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  • 30 junio, 2021

Apuntes respetuosos para la información
del hermano presidente AMLO


Jorge Capelán y Stephen Sefton

En estos tiempos de ascenso de las luchas populares en América Latina, no dejan de causarnos dolor algunas actuaciones a contrapelo de la historia de parte de compañeros que deberían conocer mejor la realidad de nuestros países.

En estos días, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador llamó al Gobierno de Nicaragua a liberar a un grupo de oligarcas y operadores políticos investigados por graves delitos de traición a la patria, terrorismo, fraude y corrupción. Según el presidente mexicano, el Gobierno sandinista actúa por la fuerza y no por el derecho y además estaría negándole al pueblo nicaragüense la posibilidad de decidir libre y democráticamente en nuestras elecciones el próximo 7 de noviembre.

Todo eso lo dijo a la vez que aseguró que “la política exterior de México prohíbe la intervención en asuntos de otros países” pero que en materia de derechos humanos “sí podemos opinar de manera muy respetuosa”. Por cortesía pedimos disculpas por la comparación, pero para encontrar una “respetuosidad” similar de parte de funcionarios mexicanos, tendríamos que ir hasta los tristes días del canciller Jorge Castañeda cuando “con todo respeto” le espetó al Comandante Fidel “te comes el cabrito y te vas” del almuerzo de Jefes de Estado de la Cumbre Monterrey para no molestar a George W. Bush, el César imperial de aquel entonces. AMLO no es para nada un Vicente Fox, pero vaya cómo se le parece su gesto de esta semana hacia Nicaragua…

Las declaraciones de AMLO son desafortunadas en muchos niveles, tanto éticos como políticos.

A nivel ético, porque, según sus propias palabras, las cuales seguramente él imaginaba respetuosas, el mandatario mexicano se hace eco de una campaña de mentiras en grado militar contra la Nicaragua sandinista, una revolución muy querida en México, a la que lo unen lazos de sangre derramada en el combate, simbolizados por la presencia de los nietos de Sandino, Pancho Villa y Emiliano Zapata en la plaza el 19 de julio, llena del verdadero pueblo sandinista, el que tiene por líderes al Comandante Daniel y a la Compañera Rosario.

Entre los aliados de AMLO tenemos excelentes amigos, así como entre los miembros de su formación política, y vemos con gran simpatía y solidaridad la lucha de AMLO por rescatar la traicionada Gran Revolución Mexicana a la que tanto le debe el pueblo de Nicaragua.

Desde las trincheras de la Revolución Sandinista, que no ha sido ni derrotada ni traicionada, primera revolución armada en tierra firme de América Latina, primera revolución armada en el mundo que pierde el poder en las urnas y lo recupera en las urnas, una revolución que ha sido la condición necesaria para que exista la democracia en Nicaragua, le podemos asegurar a Andrés Manuel López Obrador que si el proyecto golpista en curso contra su Gobierno –que Dios jamás lo permita– llegase a tener éxito, en Nicaragua se le brindará toda la solidaridad y el apoyo, tal y como lo hemos hecho con los perseguidos por todas y cada una de las dictaduras impuestas por los Estados Unidos “en nombre de la democracia” en América Latina.

Lo que hay en Nicaragua no es un gobierno acorralado metiendo presos a opositores por miedo a perder unas elecciones. Lo que hay en Nicaragua es un Estado de Derecho que investiga en estricta conformidad con la Constitución, las leyes vigentes y el Código Penal, a una red de ciudadanos que llevan años de conspirar contra la democracia, quienes organizaron en 2018 un golpe de Estado con financiamiento externo, perdieron, y desde entonces a esta parte han seguido abiertamente conspirando contra la democracia sin el menor apoyo popular. Ningún estado democrático puede tolerar una situación de ese tipo sin socavar las bases de ese mismo Estado, porque violenta y daña un genuino consenso democrático apoyado por la inmensa mayoría de la población.

