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  • 6 junio, 2022

Presentación de Fabrizio Casari en reunión virtual de las UVES/Alcaldías


Presentación del Compañero Fabrizio Casari
en Reunión Virtual de las UVES/Alcaldías
31 de Mayo del 2022

Un saludo a todas y a todos. Esta semana vamos a hablar del artículo que se refería a América Latina precisamente, a la lucha inclaudicable entre Soberanía y Anexionismo. Porque, por un lado hay una Cumbre de las Américas que están alistando los gringos, una Reunión protocolaria

y rutinaria que los gringos realizan como si se tratara de una fiesta privada, donde solo pueden llegar amigos y por invitación directa. Y ya ha fracasado incluso antes de empezar, porque se habla más de la gente que no va que de la que va, de los Países que no participan a nivel de Presidente en cambio de los que participan.

Por otro lado, hubo otra Cumbre del ALBA-TCP, que fue una reunión política cuyo resultado positivo confirmó aún más la existencia y la creciente Cooperación e integración del Bloque Democrático Latinoamericano.

Entonces, estos son dos acontecimientos paradigmáticos en sí mismos, porque expresan dos sistemas de Valores, Ideales y Programas completamente diferentes y  opuestos.

Surgen de suposiciones irreconciliables entre la posible relación entre los distintos Países que habitan el Continente; es decir, entre las pretensiones que tiene el Norte y las reivindicaciones que tiene el Sur. Entre el Anexionismo y la Independencia, así de sencillo. O sea, son irreconciliables sobre todo en la concepción de la Soberanía en referencia a la relación con el gigante económico, político y militar del Norte, que en cambio piensa poder

seguir aplicando la Doctrina Monroe, que es generada y a su vez genera una mezcla de racismo y matonismo; un ropaje bajo el cual se esconde el saqueo de los muchos para la riqueza de unos.

Es la Doctrina Monroe un anacronismo carente de sentido, de razón, y tampoco tiene posibilidad de aceptación. Sin embargo, el contraste entre las dos Cumbre, la de las Américas y la del ALBA-TCP, hay un signo burlón de aleatoriedad, un arañazo que se ha convertido en un tajo inexorable consumido a partir de la década del 2000.

Porque hay que hacer un poco de historia… Cuando la última reivindicación de los Estados Unidos, el ALCA, se estrelló literalmente. El ALCA a su vez había heredado al NAFTA, (TLCAN), cuya dictado económico era así de sencillo: Exportar los recursos estratégicos de América Latina a Estados Unidos, y a cambio de exportar los excedentes, es decir las sobras, de Estados Unidos a México.

El ALCA fue la evolución del NAFTA, expresó la intención de controlar la Economía Latinoamericana desde Washington, dirigiendo sus flujos, sus elecciones, decidiendo sí, cómo y cuándo incluirlas en el Mercado Internacional. ¿Cuál era el instrumento? La dolarización; o sea, era el pivote sobre el que giraba el Proyecto, porque con ella, las Economías se equiparaban, o mejor dicho, las monedas se equiparaban para llevar al mercado de divisas una nueva demanda más de moneda estadounidense a costa de una paridad monetaria interna que haría pasar hambre a cientos de millones de latinoamericanos sin disparar un tiro.

Se preveía la liberalización de las exportaciones a América Latina, mientras el proteccionismo estaba vigente por lo que se refería a lo que tenía que ver con los Estados Unidos; se pedía el fin de la ayuda pública a la Empresa latinoamericana, mientras se destacaban las subvenciones gubernamentales a las Empresas de los Estados Unidos; es decir que había una asimetría criminal.

¿El objetivo cuál era? Poner definitivamente de rodillas un posible crecimiento económico latinoamericano para impedir cualquier eficacia en la lucha que ya comenzaba en contra de la reducción de la Pobreza en el Continente, que es necesaria a los Estados Unidos tanta Pobreza, entre otras cosas, para tener muchos brazos baratos para importar, y construir su ejército laboral de reserva con el que chantajear a los trabajadores de los Estados Unidos.

Al lado del Proyecto de los Estados Unidos estaba también la Organización Mundial del Comercio, que quería reducir o abolir la barrera aduanera y exigía flexibilidad en las Leyes Nacionales para facilitar que la llegada de capital extranjero pudiera entrar maximizando su rentabilidad y ampliando su área de control.

Prácticamente esa Ley, ese dispositivo, el ALCA, era la versión moderna de golpes de Estado y las dictaduras militares que en aquel entonces comenzaban a considerarse inapropiadas, impresentables,  innecesarias quizás, aunque nunca descartaron la posibilidad de su uso, como vieron después tanto en Bolivia como en Nicaragua, en Venezuela, en Cuba, con las intentonas.

El objetivo del ALCA era controlar las Economías, las Migraciones, los Gobiernos y los Recursos Naturales, y eso lo hacían mejor que los gorilas militares que habían puesto en los 70.

