¿Qué parte no se entendió?
Por: Moisés Absalón Pastora
Seguiré sosteniendo hasta la consumación de mis días que todo aquel espanto desprendido de abril de 2018 nunca debió haber pasado. No hubo una sola razón que justificara semejante barbaridad. Aquello fue de pronto. Simplemente el odio y la hipocresía encapsulada, principalmente de la cúpula empresarial y bancaria, que se la había pasado haciendo los mejores negocios de su historia gracias a las facilidades que les brindó el gobierno sandinista y el oposicionismo oportunista creyeron estar en la coyuntura ideal para tomar un poder que no podían por la vía electoral, dada su propia incapacidad e inexistente empatía con el pueblo, se juntaron para ser lanzados desde un plataforma de mentiras mediáticas diseñada, organizada, instruida y financiada por esa miseria planetaria llamada Estados Unidos que no hay duda lo único que gana todos los días es un nuevo enemigo porque es indudablemente el imperio del mal.
Entre esos hay hipócritas que desean vehementemente, porque les lastima, porque les resulta una pedrada a la conciencia, que el tema pase hacer un periódico de ayer y hasta argumentan muy seriamente que como en relaciones de pareja, lo mejor es no continuar poniendo el dedo en la llaga del problema para poder avanzar, por supuesto con la cobarde y traicionera manía de seguir en las mismas de siempre.
Así me lo expuso en una ocasión uno de estos terroristas con el que antes tenía una muy buena relación, pero le aclaré que sobre este asunto no le podíamos dar vuelta a la página, que nunca fuimos pareja, que las oligarquías y los intereses populares son como el agua y el aceite y que el sandinismo, siempre cierto de gobernar para todos, como es y debe ser, jamás discriminó a nadie, que desde un gobierno incluyente propuso una reconciliación efectiva que solo fue interrumpida por el odio, pero que jamás perdió de vista con quienes trataba, pero eso sí tuvo que tragar sapos para llevar a Nicaragua a los niveles que había alcanzado hasta antes de abril de 2018 y no dudo jamás en hacerlo por el país.
A veces nuestra fragilidad mental nos traiciona, nos hace perder de vista cosas que no podemos olvidar y aquel espanto fraguado por el enemigo de la humanidad y sus rastreros sirvientes nacionales nos dejaron solo pérdida de vidas humanas, daños económicos enormes y efectos síquicos y morales invaluables. Para aquellos que tienen una mente con poca retención o para aquellos que quieren que se nos olvide les refresco las consecuencias criminales de lo que el terrorismo criollo le hizo a Nicaragua; El asesinato de 198 personas cuyas familias exigen justicia y reparación. Durante los tres meses del golpe fallido se destruyeron 252 edificios públicos y privados, 209 kilómetros de calles o carreteras fueron destruidas; fueron quemados 278 maquinarias o equipos de construcción, 389 vehículos quemados, dañados o destruidos, particularmente de las alcaldías, del Ministerio de Transporte y de otras instituciones. Al 31 de julio de 2018 se afectaron 68 mil empleos de nicaragüenses que cotizaban al Sistema de Seguridad Social; Los tranques afectaron las economías locales, la producción agrícola, el transporte de ganado hacia los mataderos, la industria láctea seriamente dañada y también las micro, pequeñas y medianas empresas; En el periodo del intento de golpe se vieron afectado 8 mil 600 pequeños negocios turísticos dejando perdidas en 231 millones de dólares, dañando la marca país como destino seguro; Las exportaciones apenas al final de 2018 fueron de 270 millones de dólares, mientras en el sistema financiero tuvo una desaceleración del 7% en la tasa de los depósitos y en 10.7% en el otorgamiento de créditos al sector productivo lo que obligó, por segunda vez en aquella coyuntura a realizar dos reformar para disminuir el presupuesto de la república porque la primera había sido en el 2009 con la crisis mobiliaria internacional; La caída de 7 mil 462 millones de córdobas tras el fallido golpe de estado de abril de 2018 correspondió al 9.2 % del presupuesto y el 1.7 del PIB nacional. Se disminuyó el IR en 1754 millones, el IVA en 3714.9 millones y el ISC en 1677.4 millones, mientras la industria fiscal se disminuyó el 966.8 millones y el impuesto específico a los combustibles cayó en 710.6 millones de Córdobas.
Toda estas afectaciones en los ingresos obligaron al estado realizar un ajuste en el gasto de 5330 millones de córdobas, obligando reducir presupuesto del Poder Judicial en 236.5 millones, en Hacienda 197 millones, Ministerio de Educación 1395 millones, MTI 375 millones, Ministerio de Salud 942 millones, Energía y Minas 232.1 millones, Enatrel 241.9 millones, Nuevo Fise de 171.5 millones, Transferencias Municipales 749 millones, Servicio Deuda Pública 180 millones y al resto de las instituciones 1662.7 millones de córdobas sin dejar de mencionar los daños en la infraestructura hospitalaria de las unidades de emergencia, de una casa materna saqueada y destruida, dos sedes de Silais destruidas y saqueadas, el secuestro de trabajadores, 55 ambulancias dañadas y 6 camionetas quemadas.
Si todo esto se les había olvidado recuérdenlo porque ante toda esta conjura satánica, bendecida por algunos obispos, el presidente Daniel Ortega, dejó sorprendidos a sus enemigos porque enfundó la teoría del ojo por ojo y el diente por diente para evitar consecuencias dolorosas mayores.