Esta gente en tres años no ha sido capaz de organizar ni siquiera una kermesse. ¿Por qué? ¿Por la “represión del régimen”? No. Sencillamente porque no tienen pueblo, ni siquiera la gran mayoría de las personas que son ideológicamente de derecha quieren saber de esos golpistas. ¿A quién se le ocurre que un pueblo como el nicaragüense se va a tragar mansamente a un gobierno que considera ilegítimo? Ni Duque en Colombia ni Piñera en Chile con toda la orgía represiva que desataron contra el pueblo fueron capaces de meter a la gente en sus casas, a pesar de que tanto Colombia como Chile invierten y reciben sumas astronómicas en sus dispositivos represivos. Cualquiera que visite los distintos países de Centroamérica se dará cuenta al instante de que la Policía nicaragüense es la menos represiva del istmo.

¿Quiénes son esos personajes investigados por los que la dictadura mediática occidental derrama tantas lágrimas de cocodrilo? Veamos: Los gerentes de los dos bancos más grandes del país; algunos miembros de la familia Chamorro, que es como decir la familia de la oligarquía en Nicaragua, con varios presidentes, generales y ministros vendepatrias en su haber, y con el virtual monopolio de la prensa pro yanqui de Nicaragua; un ex ministro de educación que lo primero que hizo cuando asumió su puesto durante el neoliberalismo fue quemar todas las cartillas de la Cruzada de la Alfabetización de los años 80; la esposa del corrupto expresidente Arnoldo Alemán; unos cuantos operadores a sueldo de la USAID y otros tantos ex sandinistas traidores, también a sueldo de la USAID o de las distintas embajadas de los países de la OTAN.

Esta gente está siendo investigada porque estuvieron públicamente pidiendo medidas coercitivas contra la economía de Nicaragua, por haber conspirado por cometer actos terroristas, y por establecer una estructura fraudulenta de ONG sin fines de lucro para el multimillonario lavado de dinero con los fondos enviados desde el exterior, los cuales constituyeron una intervención política en el país para provocar una catastrófica desestabilización.

Algunos de estos sujetos estuvieron en la cárcel tras el derrotado intento de golpe de 2018 y posteriormente fueron indultados por medio de una Ley de Amnistía que establece el “principio de no repetición” según el cual en caso de reincidencia se volverían a ser juzgados por los mismos delitos. En estos tres años esta gente ha tenido amnistía e intentos de diálogo que no han llevado a ninguna parte. Durante todo este tiempo han seguido como robots, repitiendo la cantinela golpista de la “insurrección contra el régimen” y pidiendo sanciones indiscriminadas que afectan no solamente al gobierno sino a toda la población.

Se supone que ya quisieran muchos mexicanos hacer semejante “cosecha” de oligarcas y fascistas en su país. Es algo altamente recomendable y muy bueno para la democracia y los derechos humanos. Y aclaramos: Están siendo investigados, nada más. Varios de ellos están presos preventivamente (la ley contempla una extensión de la prisión preventiva hasta por 90 días) por el obvio peligro de que huyan a los Estados Unidos, como ha pasado anteriormente en muchos de nuestros países, si no pregúntenle, por ejemplo, a nuestros hermanos bolivianos.

Aclaramos que en las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua participan 17 partidos, once nacionales y seis regionales. Participan los siguiente siete partidos de oposición al gobierno: Partido Alianza por la República (APRE), Partido Liberal Independiente (PLI), Partido Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) Partido Camino Cristiano Nicaragüense (CCN), Partido Yapti Tasba Masraka Nanih Asla Takanka -(YATAMA), Alianza Ciudadanos por la Libertad (CxL) y el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) . Quizás dos o tres de las personas investigadas pertenezcan a uno u otro de estos partidos políticos con personería jurídica, y ciertamente no son “precandidatos” en el sentido técnico correcto de ese término, porque ninguno de los partidos legales de la oposición los han seleccionado. Fueron llamados “precandidatos” como una tergiversación más de los medios de la familia Chamorro, principales receptores del injerencista dinero para la desestabilización de la NED y la USAID en Nicaragua y prácticamente la fuente exclusiva de las noticias falsas de la sopa de letras de los medios de comunicación internacionales AP, AFP, CNN, DW, EFE, BBC, DPA, REUTERS, etcétera.