Sin embargo, cuando se acaba el ALCA, que fue decretado por Lula y Kirchner, que acaban definitivamente con el Proyecto, y con el apoyo de toda la Izquierda continental, los Estados Unidos se vieron obligados a retirar la idea de reapropiarse de las Economías Latinoamericanas con tratados económicos. Y la derrota del Proyecto Neocolonial de los Estados Unidos se convirtió en el primer ejemplo de Unidad Latinoamericana, su primera demostración de fuerza, el momento decisivo en que se declaró que el “Consenso de Washington” había caducado por la Historia. Se acabó con la obligación del subcontinente de tomar decisiones solo si estaban permitidas por los Estados Unidos, es decir, solo si eran ventajosas para sus transnacionales.

Pues bien, precisamente del rechazo a la estructura de dependencia del Norte nació la identidad estructural latinoamericana, es decir, su columna vertebral. Primero con el ALBA, en el 2004, la Alianza Bolivariana de las Américas que nació por voluntad del Comandante Hugo Chávez y del Comandante en Jefe Fidel Castro. Luego, PETROCARIBE, salió a la luz en el 2005 e involucró a 18 Países en la idea de un intercambio energético facilitador. En el 2010 nació la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños donde quepan 33 Países a conformarla.

En todos esos Organismos, ALBA, PETROCAREIBE y CELAC no están presentes, felizmente, los Estados Unidos y Canadá. ¿Por qué? Porque la Patria es grande si se  comienza por ser independiente.

El ALBA, en particular, ha empezado una fase en la historia de la cooperación latinoamericana, extraordinaria, jamás vista antes. El esquema es sencillo y eficaz: Intercambio y Cooperación basados en intereses mutuos. Sin recetas económicas que imponer, sin condiciones políticas perjudiciales, sin necesidad de cuestionar nada más que la utilidad, el beneficio mutuo del Comercio. La reducción de los costes de transporte, una lengua común, los objetivos mutuos, la relación entre iguales, fundaron y sostuvieron, y siguen sosteniendo, el Bien Común de la Alianza Bolivariana.

El ALBA, como PETROCARIBE, como la propia CELAC, encarna el Sueño de Bolívar y de Sandino, de una Patria Grande, porque son Instituciones Internacionales que llevan en su seno una Idea de Solidaridad y de Diálogo, de Ayuda Mutua y de Cooperación que tiene como meta el Bien Común del Continente. Que, en América Latina significa, más que en cualquier otro País, el Bien Común, significa la reducción de la Pobreza. Porque si se reduce la Pobreza y se tiene una concepción eco-sustentable, sostenible, del desarrollo industrial, se dan los requisitos previos para cualquier crecimiento económico duradero y no producto de una burbuja especulativa.

Un crecimiento que al mismo tiempo conlleva la reducción progresiva de la dependencia monetaria, industrial, distributiva y tecnológica de los Estados Unidos. Por ello, el crecimiento económico latinoamericano conlleva automáticamente a la reducción de la nefasta influencia de los Estados Unidos en el Continente, donde ha extraído recursos y brazos que le ha permitido en la historia pasar de ser una Potencia hasta llegar a ser una súper Potencia. Sin América Latina eso no pudiera haber sido posible.

Por otro lado, no tiene sentido, no cabe una política de diálogo, aunque teóricamente sería deseable, ¿no? Porque quién cree, como dice la Doctrina Monroe, que “América pertenece a los americanos”, entendiendo a América desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, y como americanos a los que viven en los Estados Unidos… ¡Ve qué rico!

También es impensable intentar un acercamiento con esta gente y ponerse de guardia baja, porque consideran que las relaciones internacionales son un ring donde gana el más fuerte, violento.

Así como ha recordado el Comandante Daniel Ortega, durante esa última Cumbre del ALBA-TCP, “de Estados Unidos al Continente solo han venido guerras, invasiones, golpes de Estado, bloqueos económicos, sanciones, chantajes, amenazas”; entre otras hacía referencia el Comandante a las que acaba de recibir Nicaragua en estos últimos días en Washington y que fueron debidamente rechazadas en el remitente.

Así como señaló el Comandante, América Latina ya tiene sus propios Órganos de representación; en ese sentido, no tiene ningún interés la Cumbre de las Américas. La CELAC representa, ella sí, el embrión de un camino viable por la Unidad Latinoamericana, es decir, hacia el Gobierno de lo que llamaremos una Patria Grande.

Progresivamente, la misma CELAC, en sí, podrá relacionarse con todos los Países del Mundo, especialmente con China, Rusia, India, Irán y todas las potencias económicas emergentes, que pueden garantizar económicamente un ciclo muy ventajoso de oferta y demanda que hará más competitiva la economía a escala subcontinental.

Exactamente por su ambición y capacidad de representar los intereses de Gobiernos y de Pueblos latinoamericanos, tanto a nivel interno como internacional, y precisamente por su metodología inclusiva y atenta a las razones de todos y de cada uno, la CELAC ha enterrado definitivamente la Doctrina Monroe, como dijo Daniel. Hoy es la aplicación de la autonomía e independencia política latinoamericana y su existencia hace que la Cumbre de las Américas sea fundamentalmente inútil.

