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  • 20 marzo, 2023

Revolución y estabilidad


Stephen Sefton

La teoría económica del capitalismo plantea que el mercado libre es el más eficiente sistema socio económico a pesar de sus ciclos de auge y recesión porque existe una tendencia natural hacia el equilibrio. Además, dicen los ideólogos del capitalismo occidental, un buen manejo de parte de los principales bancos centrales permite controlar los desequilibrios y mitigar los riesgos del sistema. Desde la fundación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional esta absurda leyenda duraba más de sesenta años antes de explotar junto con el sistema financiero occidental en 2008. 

El mas relevante elemento de inestabilidad que el mito de la eficiencia del capitalismo omite es la sádica explotación de las poblaciones del mundo mayoritario. Este es el verdadero sentido de la burda comparación que hizo el jefe de relaciones exteriores de la Unión Europea el Señor Josep Borrell,  cuando hizo sus comentarios insultantes pintando los países europeos como un jardín amurallado entre el salvaje jungla del mundo mayoritario. En verdad, si de Europa se trata la metáfora más apropiada sería el Castillo de Barba Azul, un cuento que ofrece un simulacro de la esencia del capitalismo.

Una bella mujer se casa con un noble de apariencia extraña pero de modos seductores. Le toca al señor hacer un viaje. Él confía a su nueva esposa la llave mágica de una habitación cerrada pero ordena a ella de no abrirla. La curiosidad la vence. Abre la habitación y descubre los restos de las anteriores esposas de su marido, brutalmente asesinadas. Ella vuelve a cerrar la habitación, pero una mancha de sangre marca la llave. Ella no la puede quitar. El marido asesino regresa. Al ver la llave manchada con sangre, se da cuenta de la verdad. Está al punto de cortar en pedazos a su esposa pero justo a tiempo llegan sus hermanos y la rescatan.

El mundo mayoritario ha pasado siglos en el Castillo de Barba Azul de Europa y Estados Unidos y jamás nadie vino a rescatarlo. Desde 1945, Estados Unidos ha remodelado el castillo a su gusto, rellenando cada vez más la cantidad de horrores escondidos en las habitaciones asignadas al mundo mayoritario. Es la esencia del capitalismo. Como lo explicó nuestro Comandante Daniel en mayo del año pasado, en la 21 Cumbre del ALBA-TCP: “No han parado de practicar la Doctrina Monroe, no han renunciado a la Doctrina Monroe. En nombre de la Democracia lo que hacen es imponer una política internacional tiránica, imperialista, terrorista,… el Imperialismo no ha cambiado, la esencia del Imperialismo está ahí, una esencia totalmente criminal.”

Sin embargo, las y los dirigentes del capitalismo occidental venden esta esencia criminal como la base fundamental de la estabilidad mundial. Hablan constantemente de un orden global basado en las reglas. La regla número uno parece ser que nunca se abre la habitación llena de los crímenes del Occidente.  Otra regla en el ámbito económico parece ser que no se pregunta por qué es buena la planificación económica por el Fondo Monetario Internacional y los bancos centrales al servicio de las elites occidentales pero es mala la planificación económica de parte de las naciones soberanas para garantizar el bienestar de sus poblaciones.

El extendido período de la dominación neocolonial del dólar estadounidense siempre ha impulsado entre los países en vías de desarrollo un espiral hacia el fondo de la economía internacional. Para poder competir, han tenido que producir en base a sueldos bajos y mantener débiles sus tipos de cambio contra el dólar. Así se podía optimizar las exportaciones para ganar divisas y pagar la deuda externa y las importaciones del petróleo, denominadas forzosamente en dólares.

Sin embargo, los periódicos crisis económicos occidentales, por ejemplo en la década de los 1980s, disminuyó  la capacidad de pago de la deuda externa de los países empobrecidos lo cual implicaba caer en las llamadas ajustes estructurales de austeridad del Consenso de Washington, Barba Azul. Ahora todavía, cuando el mundo mayoritario busca liberarse de la dominación del dólar, se ve cómo el FMI promueve la desestabilización en países desde Pakistán a Sri Lanka a Zambia al imponer programas de austeridad que incluyen la cancelación de importantes proyectos de inversión en infraestructura financiados por China.

En el ámbito político, entra las reglas occidentales principales es la de permitir las protestas violentas con el fin de derrocar a gobiernos como en Ucrania en 2014, en Venezuela en 2017, en Nicaragua en 2018, Bolivia en 2019 o Georgia este año. En cambio, Occidente puede reprimir las protestas con toda la saña que quiere, como se ha visto en Canadá y en varios países Europeos, especialmente Francia. Es buena la protesta violenta contra reformas para fortalecer el Seguro Social en Nicaragua pero es mala la protesta violenta contra reformas que perjudican el Seguro Social en Francia.