Lo cierto es que esta red golpista por todos los medios posibles trató de manipular a los partidos legalmente existentes para que aceptaran a sus cuadros paracaidistas como candidatos en las elecciones. Pero esa maniobra no les funcionó, sencillamente porque la mayor parte de la clase política de este país vive aquí, en Nicaragua, y no está dispuesta a renunciar a sus derechos simplemente porque lo diga alguien pagado por una embajada extranjera. Es verdad que es una derecha muy oportunista con una  falta total de ideas endógenas, pero entre la mayoría de ellos prima el “principio de la realidad”: Ellos viven en Nicaragua y si quieren hacer algo saben que hay que hacerlo dentro del sistema, no fuera de él.

El golpismo en Nicaragua es un callejón sin salida. En abril de 2018, tras muchos años de preparación en secreto, quisieron lanzar una “revolución de colores” contra el Gobierno sandinista. Utilizaron una serie de ejes que habían logrado implantar en sectores de la sociedad (la manipulación de un incendio en la Reserva de la Biósfera de Indio Maíz, críticas a la Policía, a la Juventud Sandinista, etcétera) y luego utilizaron el tema de la reforma del Seguro Social para dar la impresión de una “revuelta popular” que rápida y deliberadamente se volvió muy violenta. La sopa de letras de las agencias imperiales no dice (lo ocultaron premeditadamente) que el Comandante Daniel llamó a un diálogo apenas un par de días después de las protestas. Y aunque es cierto que inicialmente los golpistas lograron confundir a muchas personas, ellos mismos se encargaron de enseñarle al pueblo cuál era su verdadero “programa”: saquear y destruir el país.  

Los sandinistas también nos movilizamos con grandes manifestaciones de apoyo al Gobierno ya a fines de abril, pero eso tampoco lo cuentan los medios del imperio. No era una revuelta popular contra el Gobierno, lo que se quería montar era una guerra civil. Si el Gobierno sandinista hubiera querido, bien podría haber incendiado Nicaragua. En lugar de eso, a solicitud de los reaccionarios obispos de la traicionera Conferencia Episcopal, mandó a la Policía la orden de acuartelarse y confirmó la orden que desde un inicio se había dado al Ejército de no intervenir. En Nicaragua es impensable que el Ejército se vaya a involucrar en tareas represivas, eso lo intentó el expresidente liberal Enrique Bolaños (qepd) a inicios de este siglo y fracasó rotundamente.

Los golpistas se encargaron del resto con sus tranques: Robaron, violaron, secuestraron, torturaron y además hicieron cerrar a al menos una de cada cuatro empresas en el país. Dañaron la economía dejando en la calle a miles de personas, especialmente de los sectores populares y mujeres jefes de hogar. Así que, muy pronto perdieron el efímero apoyo social que habían ganado inicialmente por medio de su blitzkrieg de mentiras y miedo, pero como seguían recibiendo dinero de la USAID y de muchas embajadas occidentales, hubo que esperar cierto tiempo para lanzar una operación limpieza de los tranques para no tener más víctimas civiles. Eso fue lo que pasó, culminando en la liberación de la población de Masaya el 18 de julio 2018.

El mal llamado “golpe suave” financiado por el imperio y derrotado gracias a la sabia conducción del Comandante Daniel Ortega, resultó ser un seminario de educación política masiva para el pueblo nicaragüense. El pueblo logró entender cuáles eran los intereses nacionales y cuáles no. Para la gran mayoría de la gente aquí en Nicaragua lo que pasó en 2018 fue que se vio mermada la prosperidad que venía experimentando hasta ese momento gracias a las políticas sandinistas. Y una parte hegemónicamente mayoritaria entendió que el garante de su futuro aquí en Nicaragua es el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Ya nadie en este país se traga las fantasías golpistas que aun hoy sigue difundiendo la propaganda imperial en el extranjero. Es verdaderamente desconcertante que nuestro hermano Andrés Manuel López Obrador todavía las repita.