Además, a propósito de la Cumbre de las Américas, se da también que la organización de la próxima reunión en Los Ángeles, resulta ser simplemente una manifestación histérica del poder residual de control de Washington sobre el Continente. Incluso parece, es noticia de hoy, que hay mucho pleito entre Departamento de Estado, Casa Blanca y Partido Demócrata Americano por lo que se está llevando, porque la verdad es que lo que se está armando es uno de los más grandes búmerang de los Estados Unidos.

Alguien llega hasta decir que el mismo Presidente no participará, obviamente claro que sí, al final participará, pero eso da la medida del contraste interno que hay.

No es casualidad que esa Cumbre haya cobrado más protagonismo mediático y político para los que no irán que para los que asistirán. Es un estruendo político y diplomático que vuelve a poner de manifiesto la constante pérdida del liderazgo político de los Estados Unidos, como ya habíamos visto una fallida Cumbre por la Democracia de Diciembre de 2021, donde más de medio mundo no quiso asistir.

Pero ¿cuál es el problema mayor ahora? Así como lo reflejaba el Comandante, es que la Doctrina Monroe se está buscando globalizar.

La Doctrina Monroe ha sido la esencia de la política continental de los Estados Unidos, pero en vez de ser sometida a una autocrítica profunda, a una revisión total, cosa que sugeriría la entrada en el Tercer Milenio, paradójicamente encuentra ahora un mayor alcance político en los pasillos de la Casa Blanca.

En una explosión de megalomanía, que corre paralela a la profundidad de la crisis de liderazgo, Estados Unidos cree que se puede trasladar lo que se dispuso para América Latina, es decir, la Doctrina Monroe, a todo el Planeta, así de un solo. Una especie de extensión demencial de la Doctrina de Seguridad Nacional a todo el Planeta.

Es decir, ellos creen que su mando unipolar, heredado de la caída del Campo Socialista, está destinado simultáneamente a la profundización y a la irreversibilidad. En definitiva, es, según ellos, la única cura que tiene el declive del poder económico monetario, comercial y militar de Estados Unidos sobre el Mundo.

Hay una concepción propietaria del Planeta en Estados Unidos, una idea de poder acaparan sus recursos, para llenar la brecha entre la riqueza que producen (el 24% de la global) y la que consumen (el 59% de la global), y creen que la única manera de sustentar el modelo roto que insisten, es seguirlo poniendo como único posible.

Entonces, basta consultar las estadísticas de la Organización Mundial de la Alimentación, de la FAO, para descubrir que un ciudadano de los Estados Unidos produce, escuchen bien, 730 kilos de basura al año, come 100 kilos de carne, consume 600 litros de agua al día y quema tanta energía igual que 4 italianos, 160 de Tanzania y 1,100 de Ruanda. Hombre, ¿y cómo se hace garantizar esos desequilibrios? Con las 700 bases militares y las 6 flotas de guerra de los Estados Unidos en todo el Mundo que sirve para mantener ese desequilibrio obsceno.

Más que a una actualización del Imperialismo, asistimos a su atornillado sobre el mismo y que en su afán omnívoro ya no puede conseguir espacios, no puede conseguir recursos e ideas que no sean funcionales. En los salones elegantes del bon ton, como dicen los francesas, donde la Izquierda au caviar se ha convertido en Derecha, se dice que el uso del término Imperialista es anticuado, que responde a una dialéctica que ya ha desaparecido, que ya no es pertinente… ¡Ya no es cool, pues! Pero, lo que ocurre es lo contrario.

En primer lugar, no hay ninguna palabra moderna que tenga su pleno sentido en el término Imperialista, y tampoco hay ninguna política que pueda llamarse moderna. El modernismo verbal, en cambio, es parte de lo viejo que corroe el nuevo. La doctrina imperialista se llama Imperialismo, es una extensión de lectura colonial que vuelve a proponer una interpretación medieval de la estructura política del mando global.

El objetivo ya no es el Gobierno, sino la dominación del Mundo. El Imperialismo actual es tan feroz, si no más, de lo que surgió a finales de 1700 y a comienzos de 1800. ¿Por qué? Porque se basa en la amenaza global y en la fuerza nuclear, en los instrumentos del control de mercado de las ideas y en la extensión en todo el Planeta de la doctrina militar que sustenta al Imperio. ¿Cómo se le puede llamar? Feudalismo atómico.

La rebelión latinoamericana, porque esto es lo que nos interesa, expresión de la independencia del Norte y de la hermandad contra el Sur, asume ahora como Gobierno y representa la derrota de todo el anexionismo más allá de cualquier  circunstancia. La lucha irreconciliable de los que no tienen nada, nada que perder, contra los que tienen todo que perder porque poseen todo, es el nuevo capítulo del libro de la Humanidad, que se niega a entregar al Capitalismo la última página de su historia.

Muchas gracias por su atención.

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