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  • 16 enero, 2023

América Latina y el Caribe, Análisis del año 2022


Por Roger D. Harris

Desafíos para una Marea Rosa que se Alza sobre una Volátil Hegemonía Estadounidense

[Roger D.  Harris es miembro de una organización de derechos humanos establecido hace 38 años, Task Force on the Americas, y El FreeAlexSaab Campaign.]

El año 2023 marca el 200 aniversario de la Doctrina Monroe. Este decreto imperial arroga a Estados Unidos la autoridad unilateral para intervenir en los asuntos de los Estados soberanos en el Hemisferio Occidental y excluir a cualquier otra potencia de entrometerse en lo que Washington considera su patio trasero. Dos siglos después, la doctrina enfrenta un futuro frágil.

Entrando a este nuevo año, el modelo neoliberal de desarrollo regional ha sido desacreditado en América Latina y el Caribe; el modelo socialista está sitiado y el modelo socialdemócrata está encontrando condiciones desfavorables.

Paradójicamente, los mismos problemas contra los que protestaron los movimientos progresistas y que los llevó al poder, ahora deben ser resueltos por ellos en una época de crecientes dificultades económicas. La observación de Antonio Gramsci allá por 1930 caracteriza acertadamente el estado actual: “La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer; en este interregno aparecen una gran variedad de síntomas morbosos.”

Volátil Hegemonía Estadounidense

En junio pasado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emitió su convocatoria imperial para una “cumbre de la democracia” hemisférica en Los Ángeles, pero no invitó a Nicaragua, Venezuela y Cuba. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, conocido por las siglas AMLO, lamentó que no todos los países de Nuestra América hayan sido invitados. Luego lideró un boicot al evento, causando un penoso desaire al autoproclamado líder mundial de la democracia.

No obstante, la principal superpotencia, lejos de atrincherarse, se ha empecinado en extender su poder imperial a todo el planeta. Con un dominio militar abrumador, un presupuesto de guerra mayor a la suma de los siguientes nueve contendientes, Estados Unidos se ha adjudicado agresivamente un “espectro de dominio” sobre todo el mundo.

Desde su postura anterior de imponer una “Pax Americana” bajo la premisa de que un ordenamiento mundial estable es bueno para el capitalismo, Estados Unidos se ha convertido en el principal provocador de condiciones caóticas, notoriamente instigando una confrontación con Rusia, que podría escalar a una guerra nuclear.

Y con un dominio financiero abrumador, el poder imperial ha impuesto sanciones a una tercera parte de la humanidad, exponiendo la economía mundial a una creciente amenaza de recesión. Como reacción, propuestas de alternativas al dólar estadounidense están circulando. Pero, paradójicamente, en las últimas dos décadas el ‘billete verde” está más fuerte que nunca, porque proporciona lo que se percibe como el refugio más seguro frente a la misma precariedad económica internacional precipitada por Estados Unidos.

Marea Rosa Arremete

A partir de 2018, los regímenes neoliberales en todas las principales economías de América Latina fueron derrotados en las urnas. En julio de 2018, AMLO puso fin a más de 36 años de gobierno neoliberal en México. En Argentina, Alberto Fernández reemplazó a Mauricio Macri en octubre de 2019. Luis Arce retomó Bolivia en octubre de 2020 después de que un Golpe de Estado derrocara al izquierdista Evo Morales un año antes. En Perú, Pedro Castillo, un maestro de escuela rural del izquierdista Partido Perú Libre, asumió la presidencia en junio de 2021. El exlíder de la protesta estudiantil, Gabriel Boric, obtuvo la victoria en Chile en diciembre de 2021.

En junio, Gustavo Petro se convirtió en el primer presidente de tendencia izquierdista en la historia de Colombia y desafiando a Estados Unidos, la nueva administración restableció relaciones amistosas con la vecina Venezuela.

En octubre pasado la espectacular remontada de Inácio Lula da Silva en Brasil sobre Jair “Trump del Trópico” Bolsonaro fue de trascendencia internacional. Brasil es la primera economía de la región y la octava del mundo. Lula, como se le llama cariñosamente, pasó de ser un presidente popular de 2003 a 2010, a no participar en la contienda presidencial de 2018 por estar en prisión víctima de la “guerra legal” respaldada por Estados Unidos, para volver a ganar la presidencia en las elecciones del año pasado.