En estos tres años, hicieron todo por destruir la economía de Nicaragua: Pidieron y siguen pidiendo medidas coercitivas contra el país. Hicieron varios intentos de convocar a paros empresariales a los cuales solo obedeció la gran empresa privada y sus trabajadores bajo la coacción. Dañaron la imagen del país en el exterior para desalentar a las inversiones y el turismo. Todo eso han hecho ininterrumpidamente a la vez que siguen empecinados en reeditar el golpe de 2018… Su lema siempre ha sido: “Desgastar las instituciones para derrocar al FSLN”.

La historia de esta estrategia no es nueva, recordemos que el FSLN llegó al poder en 2007 con un gobierno de minoría (aunque el partido era el más fuerte y mejor organizado del país). En 2008 hubo elecciones municipales y, gracias a las políticas impulsadas, el FSLN obtuvo un importante triunfo al demostrar que podía vencer todas las fuerzas de derecha del país aún cuando éstas se habían unido. Desde entonces, con mucho trabajo, mucho compromiso y mucho conocimiento de la realidad de Nicaragua, así como de su contexto internacional, el Frente Sandinista bajo la conducción de Daniel y Rosario ha ido aumentando su base social.

Las cifras de ello están a la vista y las resume extraordinariamente bien el compañero Carlos Fonseca Terán en un reciente artículo. Entonces, desde el año 2008, la consigna de la derecha golpista en cada elección ha sido “si perdimos es porque hubo fraude”. En realidad, su objetivo siempre ha sido el de crear una situación de ingobernabilidad con el apoyo extranjero para hacerse con el poder. En Nicaragua tuvo y sigue teniendo lugar una verdadera revolución, una de las más profundas del Abya Yala. En los años 80s se sentaron las bases de una nación soberana (ejército y policía nacionales y populares, alfabetización, reforma agraria, movimiento popular de masas, fomento del cooperativismo, constitución y democracia, autonomía de la Costa Atlántica…).

Los pilares de ese proceso no pudieron ser destruidos por la mal llamada guerra de “baja intensidad” de Washington, ni por los subsiguientes 17 años de gobiernos neoliberales entre 1990 y 2016. Hoy en día, los sectores populares que en los últimos cuarenta años recibieron u ocuparon tierras, controlan el 80% de las pequeñas y medianas empresas, producen la mayor parte del PIB y controlan el 60% o más del ingreso disponible. Eso es una verdadera revolución. La oligarquía desde hace 40 años se dedica a especular en la bolsa, y cuando, muy tarde, se quiso dar cuenta ya había perdido el control de la economía real del país. Por eso y por mucho más es que nosotros aquí decimos de la derecha golpista: “No pudieron, ni podrán”.

Ya que el presidente AMLO ha expresado “respetuosamente” sus puntos de vista sobre la democracia en Nicaragua. Nosotros nos tomamos la libertad de observar también “respetuosamente” lo siguiente:

  • Las tortillas de maíz que comemos aquí en Nicaragua son producidas en el país, y no son transgénicas.
  • Es más, el 90% de la canasta básica de consumo popular consiste de productos agrícolas nicaragüenses, la inmensa mayoría de ellos cultivados por campesinos e indígenas bajo formas cooperativas y solidarias.
  • Somos un país pobre, pero estamos seguros de que cualquier pobre de México quisiera contar con los hospitales gratuitos que tenemos aquí en Nicaragua, o con los preescolares y escuelas, o con la educación técnica, o con los subsidios al transporte colectivo urbano y a los servicios básicos.
  • En Nicaragua los normalistas no son reprimidos y no tenemos que andar investigando sus desapariciones porque nuestras autoridades garantizan el efectivo imperio de la ley en todo su territorio por medio de la Policía Nacional y el Ejercito, dos instituciones que no son nada más que el pueblo uniformado trabajando de la mano con las comunidades rurales, con las y los productores, con los pueblos indígenas y afrodescendientes y con los pobladores urbanos y la juventud para promover y defender nuestra cultura de paz que la derecha golpista y sus amos extranjeros nos quieren arrebatar.
  • Conjuntamente, e igual de fundamental que la política de seguridad ciudadana, tenemos un programa de educación, incluso universitaria, en el campo, que es la envidia de esta región, y probablemente de la mayoría de los países latinoamericanos. Nuestro sistema de educación técnica es masivo y totalmente gratuito. Bajo este “régimen” “autoritario” los jóvenes tienen un futuro. Por eso es que tan pocos nicaragüenses llegan a México con rumbo a los Estados Unidos.
  • Somos un país pobre, pero que le puede garantizar energía eléctrica a precios asequibles a prácticamente el 100% de su población, la gran mayoría de ella generada de fuentes renovables.
  • Somos un país –igual que México– con mucho machismo, pero al mismo tiempo somos el país que más ha avanzado en todo el mundo en la tarea de cerrar la brecha de género: Líderes mundiales en mujeres ministras, en mujeres en los parlamentos, en mujeres que controlan su economía, en la participación y empoderamiento de las mujeres a todos los niveles.