Después de observar la tierra arrasada vino la calma, tensa calma, pero llegó el momento de tomar decisiones difíciles porque era entender el sufrimiento de los dolientes, la demanda de justicia para castigar a los terroristas, desmontar la perversidad de tanta calumnia e injuria lanzada contra el país por la mentira falsa con la que rafagueaban los “periodistas independientes” y enfrentar la realidad de una comunidad internacional desinformada ante la que no estábamos bien posesionados.
Para sus efectos fuimos a la farsa de diálogo en el Seminario de Fátima que montó el imperio y la O.E.A usando como avanzada a una parte del clero católico que nunca fue mediador, que fue siempre parte del problema y que se prestó a la mascarada para pretender hacer lucir bien, desde un show televisado a los golpistas que querían asaltar el poder, imponiendo condiciones absurdas e inconstitucionales que de haberse dado equivaldrían a imponer un precedente que sin duda hubiera condenado a Nicaragua a vivir para el resto de sus días bajo una inestabilidad continuamente sangrienta.
Después de aquel falso diálogo la policía salió de sus cuarteles para desmontar junto al pueblo los tranques y después vino la amnistía, las garantías para que los prófugos de la justicia regresaran de sus bases en el extranjero, el imperio y nuestra vecina del sur y hasta la orden para que los terroristas y las víctimas de los terroristas recibiera asistencia médica y sicológica y así recomenzó el gran esfuerzo para reconstruir el país.
A pesar de todo el capo de lo terroristas desde su oficina oval de Washington no quedó tranquilo y tampoco las mascotas y terroristas criollos de aquí que en vez de prepararse para las elecciones, como les sugirió el presidente Ortega en el discurso del 19 de julio del mismo 2018, siguieron, perdónenme, jodiendo, jodiendo y jodiendo, tratando de reeditar una y otra sus fracasos, yendo y viniendo al imperio a poner quejas, a pedir agresiones y a traer plata para financiar un montón de ridiculeces que dejaron expuestas las rancias brutalidades del componente miserablemente humano que falto de valores y de principios dejaron muy claro que su única propuesta era quítate vos para ponerme yo.
Frente a esa conspicua intensión de asaltar el poder, que es producto de la voluntad popular y de la sagrada letra de la constitución de la república el estado de Nicaragua salió en defensa de su legitimidad y decidió legislar sobre un marco jurídico que tenía que ver con su seguridad a través de leyes que no inventamos, que ya existen en una gran cantidad de naciones, pero que hicimos propias desde nuestra naturaleza y sabor para equipararnos a ellas en concordancia con el Estado de Derecho y el Derecho internacional.
Las leyes de regulación de agentes extranjeros, de Defensa a los Derechos del Pueblo a la independencia, soberanía y la autodeterminación y la que tiene que ver contra el lavado de activos, el financiamiento al terrorismo y el financiamiento a la proliferación de armas de destrucción masiva, son una garantía para la seguridad nacional, pero para un grupejo de terroristas que hoy lloran como plañideras se les ocurrió que estas eran para violarlas y no respetarlas y que por estar el Tío Sam tras sus espaldas, moviéndolos como titiritero, se les imaginó que eran intocables, que esa charanga contra la paz no tenía límites y al final oyeron, pero nunca escucharon lo que dijo el presidente Ortega el Primero de Mayo pasado en el contexto del Día Internacional de los Trabajadores; “Que los perdone Dios, porque el pueblo ni las leyes jamás”.
Ahora sí escuchan el paso de un elefante, la ley, taloneando a los que han persistido en actuar como lo que nunca dejaran de ser, delincuentes. Está probado que no hay apellidos de alcurnias que valgan para investigar y enjuiciar a quien con su millonaria lavandería pringó a un montón de gente que se vendía como impoluta y está probado que aquí no hay niños bonitos que valgan en Washington porque aquí si traicionaron a la patria no valen nada y en consecuencia son investigados, procesados y juzgados y lo veremos vestido de azul ante la autoridad que corresponda para que decida su destino y está probado que otros terroristas que han pretendido jugar a suspirantes presidenciales de antemano ya están inhibidos para optar por cualquier cargo público y no por el Consejo Supremo Electoral, ni por ningún juzgado, sino que inhibidos por la constitución, nuestra carta magna, la que determina el verdadero poder.
¿QUÉ PARTE DE TODO LO QUE SE LES ADVIRTIÓ NO ENTENDIERON?
¿QUÉ PENSARON QUE WASSHINGTON ACALAMBRARÍA LA DIGNIDAD DE ESTE PUEBLO QUE TIENE MUCHO QUE RECLAMAR AL TÍO SAM?
¿Y ESTOS QUÉ CREYERON QUE LOS QUE SOMOS PARTE DE LA INMENSA MAYORÍA DE LOS NICARAGUENSES CONTINUARÍAMOS POR SIEMPRE PONIENDO UNA Y OTRA VEZ LA MEJÍA?
Se enredaron y ahora más que nunca deben pensar lo que quieran hacer porque hoy tienen menos tiempo que ayer y las elecciones están a la vuelta de la esquina y aquí nadie se va a detener a continuar viendo sus patéticos y consuetudinarios fracasos, pleitos y descalificaciones, de manera qué, entiendan de una buena vez que las elecciones son el 7 de noviembre y que es ahí donde más cercanamente nos veremos las caras.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.