• Por admin
  • 14 noviembre, 2022

¡Otra Exitosa Ronda de Elecciones en Nicaragua!


Por John Perry

[John Perry vive en Masaya, Nicaragua y escribe para el Consejo de Asuntos Hemisféricos, London Review of Books, FAIR y otros medios.]

El domingo 6 de noviembre se celebraron las más recientes elecciones municipales en Nicaragua en donde se eligieron alcaldes y concejales de todas las alcaldías del país, desde la más pequeña hasta la más grande (la capital, Managua). En las pasadas elecciones generales, hace un año, participó el 66% de los votantes inscritos. Esta vez, como era de esperar, el porcentaje fue menor (57%), pero aún muy respetable en términos internacionales. Las últimas elecciones municipales de la vecina Costa Rica solo tuvo un 25% de participación. En Estados Unidos, solo entre el 15 y el 27 % de los votantes inscritos emitieron su voto en las últimas elecciones municipales. En el Reino Unido, la participación suele ser alrededor del 30% y solamente en algunos distritos pequeños de Escocia se reporta participación superior al 57 %.

A continuación, algunos resultados provisionales: El día de las elecciones se depositaron 2.03 millones de votos válidos (unos 80,000, el 3.79%, fueron declarados no válidos o nulos). Del total de votos depositados, 1.49 millones (73%) favorecieron a la Coalición Sandinista y el resto fueron para los partidos de oposición. Este voto al partido de Daniel Ortega fue suficiente para que ganara todas las alcaldías, aunque la composición de cada Concejo Municipal dependerá de la distribución proporcional de los votos entre los partidos. En el recuento nacional, el PLC (Partido Liberal Constitucionalista) obtuvo la segunda mayor cantidad de votos con 256.000, representando casi el 13% del total; cuatro pequeños grupos se quedaron con el resto. Hubo cuatro municipios pequeños, Ciudad Antigua, El Tortuguero, San José de los Remates y Santo Domingo, donde el voto acumulado de la oposición superó al de los sandinistas, pero en cada caso, el voto se dividió entre diferentes partidos permitiendo a los sandinistas ganar la elección de alcalde.

Que el partido gobernante a nivel nacional ganara las 153 elecciones municipales no fue una sorpresa, ya que había logrado muchos avances durante las últimas dos décadas. Como Stephen Sefton demuestra, en el año 2000 el partido Sandinista por primera vez capturó el Concejo Municipal de Managua, junto con mayorías en otros 51 Concejos Municipales. Para 2004, el número aumentó a 87; en 2008 eran 109; en 2012 llegó a 127 y en las elecciones del 2017 logró 135 alcaldías. Dado en las elecciones generales de 2021 el partido sandinista obtuvo el 75% de los votos con una participación de 66% de votantes inscritos, el resultado del pasado domingo era totalmente esperado. Refleja el éxito del partido de gobierno en estabilizar el país tras el violento intento de golpe de estado de 2018; el enorme programa de inversión social que está ejecutando (por ejemplo, la construcción de 24 nuevos hospitales públicos en los últimos 15 años) y la exitosa recuperación del país de la pandemia de COVID-19 con menos daño a su economía comparado con los países vecinos.

Por supuesto, no es así como los opositores internacionales de Daniel Ortega vieron la elección. Brian A. Nichols, el Subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, dijo de antemano que “a los nicaragüenses se les negará una vez más el derecho de elegir a sus líderes municipales de forma libre y justa. Mientras los líderes de la oposición siguen injustamente encarcelados o en el exilio, y sus partidos prohibidos, no hay otra opción para el pueblo nicaragüense en otra farsa de elecciones”. Como era de esperar, Nichols ignoró los delitos cometidos por los llamados “líderes de la oposición” y por los cuales fueron juzgados y condenados. Ninguno de esos “líderes” se había presentado nunca a elecciones municipales, ni eran miembros de partidos políticos registrados.

Cómo se acostumbra, los medios corporativos siguieron la misma línea del Departamento de Estado. The Washington Post, utilizando un reportaje de Associated Press desde la ciudad de México, dijo que la votación se realizó después de “una campaña electoral sin concentraciones, manifestaciones o incluso una verdadera oposición”. Esto es una total mentira, ya que los sandinistas organizaron concentraciones en todo el país en las semanas previas a las elecciones, al igual que manifestaciones más pequeñas organizadas por la oposición. El partido de la oposición que obtuvo la mayor cantidad de votos, el PLC, estuvo en el poder hace apenas dos décadas y ha ganado escaños en todas las elecciones municipales recientes. En la Costa Caribe, el partido YATAMA también obtuvo gran número de votos.

