Palabras de Marcela Pérez en “Rostros de Tomás, retratos y fotografías”
Palabras de Marcela Pérez Silva
En la inauguración de la muestra
“Rostros de Tomás, retratos y fotografías”
Embajada de Nicaragua,
Lima, 28 de abril, 2022
En nombre del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, del comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo; en nombre del pueblo de Nicaragua y del Frente Sandinista de Liberación Nacional; y en nombre de mi familia: de Camila, Juan y Sebastián aquí presentes, agradezco su presencia esta tarde en que nos hemos convocado para celebrar la vida y el legado ético, poético, político, patriótico del Comandante Tomás.
Quiero expresar mi gratitud a mis colegas y amigos embajadores y a los miembros del Cuerpo Diplomático que nos acompañan; a los artistas e intelectuales que nos honran con su aporte, porque consideran a Tomás uno de los suyos: un luchador inclaudicable por la causa de la belleza y de la justicia: por la causa de la patria grande Nuestroamericana; a doña Emma López y el personal de la Misión Diplomática de la que Tomás fue embajador; y a ustedes, apreciadas compañeras y compañeros, hermanos en el cariño a aquel hombre íntegro, complejo, consecuente y maravilloso que dedicó su vida a tejer sueños inconmensurables y a luchar por hacerlos realidad. Cuyo ejemplo permanecerá encendido como una antorcha, señalándonos el camino.
En estos días oscuros, en el ejemplo de dignidad que Nicaragua le da al mundo, resplandece Tomás. El comandante-poeta lo explicaba así para que todo el mundo entendiera, y todo el mundo entendió:
Nos han invadido cuatro veces
nos mataron a Sandino
nos impusieron una tiranía
nos persiguieron, nos
torturaron, nos asesinaron
Ahora nos mezquinan el pan
para nuestro pueblo
¡Y todavía nos preguntan por
qué somos antiimperialistas!
La Nicaragua en la que nació Tomás, en 1930, tenía apenas ochocientos mil habitantes y era un país ocupado por una potencia extranjera. Sandino y su Pequeño ejército loco, como lo llamó Gabriela Mistral, conducían una guerra de liberación nacional y habían jurado que no descansarían hasta que el último de los marines abandonara su tierra. Y así ocurrió tres años más tarde, en la que fue la primera derrota militar sobre el imperialismo norteamericano.
Otra apoteósica victoria fue, por supuesto, la que alcanzó el pueblo de Nicaragua, con el FSLN y Tomás a la cabeza, el 19 de Julio de 1979, al derrocar a Anastasio Somoza, el último marine a órdenes de la Casa Blanca.
Una derrota no menos dura para el imperio fue la victoria del Ejército Popular Sandinista sobre la contra “entrenada, armada, equipada, financiada y abastecida por EEUU” como dejó sentado el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya que condenaba a EEUU a indemnizar a Nicaragua por 17 mil millones de dólares por “la ejecución de actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua”. Sentencia que EEUU sigue desconociendo, pero que no prescribe.
La cuarta victoria, nos atrevemos a decir, se dio hace cuatro años: en 2018 cuando otra vez el pueblo de Sandino, con Tomás como estandarte luminoso, logró derrotar el fallido intento de golpe de estado que, orquestado desde Washington a través de sus ONGs (USAID, NED, etc.), incendió el país y lo ensangrentó, en su afán por derrocar al Pueblo Presidente y volver a tomar las riendas del poder. Pero no pudieron, ni podrán!
