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  • 21 noviembre, 2019

La O.E.A el instrumento imperial


El mundo indudablemente está patas
arriba. Hay un factor común que lo desequilibra

Moisés Absalón Pastora | 13/11/2019

La sesión extraordinaria convocada por la O.E.A originalmente a solicitud de México y no como como se pintó ni de Canadá, de Estados Unidos, Colombia, Brasil o del impostor de Venezuela, impuesto a troche y moche, nos dejó dos cosas totalmente claras, la asquerosa postura anti democrática de gobiernos peleles del imperio que no saben qué decir frente a la evidencia del golpe de estado en Bolivia y la ya descarada actitud terrorista de Luis Almagro desde una Secretaria General de la Organización de los Estados Americanos que simplemente le quedó inmensamente grande.

Lo que Luis Almagro ha permitido para que el imperio destroce lo poco de serio que tenía la O.E.A no tiene nombre porque ahora este remedo de organismo internacional es una tragicomedia de circo barato que, para gusto de la dignidad, que gracias a Dios abunda en nuestra américa, debería ser metido en un ataúd redondo para llevarlo a patadas al cementerio.

El mundo indudablemente está patas arriba. Hay un factor común que lo desequilibra y que lo hace reaccionar de una manera tal que es imposible no determinar cómo las democracias sucumben cada vez más y cuando el más grande geófago que jamás haya amenazado a la humanidad asume un papel depredador tan descarado que ya el derecho internacional no cuenta porque el imperio norteamericano se impone, con el auxilio de sus peleles como el nuevo orden, y es quién determina lo que debemos ser y cómo debemos vivir, siempre y cuando no seamos estorbo para sus conquistas.

No podemos dudar del poder destructor y la amenaza que representa Estados Unidos para la humanidad, pero una verdad mayor a esa es que son sus últimos tiempos porque el capitalismo salvaje que es la filosofía de “la democracia” que expansivamente quieren imponer a pueblos que la rechazan, ha entrado a una crisis tan profunda que cada vez son menos los que la quieren.

Decir que ahora son más los que mal quieren al imperio tiene sentido y es peligroso porque el ímpetu desenfrenado de Estados Unidos para que el mundo se rinda a sus pies, está generando una actitud reactiva en otros países a las locas sanciones que a cada momento se le ocurren a Donald Trump y de ahí que China y Rusia decidan comerciar con monedas sustitutas del dólar, de ahí que seamos los terráqueos testigos de una nueva carrera armamentista porque se volvió necesario defenderse del guerrerismo invasivo del imperio porque para efectos prácticos los organismos internacionales en su mayor expresión, como las Naciones Unidas, como la Corte Internacional de Justicia, como la Unión Europea o como la Organización de Estados Americanos están pintados al extremos que no pocos países comienzan a considerar muy seriamente en que al manos la O.N.U y la O.E.A deberían salir de suelo norteamericano, inquietud que ha tomado vuelo a raíz de que diplomáticos cubanos, en una violación flagrante a la extra territorialidad, fueron sacados del edificio de las Naciones Unidas porque así le roncó a funcionarios estadounidenses que se creen los policías de un mundo del que son parte, pero no dueños ni amos.

Triste y lamentablemente la arrogancia imperial ha producido que, ante la pretendida unipolaridad de su poder en el planeta, naciones como China, que recién desplegó un desfile de su capacidad militar destructiva impresionante en el contexto del 70 aniversario de su fundación como República Popular, como igualmente lo hizo Rusia al celebrar otro aniversario de la revolución de octubre, mostrando también lo suyo frente a la prepotencia imperial, sean ahora, aliados visibles que ya rompieron la hegemonía comercial de Estados Unidos que igual está siendo desestimada por la Unión Europea donde el planteamiento es qué hacemos en una OTAN, que es usada por Washington para pelear las guerras que hizo suyas contra gobiernos y pueblos que no piensan como él.

Estados Unidos es la punta de lanza de un sistema deshumanizado que política y económicamente va en declive, que es tan pernicioso que al final ni el mismo imperio sobrevivirá a él en su último ensayo porque ya colapsó con la depresión de los años 30s, colapsó con la crisis inmobiliaria del 2009 y está colapsando ahora a la par de una crisis violenta que son una alerta de lo que viene.

¿Qué está fracasando? El capitalismo, la insaciable sed de las oligarquías por enriquecerse a costa de las inmensas mayorías, los seres humanos postergados por un sistema que siempre los trató como esclavos pero que ahora ve con mucha preocupación que su dominio se perdió y qué al imperio, a fin de evitar que la rebelión llegue a sus propias tierras usa a los organismos mundiales y hemisféricos para castigar a los gobiernos independientes y soberanos que interpretando los anhelos de sus pueblos, han logrado construir una democracia sin moldes importados, con sus propios ingredientes y recetas para satisfacer la igualdad y equidad social.

