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  • 13 diciembre, 2019

Detalles del momento: Los Derechos Humanos


Por: Moisés Absalón Pastora

Cada 10 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos. Fue establecido así por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en 1950, para difundir los valores consagrados en la Declaración Universal realizada por ese mismo organismo en 1948.

La declaración de los Derechos Humanos está compuesta por un preámbulo, su proclama, 30 artículos y 51 acápites que han sido desde su implementación un pretendido compromiso de los Estados miembros de las Naciones Unidas con sus principios. Desde entonces la dignidad de millones de personas ha mejorado, y se han sentado las bases de un mundo más justo, aunque aún quede camino por recorrer para que los propósitos que persigue se cumplan plenamente, pero el hecho de que haya perdurado en el tiempo es una prueba inequívoca de la universalidad imperecedera de sus valores eternos sobre la equidad, la justicia, la dignidad humana y el derecho a vivir en paz.

La Declaración nos hace más fuertes a todos y los principios que recoge son tan relevantes en la actualidad como lo fueron en 1948. En tal sentido debemos luchar por nuestros propios derechos y por los del prójimo. En nuestra vida cotidiana, podemos tomar medidas y participar para defender aquellos derechos que nos protegen a todos y así fomentar la unión entre los seres humanos.

En consecuencia han transcurrido desde aquel 10 de diciembre de 1948 setenta y un años de esta proclama que, aunque nos muestra un interés universal sobre el tema, lo cierto es que planetariamente naciones poderosas nos quedan a deber sobre el tema, aunque muchas de ellas hipócritamente, empinándose en paradigmas de libertad, justicia y democracia, se han convertido en los principales violadores de los Derechos Humanos en el mundo cuando a nombre del imperio de su fuerza y de su poder sojuzgan a naciones a las que por imponer sus calenturas políticas lanzan a las partes de esos pueblos a sufrir las consecuencias de la desestabilización que dictan desde todos sus círculos de influencia.

El principio de universalidad de los derechos humanos es la piedra angular del derecho internacional. Dicho principio, ampliamente mencionado tanto en convenios, declaraciones y resoluciones internacionales sobre derechos humanos, dispone que todos los Estados tienen el deber, independientemente de sus sistemas políticos, económicos, sociales y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos, así como sus libertades fundamentales.

Nicaragua que acoge plenamente los derechos humanos, sigue en esa búsqueda, haciendo por sus ciudadanos no un discurso sobre el tema sino un quehacer cotidiano a través de consolidar su paz interna para que los nicaragüenses podamos alcanzar la reconciliación, sobre la que habíamos avanzado hasta el 18 de abril de 2018, hasta que, Estados Unidos, utilizó como mampara criminal de sus fechorías a la Comisión Permanente de los Derechos Humanos, a la Asociación Nicaragüense de los derechos Humanos y al extinto centro Nicaragüense de los Derechos Humanos, para violar en nuestro país los derechos humanos de los nicaragüenses.

Estados Unidos de Norteamérica que se proclama el adalid de las libertades ha navegado sobre océanos de sangre vendiéndose como el rector de los derechos humanos del mundo llevando a cada puerto que toca la tragedia para cada pueblo que dice liberar haciendo de cada organismo que ocupa una cañonera contra la paz de otras naciones.

Aquí en Nicaragua la nación que era aplaudida por el mundo por su voluntad de salir de su inmenso empobrecimiento, que era reconocida por sus libertades, su democracia y por sus niveles de desarrollo, Estados Unidos sin otra razón que no fuera el intervencionismo solicitado por sus lacayos nacionales, entre ellos los falsos activistas de los derechos humanos, nos la volvieron a hacer, financiando toda esa barbarie que violó los derechos humanos de los nicaragüenses a vivir en paz, asesinando a sandinistas, torturando a sandinistas, escupiendo sobre la dignidad del sandinista, quemando las casas de los sandinistas, secuestrando a sandinistas, incendiando instituciones administradas por sandinistas y todo para acabar con la obsesión que le representa el sandinista de Daniel Ortega.

