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  • 2 septiembre, 2024

Oceanía, colonialismo y el nuevo orden mundial


Por: Stephen Sefton, 1ero. de Septiembre 2024

Oceanía es un continente insular con un área de un poco más de ocho millones quinientos mil km2 . Sus principales regiones geográficas son Australia, Melanesia, Micronesia y Polinesia que contiene miles de islas de diferentes tamaños. Políticamente, el continente sigue sujeto a su historia como una zona colonizada por Inglaterra, Francia y Estados Unidos. En Australia, los británicos cometieron un genocidio colonial a los pueblos originarios y en Nueva Zelanda la población nativa maori fue reducido en un 40%. Australia y Nueva Zelanda mantienen estrechos lazos con el Reino Unido y son aliados prácticamente incondicionales de los Estados Unidos. La mayoría de las islas más pequeñas de Oceanía se independizaron de los respectivos poderes coloniales el siglo pasado.

Sin embargo, Francia sigue ocupando los territorios de las islas de Nueva Caledonia y de Polinesia Francesa; Estados Unidos ocupa los territorios de Samoa Americana, Guam y las Islas Marianas Norteñas y el Reino Unido mantiene el pequeño territorio prácticamente sin habitantes de las Islas Pitcairn. Desde la victoria de Estados Unidos sobre el imperio japonés en la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos de Estados Unidos, Francia y Reino Unido en efecto han delegado el cuido político-militar de la región a sus gobiernos satélites en Australia y Nueva Zelanda. Por ejemplo, en 2021, el presidente Joe Biden comentó “Estados Unidos no tiene un aliado más fiel y confiable que Australia”

Durante la última década Estados Unidos y sus aliados han tomado posiciones más agresivas para contrarrestar la creciente influencia política y económica en la región de la República Popular China.  La economía regional depende principalmente de la pesca, la agricultura, el turismo y la ayuda externa aunque algunas de las islas tienen sectores de minería. Al fin del pasado mes de agosto se celebró la quincuagésima tercera reunión del Foro de las Islas del Pacífico (FIP) en participaron los dieciocho países miembros.

Los miembros son Australia, las Islas Cook, los Estados Federados de Micronesia, la República de Fiji, la Polinesia Francesa, la República de las Islas Marshall, la República de Nauru, Nueva Caledonia, Nueva Zelanda, Niue, Palau, Papúa Nueva Guinea, Samoa, Islas Salomón, Tonga, Tuvalu y la República de Vanuatu y la República de Kiribati. De estos países las Islas Cook y la isla de Niue son territorios asociados con Nueva Zelanda. Los Estados Federados de Micronesia. Las Islas Marshall y Palau son territorios asociados con Estados Unidos. Efectivamente Nauru es un estado dependiente de Australia. Kiribati y Tuvalu son naciones de atolones altamente vulnerables a las secuelas del cambio climático que pone en duda su viabilidad económica y hasta su existencia a mediano y largo plazo. Así que las pequeñas naciones insulares de la región verdaderamente independientes y económicamente estables son Fiji, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Tonga, y Vanuatu

El Foro ha sido una instancia muy importante para desarrollar políticas coordinadas contra los problemas de la seguridad climática que es de suprema importancia para naciones insulares como Kiribati, Tuvalu y las Islas Marshall que son naciones de atolones amenazadas por el aumento de los niveles del océano. Todas las naciones insulares independientes de la región son miembros de la Alianza de Pequeñas Naciones Insulares que también incluye las naciones insulares del Caribe y de otras regiones. Un resultado concreto de la reunión del FIP este año fue la Iniciativa Policial del Pacífico para mejorar la coordinación entre las policías de la región contra amenazas como el crimen organizado, el narcotráfico, la trata de personas, la pesca ilegal no declarada y no reglamentada, y amenazas contra la ciber-seguridad.

Pero la coordinación regional de estas iniciativas positivas y legítimas avanza en la sombra de la alianza militar entre Estados Unidos y Australia abiertamente dirigida contra la República Popular China. El gobierno australiano planifica gastar US$575 mil millones en los próximos años en misiles de largo alcance y alta precisión, en drones militares y en tecnologías de inteligencia militar. Esta desmedida inversión es adicional al acuerdo de 2022 de la adquisición por Australia de submarinos nucleares facilitada por Estados Unidos y el Reino Unido  con un costo total de US$368 mil millones en un período de más de veinte años. Es imposible no ver el impactante contraste entre estos enormes gastos militares y las relativas migajas de ayuda económica dirigidas hacia la cooperación para el desarrollo de la región.

