Pitbull o la exposición de personas al peligro
Por Edwin Sánchez
I
En el Diccionario de la Real Academia Española no aparece la palabra Pitbull.
En el Diccionario de la vida real, Pitbull significa: Exposición de Personas al Peligro.
Las noticias reafirman la historia de los pitbulls, lejos de lo que hablan los “defensores de los animales” y los “expertos” en alabar a estas “primorosas” criaturas.
Ellos están convencidos de que son “conejitos” grandes, solo que les faltan las orejas de Bugs Bunny.
¡Vieran cómo saltan sobre los niños para “mimarlos” en el suelo!
Y vean también que siempre es por la misma razón: “se les sueltan” al dueño.
Cómo serán de responsables los propietarios que no solo compran una fatídica amenaza para la ciudadanía, sino que dejan “escapar” su “animalito” como si fuera un chocoyito. Aparte de que ensucian las calles cuando los sacan a “pasear”.
Para sus dueños, los pitbulls son inofensivos “vegetarianos”.
Encabezados románticos como el de The Epoch Time, por ejemplo, dan ganas de tener un criadero e invadir la ciudad con esa “raza maravillosa” para dotarla de más amor y atractivo turístico: “La verdad del temperamento de los perros pitbull”.
Ahora resulta que sus sangrientas arremetidas se deben a problemas sicológicos. Que por un estado emocional, el “animalito” se le pasó tantito relajarse —devoradoramente— con algún vecino.
Es decir, todas las víctimas no son víctimas. Son medicamentos efectivos para el perro.
Así que hemos llegado a esta insólita receta veterinaria: los pobladores que caminan tranquilamente en una calle de repente podrían convertirse en ansiolíticos vivientes.
A los medios periodísticos se les ha pasado la mano. Y a los que sufrieron las dentelladas, exageraron un “poquito”.
Los “juguetones” firulais solo estaban desestresándose.
Aquí lo que vale, ante todo, es la “verdad” del animal. Es su “temperamento”.
El culpable, en todo caso, será el dueño. Eso dicen los “defensores” pitbúlicos (hasta una nueva palabra salió ya).
Y los supervivientes tampoco sabían que eran “medicina” efectivas para estos canes tan “temperamentales” por falta de ternura de sus dueños… ¿De dónde? Si cuando alguien cae en las fauces de estas bestias, lo que menos demuestra la mayor parte de los propietarios es empatía por la persona malmatada.
A pesar de la gravedad del caso, ellos lo consideran un piquete de zancudo.
Como se ha visto, los amos son unos Pimpinelas. A la hora de dar la cara ante el hecho trágico pegan la vuelta.
Se deslinda de todo.
No le importa el prójimo que fue desgarrado. Lo que importa es su perro.
Claro, no fue él, el atacante, sino su “mascota” que estaba “distrayéndose” con alguien que, para “ayudarlo” a su distensión, prestó su cara, su cuello, sus brazos, sus costados, sus piernas y hasta su existencia.
Después de leer semejantes informaciones sobre el pitbulito, San Francisco de Asís terminaría ampliando su misericordia en favor del “Hermano Pitbull” y a los pies de la imagen de San Martín de Porres con su escoba, añadiríamos, aparte del gato y el ratón, al “manso” perrito.
Pero ninguno de los que sobrevivieron a sus mortíferas mandíbulas podrían firmar y afirmar este titular “¡Más que feroces pueden ser compañeros adorables!”.
II
No en vano, el pitbull está considerado el número uno de las razas de perros más agresivas del mundo.
Es una raza que no la creó Dios.
Unos tipos la planearon por pura codicia y por diversión.
No se puede hablar simplemente del nacimiento de una nueva raza, sino de un producto diseñado para dar muerte.
En un reportaje de La Vanguardia, se lee:
“El pitbull apareció en Estados Unidos a principios del siglo XX y surge del cruce entre bulldogs y terrier. El objetivo era crear una raza que combinara la bravura de los terriers con el atletismo de los bulldogs para ponerla a competir en el “bull-baiting”, una actividad que consistía en encerrar en un pozo a un perro y a un toro para que pelearan hasta la muerte.
“El perro pitbull no tiene un comportamiento determinado: la educación y el adiestramiento que reciba influirá totalmente en su etapa adulta ya sea con un temperamento amigable, reservado o reactivo.
“La Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Ohio y el Centro Médico Wexner ha realizado un estudio con la finalidad de detectar las razas de perro y los rasgos físicos que tienen estos canes con mayor riesgo de atacar y de provocar lesiones graves a los niños. Según el análisis de resultados del estudio, los perros de la raza pitbull son los más propensos a morder.
“Sin embargo, otras investigaciones afirman que cuando son educados y socializados desde cachorros, pueden llevarse muy bien con niños y convivir pacíficamente con otros animales”.