Una vez más, el turbio y poco conocido órgano llamado “Urnas Abiertas” fue citado en los medios corporativos, a pesar de que nadie sabe quiénes son los operadores de este grupo o de dónde proviene su financiamiento (su sitio web no da ninguna pista). Su principal argumento era que la gente sólo votaba porque estaba obligada a hacerlo. Esto se basó en llamadas de instituciones del sector público instando a sus empleados a votar, pero, por supuesto, la votación es secreta, por lo que tenían la libertad de votar por un partido de oposición o dañar su papeleta. En cualquier caso, el que visitara los Centros de Votación (como lo hice yo) podía ver que la gente votaba con entusiasmo, no por obligación. Curiosamente, en una afirmación que contradice su principal señalamiento, “Urnas Abiertas” también asevera ridículamente que el 82% de la gente se abstuvo de votar y que “las calles estaban vacías”. En un artículo para COHA sobre las elecciones del año pasado, mostré que afirmaciones similares no tenían fundamento alguno. En todo caso, las redes sociales presentaron abundante evidencia de la gran cantidad de personas que acudían a las Mesas de Votación.

Una vez más, este nuevo éxito democrático de Nicaragua demuestra el país sigue siendo la “amenaza de un buen ejemplo” para los países occidentales que se ufanan en auto proclamarse democracias superiores, cuando en la práctica, una proporción mucho menor del electorado en sus países se toma la molestia de votar.


Another Successful Round of
Elections in Nicaragua

By John Perry

[John Perry is based in Masaya, Nicaragua and writes for the Council on Hemispheric Affairs, London Review of Books, FAIR and other outlets.]

Sunday, November 6, saw the latest municipal elections in Nicaragua, with mayors and councilors elected for every city hall in the country, from the smallest to the largest (the capital, Managua). In the last general election, a year ago, 66% of voters took part. This time, not surprisingly, the percentage was smaller (57%), but still very respectable in international terms. Neighboring Costa Rica’s last local elections brought only a 25% turnout. Across the U.S., only 15 to 27% of eligible voters cast a ballot in their last local election. In the UK, turnout is usually about 30%, and only in Scotland have a few small districts seen turnout exceed 57%.  

Here are some provisional results. On the day, 2.03 million valid votes were cast (some 80,000, or 3.79%, were judged to be invalid or spoiled). Of the total, 1.49 million (73%) went to the Sandinista coalition, and the remainder to opposition parties. The vote of Daniel Ortega’s party was sufficient to win the mayoral vote in every case, although the makeup of each local city council will depend on the proportionate split of the vote between parties. In the national tally, the next largest share of the votes was that of the PLC (Partido Liberal Constitucionalista): their 256,000 votes represented almost 13% of the total; four small parties took the remainder. There were four small towns, Ciudad Antigua, El Tortuguero, San José de los Remates and Santo Domingo, where the total opposition vote exceeded that for the Sandinistas, but in each case the vote was divided between different parties and the Sandinistas won the mayoral election.

That the governing party nationally won all 153 mayoral elections was no surprise, since it had been making steady advances over the last two decades. As Stephen Sefton shows, in 2000 the party captured the Managua council for the first time, together with majorities in 51 other municipal councils. By 2004 the number increased to 87; by 2008 it was 109; in 2012 it reached 127 and, by the last election (2017), 135. Given that in the 2021 general election the Sandinista party won 75% of the vote on a higher turnout (66%), Sunday’s result was fully expected. It reflects the governing party’s success in stabilizing the country after the violent coup attempt in 2018, the enormous program of social investment it is carrying out (for example, building 24 new public hospitals in the last 15 years) and the country’s successful emergence from the Covid pandemic with less damage to its economy than is the case in neighboring countries.

Of course, this is not how the election was seen by Daniel Ortega’s international opponents. Brian A. Nichols, the U.S. Assistant Secretary for Western Hemisphere Affairs, said in advance that “Nicaraguans will once again be denied the right to freely & fairly choose their municipal leaders. As long as opposition leaders remain unjustly imprisoned or in exile, and their parties banned, there is no choice for the Nicaraguan people in yet another sham election.” Unsurprisingly, he ignored the crimes committed by so-called “opposition leaders”, for which they had been tried and convicted. None of those “leaders” had ever run in local elections, nor were they members of registered political parties.

As is usually the case, reports in the corporate media followed the same line. The Washington Postusing an Associated Press report from Mexico City, said that the vote followed “an electoral campaign without rallies, demonstrations or even real opposition.” This was a complete lie, since Sandinista rallies took place throughout the country in the weeks preceding the election, as did far smaller opposition ones. The party that gained the most opposition votes, the PLC, held power only two decades ago and has won seats in every recent municipal election. On the Caribbean coast, the YATAMA party also won large numbers of votes.

Once again, the obscure body called Urnas Abiertas (“Open Ballots”) was quoted in corporate media, despite no one knowing who the people in this group are or where their money comes from (their website gives no clue). Its main argument was that people only voted because they were forced to. This relied on various messages from public sector bodies urging their employees to vote – but, of course, it was a secret ballot so they were at liberty to vote for an opposition party or spoil their ballot paper. In any case, anyone visiting polling stations (as I did) could see that people were voting enthusiastically, not out of compulsion. Oddly, in a claim contradicting its main one, Urnas Abiertas also ludicrously asserts that 82% of people abstained from voting and that “the streets were empty”. In an article for COHA, I showed that similar claims were baseless in relation to last year’s election. In any case, social media offered plentiful evidence of large numbers of people going to voting stations.

Once again, Nicaragua’s democratic achievement proves to be the “threat of a good example” to Western countries where, in what are claimed to be superior democracies, a far smaller proportion of the electorate can be bothered to vote.

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