la redistribución, lo mejor que puede ofrecer el neo-liberalismo es el “goteo”. Parece chiste cruel, pero es así, lo mejor que ofrece el neo-liberalismo son migajas que caen de la mesa del gran banquete de los capitalistas. Por eso su “método” de reducción de la pobreza es el crecimiento, mayor crecimiento más migajas.
Ha habido excepciones históricas en el contrato social del neo-liberal cuando surge una crisis por la concentración extrema y se asusta el capital. En esas circunstancias predomina el liberalismo reformista.
Después de la Larga Depresión que terminó en 1890 se aprobó en Estados Unidos la Ley Sherman anti-monopolios y se rompieron el monopolio del petróleo de Rockefeller, del acero de Carnegie, de los ferrocarriles de Harriman, entre otros, mientras varios países siguieron el ejemplo. Se trataba de un enfrentamiento entre el Gobierno y los empresarios más poderosos del país.
Después de la Crisis Financiera de 1907, se aprobó en Estados Unidos en 1913, después de una larga batalla política, el impuesto federal progresivo sobre la renta por medio de la enmienda 16 a la Constitución de Estados Unidos.
Durante la Gran Depresión que comenzó en 1929 se organizó el Seguro de Seguridad Social. Con un impuesto de nómina afectando tanto el empleador como el empleado esto representó tanto redistribución como ahorro obligatorio para los trabajadores. Estados Unidos siguió en esto a Alemania que tuvo seguro social desde 1881 como una de las reformas de Otto von Bismark.
Después de la crisis financiera de 2007-2009 y la Gran Recesión posterior no hubo ninguna medida de redistribución. La Ley Dodd-Frank en Estados Unidos y el Basel 3 del Banco Internacional de Pagos trataron el riesgo sistémico del sistema bancario, dado “los rescates” de los bancos por los Estados durante la crisis. La desigualdad contribuyó a la crisis, se empeoró con la misma y se agravó con la respuesta a la crisis. Como siempre los capitalistas buscaron pasar el costo de la crisis a los trabajadores, los jubilados y los desempleados, así como pequeños empresarios. En la Gran Recesión Grecia es un ejemplo claro.
No había reforma porque el capitalismo ya no temía al comunismo, el socialismo, los sindicatos, la Unión Soviético, o siquiera el liberalismo reformista. Sin contrapeso, sin un equilibrio el capitalismo no tomaron en cuenta nada sino sus propios intereses egoístas.
Así es como llegamos al 1% y el 0.1% concentrando y hiper-concentrando la riqueza en 2020, aún antes de la Pandemia COVID 19, los Grandes Confinamientos, la Gran Depresión 2020 y el inicio de la Segunda Guerra Fría. Desigualdad ha acelerado. En tres meses Jeff Besos de Amazon ganó US$29 mil millones y posteriormente U$14 mil millones e u mes, mientras en el mismo periodo 50 millones de trabajadores norteamericanos aplicaron por el seguro de desempleo.
Muchos desempleados no van a reencontrar sus trabajos por hallar: la empresa en bancarrota o con nómina reducida; un robot, algoritmo o el internet de las cosas desempeñando su puesto. La Inteligencia Artificial ya ha estado entrando desde hace tiempo, pero los capitalistas puedan acelerar su entrada ahora que no están los trabajadores.
El mayor uso del internet en los confinamientos que continuará en alguna medida en el futuro, así como la pérdida de puestos de trabajo por la inteligencia artificial, presagian una verdadera crisis de la desigualdad si no hay políticas redistributivas fuertes.
A diferencia de otras transformaciones profundas anteriores, la inteligencia artificial llegará más rápido y más fuerte. El 40% de los empleos desaparecerán en los próximos 15 años. Para 2035 el 40% de los trabajos del mundo serían realizados por algún sistema basado en inteligencia artificial. Este cambio será el más grande en la historia contemporánea, incluso más que el cambio producido por la introducción de la electricidad.
De lo anterior, está claro que el nuevo contrato social global tiene que priorizar a los seres humanos y sus necesidades antes de la ganancia y acumulación sin límite, sin fin y sin sentido de los capitalistas. Esto no es sostenible en un Planeta de recursos finitos y degradados. Tampoco es socialmente sostenible que la riqueza se concentra en un grupo cada vez menor llegando a una desigualdad tan extrema que lleva las semillas de su propia destrucción.
El proyecto Cristiano y Solidario de la Revolución Sandinista pueda aportar experiencias. En 9 años a partir de 2007 cuando el Presidente Daniel Ortega Saavedra volvió al poder, se logró reducir la pobreza de 48,3% de su población en situación de pobreza, reduciéndose a 24,9% y la pobreza extrema a 17,2% para 6,9%.
Estos avances obedecen a factores tangibles y factores intangibles.
Los factores tangibles son:
Soberanía, independencia, auto-determinación
Paz y estabilidad
Inclusión
Redistribución
Capitalización de los pobres
Restitución de derechos
Inversiones en bienes públicas
Crecimiento con reducción de pobreza y desigualdad
Los factores intangibles:
conciencia y el apoyo social
capacidades de organización y movilización
voluntarismo
protagonismo de los pobres
voluntad política
Las políticas y programas combinan estos factores, tanto tangibles como intangibles, de acuerdo a las condiciones nacionales y locales, mientras se aprende y realiza ajustes según resultados y condiciones cambiantes en ejecución.