¿De qué democracia y de qué derechos humanos nos habla el hermano AMLO? Antes de dar lecciones en esos terrenos, podría ser aconsejable asegurarse de avanzar más en su propio programa de Gobierno.

La verdadera realidad de Nicaragua contrasta tremendamente con las cuestionables declaraciones de AMLO esta semana. Sin embargo, hay otros aspectos también que es importante a comentar aparte de los relacionados con la moral, la ideología y la realidad de los hechos.

Nos referimos al sentido geopolítico de las palabras del hermano mandatario mexicano, la cuales consideramos que, “con todo respeto”, carecen de sentido.

No hace falta estudiar mucha geopolítica para entender que para México, un país “tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, que ha sido víctima de un despojo descomunal de su territorio por el imperio yanqui, es fundamental ser fuerte, y estar unido y en paz, y también ejercer una influencia genuinamente respetuosa, democrática y estabilizadora en nuestra región, ya que una Centroamérica próspera, segura, unida, independiente y en paz es clave para que los Estados Unidos Mexicanos puedan enfrentar al imperio, así de simple.

Le recordamos al compañero presidente AMLO que Nicaragua es el país con el territorio más grande de Centroamérica, aunque tenga la más baja densidad de población. Es el país que tiene las llaves de una Centroamérica estable, con justicia social, con desarrollo sostenible, libre del narcotráfico y el crimen organizado, garante de los flujos económicos entre el norte y el sur, y garante también de un eventual flujo de mercancías entre el oriente y el occidente a través del Gran Canal Interoceánico que es un proyecto estratégico para la nación y la región.

¿A santos de qué busca AMLO congraciarse con el indecente Plan Biden para Centroamérica, que no es otra cosa que un intento de mantener la doctrina Monroe en la región buscando la contradictoria meta de destruir a Nicaragua y frenar los flujos migratorios hacia el norte, apoyando a unas élites en las que ni los mismos Estados Unidos confían? México está impulsando su propio plan para Centroamérica que supuestamente sería una alternativa al Plan Biden, pero con su gesto de esta semana, en la práctica apoya un elemento central del plan yanqui, que es su lógica antinicaragüense.

Aparentemente, las autoridades mexicanas piensan resolver los problemas de América Central con US$30 mil millones. Sin embargo, es precisamente el ejemplo de Nicaragua el que demuestra que lo fundamental para generar la estabilidad en la región es la recuperación de una cultura práctica de la paz, genuinos valores morales y espirituales para el bien común y una verdadera democratización económica de nuestros países. Nada de esto tiene que ver con la manipulación desleal del tema de los derechos humanos y la democracia al estilo yanquí y europeo como lo aplican a Julian Assange o a los “gilets jaunes” en Francia o a los que promueven la independencia de Catalunya o en innumerables otros casos más de la hipocresía occidental. Esa mal llamada democracia aquí en Nicaragua nos trajo a William Walker, a Somoza, a la Contra y a los golpistas de abril de 2018.

En fin, le deseamos al hermano presidente Andrés Manuel López Obrador el mejor de los éxitos en su proyecto de construir un México seguro, democrático y solidario, y le reiteramos nuestra solidaridad aún en los momentos más aciagos que pueda enfrentar, pero también le urgimos rectificar su opinión sobre nuestro país. De todas maneras, aquí en Nicaragua no pensamos dar ni un solo pasito atrás.

LEA LA VERSIÓN EN INGLÉS:

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