A pesar de esos abogados del diablo, como decíamos, las noticias exponen que el volátil “temperamento” del can termina en tragedia.
Solo así se “calman”: causando dolor y sufrimiento.
Aquí una muestra, no exhaustiva, de lo que son capaces de hacer estos voraces carnívoros.
El 21 de junio 2021 se lee en La Voz del Norte:
Perro Pitbull y Rottweiler atacan a niñas en Masaya.
“En horas de la noche de este jueves 16 de julio el barrio Héroes y Mártires de
La Reforma, de la ciudad de Masaya, fue el escenario de un hecho lamentable
donde un perro de raza pitbull y otro rottweiler atacaron a dos niñas una de
año y medio de edad y la otra de siete años, cuando caminaban junto a su abuelo.
“Los perros salieron de manera repentina de la casa de Juan de Dios Martínez , dueño de los canes, solo para atacar a las menores quienes resultaron con mordedura en el antebrazo y el hombro izquierdo, mientras que la pequeña de tan solo año y medio con desprendimiento en parte de su mejilla y labio superior”.
Canal 8, en julio de 2021, hizo una pormenorizada relación cronológica, elaborada por Rafael Lechado:
Enero de 2018, ‘Zeus’ fue sacrificado luego que atacara a varias personas, incluyendo una bebé.
“Este hecho se dio en el sector de El Zumen, Managua”.
2019, moradores de una residencia en Mateare narraron los momentos de terror al ser atacados por cinco perros Pitbull que andaban en la calle en un frenesí de agresividad.
Marzo 2020, habitantes de Jinotepe vivieron minutos de horror luego que un perro pitbull se soltara y saliera de la vivienda de sus dueños, atacando brutalmente a tres niños que jugaban en la acera de su vivienda.
Noviembre 2020, en Diriamba, una anciana de 65 años desgraciadamente falleció tras ser víctima de la mascota de su propia casa.
Julio 2021, en Chinandega, dos pitbulls atacaron a una menor de 14 años, a quien además de varias heridas la dejaron sin su ojo izquierdo.
El 1 de noviembre de 2022, la redactora Thelma Benavides reportó:
“¡Otra vez los Pitbull(s)! Mujer entre la vida y la muerte tras ataque en Masaya.
“Cinco perros de la raza Pitbull por poco se comen viva a una señora de 60 años de edad, identificada como María de los Ángeles Valdez Picado, cuando se encontraba en su vivienda en el barrio Santa Teresa.
El dueño, Juan José González Fonseca, es cuñado de la dama desafortunada.
“Yo miraba como la estiraban de un lado a otro, cuando entró un compañero la pusimos en una silla, pero ya llevaba destrozada la cara, un ojo vaciado, la cara destrozada. Nadie pudo hacer nada, los perros estaban ahí encima de ella”; dijo Manuel López, quien auxilió a la mujer.
Pero los “expertos” afirman que no son agresivos.
Y justifican estas carnicerías con la misma cantinela: sus amos no los atienden debidamente.
La última víctima de esta “encantadora raza” es el periodista jinotepino, licenciado Manuel Álvarez Calero.
El periodista Alberto Cano informó en su página Mundo de Noticias que dos furiosos perros pitbulls se le fueron encima, muy cerca de su domicilio, en el barrio San José de Jinotepe, la noche del viernes 17 de febrero de 2023.
Los salvajes canes, propiedad del Comisionado en Retiro, Javier Gutiérrez, andaban sueltos.
Le “buscaron la yugular y el rostro al parecer para completar el despiadado ataque”,señala el medio.
De milagro, el comunicador salió vivo de este encuentro cercano con la muerte.
III
Las autoridades correspondientes deben proceder sobre la posesión de estos comprobados enemigos de la vida.
Considerar que los Pitbulls sean “animalitos domésticos” es de por sí ya una soberana irresponsabilidad.
Ahí está la cronología del Canal 8. Ahí están los que quedaron con el rostro desfigurado. Los lesionados. Y hasta los muertos.
Y un denominador común: la mayoría de los dueños no responde conforme al calibre del ataque bestial del “inofensivo perrito”.
Creerse el cuento dundo de que hay que “educarlos” desde cachorros no va para nada con la realidad.
Nadie tiene un lobo, un coyote o una hiena como mascota. No son para andarlos paseando por las calles. Están hechas para vivir en bosques, planicies, áreas montañosas, zonas semidesérticas…
La ciudad no es el hábitat de las fieras. Y eso que las creó Dios.
¡Qué tal una raza calculada por los hombres para la furia y las peleas, tan necesarias en el “deporte de sangre” de las apuestas sin ley!
Hay que poner fin a estas evitables desgracias.
No olviden cuál fue el objetivo de la alteración genética del pitbull: ¡matar!