Entre los países más pequeños, Xiomara Castro se convirtió hace un año en la primera mujer presidenta de Honduras. Este fue un triunfo particularmente dulce para la izquierda, ya que su esposo Manuel Zelaya había sido depuesto en un Golpe respaldado por Estados Unidos en 2009.

Otros acontecimientos de la izquierda incluyeron un exitoso referéndum para un nuevo código progresista de la familia en Cuba, que legaliza los matrimonios entre personas del mismo sexo. En Nicaragua, que se está recuperando de un fallido intento de Golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en 2018, el partido Sandinista de izquierda arrasó en las elecciones municipales de noviembre pasado.

Un líder de la iniciativa de izquierda, Venezuela, ha estado disfrutando de un resurgimiento. Hace un año, en noviembre pasado, el gobernante Partido Socialista (PSUV) arrasó en las elecciones regionales y legislativas. La economía, que había sido socavada por las sanciones de “máxima presión” impuestas por Estados Unidos, ha mostrado signos de recuperación con la hiperinflación bajo control y la producción de petróleo recuperándose lentamente.

El gobierno ficticio de Juan Guaidó, el llamado “presidente interino” de Venezuela, designado por Donald Trump en 2019 fue disuelto el pasado 6 de enero por su propia legislatura de derecha fantoche, aunque Biden todavía rehúsa reconocer al democráticamente electo Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela.

Multilateralismo

Toda la región se inclina hacia una mayor independencia del “Coloso del Norte” y hacia su corolario: una mayor integración regional. Los organismos colectivos, que excluyen a Estados Unidos y su vasallo Canadá, están siendo reactivados. UNASUR, CELAC, MERCOSUR y ALBA se remontan a la anterior Marea Rosa liderada por Hugo Chávez de Venezuela. La visión de patria grande, el proyecto de unidad latinoamericana está vivo.
Significativamente, China se ha convertido en el segundo socio comercial más grande de la región, con más de veinte Estados que se unen a la Iniciativa Franja y Ruta de Seda de Beijing. Esto proporciona un sustituto a la dependencia monopolar del comercio con el Tío Sam. Rusia también ha estado contraponiéndose a la cortina del dólar. Brasil ya está en la alianza BRICS con Rusia, India, China y Sudáfrica. Argentina está programada para unirse a un BRICS+ ampliado.

China, Rusia y el recién llegado Irán han aportado nuevas alternativas. Han sido un recurso vital para los Estados explícitamente socialistas de Nicaragua, Cuba y Venezuela, que se encuentran en la mira del imperialismo.

Rebelión Contra el Modelo Neoliberal

“El neoliberalismo nació en Chile y aquí morirá”, fue la consigna de las manifestaciones multitudinarias de 2019-2020 en Chile. Este fue también el sentimiento animador de toda la Marea Rosa actual, que es una reacción de rechazo al desacreditado modelo neoliberal.

Este rechazo al modelo neoliberal también ha generado manifestaciones en sectores no progresistas con el auge del populismo de derecha, personificado por Bolsonaro en Brasil. Estos políticos aprovechan de manera oportunista el repudio del neoliberalismo, al asociar a sus oponentes más liberales con los fracasos de este modelo.

Bolsonaro huyó de Brasil 48 horas antes de que terminara su mandato el 1 de enero, presumiblemente para evitar ser arrestado por múltiples delitos una vez que perdiera la inmunidad presidencial. Había señalado que el proceso electoral fue fraudulento, instigando protestas de sus seguidores. El 8 de enero, miles de manifestantes asaltaron y ocuparon temporalmente la capital brasileña.

Haití es el más notorio ejemplo del fracaso del modelo neoliberal y continúa sin un presidente electo. Ariel Henry, el actual titular del cargo, sencillamente fue instalado por el Core Group integrado por Estados Unidos, Canadá y otras potencias externas después de que su predecesor, también no electo, Jovenel Moïse, fuera asesinado en julio de 2021. El parlamento haitiano no se reúne; la mayoría de los servicios gubernamentales no funcionan; los grupos armados rivales controlan grandes franjas del territorio nacional y el Cólera ha vuelto a estallar. Hoy, la sociedad civil haitiana se ha levantado y lo único que Estados Unidos propone es el regreso de una fuerza militar multinacional.

