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  • 22 julio, 2020

La revolución de la alegría


Por: Aida García Naranjo Morales

Las peruanas y peruanos del antiguo Perú, de las tierras del Qhapaq Ñan que llegó a unificar toda América, desde tiempos del imperio de los Incas tuvimos vínculos con Nicaragua. Vínculos que aún no terminamos de escribir en la historia de nuestras naciones, como reflexiona el historiador nicaragüense Aldo Diaz Lacayo.

En el siglo XX, cuando triunfa la Revolución sandinista, el vínculo con Nicaragua ya tenía más de medio siglo. Esteban Pavletich no solamente había sido secretario de Augusto César Sandino, a fines de la segunda década del siglo XX, él había sido representante del trabajo de relaciones internacionales de Mariátegui, del recién fundado Partido Socialista y en sus años previos. Lo había sido con Nicaragua, con México y a mí me ha tocado constatar el rol de Esteban Pavletich, cuándo fui embajadora en Uruguay. Esteban preparaba la visita de Mariátegui a Uruguay y Argentina, la que no se produjo por el temprano fallecimiento de José Carlos.

El proceso sandinista tenía entre nosotros esa larga data y, para los mariateguistas peruanos, ya Sandino era un símbolo y el sandinismo era una fuerza social, política y militar incontestable, en ascenso en América Central.

Previo al triunfo sandinista, en el Perú habíamos recibido (se estima) cerca de 200 mil latinoamericanos que salían de sus países, como consecuencia de un conjunto de conflictos políticos que los llevaba al exilio. Recordemos que se había producido el golpe del 27 de Junio de 1973 en el Uruguay, el golpe del 11 de Setiembre en Chile, el golpe de la dictadura argentina que traería a los sureños huyendo del Plan Condor y de la triple A (del cual sería cómplice el felón Morales Bermúdez hoy condenado por la justicia italiana). Antes habían llegado, procedentes de Brasil, compañeros del PC (entre ellos Paulo y Marina Cannabrava). Alojamos en nuestra casa a miristas bolivianos (entre ellos a Jaime Paz Zamora, que sería presidente de Bolivia y que luego habría traicionado sus propios orígenes). Enorme fue la solidaridad latinoamericana que forjó, en esos años, nuestro internacionalismo y que se ha mantenido hasta nuestros días.

Tantas veces Julio

El del Sandinismo fue un triunfo que abrió otro momento histórico. Una revolución triunfante para América Latina, que en el Perú festejamos.

Para nosotros, julio era un mes simbólico, ya en esos tiempos. El 26 de Julio de 1953 se había producido el asalto al Cuartel Moncada y celebrábamos por supuesto a la Cuba revolucionaria, y era una práctica entre nosotros hacer actividades por el 26 de julio. Llegó el 19 de julio para completar estas celebraciones julianas con el triunfo de la Revolución Sandinista. Después hemos celebrado, también en julio, la fundación del Foro de Sao Paulo, que justamente cumplió este año 30 años y lo celebramos ahora de manera virtual en Lima, con significativos invitados de América Latina.

La lucha sandinista de larga data, estaba en ascenso en los años 77, 78 y 79. Nosotros habíamos constituido el Comité de Solidaridad con Nicaragua. En el 78 se avanza significativamente a la unificación de las tres tendencias sandinistas, que fortalecerían de manera significativa el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Cuando se constituyó el Comité de Solidaridad, yo militaba en Vanguardia Revolucionaria (que posteriormente constituiría la UDP). Se nos asignó a Laura Madalengoitia, Bertha Consiglieri y a mí, como responsables políticas de nuestra organización, la tarea de fundar el Comité junto con Esteban y Lucía Pavletich. Yo en ese tiempo ya miembro del grupo musical Tiempo Nuevo. Otras organizaciones políticas también designaron a integrantes del Comité. Fueron los años de actividad de miles en movilizaciones y en mítines, en favor del pueblo nicaragüense. Los asilados de los diferentes países seguían en el Perú, otros tenían como destino Venezuela, México y Europa principalmente.

Centroamérica ardía, desde el sur seguíamos los acontecimientos y apoyamos los avances del Frente Sandinista de Liberación Nacional, del Frente Farabundo Martí, de la URNG guatelmateca. Es en ese nuevo contexto que la actividad en Lima en favor de Nicaragua se incrementó. Se fundaría posteriormente el Comité de El Salvador y luego el destacado COSAC , el Comité de Solidaridad con de América Latina y el Caribe. Otras y otros fuimos parte activa de las tareas de agitación y propaganda, no solamente en el Perú, Recorrimos con Tiempo Nuevo, toda Europa (30 comités) a favor de la causa sandinista, que avanzaba hacia su ofensiva final hasta tomar el bunker de Somoza, el ultimo reducto de esta lucha incontestable.

En ese el momento el somocismo mordería el polvo de la derrota. Como lo describía Tomás Borge: Seremos implacables en el combate y generosos en la victoria. Las y los comandantes sandinistas fueron símbolos y paradigmas de nuevas causas. Borge fue el más cercano a nosotros y una revolución de la alegría fue ese triunfo que se expresó en la frase “el amanecer dejó de ser una tentación”.

Con Tiempo Nuevo recorrimos Centroamérica y toda Europa cantando a la revolución sandinista, con puños en alto entonando: Adelante marchemos compañeros / adelante que es nuestro el porvenir / roja y negra bandera nos cobija / patria libre, vencer o morir.

Conocimos en Nicaragua las campañas de alfabetización, cantamos la lucha contra el analfabetismo. Un himno de esos recorridos fue Josefana va: Convirtiendo la oscurana en claridad / Josefana va, por la costa va. / Con un sol en su cartilla de enseñar / Josefana va, por la costa va. Cantamos al símbolo que representó Carlos Fonseca Amador, uno de los grandes en la fundación del Frente Sandinista.

Sin embargo, la contra no quería dar tregua. Volvimos a Nicaragua después del triunfo, estuvimos en el frente de guerra. Fuimos a alentar al ejército sandinista en la zona de la frontera, en el Ocotal. En América Latina los luchadores de ese momento estuvimos dispuestos a dar la vida por el triunfo sandinista. Es así que se constituye la brigada de los internacionalistas peruanos que se enrolarían a la guerra. Posteriormente, el gobierno sandinista reconocería a Varese, García, Villacrez y Fernández Salvatecci como héroes de la patria grande. Otros se mantuvieron en el anonimato.

Saludo a los hijos y al pueblo de Sandino. Saludo a una de las revoluciones más hermosas y heróicas que ha tenido América Latina y que me permitió ser parte de ella y hacer historia. En el Perú “los Amigos de Nicaragua” seguimos adelante. La Revolución Sandinista no fue un libro de historia, fue nuestra vida misma.

Viva Sandino. Viva el heróico pueblo sandinista.

Viva el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Viva el 19 de Julio de 1979.

Nicaragua es eterna, los Anastasios NO.

• Ex Ministra de la Mujer y Desarrollo Social, Ex Embajadora en la Republica Oriental del Uruguay y Ex Secretaria General del Partido Socialista -Perú

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