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  • 16 octubre, 2024

Detalles del momento: La nobleza nicaragüense


Por: Moisés Absalón Pastora.

Está en proceso de tabulación el más reciente censo realizado por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo, INIDE. Del mismo se desprenderá mucha información que será vital para la administración de gobierno y para el replanteamiento o fortalecimiento de áreas específicas que requerían de una actualización precisa para muchas tomas de decisiones que son indudablemente estratégicas desde cualquier plano y punto de vista.

Uno de esos temas que es el que generalmente asociamos cuando escuchamos hablar del censo es el conteo de cuantos somos los nicaragüenses, aunque el censo como consulta nacional, como el más recientemente realizado, explore temas sociológicos que abundan en la forma, pertenencia y calidad de vida del país y sus ciudadanos y es esta información la que nos permite enrutarnos en la proyección correcta de nuestros objetivos, sobre todo en la lucha contra la pobreza.

El censo explora en consecuencia el número de viviendas que tenemos, la cantidad de personas y familias que habitan en una misma vivienda; las personas que trabajan formal o informalmente, las que no lo hacen, las que pueden estar enfermas, el precariedad del bien o espacio que se habita porque pudiera estar en zona de riesgo; los accesos que el ciudadano pueda tener como a luz, agua, telefonía, internet, transportación, servicios de salud o escuelas y este es un esfuerzo bien grande que se hace en la ciudad y en el campo para contarnos a los que estamos aquí y tener una idea también de los que puedan estar fuera del país.

El asunto es que para tener una idea real de lo que debemos hacer para perfeccionar nuestro plan de lucha contra la pobreza, como un objetivo a vencer en beneficio de nuestro desarrollo social, toda sociedad se cuenta y se sincera con ella misma para estar cierta de cómo afinar y aplicar los métodos más eficaces para determinar las necesidades de sus respectivas poblaciones y de ahí la existencia del censo en todos los países del mundo.

Hay países a los que no se les hace difícil contarse demográficamente porque cuentan con economías grandes y gozan de tanta estabilidad que tienen poblaciones que no requieren migrar como otras y entre esas nosotros los nicaragüenses que por nuestras características históricas siempre hemos andado de éxodo en éxodo buscando desde antes y después de 1979, en los ochentas y en los noventas perspectivas de vida que nos representaran un futuro más generoso para quienes además hemos padecido toda la gama de fenómenos naturales y como albarda sobre aparejo dictaduras, dinastías, golpes de estado, actos terroristas y sufrido además esa relación fatal que Estados Unidos decidió contra nosotros porque nunca nos perdonará que jamás nos doblegamos a sus dictados y caprichos.

Del 2007 para acá guatemaltecos, salvadoreños, hondureños y nicaragüenses, aunque ya nosotros en mucho menor escala, fueron noticia en el mundo por las enormes caminatas migrantes que decidieron emprender para alcanzar el llamado “sueño americano”.

Curiosamente quienes así lo hicieron y que ahora están retornando a sus países por la vía de la deportación porque allá hieden, nunca realizaron que en realidad iban a tocar las puertas del más grande culpable del empobrecimiento de nuestros pueblos porque Estados Unidos con el cuento de ser el paradigma de la libertad y de la justicia, además de venderse como el líder de la mejor economía del mundo, es quien precisamente nos arrebató el fruto de nuestras riquezas e historias sobre el tema abundan.

Lo que quiero decir exponer es que estamos claros que nicaragüenses fuera de nuestro país hay posiblemente quizá un millón o un millón y medio sin mencionar que tienen muchos hijos nacidos en los países en los que ahora radican qué, indudablemente tienen una incuestionable ascendencia con el sabor de nuestra tierra. En diferentes tiempos estos compatriotas se fueron a Estados Unidos, a Costa Rica, Honduras, España, o cualquier otro país y aunque no tengo la menor idea de cuantos realmente puedan ser, sí puedo decir que hay una minoría de indeseables que quieren hablar en representación de ellos.