Alternativa Socialista Bajo Asedio

El actual surgimiento de la Marea Rosa es resultado de una “batalla en las urnas” centrada en la arena electoral. No produjo nuevas revoluciones socialistas, y ninguna está en el horizonte. Por el contrario, los Estados socialistas de Cuba, Nicaragua y Venezuela están bajo un fuerte asedio, luchando por sobrevivir.

Estos Estados han tenido que recortar algunos de sus programas sociales, obligados por la necesidad económica de introducir formas claramente neoliberales como las zonas de “libre comercio”. Cabe señalar, de los tres países con gobiernos explícitamente socialistas, sólo Cuba tiene una economía socialista donde hay planificación central y donde los sectores económicos claves están controlados por el Estado.

Si bien la hegemonía estadounidense puede estar sobre una base cada vez más frágil, no existe una fuerza contrahegemónica en el escenario geopolítico mundial actual, comparable al de la antigua Unión Soviética y el papel que desempeñó fomentando una alternativa socialista. La realidad actual es que todos los Estados tienen que desenvolverse en una economía internacional donde el dólar estadounidense es supremo.

Los efectos debilitadores de los bloqueos impuestos por Estados Unidos y sus aliados, se han visto amplificados por el impacto de la pandemia del COVID, seguido por huracanes letales, lluvias e inundaciones en octubre pasado. Como resultado, los tres países socialistas experimentaron una alta migración sin precedentes el año pasado.

La política migratoria de Estados Unidos está cínicamente diseñada para exacerbar la situación. La administración Biden ha ofrecido amnistías políticas confusas y contradictorias que desorientan a los migrantes venezolanos y nicaragüenses.

En el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua, la atracción de oportunidades económicas impulsa a las personas a emigrar debido al impacto de las sanciones sobre las condiciones en el hogar. Estos migrantes se diferencian de los del Triángulo Norte que huyen de la violencia de las pandillas, la extorsión, el feminicidio y el ambiente de impunidad criminal general que existe en esos países.

Límites y Vulnerabilidades del Modelo Socialdemócrata

En comparación con su tolerancia cero hacia los Estados nominalmente socialistas, la cooptación y la subversión son las estrategias de Washington para las socialdemocracias de la región.

En la anterior ola de Marea Rosa alrededor de 2008, arreglos incómodos entre clases permitieron reducciones dramáticas en la pobreza. Tanto los sectores pobres como los más privilegiados les fue bien, porque la gran demanda de productos primarios básicos levantó todos los barcos.

Estos Estados ahora enfrentan un ambiente de recesión económica internacional muy incierta. Las bajas tasas de interés de la década anterior y luego la necesidad de atender gastos de emergencia durante la crisis de COVID, alentaron la acumulación de grandes endeudamientos. Estas deudas ahora deben pagarse en dólares más costosos en estos tiempos inflacionarios a nivel mundial. La fuga de capitales hacia los bancos de Occidente se está acelerando. En tales condiciones, cumplir con los programas sociales es más problemático.

El dominio occidental y particularmente estadounidense del orden financiero mundial, limita considerablemente las posibilidades de que los nuevos gobiernos de la Marea Rosa desarrollen sus economías con éxito. Un casi monopolio del 96% del comercio de la región sigue denominado en dólares estadounidenses.

Contracorrientes

Como implica la metáfora de la Marea Rosa, la gran lucha de clases va y viene. El presidente Arce de Bolivia sobrevivió un intento de Golpe de Estado derechista en octubre y continúan los disturbios en el bastión derechista de Santa Cruz. Luego, a finales de año, el proyecto progresista sufrió retrocesos consecutivos en Argentina y Perú.

La actual vicepresidenta y anterior presidenta (2003-2007) de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), se perfilaba como la principal contendiente de la izquierda para las elecciones de 2023, pero el 6 de diciembre fue sentenciada a seis años de prisión por corrupción y se le prohíbe postularse a un cargo electoral.