Otra regla del orden occidental es que es mala la discriminación en base a raza o religión pero es perfectamente aceptable y respetable reprimir y hasta matar a la gente rusa o rusoparlante o discriminar contra la iglesia ortodoxa leal al Patriarco ruso. Así que, en esencia, para Occidente una regla básica es que la democracia y los derechos humanos deben de prevalecer excepto cuando las élites gobernantes occidentales deciden que no conviene. Estos son los rasgos principales de la estabilidad y el orden al estilo capitalista occidental.

Así que, es lógico que Estados Unidos y sus aliados atacan a países como Cuba, Irán, Nicaragua y Venezuela con la acusación que estos países y sus revoluciones provocan inestabilidad. Para Occidente, la paz, la solidaridad, el amor y cooperación genuina entre los pueblos desestabiliza su orden mundial basado en la dominación, la agresión económica y la guerra. Se acusa a Cuba y Nicaragua de desestabilizar al Caribe y América Central, a Venezuela de desestabilizar al Caribe y América del Sur, a Irán de desestabilizar todo Asia occidental y el mundo árabe.

De hecho, es completamente al contrario. Las revoluciones de Cuba, Irán, Nicaragua y Venezuela rescataron a sus pueblos de la permanente estado de progresivo empobrecimiento, permanente inestabilidad y constante crisis socio-económica del capitalismo occidental. Por ese motivo, Estados Unidos y sus aliados se empeñan en destruirlas. Irán ha contrarrestado las agresiones de Estados Unidos y sus aliados contra Palestina, el Líbano, Siria y Yemen. El reciente acuerdo entre Arabia Saudita e Irán es un reconocimiento del papel positivo por la paz y la justicia que siempre ha jugado la Revolución Islámica de Irán.

Lo mismo ha sido el caso de Venezuela con su acercamiento y apertura en relación a Colombia y su permanente disposición de llegar a un acuerdo con Estados Unidos en base al respeto entre las naciones, igual que Cuba y Nicaragua. Por medio del programa Petrocaribe, Venezuela apoyaba durante muchos años a 19 países de la región manejar los volátiles cambios en el precio internacional del petróleo y promover la inversión social y económica. Cuba ofrece el modelo más avanzado de la solidaridad internacional como amor entre los pueblos, reconocido por todos los países del mundo mayoritario. Fue la acción solidaria de Cuba en los años 1980s que forzó al Occidente llegar a un acuerdo para terminar las guerras en el sur de África. La comunidad de naciones caribeñas CARICOM siempre ha reconocido el papel positivo de Cuba en el desarrollo de la región.

Nicaragua desde 2007 ha promovido de manera muy activa la armoniosa integración de la región por medio del Sistema de Integración Centroamericana y, más recientemente, la Asociación de Estados Caribeñas. Las políticas de muro de contención y de coordinación regional en temas de la seguridad aplicada por el Ejército Nacional de Nicaragua y su Policía Nacional han contribuido grandemente a disminuir la amenaza en la región del crimen organizado, del narcotráfico y la trata de personas. La coordinación regional del SINAPRED, el sistema nicaragüense para la prevención y mitigación de desastres ha sido ejemplar, igual que la cooperación del país en las organizaciones regionales de protección ambiental y de fomento económico. Quizás el trabajo de la Comisión Trilateral Sobre el Golfo de Fonseca es el ejemplo más destacado del aporte de Nicaragua a la estabilidad de la región.

Hace un año en una reunión con el compañero Dante Mossi del Banco Centroamericano de Integración Económica, el compañero ministro Ivan Acosta comentó “las oportunidades están en el País, son las condiciones necesarias: Seguridad, Estabilidad Económica, Estabilidad Social, para garantizar reducir la Pobreza y eliminar la Extrema Pobreza. Ese el compromiso en que el País está y se expresa en el Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza.”

La incuestionable estabilidad lograda por Nicaragua se debe por encima de todo a la firme coherencia entre el programa revolucionario histórico de 1969 del Frente Sandinista de Liberación Nacional y sus sucesivos Planes de Desarrollo Humano y Reducción de la Pobreza dirigidos y defendidos por nuestro Presidente Comandante Daniel y Vice Presidenta Rosario.  Las elecciones municipales del año pasado demostraron que la gran mayoría del pueblo de Nicaragua entiende perfectamente la relación integral y profunda entre la Revolución Popular Sandinista y la estabilidad política, social y económica de la nación.

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