La tierra es un satélite de la Luna: La poesía siempre viva de Leonel Rugama
Cuando se cumple el 50 aniversario del tránsito a la inmortalidad del poeta guerrillero es necesario recordar su libro “La tierra es un satélite de la luna”.
Cuando se cumple el 50 aniversario del tránsito a la inmortalidad del poeta guerrillero Leonel Rugama se hace necesario recordar su libro “La tierra es un satélite de la luna”, cuya escritura pone de manifiesto que el arte no está reñido con la verdad ni con el compromiso con las causas justas.
La juventud nicaragüense no debe perder la oportunidad de adentrarse en los poemas que componen este cuaderno, donde vibra la poesía de Rugama.
El joven murió en combate contra la dictadura de Anastasio Somoza cuando contaba con solo 20 años , en compañía de los combatientes Róger Núñez Dávila y Mauricio Hernández Baldizón.
El poema “La tierra es un satélite de la luna” que da título al libro está considerado como uno de los más difundidos de la poesía latinoamericana.
Leonel Rugama, quien nació en Estelí el 21 de marzo de 1949, encarnó el compromiso guerrillero hasta sus últimas consecuencias, y la posibilidad de que en una misma persona convivieran la altura intelectual, a través de una poesía de alto contenido social, y la participación revolucionaria.
LA TIERRA ES UN SATÉLITE DE LA LUNA
El Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.
El Apolo 3 costó más que el Apolo 2
el Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.
El Apolo 4 costó más que el Apolo 3
el Apolo 3 costó más que el Apolo 2
el Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.
El Apolo costó un montón, pero no se sintió
porque los astronautas eran protestantes
y desde la luna leyeron la Biblia
maravillando y alegrando a todos los cristianos
y a la venida el papa Paulo VI les dio la bendición.
El Apolo 9 costó más que todos juntos
junto con el Apolo 1 que costó bastante.
Los bisabuelos de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los abuelos.
Los bisabuelos se murieron de hambre.
Los abuelos de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los padres.
Los abuelos murieron de hambre.
Los padres de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los hijos de la gente de allí.
Los padres se murieron de hambre.
La gente de Acahualinca tiene menos hambre que
los hijos de la gente de allí.
Los hijos de la gente de Acahualinca no nacen por
hambre,
y tienen hambre de nacer, para morirse de hambre.
Bienaventurados los pobres porque de ellos será la luna.