Aunque CFK está apelando lo que se considera un montaje de “guerra jurídica”, la derecha anticipa un regreso al poder en las próximas elecciones. Una enorme carga de deuda y altas tasas de inflación, incurridas por la anterior administración derechista, fueron heredadas por el actual gobierno Peronista de izquierda.

Se le atribuye a la ex agente de la CIA y actual Embajadora de Estados Unidos en Perú, Lisa Kenna, haber dado luz verde al golpe parlamentario en Perú. El presidente electo del país, Pedro Castillo, se encuentra ahora preso. Las violentas fuerzas de seguridad del Estado han matado a unas 50 personas. Las manifestaciones populares exigen de diversas maneras la liberación de Castillo, la disolución del Congreso, la renuncia de la presidenta golpista, elecciones anticipadas y una asamblea constituyente.

La Profecía de Bolívar

Biden ha continuado con las políticas de Trump hacia América Latina y el Caribe con algunas variaciones cosméticas.

Un síntoma del consenso bipartidista de Washington es el llamado Proyecto de Ley BOLÍVAR, aprobada por unanimidad en el Senado de Estados Unidos el 16 de diciembre que endurece las sanciones contra Venezuela. Este proyecto de ley estadounidense expresamente lleva el nombre de Simón Bolívar, el venerado líder de la lucha contra el colonialismo y propulsor de la integración regional en América del Sur.

Que los imperialistas abusaran del nombre de Bolívar se puede entender mejor en el contexto de su profética observación en 1829: “Estados Unidos parece destinado por providencia en plagar a América con miseria en nombre de la libertad”.


VERSIÓN EN INGLÉS

Published by the Nicaragua Network, a project of Alliance for Global Justice!
NicaNotes: Latin America and Caribbean, Year 2022 in Review – Challenges for a Pink Tide Surging Over a Volatile US Hegemony

Por Roger D. Harris

2023 marks the 200el anniversary of the Monroe Doctrine. This imperial fiat arrogates to the US the unilateral authority to intervene in the affairs of sovereign states in the Western Hemisphere and to exclude any other power from meddling in what is viewed as Washington’s backyard. Two centuries later, the doctrine faces a fragile future.

Going into the new year, the neoliberal model for regional development has been discredited in Latin America and the Caribbean; the socialist model is under siege, and the social-democratic model is encountering unfavorable conditions.

Paradoxically, the very problems that the progressive movements protested against and which brought them into power now have become theirs to solve in a time of mounting economic distress. Antonio Gramsci’s observation back in 1930 aptly characterizes the current state: “The crisis consists precisely in the fact that the old is dying and the new cannot be born; in this interregnum a great variety of morbid symptoms appear.”

Volatile US hegemony

Last June, US President Joe Biden issued his imperial summons for a hemispheric “democracy summit” in Los Angeles but did not invite Nicaragua, Venezuela, and Cuba. Mexican President Andrés Manuel López Obrador, known by the acronym AMLO, took umbrage that not all of the countries of Our Americas had been invited. He then led a boycott of the event, causing a major embarrassment to the self-proclaimed world leader of democracy.

Regardless, the principal superpower, far from retrenching, has been intent in extending its imperial fiat to the whole planet. With overwhelming military dominance – a war budget larger than the next nine contenders – the US has aggressively asserted “full spectrum dominance” over the entire world.
From a previous stance of enforcing a “Pax Americana” on the premise that a stable world order is good for capitalism, the US has become the leading provocateur of chaotic conditions, most notably provoking a confrontation with Russia, which could escalate to nuclear war.

And with overwhelming financial dominance, the imperial power has imposed sanctions on a third of humanity, throwing the world economy into a gathering recession. In reaction, proposals for alternatives to the US dollar are being circulated. But paradoxically, the greenback is stronger than ever in the last two decades, because it provides what is perceived as the most secure shelter from the international economic precariousness itself precipitated by the US.
Pink Tide Surges

Starting in 2018, neoliberal regimes in all the major economies in Latin America have been defeated at the ballot box. AMLO ended over 36 years of neoliberal rule in Mexico in July 2018. In Argentina, Alberto Fernández replaced Mauricio Macri in October 2019. Luis Arce retook Bolivia in October 2020 after a coup had overthrown leftist Evo Morales a year before. In Peru, Pedro Castillo, a rural school teacher from the leftist Perú Libre Party, became president in June 2021. Former student protest leader, Gabriel Boric was victorious in Chile in December 2021.