Todas esas organizaciones que hipócritamente aquí dicen defender los derechos humanos leyeron el pasado 10 de diciembre sendos pronunciamientos culpando a las víctimas sandinistas de lo que sus terroristas nos hicieron hace ya más de un año y lo hicieron en la sintonía de lo que les dictó el imperio que, empinado en su característica soberbia, no hace más que amenazar, juzgar y sancionarnos como si alguien le hubiese conferido el papel de policía del mundo.

El tema es que Nicaragua es parte de una lista interminable de pueblos que a nombre de la libertad han visto avasallados sus derechos humanos por la misma mano criminal y partiendo de ahí merecería una especial mención lo que la Casa Blanca le hace al mundo en función de su ofensivo colonialismo imperial. Cuando hablamos de imperialismo, hablamos de la acción de imponer y es lo que viene haciendo Estados Unidos desde que apareció y empezó a crecer en forma de potencia mundial, accediendo a los diferentes rincones del planeta, implantando o sugiriendo modos de vida, para hacer que su imperio, el norteamericano, se expanda.

Por supuesto, ya no lo hace como antaño ni como se actuaba en los siglos pasados, luchando de manera encarnada y tomando un territorio a la fuerza. Estados Unidos no vivió esa época. No tiene tantos años de vida. Pero su imperialismo colonialista, ha estado ocupando terrenos a través de su fuerza militar cuando sale con el cuento de “apoyar o reforzar” la defensa de un país con el fin de invadirlo para formar soldados y ejércitos que salgan a morir para que peleando las guerras que ellos empezaron para beneficiar a la industria armamentista que tienen regada por el mundo.

Partiendo de la rama militar, se han desatado conflictos de tipo bélico por territorios, que han sido invadidos de manera drástica o lentamente. El vicio depredador que tienen por el mundo y sus ganas de conseguir una democracia global hecha a su propia medida, acabó creando ejércitos que se extienden por todos los continentes y con ellos las más grandes violaciones de los derechos humanos contra todos los habitantes de este planeta porque tras cada invasión, tras cada intervención, tras cada agresión lo que quedan son pueblos irremediablemente mal tratados.

Estados Unidos pretende que el mundo le perciba como el campeón de la democracia, como el más respetuoso de los derechos humanos, pero no se circunscribe de ninguna manera y menos que se sujete a la observación que desde el derecho internacional organismos como las Naciones Unidas o como la O.E.A, demandan, pero eso sí nos violan esos derechos y a la vez nos quieren dar cátedra sobre como respetarlos.

Por supuesto que en Nicaragua hay violadores de los derechos humanos y son hipócritas que nos torturan y nos hablan de dignidad humana; matan y nos hablan de vida; Son empresarios que se metieron a políticos para destruir la economía para mandar al desempleo a miles de gentes que este año otra vez no tendrán navidad; Son politiqueros que por pura ser de poder contravienen la voluntad popular cuando tratan de derrocar a través de un golpe contra el estado al gobierno libre y constitucionalmente electo; Son falsos pastores y representantes del clero católico que deberían pensar en formar un partido político ante de escupir desde el púlpito odios al por mayor.

No hay duda que desde una vocación de paz hay quienes sí quieren institucionalizar sobre base sólida los derechos humanos y lo haremos posible a pesar de los intentos de cada descerebrado que no entiende que cuando hablamos de respeto a la constitución, de educación y salud gratuita, de carreteras de primer mundo, de comunicaciones, de caminos de penetración, de la integración del atlántico con el pacífico, de escuelas y hospitales, de viviendas dignas y populares, de parques, instalaciones deportivas, de programas sociales y tantas cosas más que representan respeto a los derechos humanos y que son temas que deberían ser materia obligada de estudio y conocimiento para cada ignorante que no sabe ni cómo se llama.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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