• Por admin
  • 29 abril, 2024

Día del libro: Cómo enseñar los primeros brillos revolucionarios


Por: Ramón Pedregal Casanova

“Combate en la soledad y el aislamiento

Estamos solos. La causa de Nicaragua ha sido abandonada. Nuestros enemigos no serán de hoy en adelante las fuerzas del tirano, sino los marinos del imperio más poderosos que la historia ha conocido. Contra ellos vamos a combatir.

(…) la lucha ha seguido en Nicaragua tan intensa como antes, pero el dinero norteamericano nos ha hecho el silencio.

… El dinero norteamericano, por otra parte, compra gentes e interpone influencias para restringir nuestras noticias en el exterior; y ese aislamiento nos aniquila.

Nos hacían falta, no armas, ni dinero, ni cartuchos, sino el apoyo moral, la simpatía que hemos tenido siempre de todos los pueblos de América. Nos agobiaba el silencio, el aislamiento, la desesperación de permanecer ignorados. Nos hacía falta que el mundo conociera que aún estábamos en la lucha; …

… la soberanía de un pueblo no se discute, sino que se defiende con las armas en la mano.

(…) toda intromisión extranjera en nuestros asuntos, sólo trae la pérdida de la paz y la ira del pueblo.

Soy perfectamente capaz de ganar mi sustento y el de mi esposa en cualquier ocupación, por humilde que sea. Soy mecánico, y si fuese necesario volvería al oficio. Hemos tomado las armas por amor a la patria … Capítulo II Fundamentos Político-Ideológicos del Frente Sandinista. 2.5. El Pensamiento de Sandino Base Ideológica del Frente Sandinista.

Fragmentos del libro “Obra Fundamental. Carlos Fonseca”. Edición especial para la “Cátedra abierta Carlos Fonseca” UNAN-Managua.

Ésta es mi primera recomendación en el Día del Libro.

Hace unos días un hermano preguntaba qué debía hacerse para que jóvenes y menos jóvenes se interesasen por el conocimiento de las teorías revolucionarias. Yo pensé en lo que habían aportado los grandes dirigentes, Fidel, Daniel y Rosario, Chávez, pero finalmente miré a mi pequeña experiencia vital. Recordé mis primeros balbuceos, me llamaba la atención la emisora clandestina que se escuchaba como un susurro, un hilo de voz en la noche, y de la que se hablaba de la misma forma. Me llamaba la atención la transformación del ambiente en la calle que, parecía calmado y repentinamente estallaba en manifestación y panfletos. Me llamaba la atención el silencio en el medio de transporte y el grito de algún viajero al salir y cómo lanzaba hacia el resto de los viajeros un puñado de panfletos, … y un día siendo niño leí a escondidas aquellos hojas volanderas, me parecieron explicativas de lo que me resultaba injusto, me abofeteaba el que hubiese gente pasando hambre, yo mismo, que hubiese gente a la que le impedían tener trabajo, casa, médico, … que, sin saber por qué, me percatase del miedo que atenazaba a los mayores que conocía, y ofendía que los de mi edad primera no sintiesen dolor por ello.

En mi caso fue la observación de la realidad y la emoción que me producía, lo que me hizo preguntar a una persona que un día empezó a decir un par de frases que encajaban en mis preocupaciones, y el siguiente paso, un paso muy corto, fue aceptarle una revista que para mi fue extraordinaria, era una revista cubana, creo en lo más hondo que esa fue la que abrió la puerta de mi conciencia, fue una revista, luego otra, … y no se cuánto tiempo pasó y un día no volví a encontrar a aquella persona. Desde ahí, siendo niño, quise saber lo que pasaba allí donde vivía, y no se de que manera me vi en manifestaciones antifranquistas, y fui conociendo a los combatientes antifranquistas. En algún momento, escuchando y preguntando, supe que una persona cercana era comunista. Al principio no me dio ninguna lectura, recuerdo que hablábamos, yo preguntaba, manifestaba mi interés por hacer algo para terminar con la injusticia, en mi conciencia brillaba aquella revista cubana, y pregunté si había más lecturas como aquella, y pasé días escribiendo en muros, gritando y haciendo volar panfletos, leyendo en grupo concentrado.

Entiendo que llevar a cabo una práctica impulsa a la asunción de su ideario. Por mi parte viví actos, en paralelo a lecturas, que fueron verdaderos golpes que derribaron los limites de la sociedad franquista – fascista. Cada reunión, cada lectura, cada acción, con sus dificultades que no fueron pocas, me llevaban a dar un paso más claro y a reconocer, a volver a pasar por el corazón, lo que mis ojos veían, haciéndome encender y sentir la rebeldía preguntando una y otra vez el por qué de todo aquello instituido e inmóvil.

Así fui día tras día a emplearme en la búsqueda de la solución.

Permítanme decirles que el comienzo de ésta nota es un humilde ejemplo de ese espíritu humanamente curioso, empático, socialmente crítico, que conoció las causas, los procesos y los sucesos, y el contexto. Entiendo que el progreso de cada día en quien aspira a construir un país respetable es un trabajo de práctica que descubra. Si no hay descubrimiento se estará en el inmovilismo, y el inmovilismo es costumbre enemiga de la duda, y si no hay duda, inquietud, no habrá chispa que provoque la conciencia de cada uno/a, morirá el descubridor como ser social.

