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  • 19 julio, 2020

Stephen Sefton, Tortilla con Sal, 19 de julio 2020

41 años después del triunfo revolucionario de 1979, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua se ve más fuerte y con mayor legitimidad que nunca. Nicaragua encarna la misma paradoja revolucionaria que Cuba y Venezuela. A pesar de que los tres países sufren una despiadada agresión en la forma de medidas coercitivas unilaterales ilegales impuestas por el gobierno de los Estados Unidos, seguido por sus aliados europeos, los tres gobiernos revolucionarios han defendido a sus pueblos contra la pandemia actual con mucho mayor éxito que los países vecinos.

La razón fundamental de esta paradoja es que los tres gobiernos revolucionarios están llevando a cabo proyectos nacionales de desarrollo humano centrados en las necesidades y el bienestar de la persona humana. Prácticamente sin excepciones, todos los demás países de la región están subyugados a la visión neocolonial del imperialismo estadounidense. Todos ellos priorizan el beneficio corporativo inspirado en el demencial mito neoliberal del “libre mercado” que hace imposible cualquier proyecto soberano de desarrollo humano nacional. La debacle contrarrevolucionaria en Bolivia ofrece una confirmación explícita de esa realidad.

En Nicaragua, las victorias del Frente Sandinista de Liberación Nacional en los últimos trece años derivan directamente del programa histórico del Sandinismo de 1969. Proclamado bajo el liderazgo de Carlos Fonseca Amador, ese programa en sí mismo expresaba la visión patriótica pero también bolivariana del General Augusto C. Sandino. Por encima de todo, los extraordinarios logros contemporáneos del FSLN liderado por Daniel Ortega y Rosario Murillo encarnan un triunfo de la lealtad, la unidad y un compromiso fiel con ese programa nacional de desarrollo soberano, que ha tomado forma durante más de un siglo de gestión.

Durante todo ese tiempo, las élites estadunidenses y sus gobiernos han intentado en vano detener ese proyecto revolucionario soberano. En 1934, por orden de sus amos yanquis, Anastasio Somoza asesinó al General Sandino y a sus camaradas. Con el apoyo de la élite gobernante de EE.UU., durante más de 40 años, la dictadura de Somoza dirigió Nicaragua como si fuera un enorme hacienda privada. Después de que el FSLN liderara el derrocamiento del tirano en 1979, la élite estadounidense impuso una cruenta guerra terrorista, que continuó incluso después de ser condenada en 1986 por la Corte Internacional de Justicia.

Después de perder las elecciones nacionales de 1990, en lo que en efecto fue un cambio de época a nivel global, el FSLN se dividió y la mayoría de la gente pensaba que el movimiento se había acabado. Sin embargo, la mayoría de la gente no entiende cómo, para el FSLN, “Patria Libre o Morir” no es sólamente un fácil consigna sino una misión fundamental que sus militantes viven y sirven cn inquebrantable convicción y conciencia . Cuando el Comandante Tomás Borge Martínez escribió sobre “La Paciente Impaciencia” estaba escribiendo sobre una implacable resolución y un inagotable, sereno amor revolucionario inevitablemente destinado a derrotar el salvaje sadismo y la cínica hipocresía de las elites de los Estados Unidos y sus aliados.

Después de regresar al gobierno en enero de 2007, el Presidente Daniel Ortega y los legisladores del FSLN fueron reelegidos en sucesivas elecciones democráticas en 2011 y 2016, con un apoyo cada vez mayor, sobre la base de su implementación del histórico programa del FSLN retomado como un Programa Nacional de Desarrollo Humano. En respuesta, el gobierno de EE.UU. invirtió millones de dólares para organizar y llevar a cabo un violento intento de golpe de estado en abril de 2018. Una investigación realizada por William Grigsby de Radio La Primerísima de Managua reveló que sólo en el período 2017-2018, la USAID invirtió más de 15 millones de dólares en las organizaciones alineadas con la oposición que llevaron a cabo o apoyaron directamente el fallido intento de golpe de Estado.

Pagaron más de 3,2 millones de dólares a las tres organizaciones antigubernamentales de derechos humanos más conocidas de Nicaragua y otros 3 millones de dólares al ONG de medios de comunicación antigubernamentales CINCO de Carlos Fernando Chamorro. Pagaron otros 9 millones de dólares a otras organizaciones que también apoyaron el violento intento de golpe de Estado, entre ellas el Movimiento Anti-Canal y las ONGs dirigidas por Mónica Baltodano, Félix Maradiaga y Juan Sebastián Chamorro. El informe de William Grigsby echa por tierra la imagen habitual que los medios de comunicación occidentales difunden del fallido intento de golpe de Estado de 2018 como un levantamiento espontáneo dirigido por organizaciones de la sociedad civil independientes.

Las medidas coercitivas unilaterales ilegales cada vez más severas contra Nicaragua corresponden a la creciente frustración del gobierno de los Estados Unidos y sus aliados. Han fracasado y seguirán fracasando en socavar el apoyo popular al gobierno de Daniel Ortega, por no hablar de lograr su objetivo final de destruir el FSLN . En parte su fracaso se basa en los tremendos logros sociales y económicos del equipo de gobierno liderado por el Presidente Daniel Ortega y la Vice Presidenta Rosario Murillo.