Gustavo Petro became the first left-leaning president ever in Colombian history in June. In defiance of the US, the new administration has reestablished friendly relations with neighboring Venezuela.

The spectacular comeback of Inácio Lula da Silva in Brazil over Jair “Trump of the Tropics” Bolsonaro last October was of international significance. Brazil is the leading economy in the region and eighth in the world. Lula, as he is affectionately called, went from being a popular president from 2003 to 2010, to sitting out the 2018 presidential contest in prison as a victim of US-backed “lawfare,” to again winning the presidency.

Among the smaller countries, Xiomara Castro became the first female president of Honduras a year ago. This was an especially sweet triumph for the left as her husband Manuel Zelaya had been deposed in a US-backed coup in 2009.

Other developments on the left included a successful referendum for a new progressive family code in Cuba, legalizing same-sex marriages. In Nicaragua, which was recovering from an unsuccessful US-backed coup in 2018, the left Sandinista party swept the municipal elections last November.

A leader of the left initiative, Venezuela has been enjoying a resurgence. A year ago last November, the ruling socialist party (PSUV) swept the regional and legislative elections. The economy, which had been tanked by US-imposed “maximum pressure” sanctions, has shown signs of recovery with hyperinflation under control and oil production slowly recuperating.

Juan Guaidó, Venezuela’s so-called “interim president,” was anointed by Donald Trump in 2019. But by January 6, his own rightwing shadow legislature voted to disband his fictious government, although Biden still refuses to recognize the democratically elected Nicolás Maduro as the legitimate president of Venezuela.

Multilateralism

The entire region is tilting toward more independence from the “Colossus of the North” and toward its corollary, greater regional integration. Collective bodies, which exclude the US and its vassal Canada, are being revived. UNASUR, CELAC, MERCOSUR, y ALBA date back from to previous Pink Tide led by Venezuela’s Hugo Chávez. The vision of patria grande, the project of Latin American unity, is alive.

Significantly, China has emerged as the region’s second largest trading partner, with over twenty states in the region joining Beijing’s Belt and Road Initiative. This provides a substitute to monopolar dependence on commerce with Uncle Sam. Russia, too, has been pushing under the greenback curtain. Brazil is already in the BRICS alliance with Russia, India, China, and South Africa. Argentina is slated to join an expanded BRICS+.

China, Russia, and newcomer Iran have more than provided an alternative. They have been a vital lifeline for the explicitly socialist states of Nicaragua, Cuba, and Venezuela, which are in the crosshairs of imperialism.

Revolt against the neoliberal model

“Neoliberalism was born in Chile and here it will die” was the slogan of the massive demonstrations of 2019-2020 in Chile. This was also the animating sentiment of the entire current Pink Tide, which was a reaction to and rejection of the discredited neoliberal model for development.

The rejection of the neoliberalism model has also spawned more decidedly non-progressive manifestations with the rise of right populism, epitomized by Bolsonaro in Brazil. Such politicians opportunistically capitalize on the revulsion against neoliberalism by associating its failures with their more liberal opponents.

Bolsonaro fled Brazil 48 hours before his term was up on January 1, presumably to avoid arrest for multiple wrong-doings once he lost presidential immunity. He had claimed the electoral process was fraudulent, instigating large protests by his followers. On January 8, thousands of his supporters temporarily stormed and occupied the Brazilian capitol.

The poster child for the failure of the neoliberal model is Haiti. Haiti has been without an elected president. Ariel Henry, the current officeholder, was simply installed by the Core Group of the US, Canada, and other outside powers after his also unelected predecessor, Jovenel Moïse, was assassinated in July 2021. The Haitian parliament doesn’t meet; most government services are non-functional; rival armed groups control major swarths of the national territory, and cholera has again broken out. Today, Haitian civil society has risen up, and all the US can propose is a return of a multi-national military force.

