Reagan, “Friéndose en una paila del infierno”
Por: Stalin Vladimir Centeno.
Mientras escribo esta columna, no tengo la menor duda, qué en el infierno en una paila gigante y con mucho condimento porque la carne dura de viejo y el sabor de asesino no se le quita con facilidad, se encuentra Ronald Reagan, friéndose a fuego lento mientras grita como el cobarde que fue toda su vida.
Ronald Reagan, tuvo una vida accidentada, primero fue un oscuro actor de quinta categoría, luego se convirtió en un pésimo gobernador de California y luego fue Presidente de Estados Unidos en otras palabras “dictador”, de turno de la Casa Blanca.
El mundó recuerda a Reagán por haber fracasado en su gestión de jefe de estado, pero principalmente deja una herencia de miles de viudas, huérfanos, extrema pobreza y muerte en varios países de Latinoamérica.
En Nicaragua, provocada principalmente porque este asesino patológico armó y financió a los mercenarios de la contra a quienes él consideraba “combatientes de la libertad” Reagan, no solo fue un violador de los derechos humanos más fundamentales sino que también fue el gran violador del derecho internacional cuando desconoció a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, aprovechandose de su sangriento poderío militar y convirtiéndose en un delincuente internacional.
Reagan fue un dictador dentro del propio territorio norteamericano pues dio la espalda a leyes estadounidenses como la Enmienda Boland, del senador Edward Boland, demócrata por Massachussetts, la cual prohibía toda ayuda oficial de Estados Unidos directa o indirecta, abierta o encubierta, que tuviera como objetivo el derrocamiento de la Revolución Sandinista.
La gestion de gobierno de Ronald Reagan no solo estuvo manchada por la sangre de las victimas del pueblo nicaragüense, sino por otros escándalos políticos como el Irán-Contras, mismo que por poco le da una patada a su fallida administración.
El viejo Reagan, pasó por encima de la Ley de Neutralidad Nacional (National Neutrality Act), la cual prohíbe que Estados Unidos haga la guerra contra o intervenga en forma hostil contra otro país con el cual la Casa Blanca tiene relaciones diplomáticas, o contra el cual no existe una declaración de guerra por parte del Congreso norteamericano, único autorizado constitucionalmente para ir a la guerra.
Ronald Wilson Reagan, murió un 05 de junio del año 2004 en los Ángeles California, se fue moroso y endeudado con el pueblo nicaragüense, pues no solo nos debe las muertes, el dolor y la miseria que nos provocó, sino también los 17 mil millones de dólares, con todo y sus intereses que la VIOLETA le perdónó pero cuyo perdón no vale porque esa no era plata de ella sino dinero que era exclusivamente de los Nicaragüenses.
Ante el fallecimiento de Ronald Reagan, nuestro canciller de la Paz, el padre Miguel D’Escoto tuvo unas palabras para el hombre que llenó de tumbas el territorio Nicaragüense:
“Antes que nada déjenme decir que, por supuesto, Ronald Reagan está muerto ahora. Y por lo menos a mí me gustaría decir algo bueno de él. No soy insensible a los sentimientos de muchos estadunidenses que están de duelo por Reagan, pero al mismo tiempo que ruego a Dios que en su infinita misericordia y bondad lo perdone por haber sido el carnicero de mi pueblo, por haber sido responsable de la muerte de 50 mil nicaragüenses, no podemos, no debemos olvidar jamás los crímenes que cometió en nombre de lo que falsamente llamó “la libertad y la democracia”.
Bueno, ya terminamos de escribir este artículo pero ojalá que el diablo deje más tiempo a Reagan que siga friéndose a fuego lento en la paila del infierno para que tal vez así pague sus delitos y sus pecados.