La palabra de Tomás Borge
Por| Marco Martos
A Tomás Borge le viene de Darío la palabra,
de la tierra que conoció de niño, de los volcanes,
de la sonrisa con que lo encandilan
las mujeres que en la cabeza llevan
las más hermosas flores de Nicaragua.
El amor por la patria le nace, huesos adentro,
de lo más profundo de las entrañas.
En las riberas de los ríos, en los puertos, en las montañas,
en la oscuridad de los cines, acuclillado, en las calles,
en las multitudes que vitorean a la libertad,
en el centro de los reclamos populares,
aprendió a querer a la gente sencilla
que busca el pan y la alegría y es fraterna
con los propios y con los que vienen de fuera
con los brazos abiertos de paz y esperanza.
Fue un amante de la justicia y la puso por delante
todos los días, los meses y los años de su vida.