El sistema capitalista educa para que cada uno viva ajeno al resto, sin embargo como ser social nuestro quehacer viene dado por la construcción colectiva que formamos y en la que marchamos. El poder capitalista, la minoría que lo constituye, impone su ideario individualista y extrae la función crítica de transformación social, ¿para qué?, para que no se responda a las desgracias que ese poder descarga. El poder capitalista quiere colocarte el chip de que el capitalismo es el mejor de los mundos, que el imperialismo no puede ser derrotado, quiere que cierres tu capacidad de pensamiento con la llave que tiene escrito “el imperio es todo lo que hay”. Destruye la esperanza social y la convierte en circunstancia y carga individual, así hace competidores y no compartidores, y se oculta la clase explotadora como clase de transformación. Quiere decirse, si te sumerges en el sistema que ignora lo colectivo, deberías preguntarte entonces por qué eres un ser social.

Los fragmentos que he reunido del libro “Obra Fundamental de Carlos Fonseca”, comienzan con las palabras del General de Hombres y Mujeres Libres, el General Sandino: “Estamos solos”, y continúan refiriéndose a Nicaragua abandonada, obsérvese la sensibilidad humana cuando el General habla de Nicaragua para nombrar a la comunidad que la integra y sufre, podría decirse que en sus palabras no quedan esperanzas, y nos lleva al fondo profundizando con su mirada en lo que entonces constituía el porvenir más oscuro, declara: “el enemigo ya no son las fuerzas del tirano, sino los marinos del imperio más poderoso que la historia ha conocido.” Pero a eso va a ser el imán que atraiga el conocimiento que se ve en el cómo la Historia progresa: hay que enfrentarla con la conciencia política que los patriotas y la clase trabajadora han formado con su vida de lucha por la justicia social. El General Sandino, ejemplo para todos nosotros, pone en la boca del fusil las palabras que nos reunirán: “Contra ellos vamos a combatir.”

Ahora, usted que sigue éstas líneas, permítame decirle que, tras toda la caminata personal y el mejor ejemplo de nuestro Héroe Nacional, podría leer, en colectivo y animando a que cada cual de sus ideas, en varias sesiones, para descubrir la esencia que contienen las páginas que siguen, y con ello me retiro por el momento:

https://gacetasandinista.com/nicaragua-victima-durante-mas-de-un-siglo-de-la-agresion-yankee/

chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.el19digital.com/app/webroot/tinymce/source/2023/Junio/27Jun/HAYA/LIBRO.pdf

Pero no, no me retiro inmediatamente, como hemos pasado por el Día del Libro debemos elevar nuestro espíritu de combate con las lecturas que les he apuntado, se que no son pocas, empezando por la titulada “Obra Fundamental. Carlos Fonseca”. Seguro que ustedes conocen otras muchas en otros géneros literarios, serán autores nacionales, serán autores de otras naciones, …, como unas líneas más arriba he contado algo personal, quiero añadir una de las lecturas que produjo una gran luz en mi conciencia, eran aquellos lejanos años de primera formación, le hago la recomendación con el Prefacio de un gran líder revolucionario. Lean el libro, disfruten, y luego me cuentan.

Autor: John Reed

Diez días que estremecieron al mundo

PREFACIO DE LENIN

Después de haber leído, con inmenso interés e inalterable atención hasta el fin, el libro de John Reed, DIEZ DÍAS QUE ESTREMECIERON AL MUNDO, desde el fondo de mi corazón lo recomiendo a los obreros de todos los países. Quisiera que este libro fuese distribuido por millones de ejemplares y traducido a todas las lenguas, ya que ofrece el cuadro exacto y extraordinariamente útil de acontecimientos que tanta importancia tienen para comprender lo que es la revolución proletaria, lo que es la dictadura del proletariado. Estas cuestiones son hoy objeto de discusión general; pero, antes de aceptar o rechazar las ideas que encarnan, es indispensable comprender toda la significación del partido que con relación a ellas se tome. El libro de John Reed, sin duda alguna, ayudará a esclarecer este fundamental problema del movimiento obrero universal.

  1. I. LENIN
    Finales de 1919


Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de AMANE. Miembro de la Asociación Europea de Apoyo a los Detenidos Palestinos. Miembro de la Red de Artistas, Intelectuales y Comunicadores Solidarios con Nicaragua y el FSLN. Colaborador del canal Antiimperialistas.com, de la Red en Defensa de la Humanida

Suscríbite a nuestro boletín

Recibe las últimas actualizaciones en tu correo.

También le podría interesar

Detalles del Momento: 2020 una Visión Perfecta

Carmen Arisgueti: “Figura- desfigurada”

Carmen Arisgueti: “Figura- desfigurada” Por: Stalin Vladimir Centeno. Hoy hablaremos de la…

Nicaragua en pie de Paz:

Edwin Sánchez

El imperio de la hipocresía

Por: Fabrizio Casari