Socialist alternative under siege

The current surge of the Pink Tide was a “battle at the ballot box” focused on the electoral arena. It did not produce any new socialist revolutions, and none are on the horizon. On the contrary, the socialist states of Cuba, Nicaragua, and Venezuela are under heavy siege, struggling for survival.

These states have had to retrench some of their social programs, forced by economic necessity to introduce clearly neoliberal forms such as “free-trade” zones. Of the three countries with explicitly socialist governments, it should be noted, only Cuba has a socialist economy where there is central planning and where key economic units are state-controlled.

While US hegemony may be on an increasingly fragile footing, there is no counter-hegemonic force in the current world geopolitical arena comparable to the former Soviet Union and the role that it played in fostering a socialist alternative. The current reality is that all states have to engage in an international economy where the US dollar is supreme.

The debilitating effects of the blockades imposed by the US and its allies have been further amplified by the impact of the Covid pandemic and then followed by lethal hurricanes, rains, and flooding last October. As a result, all three socialist countries have experienced unprecedentedly high out migration this last year.

US immigration policy is cynically designed to exacerbate the situation. The Biden administration has dangled inconsistent political amnesties jerking Venezuelan and Nicaraguan immigrants around.

With Cuba, Venezuela, and Nicaragua, the pull of economic opportunities drives people to leave in the face of sanctions-impacted conditions at home. These migrants differ from those from the Northern Triangle, who are also fleeing from the push of gang violence, extortion, femicide, and the ambiance of general criminal impunity.

Limits and liabilities of the social democratic model
Compared to its zero-tolerance of the nominally socialist states, cooption and subversion are Washington’s strategies for the regional social democracies.

In the previous Pink Tide wave around 2008, uneasy inter-class arrangements allowed dramatic decreases in poverty. The poor and the more privileged sectors did well because a booming international commodities tide raised all ships.

These states now face a much-changed international economic recessionary climate. Low interest rates the previous decade and then the need for emergency spending during the Covid crisis encouraged the accumulation of high debt obligations. Debts now must be paid back in more costly dollars in these globally inflationary times. Capital flight to western banks is accelerating. Under such conditions, fulfillment of social programs is more problematic.

Western and particularly US domination of the world financial order considerably limits the possibilities for the new Pink Tide administrations to develop their economies successfully. A near monopoly of 96% of the region’s trade continues to be denominated in US dollars.

Countercurrents

As the metaphor of the Pink Tide implies, the grand class struggle ebbs and flows. President Arce of Bolivia survived a rightwing coup attempt in October and unrest in the rightwing stronghold state of Santa Cruz continues. Then by yearend, the progressive project suffered back-to-back reversals in Argentina and Peru.

Current vice-president and former president (2003-2007) of Argentina, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), was the leading contender on the left for the 2023 elections. But on December 6, she was sentenced to six years in prison for corruption and barred from running for office.

Although CFK is appealing what is considered a “lawfare” frameup, the right is anticipating a comeback in the upcoming election. A huge debt burden and high inflation rates, incurred by the previous rightwing administration, were inherited by the current left Peronist government.

Former CIA operative and current US ambassador to Peru, Lisa Kenna, is widely credited with greenlighting a parliamentary coup in Peru. The elected president of that country, Pedro Castillo, is now imprisoned. Violent state security forces have killed some 50 people. Popular demonstrations are variously demanding release of Castillo, dissolution of congress, resignation of the coup president, early elections, and a constituent assembly.

Bolívar’s prophecy

Biden has continued Trump’s policies for Latin America and the Caribbean with only a few cosmetic variations.

Symptomatic of the bipartisan Washington consensus was the so-called BOLIVAR Act tightening sanctions on Venezuela, which passed the US Senate by unanimous vote on December 16. The US legislation was pointedly named after Simón Bolívar, the revered leader of the struggle against colonialism and for regional integration in South America.

That the imperialists abused the name of Bolívar can best be understood in the context of his prescient observation in 1829: “The United States seems destined by providence to plague America with misery in the name of liberty.”

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