La pobreza se redujo del 48,3% en 2007 al 24,9% en 2016. En el mismo período la pobreza extrema se redujo del 17,2% al 6,9%. La asistencia sanitaria en Nicaragua es gratuita. En mayo de 2020 el país tenía más camas hospitalarias, con 1,8 por cada 10000 personas, que Colombia o México y más camas de cuidados intensivos, con 8,6 por cada 100.000 personas, que Japón o el Reino Unido. El país ha construido 19 hospitales desde 2007, con 7 más en construcción y otros 7 programados para ser construidos en los próximos años. El país inaugurará su segundo acelerador lineal para el tratamiento del cáncer a finales de este año. La mortalidad materna ha bajado a 34 muertes por cada 100.000 nacimientos gracias en gran parte al programa de Casas Maternas para mujeres rurales, único en la región y reconocido como tal por la Organización Mundial de Salud.

La educación primaria y secundaria en Nicaragua es gratuita con numerosos programas auxiliares centrados en la reducción de la pobreza, como comidas escolares gratuitas, programas de higiene dental y ayuda con los accesorios escolares de los niños. La inversión en la mejora de los edificios escolares y el equipamiento de las aulas es constante, junto con la inversión en la infraestructura de tecnología educativa. La formación técnica vocacional también es gratuita en centros bien equipados en todo el país. Los estudiantes de bajos ingresos reciben becas para asistir a la universidad. Entre muchos otros programas subvencionados, las familias de bajos ingresos reciben subsidios para pagar la electricidad. El transporte público de autobuses en la capital, Managua, también está subvencionado.

La cobertura de electricidad alcanza al 97% de la población. El 90% de la población tiene acceso al agua potable. El sistema de carreteras de Nicaragua está entre los cinco primeros de América Latina. Nicaragua sigue siendo el país más seguro de Centroamérica y uno de los más seguros de toda América. Nicaragua está entre los cinco primeros países del mundo en términos de representación política de las mujeres y entre los diez primeros países del mundo que más cerca están de lograr la igualdad de género. Cada año un programa gubernamental extiende los títulos de propiedad a decenas de miles de hogares, la mayoría a nombre de mujeres. Los pueblos indígenas y afrodescendientes tienen títulos de propiedad sobre casi un tercio del territorio nacional de Nicaragua.

Más allá de los indicadores sociales y económicos, dos procesos fundamentales subyacen a la exitosa transformación revolucionaria de Nicaragua. Uno de ellos es la democratización de la economía del país, dando prioridad a la economía popular y a los pequeños agricultores. Esto ha permitido que muchos miles de nuevos protagonistas, la mayoría de ellos mujeres, participen activamente en la vida económica del país por primera vez. También ha promovido y defendido miles de cooperativas, mejorando su acceso al asesoramiento técnico, al crédito y a la asesoría en materia de comercialización. Lo mismo ocurre, en general, con la pequeña producción agrícola y la producción artesanal de todo tipo en las zonas rurales donde vive el 40% de la población de Nicaragua. Acompañando a esa democratización, el otro proceso revolucionario fundamental en Nicaragua ha sido la integración progresiva de la Costa Caribe del país.

En el año 2012 la Corte Internacional de Justicia restituyó a Nicaragua más de 90.000 km2 de territorio marítimo que había sido usurpado durante más de 70 años por Colombia, convirtiendo en una realidad física, política y económica lo que siempre ha sido la realidad social y cultural, el hecho de que Nicaragua es un país caribeño. En seguimiento a esa histórica decisión legal internacional, el programa de carreteras del gobierno ha conectado la Costa del Pacífico con Bluefields, el principal centro urbano de la costa sur del Caribe y también se conectará pronto a través de una nueva carretera para todo tiempo  a Bilwi, el principal centro urbano de la costa norte del Caribe del país. En toda la Costa Caribe, el gobierno ha invertido decenas de millones de dólares en carreteras, agua potable y alcantarillado, infraestructura de salud y educación, así como en conexiones de electricidad y fibra óptica, cumpliendo el compromiso histórico del FSLN de reivindicar los derechos de la población caribeña de Nicaragua.

Todo esto es en gran parte la razón por la cual los Estados Unidos, sus aliados y los oportunistas mercenarios de la oligarquía nicaragüense no pudieron ni podrán lograr un cambio de régimen en Nicaragua. Pero la razón más importante es que casi la mitad de la población de Nicaragua es sandinista. Nunca se someterán a ninguna intervención o control extranjero por parte de los Estados Unidos y sus aliados. El 41º aniversario de hoy reafirma y reivindica el sacrificio de tantos héroes y mártires que hicieron posible la Revolución Popular Sandinista de Nicaragua en 1979, su supervivencia de la guerra terrorista de los Estados Unidos en los años ochenta y su retorno pacífico al gobierno en 2007. Como dijo Daniel Ortega en la conmemoración del año pasado del héroe nacional Benjamín Zeledón :

“…la Historia se sigue repitiendo. La diferencia ahora, después del 19 de Julio de 1979, pasando por los 17 años en que los Sandinistas estuvimos fuera del Gobierno, el 19 de Julio del 79 aquí, aquí, en el corazón de la mayoría de los nicaragüenses, en la mayoría de los Campesinos, de los Trabajadores, de los Jóvenes, de los Profesionales, se tomó una nueva Conciencia. Por fin Nicaragua desde el 79 tuvo un Pueblo lleno de Conciencia y de Amor a la Patria”.

Desde Diriangén hasta Zeledón y Sandino,  a Carlos Fonseca y Daniel Ortega, los patrones de la historia sí prevalecen y, por eso motivo, en Nicaragua nada detendrá la Revolución Popular Sandinista.

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