Quiero decirlo muy claramente hubo aquí individuos que nacieron equivocadamente. Son esos que fueron desnacionalizados,  expulsados como agentes extranjeros, sentenciados con condenas firmes por terrorismo y traición a la patria donde hubo sacerdotes que bendijeron asesinatos; empresarios que quebraron la economía; dizque estudiantes que destruyeron universidades; campesino que no saben lo que es la tierra; defensores de los derechos humanos que estimulaban la tortura; politiqueros que creyeron que el medio para alcanzar el poder era el golpe de estado; tapudos que nunca serán periodistas pero sí mercenarios y así toda una concentración de víboras que no alcanzan el número de 600 o 700 miserias humanas que hacen cualquier cosa para pintar a Nicaragua como una nación en guerra solo para evitar que la inmensa mayoría de los compatriotas que radican fuera de nuestro terruño tengan la peor referencia de lo que en realidad somos porque para las pichurrias, para esas desgracias, no es conveniente que fuera de nuestras fronteras se sepa que aquí tenemos una patria en paz, estable y en orden.

La mayoría de los nicaragüenses, que digo mayoría, la casi totalidad de los que viven fuera, son gentes que se toma el trabajo como su digno laurel, son personas que valoran su tiempo, que asumen que su destino lo construyen ellos y que no necesitan creer en los cuentos apocalípticos de quienes no tienen la menor autoridad moral para imponer que sus mentiras van hacer más grandes que nuestras verdades.

¿Cuál es el problema y la desesperación de cada una de esas miserias humanas?

Que no se hacen oír, qué no son tomados en cuenta, que los ven como tristes payasos, que los identifican como vividores y negociantes de la fatalidad, que se les identifica con un perfil de estafadores profesionales, que son invivibles, pleitistas, egoístas y que no tienen ningún otro objetivo que no sea andar echando su propia cuita sobre gente que quiere vivir en la más absoluta limpieza y que siente una profunda vergüenza cuando por la delincuencia de cualquier pichurria de estas se mancille la honradez y honorabilidad de todo nicaragüense de bien por el mundo.

Ven ustedes a cada una de esas miserias humanas cuando por justificar los pocos dólares que ahora reciben del Tío Sam se les ocurre hacer el ridículo diciendo que se están manifestando por “x o y” razón contra lo que aquí denominan como la “dictadura”, los que aparecen en escena son cuatro gatos, cuatro pinches gatos que son los mismos que se repiten en Miami o San José y lo peor es que son tan faltos de cabeza que se les ocurre tomar fotos de la locura que convocan y a la que nadie asiste y cuando estando ellos sobre la acera pasa un vehículo donde va otro nicaragüense lo que les pasan gritando es que vayan a trabajar y que dejen de joder.

Estas pocas cosas quisieran que el nicaragüense honrado y de bien, miserablemente, también se sumara a pedir sanciones contra nuestro país, que no mandaran remesas a sus familias en Nicaragua o que simplemente no vinieran a disfrutar de la paz que vivimos los que estamos dentro y que nada que ver con el infierno de cada uno de esos traidores que consumaran el resto de sus días lamentando la sangre que derramaron por alcanzar un poder que jamás tendrán.

Todos los días cienes de nicaragüenses llegan procedentes de cualquier parte del mundo, por aire o por tierra, a nuestro país. Muchos con frecuencia y recurrencia, otros inciertos por las mentiras que desde afuera se dicen de nosotros, pero hay un factor común, el que viene por negocio, el que viene a visitar a su familia o el que viene en plan de turismo para reconectarse con la patria de sus padres, no se quiere volver a ir porque aquel que antes conoció a Nicaragua la redescubre con cosas nuevas e impactantes y el que nunca estuvo se da cuenta que esta es una tierra mágica que atrapa.

Amigos el nicaragüense es noble e inteligente, a nosotros no nos pueden contar cuentos Panchomadrilezcos. Este país que seguimos construyendo y que vive en permanente inauguración es la comidilla de aquellos extranjeros tambien a los que les recomendaron no visitarnos porque aquí nos los comíamos y cuando realizan es que el tiempo se les fue, pero dejando la promesa de que regresaran porque tuvieron contacto con la nobleza de un pueblo que nada tiene que ver con las desgracias de las miserias humanas.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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