La mayor victoria de Tomás es que, a pesar de lo que ellos quisieran, en Nicaragua reina la paz, custodiada por los centinelas de la alegría del pueblo: la policía que Tomás fundó. Que gozamos de soberanía alimentaria gracias a nuestro pueblo laborioso. Que vencimos la pandemia gracias al sistema de salud que nuestro Buen Gobierno ha implantado desde 2007. Que hemos logrado superar la crisis económica que nos dejaron los golpistas que destruyeron el país más que los huracanes Eta e Iota. Que la educación es gratuita desde el preescolar hasta la universidad en las ciudades y en el campo. Que las mujeres ocupamos el 50% de los cargos públicos porque, como decía Tomás “es preciso asaltar las llaves del paraíso terrenal, creando una nueva conciencia acerca de la fuerza espectacular de las mujeres como protagonistas de la Revolución”.
Que a los pueblos originarios y afrodescendientes, gracias al Estatuto de Autonomía, les hayan sido restituidos sus derechos ancestrales a la identidad, a sus propias lenguas, a su sistema de organización social y político, y a la propiedad comunal sobre su territorio (37,841 Km2 que representan un tercio de todo el territorio nacional), que los gobiernos regionales de las Regiones Autónomas del Caribe Norte y el Caribe Sur sean las máximas instancias de toma de decisiones y administración pública, es también una victoria de Tomás quien, como presidente de la Comisión Nacional de Autonomía, en 1985 decía: “Hermanos: la Autonomía marcha alegre y caudalosa como el río Wankí. Es el abrazo dulce, cálido y para siempre de toda la nación para construir la tierra prometida”.
Que el tribunal de La Haya haya vuelto a fallar a nuestro favor, aduciendo que “Colombia ha violado los derechos soberanos y la jurisdicción de la República de Nicaragua”, es también una victoria de Tomás. Y que, hartos del irrespeto injerencista de la OEA, en asuntos que sólo a nosotros nos competen, hayamos optado por expulsarla de nuestra casa y salirnos de todos los espacios de ese Ministerio de Colonias, es la más clara victoria de la dignidad, de la independencia y de la soberanía de Nicaragua.
Donde quiera que esté, Tomás puede estar orgulloso de nuestro Gobierno Cristiano, Socialista y Solidario. Y del Frente Sandinista de Liberación Nacional del que fue fundador y al que se mantuvo leal hasta su último aliento.
La muestra Rostros de Tomás, retratos y fotografías bajo la curaduría de Camila Borge Pérez, que hoy inauguramos en nuestra Embajada, originalmente se presentó al cumplirse el quinto aniversario del fallecimiento del Comandante, en el Palacio Nacional de la Cultura de Managua y el Teatro Municipal de Matagalpa. La muestra presenta fotografías familiares de la curadora y otras del Archivo Barricada, cedidas expresamente para tal fin por el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA); así como los retratos de Tomás que ahora nos abrazan, y que nacieron del pincel de reconocidos artistas plásticos de Nuestramérica: el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín; los nicaragüenses Roger Pérez de la Rocha, Douglas Salguera y Luis Morales Alonso; los maestros peruanos, Etna Velarde, Bruno Portuguez, Sonia Estrada y Ever Arrascue quienes, junto a Fanny Palacios, Carlos Alberto Ostolaza y la poeta Rosina Valcárcel pudieron visitarla a su paso por Managua.
Rostros de Tomás evoca desde distintos ángulos y bajo distintos enfoques, a esa fuerza de la naturaleza que fue (que sigue siendo para quienes lo amamos) el comandante Tomás Borge. Nos ayudan a imaginar las diferentes etapas de su vida, y a reconstruir su retrato. Como en un gran mosaico, se van acomodando las imágenes. Habla la historia al lado de la pequeña anécdota para contar la vida y la obra de aquel hombre múltiple y plural. Para delinear el rostro de los muchos tomás que Tomás llevó dentro. Como dice en su bella presentación el poeta Winston Orrillo: “su faz es la del hombre nuevo (…) un hombre infinito, que eso es -fue- nuestro compañero, nuestro comandante Tomás Borge”.
La muerte sólo nace del desamor y del olvido. Trabajos como los que conforman esta exposición, confirman que es verdad lo que sabían desde siempre los indios makiritare: que la muerte es mentira.