Señores, la derecha, que es sinónimo de capitalismo, explotación y corrupción, está contra la pared y Estados Unidos, en el caso de nosotros los latinoamericanos podrá hacer su circo con la O.E.A., pero lo que vemos es que, a esa guarida de peleles, en la que se refugia Luis Almagro, que no es una Organización de Estados Americanos muy pronto muchos, como ya lo hizo Venezuela, podríamos estarle diciendo, Olvidemos Este Asunto, porque ahora es una sigla únicamente para Donald Trump.

Son pocos los gobiernos que con dignidad resisten los zarpazos del águila imperial porque fueron puestos por la casa Blanca, porque llegaron a gobernar con promesas a las que faltaron sin decir que lo de fondo era servir a la Casa Blanca en sus propósitos fascistas de desquierdizar a una América Latina que avanza con propuestas revolucionarias para sus pueblos para atender antes que, a los banqueros, a los empresarios, a las trasnacionales, que siguen haciendo sus negocios, a los que necesitan educación, salud, viviendas, caminos, carreteras, comunicaciones, entretenimiento y muchas otras cosas más que los haga sentirse incorporados e integrados a una sociedad que nunca más los vuelva a excluir como seres humanos con igualdad de derechos.

Por esto mismo el imperio se lanzó con todo su odio contra Nicaragua y con un financiamiento millonario apoyó a malos hijos de este país para descarrilarnos dejando en el intento de un fallido golpe de estado muertos, torturados, secuestrados y una destrucción económica que nos afectó pero que no nos detuvo por más que lo sigue intentando a través de la O.E.A.

Ese golpe de estado que le propinaron a Evo Morales se lo quisieron dar primero a Daniel Ortega aquí en Nicaragua, pero no pudieron. Lo hicieron con el mismo guion y con las mismas características, pero aquí la O.E.A se estrelló con un nacionalismo que fue mucho más que los malinchistas que actuaron como servidores nacionales del imperio.

Lo que sí quedó claro en Bolivia es que la tal O.E.A del tristemente célebre de Luis Almagro quedó al desnudo como un instrumento al servicio del imperio y tanto así que ya no le importó disimularla sino que se fue directo a matar el proceso democrático y social que Evo había iniciado trece años atrás.

En Detalles del Momento yo expongo mis opiniones con la más absoluta libertad, lo hago en la sintonía de temas con los cuales creo coincidir con la visión política de los ciudadanos de nuestro país y en tal sentido, después del asedio, de la complicidad criminal de la O.E.A con el terrorismo que nos atormentó y que persiste en hacer daño al país, y en atormentar a los pueblos progresistas de América Latina yo me pregunto:

¿Qué hacemos en la O.E.A?

¿Qué ganamos con ella?

¿En qué nos beneficia?

Mientras ella calla sobre situaciones que se dan en países donde la derecha está haciendo paste a sus pueblos confiscándoles derechos, lanzando sobre ellos a sus instrumentos castrenses, a través de los cuales creen que podrán mermar las legítimas protestas contra las políticas neoliberales que el Fondo Monetario Internacional impone, aquí que venimos de conjurar un derrocamiento contra un gobierno legítimamente electo por la vía de un golpe de estado, que hemos sido víctimas de la criminalidad del terrorista que además fue amnistiado, que construimos todos los días la paz por encima del odio, que hemos dialogado, que vamos hacia reformas electorales, que abrimos las fronteras para que los que deseen repatriarse lo hagan y otros esfuerzos más que nos han permitido estabilizar al país, entonces la O.E.A, Luis Almagro y toda la corte que le hace la fiesta al imperio desde ese organismo, nos lanza misiles de todo calibre solo porque el gobierno de Nicaragua es un mal ejemplo para el capitalismo salvaje.

Sin embargo, de la devastadora crisis alimentaria de Argentina la O.E.A no dice nada; de Perú donde hay dos presidentes y la disolución de su parlamento no dice nada; de Ecuador con el ejército y la policía en la calle masacrando a los indígenas que protestan contra el Fondo Monetario Internacional no dice nada; de Colombia que volvió a la guerra civil por el incumplimiento de su gobierno con los tratados de paz no dice nada; de Brasil que encarceló a su más grande líder para que se impusiera el fascismo no dice nada; de Costa Rica que todos los días desploma la imagen de la Suiza centroamericana que nunca fue no dice nada; de Honduras donde dicta un narco gobierno no dice nada; de Chile, el paradigma de lo que se pretendía económicamente para el hemisferio y que tiene ensangrentado a su pueblo seguramente, nunca dirá nada porque es parte de la descomposición de una derecha que tiene su principal metástasis en la casa Blanca donde su inquilino está siendo sujeto de un impeachment que al comienzo se miraba largo, pero que ahora parece ser tan corto como las mentiras en la que habita un Donald Trump que para nuestros pueblos es la peor de todas las pesadillas, para nosotros y para el mundo.

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