“La Revolución Sandinista fue un reencuentro con la cultura auténtica”
Por José Ramón Llanos
Luis Morales Alonso es el actual ministro de Cultura de Nicaragua. Arquitecto de la Universidad de Ingeniería, Managua, realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes de Managua, Museología en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, Cuba, Arte africano en la Universidad de La Habana y Cerámica artística con la maestra Rossi López Huelva, en Managua. VOZ lo entrevistó en la capital nicaragüense el 20 de julio de 2023.
Pluriculturalidad
¿Por qué inicialmente no hubo una política cultural?
-En la primera etapa de la Revolución no tuvimos una política cultural, porque teníamos problemas más apremiantes que resolver. Además, la presión de los Estados Unidos y de los intelectuales de derecha criticando todo lo que hacíamos. Afortunadamente, acudieron en nuestra ayuda intelectuales de izquierda como García Márquez, Cortázar, Benedetti, Clementina Suárez, entre otros.
¿Qué sucedió después?
-Posteriormente, avanzamos y se hicieron casas de culturas, escuelas de arte, se organizó el Ministerio de Cultura, se hicieron leyes de protección. La cultura la vemos de una manera integral, no solamente el arte, sino es algo mucho más allá como la cuestión política de nuestra autonomía en las regiones del Caribe y por eso se promulgo una ley en 1987 que le daba autonomía a las dos regiones del Caribe y reconocía la pluriculturalidad de nuestro país.
En medio de las limitaciones, de la agresión, de la guerra de estadounidense, de toda la presión y de toda la pobreza que generó la guerra hicimos algunas cosas.
En 1990 vinieron los gobiernos neoliberales con la señora Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y después Enrique Bolaños abandonaron todo el proyecto cultural.
La flor de América
Entonces, ¿qué hizo la derecha al volver al poder?
-Cerraron museos, cerraron casa de culturas que las habíamos instalado en los antiguos clubs sociales de la oligarquía y la burguesía, por supuesto, la mayoría se las regresaron a sus propietarios. Es así que, en 2007 que regresamos, fui nombrado ministro de Cultura y aún continúo. Primero se diseñó una política cultural, basada en todas las convenciones de la Unesco.
¿Cuál era el nivel del analfabetismo en Nicaragua al inicio de la Revolución Sandinista?
-Era una situación tremenda, más del 50 por ciento del país era analfabeta. Entonces se inició una gran cruzada, con mucho entusiasmo, especialmente de los jóvenes.
¿En este proceso recibieron ayuda de los cubanos?
-Sí. Frei Betto también nos ayudó considerablemente. En alfabetización estuvieron muchos cubanos, mexicanos, latinoamericanos, en general. También nos ayudaron durante la guerra de liberación colombianos, costarricenses, hondureños, chilenos, todos aportaron en la liberación de Nicaragua.
Como decía una poeta hondureña, Clementina Suarez, “la revolución sandinista es la flor de América”. En los años ochenta se estableció la conexión de los grupos revolucionarios, artistas, intelectuales y así tuvimos otra visión del mundo, vimos que nosotros no estábamos aislados, que era un mundo entero, que estaba cambiando para avanzar.
La eclosión
¿Cómo articularon todas esas acciones para el desarrollo educativo y cultural?
-Se creó el Ministerio de Cultura, el ministerio de la Cultura Revolucionaria. Antes había en el Ministerio de Educación una dirección de cultura, pero era un departamento mínimo, integrado por apenas cuatro personas. Desde allí, atendían al Museo Nacional, a la Biblioteca Nacional, que son instituciones centenarias y complejas. Por ejemplo, el Archivo es de 1886, la Biblioteca Nacional es de 1889 y el Museo Nacional de 1897. Como puedes ver son instituciones bicentenarias. Empezaron con el presidente José Santos Celaya.
¿Qué hizo realmente Celaya?
-Fue un movimiento general de América Latina, en casi todos los países, se hicieron acciones similares. Celaya también hizo leyes transformadoras. Incluso se peleó con la Iglesia, estableció el Estado laico. Y también, de una manera muy anticipatoria, le dio el derecho al voto a las mujeres.
Igual que Bolívar, pero El Libertador se adelantó en anticlericalismo, desde 1812 mantuvo esta decisión. ¿Cómo caracterizarías políticamente a Celaya?
-Celaya era un presidente con ideas progresistas. Estas reformas fueron rechazadas por los gringos. Por eso comenzaron a presionar. Celaya venía de Francia y tenía influencia de las propuestas y políticas de la Revolución Francesa. Los norteamericanos llegaron a una aberración, impusieron a William Walker como presidente de Nicaragua en 1854. Hay fotografías tristes para nosotros, está la izada de la bandera norteamericana en nuestros edificios.
Pero infortunadamente los ingleses también lo hicieron…
-Claro, los ingleses también, no ves que todos estaban encima, con la perspectiva de construir un canal por Nicaragua.
¿Cuáles fueron los resultados para la cultura de la fundación de ese ministerio?
-Precisamente, la compañera a quien se le hizo el homenaje póstumo hoy, Rossi López, quien falleció el día 18 del presente mes a sus 90 años, fue una de las fundadoras del Ministerio de Cultura. Fue una verdadera eclosión. Se fundan casas de cultura y, por primera vez, escuelas de danza. Ya había escuelas de artes plásticas a mediados del siglo XIX. Ni siquiera teníamos una ley del patrimonio. Solo con la revolución se viene a hacer esta, la protección al patrimonio inmaterial cultural, porque solo en los últimos 20 años es que se ha venido a tener en cuenta el patrimonio inmaterial. Precisamente cumple 20 años la convención de la Unesco sobre patrimonio cultural inmaterial. En 2003, por primera vez, se valoró por la Unesco las lenguas, las danzas, las técnicas de creación. Además, iniciamos la cruzada nacional de alfabetización.
Reencuentro con la cultura autentica
¿Qué otras acciones lesivas hicieron los colonizadores?
-Primero trataron de anular nuestra cultura, de minimizarla, de reducirla, de hecho, redujeron poblaciones, perdimos nuestros idiomas, perdimos muchas cosas, toda nuestra historia, solamente quedó aquello que por tradición oral se fue transmitiendo de nuestros grupos culturales, de nuestros pueblos originarios.
Incluso se nos dijo que solo era cultura la literatura clásica, la ópera, el ballet clásico, la música clásica. Pero la Revolución Sandinista dijo, también es cultura lo nuestro, nuestras artesanías, nuestras tradiciones, nuestros bailes, nuestro teatro popular callejero, nuestras comidas. Eso ha sido una eclosión, un furor, porque fue un reconocimiento, un renacimiento de nuestro país, de los jóvenes de Nicaragua. Es un reencuentro con nuestra cultura autentica.
¿Cómo vivieron los jóvenes esa etapa?
-Cuando ocurrió el triunfo de la Revolución tenía 18 años, entonces viví todo eso. También, desde pequeño sentí una afición por las artes, había estudiado en la escuela de Bellas Artes, había trabajado desde muchacho en el Museo Nacional porque me gustaba la historia, la arqueología. Entonces había estudiado un poco las culturas antiguas y era mi mundo, pero cuando triunfa la Revolución, eso fue una eclosión tremenda, eso les sucedió a todos los jóvenes.
Se estableció esa conexión de los grupos revolucionarios con artistas e intelectuales con otra visión del mundo que se identificaron con el sandinismo. Entonces vimos que no solamente éramos nosotros los que estábamos tratando de cambiar cosas y avanzar, que era todo el mundo.