La realidad de la intervención militarista norteamericana y europea en la región rinde sin sentido la afirmación retórica del Foro, especialmente de parte de Australia y Nueva Zelanda de estar promoviendo respuestas coordinadas por los países del Pacífico a los desafíos de la paz y la seguridad de la región. Hay una contradicción fundamental entre la agresiva postura político-militar de Australia y Nueva Zelanda hacia la República Popular China y la realidad económico y comercial. China es el principal socio comercial de la región, incluso en términos de su comercio bilateral con Australia y Nueva Zelanda.

Pero en 2022, Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Japón y Estados Unidos acordaron una iniciativa que llamaron “Socios para un Pacífico Azul” (por motivo de la llamada Ley BLUE estadounidense que promueve un aumento de la presencia estadounidense en la región). El claro objetivo de esta iniciativa ha sido contrarrestar el desarrollo independiente de las naciones insulares de la región que podrían querer aumentar sus relaciones de cooperación con China. Varias naciones del Foro de las Islas del Pacífico ven con preocupación los intentos de Australia y Nueva Zelanda de alinear el Foro con las políticas contra China promovidas por Estados Unidos y sus aliados.

De hecho la presencia colonial de Estados Unidos, Francia y Reino Unido en la región y el actuar de sus gobiernos satélites sub-imperiales, Australia y Nueva Zelanda, impide el desarrollo independiente de las naciones insulares independientes. En 2021, Islas Salomón sufrió un violento fallido intento de cambio de régimen por un grupo político separatista, apoyado por Estados Unidos y sus aliados, que se opuso a la decisión del gobierno de cortar las relaciones diplomáticas con Taiwán y reconocer a la República Popular China. Luego en 2022, el gobierno de Islas Salomón, con mucha dignidad nacional, concluyó un acuerdo de cooperación para la seguridad con China vigorosamente opuesto por los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda. Después, en diciembre 2023, Francia fue huésped de una reunión del grupo de Ministros de Defensa del Pacífico Sur.

Alineado con Estados Unidos, esta es una organización que incluye Francia, Australia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Chile, Tonga y Fiji además, en calidad de observadores, del Reino Unido, Japón y Estados Unidos. La reunión se hizo en el territorio francés Nueva Caledonia ubicado entre Australia y Fiji, al norte de Nueva Zelanda y al sur de la nación insular de Vanuatu. En mayo de este año protestas estallaron en Nueva Caledonia por la coalición política por la independencia, el Frente de Liberación Nacional y Socialista Kanak. El gobierno de Francia impuso un estado de sitio en el territorio. Las protestas fueron el más reciente episodio de la resistencia de la población indígena Kanak que ha exigido su independencia de Francia durante más de cincuenta años.

Esta última insurrección fue provocada por el intento de parte del gobierno de Francia de otorgar el derecho de votación en el territorio a migrantes franceses en violación de acuerdos anteriores sobre el marco de la autonomía que protege los derechos civiles y políticos del pueblo Kanak. El episodio es otro ejemplo del más crudo colonialismo francés y confirma que Estados Unidos y sus satélites en la región no van a permitir a otro gobierno independiente en la región desarrollar estrechas relaciones de cooperación con la República Popular China. Por su parte, las autoridades de China sigue su política de relaciones basadas en el respeto y la igualdad apoyando a las islas naciones de la región a desarrollar sus economías con ayuda financiera y mejoras de la infraestructura.

Diez de las naciones insulares de la región se han integrado a la Iniciativa de la Franja y Ruta promovida por China. Mientras los gobiernos de Estados Unidos y sus aliados interpretan la creciente presencia regional de la República Popular China como una amenaza, varios pueblos y gobiernos de la región evalúan la realidad de otra manera. El gobierno de Fiji, por ejemplo, mantiene excelentes relaciones con China y este pasado 20 de agosto su Primer Ministro, Sitiveni Rabuka, fue recibido por el Presidente Xi Jinping en Beijing. La realidad fundamental es que Estados Unidos y sus aliados no quieren ver el desarrollo soberano de las naciones y los pueblos en ninguna parte del mundo, porque significa para ellos la pérdida del control estratégico y del libre acceso para explotar los recursos naturales y humanos del planeta.

Por ese motivo, inventan inexistentes amenazas de todo tipo alrededor del mundo para justificar su propio expansionismo y agresión militar. El desarrollo de los acontecimientos en el continente de Oceanía sigue esta nefasta lógica imperialista de la explotación de los pueblos vulnerables e indefensos y del hostigamiento implacable contra los gobiernos y pueblos que sí defienden sus intereses soberanos y su patrimonio nacional. En Oceanía también se aplica con toda la razón el comentario de nuestro Buen Gobierno de la semana pasada sobre la injerencia extranjera en Nicaragua, “A nosotros nos preocupa que las legítimas demandas de nuestros Pueblos no han sido escuchadas, mucho menos cumplidas, por esos farsantes Países que, osada, desvergonzada, y arrogantemente se creen amos, cuando sólo representan la peor y más sacrílega Especie Humana.”

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